Disparidades. Revista de Antropología 79 (2)
 eISSN: 2659-6881
https://doi.org/10.3989/dra.2024.949

Antropología, afectos y política en Cataluña: ideas para la investigación etnográfica

Anthropology, affects and politics in Catalonia: ideas for ethnographic research

 
CONTENIDO

1. INTRODUCCIÓN

 

En el siglo XVI, Maquiavelo habló del uso político del miedo como modo de vincular el poder con el pueblo. Hochschild (2003Hochschild, Arlie-Russell. 2003. The Managed Heart: Commercialization of Human Feeling. Berkeley: University of California Press.), muestra cómo el control político activa el nivel emocional y Lorde (1981Lorde, Audre. 1981. «The Uses of Anger». Women’s Studies Quarterly 9(3): 7-10.) afirma que la rabia es un factor movilizador en la lucha antirracista. El análisis de las emociones en relación con la política no es nuevo: Simmel, Weber, Durkheim o Marx han tratado el tema. Aun así, hasta hace poco, las emociones ocupaban un lugar tangencial en el análisis político: «durante mucho tiempo, el análisis político académico ha subestimado el papel del afecto en la acción cívica y en la organización del poder público»1Todas las traducciones son propias. Optamos por la alternancia entre formas masculinas, femeninas y neutras como vehículo de lenguaje inclusivo y no sexista. (Demertzis 2013Demertzis, Nicolas. 2013. «Introduction: Theorizing the Emotions-Politics Nexus», en NicolasDemertzis (ed.), Emotions in Politics: 1-16. Londres: Palgrave Macmillan UK.: 1).

Los nuevos movimientos sociales (NMS) y las nuevas formas de expresión y protesta política abrieron la puerta al análisis de cómo las emociones, los afectos y la política están entretejidos. De la mano de los feminismos, el giro afectivo y otras corrientes críticas, las emociones han dejado de estar infravaloradas en los análisis políticos y sociales. Encontramos hoy análisis de las emociones y los afectos en relación con los movimientos sociales2Véanse, entre otros, Goodwin, Jasper y Polletta (2000); Gould (2009); Flam (2005); Poma, Paredes y Gravante (2019) y van Ness y Summers-Effler (2018)., la ciencia política3Véanse Bargetz (2014); Sauer (2019); y Demertzis (2013)., la sociología de los cuerpos/emociones4Véase Scribano (2009, 2012)., los estudios culturales5Véase Ahmed (2004b, 2004/2017). y los estudios feministas y decoloniales6Véanse Wetherell (2012); y Solana y Vacarezza (2020)., por nombrar algunos campos.

La «estructura del sentir» de Raymond Williams es, con frecuencia, considerada un antecedente más próximo que Spinoza a los Affect Studies. En Marxismo y Literatura (1977/2009Williams, Raymond. 2009. Marxismo y literatura. Buenos Aires: Las Cuarenta.), Williams define esta estructura como una característica de un determinado tiempo histórico, más firme y tangible y menos idealista que el concepto de «espíritu de una época». Incluye «las percepciones y valores con las que una determinada generación vive, y las formas en las que se va articulando a través de expresiones artísticas y convenciones» (Medina Doménech 2012Medina Doménech, Rosa María. 2012. «Sentir la historia. Propuestas para una agenda de investigación feminista en la historia de las emociones». ARENAL 19(1): 161-199.: 165). Las estructuras de sentimientos expresan un sentido particular de la vida que remite a una comunidad particular de experiencias (Pinque 2020Pinque, Germán. 2020. «Estructuras del sentir: revisitando una noción para estudiar las maneras en que se experimentan y encarnan las transformaciones socioculturales». Heterotopías 3(6): 1-13.: 3).

El giro afectivo y las teorías no representacionales (Clough y Halley 2007Clough, Patricia T. y JeanHalley. 2007. The Affective Turn. Theorizing the Social. Durham: Duke University Press.) proponen marcos interpretativos que superan el dualismo cartesiano (mente/cuerpo; razón/emoción) para abordar los movimientos sociales y la política formal desde perspectivas plurales, relacionales y no deterministas. Entre ellos, encontramos las actuales conceptualizaciones de afecto (Clough y Halley 2007Clough, Patricia T. y JeanHalley. 2007. The Affective Turn. Theorizing the Social. Durham: Duke University Press.) y affective politics (Bargetz 2014Bargetz, Brigitte. 2014. «Mapping Affect. Challenges of (Un)timely Politics», en Marie-LuiseAngerer, BernBösel y MichaelaOtt (eds.), Timing of Affect. Epistemologies, Aesthetics, Politics 289-302. Zürich: Diaphanes AG.), la noción de ensamblaje (DeLanda 2016DeLanda, Manuel. 2016. Assemblage Theory. Edimburgo: Edinburgh University Press.), las atmósferas afectivas (Anderson 2009Anderson, Ben. 2009. «Affective Atmospheres». Emotion, Space and Society 2(2): 77-81. doi: <10.1016/j.emospa.2009.08.005>.) y la comprensión de la dimensión emocional como algo que va más allá de las disposiciones psicológicas, como una fuerza capaz de delinear los contornos de múltiples mundos habitados por diferentes sujetos que se sienten identificados con unos y contrapuestos a otros (Ahmed 2004bAhmed, Sara. 2004b. «Collective Feelings: or, the Impressions Left by Others». Theory, Culture & Society 21(2): 24-42. doi: <<10.1177/0263276404042133>.).

El giro afectivo apunta que los afectos vinculan lo individual con lo social, lo estructural y la agencia a partir de su énfasis en la relacionalidad y la circulación entre elementos que existen en, desde y a través de su relación y no como elementos aislados: «las colectividades no preceden, sino que se producen a través de la circulación de las emociones» (Closs Stephens 2016Closs Stephens, Angharad. 2016. «The Affective Atmospheres of Nationalism». Cultural Geographies 23: 181-198. doi: <10.1177/1474474015569994>.: 184). Las ontologías relacionales actuales que nos enseñan que being is relating (Puig 2009Puig de la Bellacasa, María. 2009. «Touching Technologies, Touching Visions: The Reclaim of Sensorial Experience and the Politics of Speculative Thinking». Subjectivity 28: 297-315. doi: <10.1057/sub.2009.17>.: 309) enfatizan aquello que ya Leach (1970Leach, Edmund. 1970. Un mundo en explosión. Barcelona: Anagrama.) dijo en los años 60: «basta con conectar». En la compleja ecología de conexiones en la que nos movemos, las emociones son conectores, procesos que vehiculan la agencia humana y no humana; son piezas clave en todo lo que tiene que ver con la política y la acción colectiva: «a nivel individual las emociones motivan el activismo […], incluso cuando los costes de movilización puedan superar sus beneficios, mientras que a nivel colectivo crearían el ambiente favorable para el desarrollo de la movilización» (Poma, Paredes y Gravante 2019Poma, Alice, Juan PabloParedes y TommasoGravante. 2019. «Editorial: Resistencias y emociones del activismo en contextos represivos, autoritarios o violentos. Una introducción». Polis 53: 1-10.: 1).

