En el siglo XXI hemos asistido a una explosión del fenómeno patrimonial al que se han sumado una pluralidad de actores bajo lógicas glocales. Esta dinámica se ha acompañado de una intensa producción académica desde la disciplina antropológica que ha contribuido, entre otros, a poner el foco en el proceso conflictivo de unos patrimonios construidos socialmente. Referirnos al patrimonio cultural supone admitir que lo que está en disputa, además de un reconocimiento de elementos significativos para un grupo, es sobre todo una definición política de la realidad social (
La respuesta a estas y otras cuestiones se presenta en este libro, fruto de una revisión de la tesis doctoral de Bodí. Esta versión mejorada fue galardonada con el Premio de Investigación Joan Francesc Mira de la
En el primer capítulo, a modo de introducción, Bodí esboza el objeto de estudio: el proceso de patrimonialización de las instalaciones siderometalúrgicas de Puerto de Sagunto, desmanteladas a mediados de los años ochenta del siglo XX, momento en el que comenzó una activación patrimonial que llega hasta la actualidad. La investigación analiza este proceso dialógico de negociación que convirtió unos restos materiales industriales en depositarios de la memoria y la representación colectiva. El estudio se ancla en un fenómeno inconcluso y permeable a los cambios de los paradigmas patrimoniales en las tres últimas décadas. Cabe destacar el pertinente énfasis en la diversidad de actores que participan en la puesta en valor, con sus diferentes capacidades en la toma de decisiones o, dicho de otro modo, con su distinto poder para usar el pasado y definir la realidad del presente.
Para comprender este proceso de patrimonialización, el autor recurre al método etnográfico a partir de un trabajo de campo de dos años en el Puerto de Sagunto. Tras una exhaustiva revisión de fuentes documentales que incluye archivos y hemerotecas, el autor realizó una cincuentena de entrevistas a personas con perfiles muy variados (de la administración pública, movimientos sociales de defensa patrimonial y antiguos trabajadores y trabajadoras, entre otros). La metodología utilizada se nutre con análisis de contenido de prensa, medios de comunicación, declaraciones institucionales e informes sobre patrimonio industrial.
El segundo capítulo incluye una reflexión teórica en la que da cuenta de la genealogía teórica del campo del patrimonio cultural: de la búsqueda de la autenticidad, pasando por la Unesco, la economía de los intangibles, el turismo o la espectacularización de la cultura, hasta llegar al patrimonio industrial. El análisis teórico se centra en la condición política y confrontacional del patrimonio en dos vertientes interrelacionadas. Por un lado, denuncia las instrumentalizaciones del «discurso autorizado» (
El tercer capítulo dedicado al contexto sociohistórico del Puerto de Sagunto nos sitúa en el municipio de Sagunto (Valencia) y, en concreto, en un núcleo urbano portuario nacido a principios del siglo XX al calor de unas instalaciones siderometalúrgicas que han dejado una importante huella en esta población. La complejidad de la representación colectiva de los porteños y las porteñas se elaboró a partir de referentes basados en la cultura del trabajo y el movimiento obrero, sobre todo teniendo en cuenta que estamos ante una industria articulada en una Ciudad-Compañía. Este modelo se caracterizó por el despliegue de todo tipo de infraestructuras para la población creando una trama urbana y humana, parte de la cual es objeto de una patrimonialización que el autor analiza en los siguientes capítulos.
Esta etnografía pone de relieve las múltiples tensiones de una puesta en valor patrimonial anclada en una memoria basada en la articulación capital-trabajo. La perspectiva histórica manejada en el cuarto capítulo permite aportar luz al dinamismo de los agentes en sus posicionamientos: desde el rechazo inicial de antiguos trabajadores y trabajadoras ante la patrimonialización de instalaciones que representaban las difíciles condiciones de trabajo vividas, consideradas ahora monumentos desde instancias públicas políticas, hasta la aparición de una plataforma ciudadana que aglutina diversas asociaciones locales de defensa patrimonial. La mirada histórica da cuenta de la complejidad de un proceso donde múltiples actores disputan su memoria en un marco glocal de tendencia hacia la espectacularización enmarcada en el urbanismo neoliberal: activaciones en función de la capacidad de atracción turística, borrado de memorias incómodas, énfasis en la nostalgia de un pasado idealizado a través del culto a la técnica y la obra material, resignificaciones de antiguos espacios industriales desde concepciones elitistas de la cultura o reapropiación de espacios industriales por grupos de jóvenes. Estas son cuestiones que emergen en una patrimonialización leída también como oportunidad para democratizar algunos espacios industriales que históricamente habían pertenecido a una minoría de dirigentes. Los conflictos, las negociaciones y las contradicciones están servidas ante la dinámica de poner en valor espacios del pasado industrial basados en la segregación por clase social.