Las emociones actúan como pegamento social. Interactúan entre ellas y tejen la biografía, la elección de posibilidades políticas (la ideología) y las relaciones entre personas y organizaciones políticas. Las emociones ponen de relieve la reciprocidad y la porosidad entre el interior del sujeto y su exterior, entre lo individual y lo social. Son la argamasa del tejido social y pueden ayudar a explicar el paso del conflicto a la acción o la militancia y la desmovilización. Son importantes para todos los aspectos de la acción política porque es difícil «pensar en actividades y relaciones que sean más abiertamente emocionales que las asociadas con la protesta política y la resistencia» (Goodwin, Jasper y Polletta 2000Goodwin, Jeff, JamesJasper y FrancescaPolletta. 2000. «The Return of the Repressed: The Fall and Rise of Emotions in Social Movement Theory». Mobilization: An International Quarterly 5(1): 65-84. doi: <10.17813/maiq.5.1.74u39102m107g748>.: 78). Jasper y Owens (2014Jasper, James y LynnOwens. 2014. «Social Movements and Emotions», en JanStets y JonathanTurner (eds.), Handbook of the Sociology of Emotions: Volume II: 529-548. Dordrecht: Springer.) consideran que la valencia emocional de los vínculos sociales es lo que hace que las redes de relación sean eficientes y puedan activarse y movilizarse, haciendo indistinguible muchas veces la «amistad» de la «camaradería». «Los sentimientos y el pensamiento están inseparablemente interconectados y son necesarios el uno para el otro» (Gould 2004Gould, Deborah. 2004. «Passionate Political Processes: Bringing Emotions Back into the Study of Social Movements», en JeffGoodwin y JamesJasper (eds.), Rethinking Social Movements: Structure, Meaning, and Emotion: 155-176. Lanham: Rowman y Littlefield Publishers.: 162). La acción política implica «contagio emocional» (Ammaturo 2016Ammaturo, Francesca R.2016. «Spaces of Pride: A Visual Ethnography of Gay Pride Parades in Italy and the United Kingdom». Social Movement Studies 15(1): 19-40. doi: <10.1080/14742837.2015.1060156>.) y la existencia de una «comunidad emocional» (Gammerl 2012Gammerl, Benno. 2012. «Emotional Styles – Concepts and Challenges». Rethinking History 16(2): 161-175. doi: <10.1080/13642529.2012.681189>.).

Con frecuencia, el miedo destaca como la emoción más relevante políticamente (Goodwin y Pfaff 2001Goodwin, Jeff, y StevenPfaff. 2001. «Emotion Work in High-Risk Social Movements: Managing Fear in the U.S. and East German Civil Rights Movements», en JeffGoodwin, JamesJasper y FrancescaPolletta (eds.), Passionate Politics: Emotions and Social Movements: 282-302. Chicago: University of Chicago Press.; Illouz 2023Illouz, Eva. 2023. La vida emocional del populismo. Cómo el miedo, el asco, el resentimiento y el amor socavan la democracia. Madrid: Katz.) pues sirve para asegurar el control social a la vez que activa la movilización al transformarse en rabia (Lorde 1981Lorde, Audre. 1981. «The Uses of Anger». Women’s Studies Quarterly 9(3): 7-10.). La rabia es, de hecho, protagonista de uno de los eslóganes que con más frecuencia corea l’Esquerra Independentista en sus manifestaciones: «qui sembra la misèria recull la ràbia»7«Quien siembra la miseria, recoge rabia». L’Esquerra Independentista (EI) agrupa seis organizaciones: SEPC-Sindicat d’Estudiants dels Països Catalans, COS-Coordinadora Obrera Sindical, Alerta Solidària, Endavant, CUP-Candidatura d’Unitat Popular y Arran.. Reger (2004Reger, Jo. 2004. «“Emotion Work” Through Consciousness-Raising: An Analysis of a Feminist Organization». Qualitative Sociology 27: 205-222. doi: <10.1023/B:QUAS.0000020693.93609.6c>.) analizó cómo la rabia se convierte en empoderamiento y acción colectiva, mientras que Flam (2005Flam, Helena. 2005. «Emotions’ Map. A Research Agenda», en HelenaFlam y DebraKing (eds.), Emotions and Social Movements: 19-40. Nueva York: Routledge.) se ha centrado en analizar la desconfianza, la reapropiación de la rabia, el miedo y la vergüenza. La vergüenza, convertida o no en orgullo, también ha sido ampliamente estudiada como una emoción política de primer orden (Gould 2009Gould, Deborah. 2009. Moving Politics: Emotion and ACT UP’s Fight Against AIDS. Chicago: University of Chicago Press.; Enguix Grau 2019Enguix Grau, Begonya. 2019. Orgullo, Protesta, Negocio y otras derivas LGTB. Madrid: Editorial Doce Calles.). La transformación del miedo en rabia y de la vergüenza en orgullo son dos movimientos políticos imprescindibles para entender la política actual, las movilizaciones por los derechos civiles y los NMS de los últimos cincuenta años. Pero la alegría, la solidaridad, y la esperanza también han recibido cierta atención como emociones políticas. Scribano, por ejemplo, considera que proponer como objetos teóricos el disfrute, la felicidad y la esperanza «es un acto descolonizador» (2009Scribano, Adrián. 2009. «A modo de epílogo. ¿Por qué una mirada sociológica de los cuerpos y las emociones?», en CarlosFigari y AdrianScribano (comps.), Cuerpo(s), subjetividad(es) y conflicto(s). Hacia una sociología de los cuerpos y las emociones desde Latinoamérica: 141-151. Buenos Aires: Ediciones CICCUS-CLACSO.: 150) ya que estas emociones sirven para luchar contra la resignación de la «religión neo-colonial» (2012Scribano, Adrián. 2012. «Sociología de los cuerpos/emociones». Revista Latinoamericana de Estudios sobre Cuerpos, Emociones y Sociedad 4(1): 91-111.: 107).

Nuestra propuesta no concibe las emociones como irracionales y opuestas a la razón ni parte de jerarquías de valor entre las distintas emociones/afectos en relación con lo político. Consideramos que la política está embebida de afectos y los reivindicamos como elementos y estrategias políticas, preguntándonos por su pegajosidad (Ahmed 2004bAhmed, Sara. 2004b. «Collective Feelings: or, the Impressions Left by Others». Theory, Culture & Society 21(2): 24-42. doi: <<10.1177/0263276404042133>.), sus intensidades, su impregnación, sus ritmos, su devenir y sus relaciones sin buscar causalidades o factores determinantes o afectos más políticos que otros. Nos interesa más el cómo desde una perspectiva situada (Haraway 1988Haraway, Donna. 1988. «Situated Knowledges: The Science Question in Feminism and the Privilege of Partial Perspective». Feminist Studies 14(3): 575-599. doi: <10.2307/3178066>.) y corporal (embodied, Enguix Grau 2012Enguix Grau, Begonya. 2012. «Cultivando cuerpos, modelando masculinidades». Revista de Dialectología y Tradiciones Populares 67 (1): 147-180. doi: <10.3989/rdtp.2012.06>.) que buscar el por qué (Morris y Herring 1987Morris, Aldon y CedricHerring. 1987. «Theory and Research in Social Movements: A Critical Review». Annual Review of Political Science 2: 137-198.).

Este artículo se basa en una investigación realizada entre 2019 y 2021 sobre política y emoción en el soberanismo y el secesionismo catalán. Partiendo de algunos resultados preliminares de las 50 entrevistas realizadas y del trabajo etnográfico online y offline, queremos exponer las diferentes estrategias metodológicas y analíticas que adoptamos para aportar elementos para el debate teórico y metodológico sobre la incorporación de los afectos a la investigación empírica (Lara 2020Lara, Ali. 2020. «Mapeando los Estudios del Afecto». Athenea Digital 20(2). doi: <10.5565/rev/athenea.2812>.). Distintos trabajos han señalado que la dimensión metodológica es quizás la asignatura pendiente del giro afectivo (Lara 2020Lara, Ali. 2020. «Mapeando los Estudios del Afecto». Athenea Digital 20(2). doi: <10.5565/rev/athenea.2812>.; Blackman y Venn 2010Blackman, Lisa y CouzeVenn. 2010. «Affect». Body & Society 16(1): 7-28. doi: <10.1177/1357034X09354769>.): este texto aspira a proponer elementos para su abordaje.

Siguiendo a Ahmed (2017Ahmed, Sara. 2017. La política cultural de las emociones. Ciudad de México: Universidad Nacional Autónoma de México.), Bargetz (2014Bargetz, Brigitte. 2014. «Mapping Affect. Challenges of (Un)timely Politics», en Marie-LuiseAngerer, BernBösel y MichaelaOtt (eds.), Timing of Affect. Epistemologies, Aesthetics, Politics 289-302. Zürich: Diaphanes AG.) y Sauer (2019Sauer, Birgit. 2019. «Mobilizing Shame and Disgust: Abolitionist Affective Frames in Austrian and German Anti-Sex-Work Movements». Journal of Political Power 12(3): 319-338. doi: <10.1080/2158379X.2019.1669262>.) proponemos entender las emociones y los afectos como conceptos/configuraciones intercambiables y que engloban tanto afectos, como sensaciones y emociones. La diferenciación de tres niveles procesuales distintos —afecto, sentimiento y emoción (Massumi 2015Massumi, Brian. 2015. Politics of Affect. Cambridge: Polity Press.)— o de un nivel biológico e individual y otro social, resulta, a nuestro entender, extremadamente compleja, innecesaria e improductiva en relación con la investigación etnográfica. Siguiendo a Wetherell consideramos los afectos como «embodied meaning-making» (Wetherell 2012Wetherell, Margaret. 2012. Affect and Emotion: A New Social Science Understanding. Londres: Sage.) caracterizados por su pegajosidad y por estar siempre en circulación (Ahmed 2004aAhmed, Sara. 2004a. «Affective Economies». Social Text 22(2): 117-139. doi: <<10.1215/01642472-22-2_79-117>.).

2. ALGUNOS APUNTES SOBRE AFECTOS Y POLÍTICA8 Este epígrafe no pretende ser exhaustivo —tarea imposible— sino exponer los modelos y aportaciones que nos resultan más sugerentes para su aplicación al trabajo de campo empírico. Véanse otros posibles modelos de abordaje de los afectos en Scribano (2012), Enciso Domínguez y Lara (2014), Poma y Gravante (2017), Lutz (2017) y Lara (2020).

 

El giro afectivo nace en la última década del siglo pasado de la mano de los estudios culturales, el posthumanismo y los feminismos postestructuralistas (Clough y Halley 2007Clough, Patricia T. y JeanHalley. 2007. The Affective Turn. Theorizing the Social. Durham: Duke University Press.) como una respuesta al giro lingüístico y a la hegemonía del discurso en el análisis social9La mayoría de la literatura teórica y los trabajos empíricos del «giro afectivo», como los que citamos en este artículo, han sido producidos desde el Norte Global. Muchas discusiones epistemológicas y conceptuales han estado dirigidas por las estructuras de conocimiento anglocéntricas y occidentales. Para una lectura crítica de la dominación académica del Norte Global, véase Macón, Solana y Vacarezza (2021: 7-9).. Hasta ese momento, la mayoría de los estudios sobre movimientos sociales no incluían el factor afectivo en sus análisis (Gould 2009Gould, Deborah. 2009. Moving Politics: Emotion and ACT UP’s Fight Against AIDS. Chicago: University of Chicago Press.), solo el socioconstructivismo tenía presente el papel de las emociones en la política (p. e., Hochschild 2003Hochschild, Arlie-Russell. 2003. The Managed Heart: Commercialization of Human Feeling. Berkeley: University of California Press.). Entre otras transformaciones, el giro afectivo situó al cuerpo como agente activo de la vida social.

Brian Massumi, uno de sus representantes más conocidos, distingue entre afectos (presociales), sentimientos (individuales) y emociones (sociales). Define el afecto como la cualidad de afectar y ser afectada (2015: ix), como una «intensidad», una excitación que sucede en y a través del cuerpo (Massumi 2002Massumi, Brian. 2002. Parables for the Virtual: Movement, Affect, Sensation. Durham: Duke University Press.). Los sentimientos son las traducciones individuales de las intensidades que se han sentido, mientras que las emociones serían las traducciones sociales de esas intensidades (Massumi 2002Massumi, Brian. 2002. Parables for the Virtual: Movement, Affect, Sensation. Durham: Duke University Press.). Desde este modelo, los afectos circulan de «adentro hacia fuera» (Ahmed 2017Ahmed, Sara. 2017. La política cultural de las emociones. Ciudad de México: Universidad Nacional Autónoma de México.: 32) y enlazan con lo que Ben Anderson (2009Anderson, Ben. 2009. «Affective Atmospheres». Emotion, Space and Society 2(2): 77-81. doi: <10.1016/j.emospa.2009.08.005>.: 78) llamó «atmósfera afectiva» para referirse a una sensación transpersonal que está antes y durante la formación del sujeto y que sentimos en un determinado momento. Muchas de quienes trabajan hoy con afectos y emociones son escépticas respecto a la distinción de Brian Massumi entre afecto y emoción y ese «medio segundo que falta» (Massumi 1995Massumi, Brian. 1995. «The Autonomy of Affect». Cultural Critique 31: 83-109. doi: <10.2307/1354446>.: 89). White (2017White, Daniel. 2017. «Affect: An Introduction». Cultural Anthropology 32(2): 175-180. doi: <10.14506/ca32.2.01>.: 177) considera que situar los afectos como intensidades no-conscientes que activan y/o desactivan cuerpos y otras entidades y considerar las emociones como sentimientos que se fijan mediante prácticas discursivas, como hace Massumi (2002Massumi, Brian. 2002. Parables for the Virtual: Movement, Affect, Sensation. Durham: Duke University Press.), crea una distancia aparentemente irreconciliable entre lo que sucede en el mundo y lo que podemos conocer sobre ello. La separación entre afecto y emoción puede acabar alimentando la dicotomía entre lo individual y lo social (Gould 2009Gould, Deborah. 2009. Moving Politics: Emotion and ACT UP’s Fight Against AIDS. Chicago: University of Chicago Press.). Tampoco conviene separar afecto y discurso situando el afecto en el cuerpo y olvidando la continuidad entre materia y discurso (Wetherell 2012Wetherell, Margaret. 2012. Affect and Emotion: A New Social Science Understanding. Londres: Sage.).