El quinto capítulo Bodí profundiza en estas cuestiones, fijando la atención en el entramado discursivo creado por estos actores, en gran medida con el apoyo en las entrevistas realizadas. El mosaico se compone por personal político y técnico de la administración pública, los empresarios locales, el movimiento ciudadano de defensa patrimonial y los antiguos empleados y empleadas de la factoría. Un análisis polifónico que muestra que no todas las voces poseen la misma capacidad para otorgar valor y sentido al patrimonio. El autor muestra la ausencia de mecanismos reales de decisión y participación horizontal, así como la mayor legitimidad de las voces políticas y técnicas en la gestión patrimonial. El resultado viene a desalojar a buena parte de la población de la gestión de su herencia cultural. Sin embargo, el movimiento ciudadano no ha dejado de reivindicar una mayor cuota de poder en las decisiones. En este caso, las movilizaciones vecinales se enmarcan en el horizonte de un asociacionismo valenciano de defensa patrimonial que a lo largo del territorio articula identidades colectivas, protege espacios amenazados y cuestiona políticas locales y autonómicas conservadoras que han activado elementos patrimoniales para extraer un rédito político. En cuanto a los posicionamientos de los antiguos trabajadores y trabajadoras de la factoría, es de destacar el esfuerzo del autor por huir de la homogeneización a la que se han visto abocados en el proceso de puesta en valor. Bodí muestra la diversidad de experiencias y trayectorias laborales en el seno de la antigua siderúrgica y cómo su patrimonialización reproduce el antiguo organigrama empresarial. Es decir, aquellos que estaban en puestos más elevados cuentan con mayor legitimidad en la toma de decisiones patrimoniales que aquellas situadas en los peldaños inferiores.
Este análisis diacrónico y polifónico lleva a Bodí, en el último capítulo de conclusiones, a afirmar que el proceso de patrimonialización durante décadas ha borrado las connotaciones incómodas asociadas a la cultura de trabajo obrero. El resultado es una imposición patrimonial que ha sido interiorizada por buena parte de la población local. Dicho de otro modo, el discurso autorizado del patrimonio ha sido asumido en gran medida por los actores, gracias en parte a un recurso a la nostalgia basado en la idealización del pasado. La memoria colectiva del trabajo ha quedado infrarrepresentada en un patrimonio industrial que, en su puesta en valor, rinde culto a lo material, lo arquitectónico y lo técnico. Unas representaciones donde se desplaza a los obreros y obreras con sus trabajos manuales y sus conflictos de clase social. El resultado, aún por resolver en el futuro, son unos espacios industriales desencarnados donde no tienen cabida las memorias disonantes.
Cabe señalar que esta patrimonialización continúa en nuestros días, renovada aún más si cabe en un contexto actual de candidatura de Sagunto para ser reconocido patrimonio de la Humanidad por la Unesco. En ese expediente en preparación, el patrimonio industrial del Puerto de Sagunto es un elemento significativo y, de hecho, algunas de las cuestiones señaladas por Bodí, han sido puestas encima de la mesa, como el riesgo de instrumentalizar este patrimonio bajo criterios de autenticidad, espectacularización y de atracción turística (
En definitiva, esta investigación pone de relieve la pertinencia de la mirada socioantropológica en el análisis de los procesos de patrimonialización y, en particular, la potencialidad de la etnografía para dar cuenta del complejo entramado de visiones patrimoniales mediadas por los contextos globales y locales. Esta obra se añade al campo de los estudios críticos del patrimonio evidenciando las tensiones inherentes y la diversidad de actores con sus dinamismos y contradicciones. A través del análisis minucioso del caso del patrimonio industrial del Puerto de Sagunto, Bodí nos invita a repensar el patrimonio en clave procesual, plural, conflictiva, ambivalente y, sobre todo, política.