El giro afectivo ha servido para situar los afectos/emociones como elementos fundamentales en el campo social y superar el binarismo jerárquico entre razón y emoción. Ha incorporado la agencia, el cuerpo y la relación como propiedades de todos los actores sociales (de cuerpos y mentes, de humanos y no-humanos).

Wetherell, crítica con este giro, considera que los afectos son flexibles porque la actividad afectiva es un flujo constante de significados sociales, semánticos, discursivos y corporales (Wetherell 2015Wetherell, Margaret. 2015. «Trends in the Turn of Affect». Body & Society 21(2): 139-166. doi: <10.1177/1357034X14539020>.: 147). Su socialidad implica que incluso la «práctica afectiva» más rutinaria debe ser socialmente reelaborada en cada situación (Wetherell 2015Wetherell, Margaret. 2015. «Trends in the Turn of Affect». Body & Society 21(2): 139-166. doi: <10.1177/1357034X14539020>.: 147). Igual que Ahmed (2004/2017Ahmed, Sara. 2017. La política cultural de las emociones. Ciudad de México: Universidad Nacional Autónoma de México.) y Bargetz (2015Bargetz, Brigitte. 2015. «The Distribution of Emotions: Affective Politics of Emancipation». Hypatia 30(3): 580-596. doi: <10.1111/hypa.12159>.), Wetherell (2015Wetherell, Margaret. 2015. «Trends in the Turn of Affect». Body & Society 21(2): 139-166. doi: <10.1177/1357034X14539020>.: 158) considera que los afectos son fenómenos relacionales que están distribuidos en objetos, personas u otros afectos. De este modo, los afectos producen distancias: acercan ciertos objetos y/o personas al mismo tiempo que alejan otros. Wetherell conecta con las «atmósferas afectivas» de Anderson (2009Anderson, Ben. 2009. «Affective Atmospheres». Emotion, Space and Society 2(2): 77-81. doi: <10.1016/j.emospa.2009.08.005>.), las «reglas de sentir» de Hochschild (2008Hochschild, Arlie-Russell. 2008. «Emotion Work, Feelings Rules, and Social Structure», en MonicaGreco y PaulStenner (eds.), Emotions: A Social Science Reader: 121-126. Nueva York: Routledge.) y la «socialidad emocional» de Ahmed (2004/2017Ahmed, Sara. 2017. La política cultural de las emociones. Ciudad de México: Universidad Nacional Autónoma de México.).

En su estudio de las políticas culturales de la emoción, Sara Ahmed (2017Ahmed, Sara. 2017. La política cultural de las emociones. Ciudad de México: Universidad Nacional Autónoma de México.) mantiene el continuum material-discursivo de los afectos/emociones y enfatiza su cualidad relacional. Para ella, las emociones emergen en el «entre» del contacto entre dos o más objetos (humanos y no-humanos). No pueden ser catalogadas como propiedades ni de un sujeto ni de un objeto, «no son simplemente algo que «yo» o «nosotros» tenemos, sino que más bien, a través de ellas, o de la manera en que respondemos a los objetos y a los otros, se crean superficies o límites» (Ahmed 2017Ahmed, Sara. 2017. La política cultural de las emociones. Ciudad de México: Universidad Nacional Autónoma de México.: 34). Las emociones no vienen de un «afuera» social ni tampoco de un «adentro» afectivo, sino que son ellas mismas en su emergencia las que crean las superficies y las fronteras entre «dentro» y «fuera». Además, las emociones tienen agencia, «hacen cosas» (Ahmed 2017Ahmed, Sara. 2017. La política cultural de las emociones. Ciudad de México: Universidad Nacional Autónoma de México.): circulan, pegan ciertos objetos con otros y orientan o distancian los cuerpos humanos y no-humanos hacia otros cuerpos, espacios u otras emociones (Ahmed 2004aAhmed, Sara. 2004a. «Affective Economies». Social Text 22(2): 117-139. doi: <<10.1215/01642472-22-2_79-117>.), articulándose de distintas formas con el poder y las hegemonías sociales. Por ejemplo, en Cataluña, a través de un proceso político-afectivo, l’Esquerra Independentista propone que el socialismo, el independentismo y el feminismo sean «luchas indivisibles» (Enguix Grau 2021Enguix Grau, Begonya. 2021. «Rebel Bodies: Feminism as Resistance in the Catalan pro-Independence Left». European Journal of English Studies 25 (2): 225-248. doi: <10.1080/13825577.2021.1944489>.).

En Antropología, las emociones han estado presentes en los trabajos de Marcel Mauss, Clifford Geertz o Ruth Benedict (Lutz y White 1986Lutz, Catherine y Geoffrey M.White. 1986. «The Anthropology of Emotions». Annual Review of Anthropology 15: 405-436.), entre otras, aunque se considera que la antropología de las emociones se constituyó como un área autónoma de investigación en los años ochenta gracias, fundamentalmente, a Lila Abu-Lughod, Catherine Lutz y Michelle Rosaldo (Víctora y Coelho 2019Víctora, Ceres y Maria ClaudiaCoelho. 2019. «A antropologia das emoções: conceitos e perspectivas teóricas em revisão». Horizontes Antropológicos 25(54): 7-21. doi: <10.1590/S0104-71832019000200001>.: 9). Rosaldo consideraba las emociones como individuales y, además, socialmente escritas en nuestros cuerpos; Abu-Lughod destacó la dimensión colectiva de las emociones (en Medina Doménech 2012Medina Doménech, Rosa María. 2012. «Sentir la historia. Propuestas para una agenda de investigación feminista en la historia de las emociones». ARENAL 19(1): 161-199.: 166 y 180). Le Breton (1999Le Breton, David. 1999. Las pasiones ordinarias. Antropología de las emociones. Buenos Aires: Nueva visión., 2012) es un autor canónico en un campo que ha estado sometido a los vaivenes teóricos de la disciplina (siendo las emociones consideradas biológicas o universales o construcciones culturales, etc.). Aunque en 2001, Eugenia Ramírez Goicoechea decía que «hablar, escribir y pensar en las emociones está de moda» (2001Ramírez Goicoechea, Eugenia. 2001. «Antropología “compleja” de las emociones humanas». Isegoría 25: 177-200. doi: <10.3989/isegoria.2001.i25.589>.: 177) la producción antropológica sobre el tema no es abundante en nuestro país. Quizá esto se deba al predominio del paradigma constructivista en el estudio de los movimientos sociales y al hecho de que las aportaciones al estudio de los movimientos sociales en las sociedades complejas de la antropología en general y de la antropología política, ni son numerosas ni son visibles (García López 2013García López, Ernesto. 2013. «Antropología y movimientos sociales: reflexiones para una etnografía de los nuevos movimientos globales». Intersticios 7(1): 83-113.: 83 y 93).

En relación con la política, Mari Luz Esteban afirma que «para entender de una manera amplia y compleja el qué y el cómo de algunas transformaciones políticas individuales y colectivas» necesitamos reparar, entre otras, en «experiencias emocionales y sensoriales que suelen ser obviadas en la literatura antropológica» como «el olor, la risa, la voz o la vergüenza» (2018Esteban, Mari Luz. 2018. «Herida de política y cárcel. El relato encarnado de una activista». Revista de Dialectología y Tradiciones Populares 73(2): 343-363. doi: <10.3989/rdtp.2018.02.004>.: 344). Diz propone abordar la relación entre política y afectos atendiendo al ensamblaje de emoción, política e identidad (2019Diz, Carlos. 2019. «Maneras de vivir: emoción, política e identidades en movimiento». ANDULI, Revista Andaluza de Ciencias Sociales 18: 93-117. doi: <10.12795/anduli.2019.i18.05>.: 93) o atendiendo a los vínculos emocionales de movimientos como el #15M (2013Diz, Carlos. 2013. «Políticas del cuerpo y heterotopías del #15M». Revista de Antropología Experimental 13: 89-111.: 104). Es sugerente su propuesta de analizar el activismo contemporáneo como un territorio de resistencia del cuerpo prestando atención a las tácticas del cuerpo10Entendidas como «el conjunto de prácticas y representaciones que, en el seno del activismo, instrumentalizan el cuerpo como enclave de resistencia, usándolo y produciéndolo como un lugar de lo político» (Diz 2018: 147). (Diz 2018Diz, Carlos. 2018. «Tácticas del cuerpo: activismo y resistencia en la ciudad en crisis». Revista de Dialectología y Tradiciones Populares 73(1): 127-152. doi: <10.3989/rdtp.2018.01.005>.: 127) y entendiendo las emociones como parte de esas tácticas.

Recientemente, la discusión antropológica sobre las emociones se ha orientado a debatir sus implicaciones teóricas (Beattie 2014Beattie, Andrew. 2014. «Anthropology and Emotion». Journal of the Royal Anthropological Institute 20(3): 545-563. doi: <10.1111/1467-9655.12114>) tanto a nivel empírico como para el trabajo de campo, estableciendo nociones como «emotional overlap» para dar cuenta del potencial analítico de la superposición emocional de informantes e investigadoras (Feldman y Mandache 2019Feldman, Lindsey R. y Luminiţa-AndaMandache. 2019. «Emotional Overlap and the Analytic Potential of Emotions in Anthropology». Ethnography 20(2): 227–244. doi: <10.1177/1466138118768620>). En 2017, Cultural Anthropology dedicó un número monográfico al giro afectivo. Para Stewart (2017Stewart, Kathleen. 2017. «In the World that Affect Proposed». Cultural Anthropology 32(2): 192-198. doi: <10.14506/ca32.2.03>.: 193), la incorporación de los afectos nos sirve para darnos cuenta de que nuestra forma de vida está más enredada de lo que teorías más antiguas daban a entender y ha ayudado a la antropología a «retornar a los sentidos y las sensaciones, las materialidades y las vísceras» (Stewart 2017Stewart, Kathleen. 2017. «In the World that Affect Proposed». Cultural Anthropology 32(2): 192-198. doi: <10.14506/ca32.2.03>.: 194). El estudio actual de los afectos está irrevocablemente unido hoy al posthumanismo (Braidotti 2019Braidotti, Rossi. 2019. Posthuman Knowledge. Cambridge: Polity Press.), los nuevos materialismos y otras epistemologías feministas que critican el modo excluyente en que hemos construido lo humano (Enguix Grau 2022aEnguix Grau, Begonya. 2022a. «Entre la espada y la pared: cuerpo, género y posthumanismo», en JosepMartí y BegonyaEnguix Grau (eds.), Pensar la antropología en clave posthumanista. Madrid: CSIC-Biblioteca de Antropología, 47-72. y bEnguix Grau, Begonya. 2022b. «Cossos i gèneres en transició: el posthumanisme i el seus efectes», en FrancescNúñez y AgnèsVayreda (coords.), Humanisme i posthumanisme. Eines per a unes ciències humanes en moviment: 111-147. Barcelona: UOC.).

La imbricación del estudio de los afectos con el feminismo es patente en nuestro país. Rosa Medina (2012Medina Doménech, Rosa María. 2012. «Sentir la historia. Propuestas para una agenda de investigación feminista en la historia de las emociones». ARENAL 19(1): 161-199.) nos propone «sentir» la historia desde una perspectiva feminista que requiere investigar las emociones. Mercedes Arbaiza (2019Arbaiza, Mercedes. 2019. «“Dones en transició”: el feminismo como acontecimiento emocional», en Teresa M.Ortega López, AnaAguado y ElenaHernández (coords.), Mujeres, dones, mulleres, emakumeak: Estudios sobre la historia de las mujeres y del género: 267-286. Madrid: Cátedra.) propone interpretar el feminismo de los años 70 como un acontecimiento emocional siguiendo a Deleuze, porque las emociones nos sitúan en el plano del deseo y lo liminal como momento fundante de nuevas subjetividades. Aquel feminismo «dio cuerpo político a dos experiencias de naturaleza afectiva»: al identificar de la opresión de las mujeres con el amor romántico y la confirmar el carácter cognitivo de las emociones como espacio político de conocimiento y hecho fundante de las relaciones de poder entre hombres y mujeres (Arbaiza 2019Arbaiza, Mercedes. 2019. «“Dones en transició”: el feminismo como acontecimiento emocional», en Teresa M.Ortega López, AnaAguado y ElenaHernández (coords.), Mujeres, dones, mulleres, emakumeak: Estudios sobre la historia de las mujeres y del género: 267-286. Madrid: Cátedra.: 270-271).

Otras autoras como Cristina García López (2023García López, Cristina. 2023. «Investigar en espacios propios: afectos y vulnerabilidades en la investigación feminista», en CarmenGregorio y BlancaGarcía (coords.), Etnografía y feminismos: restituyendo saberes y prácticas de investigación: 267-285. Berna: Peter Lang.), Diego Mendoza (2021Mendoza, Diego. 2021. Mirando al Sur. Una historia (incompleta) de los activismos de la disidencia sexual y del género en Andalucía. Tesis doctoral, Universidad de Granada. Disponible en: <http://hdl.handle.net/10481/71616>.) o Miren Guilló (2023aGuilló, Miren. 2023a. Sangre y Resistencia. Políticas y culturas alternativas de la menstruación. Barcelona: Edicions Bellaterra. y bGuilló, Miren. 2023b. «Placer, agencia y menstruación: Subversión y conocimientos colectivos para la transformación social». Revista de Antropología Iberoamericana 18(2): 287-310. doi: <10.11156/aibr.180205>.) confirman el papel fundamental de las emociones en la etnografía feminista que, a su vez, rechaza las categorías dicotómicas del pensamiento positivista como razón/emoción, mente/cuerpo, objetividad/subjetividad (Mendoza 2021Mendoza, Diego. 2021. Mirando al Sur. Una historia (incompleta) de los activismos de la disidencia sexual y del género en Andalucía. Tesis doctoral, Universidad de Granada. Disponible en: <http://hdl.handle.net/10481/71616>.: 63). Guilló, por ejemplo, explora el lugar del asco (2023aGuilló, Miren. 2023a. Sangre y Resistencia. Políticas y culturas alternativas de la menstruación. Barcelona: Edicions Bellaterra.) y de los procesos de placer «en las iniciativas y reflexiones que se producen dentro de lo que denomino las políticas y culturas alternativas de la menstruación» (Guilló 2023bGuilló, Miren. 2023b. «Placer, agencia y menstruación: Subversión y conocimientos colectivos para la transformación social». Revista de Antropología Iberoamericana 18(2): 287-310. doi: <10.11156/aibr.180205>.: 289) desde una etnografía corporal fundamentada en la antropología del cuerpo y de las emociones (2023bGuilló, Miren. 2023b. «Placer, agencia y menstruación: Subversión y conocimientos colectivos para la transformación social». Revista de Antropología Iberoamericana 18(2): 287-310. doi: <10.11156/aibr.180205>.: 291). Para esta autora, focalizar la atención en el placer no supone obviar el potencial y la fuerza transformadora que otras emociones también tienen: «la voluntad de cambio social y el rechazo del orden existente le debe mucho a sentimientos como la ira y el resentimiento. Estigmatizar con empecinamiento esos sentimientos negativos es estigmatizar de facto la estructura emocional del malestar social» (Cabanas e Illouz 2019: 184, en Guilló 2023bGuilló, Miren. 2023b. «Placer, agencia y menstruación: Subversión y conocimientos colectivos para la transformación social». Revista de Antropología Iberoamericana 18(2): 287-310. doi: <10.11156/aibr.180205>.: 293).

Sin duda, el trabajo etnográfico con las emociones presenta dificultades (Martin 2013Martin, Emily. 2013. «The Potentiality of Ethnography and the Limits of Affect Theory». Current Anthropology 54(S7): S149-S158. doi: <10.1086/670388>.). Skoggard y Waterson (2015Skoggard, Ian y AliceWaterston. 2015. «Introduction: Toward an Anthropology of Affect and Evocative Ethnography». Anthropology of Consciousness 26(2): 109-120. doi: <10.1111/anoc.12041>.) proponen una etnografía evocativa alineada con la «sensory ethnography» de Sarah Pink (2015Pink, Sarah. 2015. Doing Sensory Ethnography. Londres: Sage.). Rutherford (2016Rutherford, Danilyn. 2016. «Affect Theory and the Empirical». Annual Review of Anthropology 45: 285-300. doi: <10.1146/annurev-anthro-102215-095843>: 286) asegura que, a veces, es sencillamente imposible captar los afectos etnográficamente. Mari Luz Esteban (2015Esteban, Mari Luz. 2015. «La reformulación de la política, el activismo y la etnografía. Esbozo de una antropología somática y vulnerable». Ankulegi 19: 75-93.: 76) elabora una propuesta de análisis que denomina somática y vulnerable y surge de la necesidad de buscar retroalimentaciones entre la política y la investigación. Siguiendo a Berardi considera que un movimiento social y la acción política en conjunto es (o puede ser vista como) un fenómeno físico, emocional y erótico (Esteban 2015Esteban, Mari Luz. 2015. «La reformulación de la política, el activismo y la etnografía. Esbozo de una antropología somática y vulnerable». Ankulegi 19: 75-93.: 80).

También son sugerentes los trabajos de las politólogas Birgit Sauer (2019Sauer, Birgit. 2019. «Mobilizing Shame and Disgust: Abolitionist Affective Frames in Austrian and German Anti-Sex-Work Movements». Journal of Political Power 12(3): 319-338. doi: <10.1080/2158379X.2019.1669262>.) y Brigitte Bargetz (2015Bargetz, Brigitte. 2015. «The Distribution of Emotions: Affective Politics of Emancipation». Hypatia 30(3): 580-596. doi: <10.1111/hypa.12159>.). Sauer propone trabajar la política y/en los afectos mediante un «affective framing» que permita «identificar esquemas interpretativos, conceptuales y afectivos, es decir, marcos afectivos, en documentos textuales, que producen y promueven determinada comprensión de lo social y de lo político, pero también afección o desafección» (Sauer 2019Sauer, Birgit. 2019. «Mobilizing Shame and Disgust: Abolitionist Affective Frames in Austrian and German Anti-Sex-Work Movements». Journal of Political Power 12(3): 319-338. doi: <10.1080/2158379X.2019.1669262>.: 323). Brigitte Bargetz (2015Bargetz, Brigitte. 2015. «The Distribution of Emotions: Affective Politics of Emancipation». Hypatia 30(3): 580-596. doi: <10.1111/hypa.12159>.), desde los nuevos materialismos, considera que los sentimientos, el afecto y la emoción están profundamente imbricados en lo político y en lo social y activan, al mismo tiempo, dimensiones corporales, psíquicas y cognitivas. Para ella, el afecto es un modo de relación, intensidad y solidaridad (Bargetz 2014Bargetz, Brigitte. 2014. «Mapping Affect. Challenges of (Un)timely Politics», en Marie-LuiseAngerer, BernBösel y MichaelaOtt (eds.), Timing of Affect. Epistemologies, Aesthetics, Politics 289-302. Zürich: Diaphanes AG.: 291). Ambas abordan la complejidad de la relación política-afectos sin caer en valoraciones morales (emociones positivas-negativas) o en efectos causales mecánicos (emociones movilizadoras-desmovilizadoras). Sus afectos engloban todo tipo de reacciones individuales y sociales desde una perspectiva relacional, encarnada, enredada e incrustada que permite explorar «cómo nos mueve la política, cómo se movilizan políticamente los sentimientos, si y cómo se distribuyen a través de lo político y lo social y cómo funciona afectivamente la política. La política afectiva, entonces, trata más sobre los efectos políticos del afecto que sobre lo que es el afecto» (Bargetz 2014Bargetz, Brigitte. 2014. «Mapping Affect. Challenges of (Un)timely Politics», en Marie-LuiseAngerer, BernBösel y MichaelaOtt (eds.), Timing of Affect. Epistemologies, Aesthetics, Politics 289-302. Zürich: Diaphanes AG.: 301).

Los afectos movilizan «políticamente el género, la sexualidad, la raza y la clase» y devienen elementos fundamentales para la formación de comunidades (Bargetz 2015Bargetz, Brigitte. 2015. «The Distribution of Emotions: Affective Politics of Emancipation». Hypatia 30(3): 580-596. doi: <10.1111/hypa.12159>.: 584 y 589). Desde una posición «malestream», la política ha negado los afectos y ha equiparado la política con la racionalidad y la objetividad (re)produciendo un «dispositivo liberal de sentimientos» generizado, racializado y orientado a determinadas clases. Una política de los afectos feminista y queer necesita los afectos como elementos políticos útiles para facilitar nuevas formas de crítica y de agencia política (Bargetz 2014Bargetz, Brigitte. 2014. «Mapping Affect. Challenges of (Un)timely Politics», en Marie-LuiseAngerer, BernBösel y MichaelaOtt (eds.), Timing of Affect. Epistemologies, Aesthetics, Politics 289-302. Zürich: Diaphanes AG.: 292).

El análisis político nuevo materialista, afectivo y afirmativo de Bargetz da forma a una «gramática política de los sentimientos» (inspirada por Berlant y Cvetkovich) que tiene en cuenta tanto el «sentir la política» como la «política de los sentimientos»11«Sentir la política» alude a la sensación, interpretación o reconocimiento de las estructuras sociales que sentimos las personas (Bargetz 2014: 299). La «política de sentimientos» sirve para identificar el afecto como un instrumento político que «evidencia que los sentimientos pueden convertirse en una forma de gobernar» (Bargetz 2014: 300).. Estos conceptos le permiten transitar entre estructura y agencia, entre el exterior y el interior y entre lo individual y lo social desde la «ambivalencia política de los afectos» (Bargetz 2014Bargetz, Brigitte. 2014. «Mapping Affect. Challenges of (Un)timely Politics», en Marie-LuiseAngerer, BernBösel y MichaelaOtt (eds.), Timing of Affect. Epistemologies, Aesthetics, Politics 289-302. Zürich: Diaphanes AG.: 293). Evita, además, esencializar, naturalizar o reificar los afectos (Bargetz 2014Bargetz, Brigitte. 2014. «Mapping Affect. Challenges of (Un)timely Politics», en Marie-LuiseAngerer, BernBösel y MichaelaOtt (eds.), Timing of Affect. Epistemologies, Aesthetics, Politics 289-302. Zürich: Diaphanes AG.: 292-293). Es útil para explorar el «delicado bordado» que requiere la exploración del tejido emocional en relación con los nacionalismos, que, según Medina Doménech, está por explorar (2012Medina Doménech, Rosa María. 2012. «Sentir la historia. Propuestas para una agenda de investigación feminista en la historia de las emociones». ARENAL 19(1): 161-199.: 181).

En definitiva, es necesario «reformular nuestra mirada antropológica a los cambios sociales y políticos que ocurren a nuestro alrededor haciendo uso [...] de todo lo referido al cuerpo y las emociones» (Esteban 2015Esteban, Mari Luz. 2015. «La reformulación de la política, el activismo y la etnografía. Esbozo de una antropología somática y vulnerable». Ankulegi 19: 75-93.: 86) porque «el futuro del desarrollo de la antropología de los movimientos sociales depende de una reorientación de la subdisciplina de la antropología política en la dirección de una mejora de su consistencia teórica» (García López 2013García López, Ernesto. 2013. «Antropología y movimientos sociales: reflexiones para una etnografía de los nuevos movimientos globales». Intersticios 7(1): 83-113.: 94). Esta transformación debe consistir en una mayor sensibilidad hacia la «impredictibilidad empírica» de lo político (Spencer 1997: 9 en García López 2013García López, Ernesto. 2013. «Antropología y movimientos sociales: reflexiones para una etnografía de los nuevos movimientos globales». Intersticios 7(1): 83-113.: 94): los diversos tipos de comportamiento que la gente entiende como política son, con frecuencia inesperados para las antropólogas (Gibb 2001: 251 en García López 2013García López, Ernesto. 2013. «Antropología y movimientos sociales: reflexiones para una etnografía de los nuevos movimientos globales». Intersticios 7(1): 83-113.: 94). Este texto aspira a proveer herramientas para llenar algunos vacíos existentes.

3. AFECTOS, POLÍTICA E INDEPENDENTISMO EN CATALUÑA: NOTAS Y MÉTODOS

 

Los afectos tienen un papel capital en todo lo que hace referencia a la sociabilidad y, por tanto, no es extraño que muchas autoras hayan pensado sobre ellos y su relación con el nacionalismo12Véanse, por ejemplo, Demertzis (2013); Goodwin, Jasper y Polletta (2001) y Closs Stephens (2016).. El nacionalismo activa la pertenencia y tiene poder emocional (Calhoun 1997Calhoun, Craig. 1997. Nationalism. Minneapolis: University of Minnesota Press.: 2-3); Della Porta (1995Della Porta, Donatella. 1995. Social Movements, Political Violence, and the State. Cambridge: Cambridge University Press.: 100) y Gravante y Poma (2016Gravante, Tommaso y AlicePoma. 2016. «Environmental Self-Organized Activism: Emotion, Organization and Collective Identity in Mexico». International Journal of Sociology and Social Policy 36(9/10): 647-661. doi: <10.1108/IJSSP-11-2015-0128>.) consideran que el nosotros no se forma sólo a partir de significados, experiencias y vínculos compartidos, sino también por las emociones compartidas, es decir, por la capacidad de empatizar colectivamente. Los afectos juegan un papel enorme tanto en la construcción de la identidad y del nosotros como en las decisiones de organizarse. Sirven para canalizar la rabia, transformar el miedo en alegría y no desesperar.

Los afectos «forman la base para el desarrollo de una identidad colectiva» (Bayard de Volo 2006Bayard de Volo, Lorraine. 2006. «The Dynamics of Emotion and Activism: Grief, Gender, and Collective Identity in Revolutionary Nicaragua». Mobilization: An International Quarterly 11(4): 461-474. doi: <10.17813/maiq.11.4.q21r3432561l21t7>.: 461) —imaginada o no (Anderson 1991Anderson, Benedict. 1991. Imagined Communities: Reflections on the Origin and Spread of Nationalism. Londres: Verso Books.)— y «juegan un rol mayor de lo que podríamos pensar» (Fominaya 2010Blackman, Lisa y CouzeVenn. 2010. «Affect». Body & Society 16(1): 7-28. doi: <10.1177/1357034X09354769>.: 399 en Gravante y Poma 2016Gravante, Tommaso y AlicePoma. 2016. «Environmental Self-Organized Activism: Emotion, Organization and Collective Identity in Mexico». International Journal of Sociology and Social Policy 36(9/10): 647-661. doi: <10.1108/IJSSP-11-2015-0128>.: 654). Identificarse con un grupo produce beneficios emocionales ya que la identidad colectiva es «una conexión cognitiva, moral y emocional con una comunidad, categoría, práctica o institución más amplia» (Polletta y Jasper 2001Polletta, Francesca y JamesJasper. 2001. «Collective Identity and Social Movements». Annual Review of Sociology 27: 283-305. doi: <10.1146/annurev.soc.27.1.283>.: 285).

El apoyo a la independencia por parte de la población catalana es un fenómeno muy reciente, ya que el catalanismo político mayoritario ha sido una corriente principalmente autonomista o federalista hasta hace pocos años. El independentismo se articula como movimiento social a partir del año 2006, cuando una parte significativa de la población catalana comienza a movilizarse pidiendo el derecho a decidir su futuro a raíz de la reforma del Estatuto de Autonomía (Líndez 2013Líndez Borràs, María del Carmen. 2013. «Movilización en la sociedad catalana: aparición y pervivencia». Clivatge 2: 88-116.: 92)13Aunque «la construcción de la identidad es un componente esencial de la acción colectiva» (Della Porta y Diani 2011: 151), el objetivo de este artículo no es analizar las raíces históricas ni comunitarias de la identidad catalana o el independentismo por lo que no entramos a debatir si estamos ante una «comunidad imaginada» (Anderson 1991). Más bien nos interesa «atender al nivel micro de las prácticas cotidianas y su imbricación con procesos más largos de desarrollo, patriarcado, capital y Estado» (Escobar 1992: 420), imprescindibles para entender los movimientos sociales contemporáneos según Escobar y atravesados por marcos emocionales.. En 2010, el Tribunal Constitucional español declaró inconstitucionales las referencias a Cataluña como nación en su Estatut d’Autonomia, provocando su modificación aunque este texto legal había sido ratificado en referéndum por la mayoría de la sociedad catalana (73,9%, JEC 2006JEC, Junta Electoral Central (2006). «Resolución de 3 de julio de 2006, de la Junta Electoral Central, de declaración oficial de los resultados del referéndum sobre reforma del Estatuto de Autonomía de Cataluña». Boletín Oficial del Estado, núm. 158: 25193-25194.).

Durante la década de 2010, el independentismo catalán consiguió tener el apoyo de casi la mitad de la población (45-50%, ICPS 2019ICPS. 2019. Sondeig d’opinió de Catalunya. Barcelona: Institut de Ciències Polítiques i Socials (adscrito a la UAB). Octubre.) y los partidos políticos independentistas mantuvieron siempre la mayoría parlamentaria en Cataluña. Esto produjo una alta tensión política con el gobierno conservador español de Mariano Rajoy y el 6 de septiembre de 2017, el Parlament de Catalunya aprobó, sin la presencia de los partidos unionistas españoles (Ciudadanos, PSOE y PP), la celebración de un referéndum unilateral de independencia. El gobierno español lo consideró ilegal y envió a miles de policías nacionales para requisar las urnas y las papeletas electorales. Aunque la policía intentó paralizar el referéndum, la defensa de los colegios electorales por la ciudadanía catalana permitió que este se pudiese seguir celebrando. Según los datos de la Generalitat de Catalunya (2017Generalitat de Catalunya (2017). Nota de premsa: El Govern trasllada els resultats definitius del referèndum de l’1 d’octubre al Parlament de Catalunya. Direcció General de Comunicació. Disponible en: <https://govern.cat/salapremsa/notes-premsa/303541/govern-trasllada-resultats-definitius-del-referendum-1-octubre-al-parlament-Catalunya>. Fecha de Acceso: 23 ene. 2024.), la participación en el referéndum fue del 43% con más de un 90% de los votos a favor de la independencia.

El 27 de octubre de 2017, el presidente catalán Carles Puigdemont declaró la independencia de Cataluña de manera unilateral para suspenderla unos segundos después para negociar las condiciones con España. La respuesta del gobierno español fue la supresión de la autonomía catalana, la disolución del Parlament y la convocatoria de unas nuevas elecciones autonómicas para diciembre de 2017. Durante los meses siguientes, los líderes de las dos grandes asociaciones civiles catalanas (Assemblea Nacional Catalana y Òmnium Cultural) y parte del gobierno catalán fueron arrestados; la otra parte, encabezada por Carles Puigdemont, se exilió. Después de dos años de juicio, el 14 de octubre de 2019, el Tribunal Supremo de España hizo pública la sentencia a prisión de entre tres y nueve años a las líderes políticas independentistas. Esta sentencia provocó continuas manifestaciones y altercados en Barcelona del 14 al 30 de octubre de 2019 como, por ejemplo, la ocupación del aeropuerto barcelonés o los enfrentamientos con la policía en Via Laietana o Plaça Urquinaona (Barcelona).

El movimiento independentista es un ciclo de movilización intensiva (Vilaregut 2011Vilaregut, Ricard. 2011. Memòria i emergència en l’independentisme català. El cas de la Plataforma pel Dret de Decidir. Tesis Doctoral. Universitat Autònoma de Barcelona.) que ha conseguido movilizar e implicar activamente a una gran parte de la ciudadanía catalana y sumar fuerzas y sensibilidades políticas diversas. Las organizaciones soberanistas y secesionistas son tan variadas como sus estrategias político-expresivas, pero las podemos agrupar en cuatro bloques:

  • Partidos políticos con representación parlamentaria en Cataluña y en Madrid: Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), partido socialdemócrata; Partit dels demòcrates de Catalunya (PdeCat)14Cuando hablamos del PdeCat nos referimos al espacio político postconvergente. Durante los últimos años, este espacio ha sufrido multitud de cambios y escisiones. En la época en que se realizó el trabajo de campo (2019-2021), las siglas del PdeCat representaban este espacio. Para mantener la coherencia y continuidad narrativa, hemos decidido mantener este nombre y no cambiarlo por Junts per Catalunya, que representa hoy el espacio postconvergente., que acoge en sus filas a los liberales, democristianos y conservadores catalanes; y la Candidatura d’Unitat Popular (CUP), partido de izquierda y parte de l’Esquerra Independentista que participa en la política formal e institucional.
  • Organizaciones asamblearias de l’Esquerra Independentista (EI) que tienen como valores políticos centrales el socialismo, el feminismo y la independencia de los Països Catalans de España (Cataluña, Comunidad Valenciana e Islas Baleares) y de Francia (Cataluña Norte). La EI está formada por CUP, Arran (organización juvenil), Alerta Solidària (organización antirrepresiva y de asistencia jurídica), Sindicat d’Estudiants dels Països Catalans (SEPC, sindicato estudiantil), Coordinadora Obrera Sindical (COS, sindicato de trabajo) y Endavant (organización estratégica).
  • Organizaciones de la llamada sociedad civil: Assemblea Nacional de Catalunya (ANC, organización político-cultural que tiene como objetivo la consecución de la independencia de Cataluña), Òmnium Cultural (organización cultural que trabaja por defender la cultura y la lengua catalana) y Comités de Defensa de la República (CDR, grupos autónomos de activistas independentistas que surgieron en 2017 para defender el referéndum de autodeterminación del 1 de octubre de 2017).
  • Otras organizaciones: La Forja, Feministes per la república, y otras.

En suma, «el movimiento independentista/soberanista catalán es un espacio sociopolítico diverso, complejo y heterogéneo» (Subirats y Vilaregut 2012Subirats, Joan y RicardVilaregut. 2012. «El debat sobre la independència a Catalunya. Causes, implicacions i reptes de futur». Anuari del Conflicte Social 2: 514-527.: 516) por el que circulan afectos múltiples y diversos que unen a un nosotros distanciado de un ellos, produciendo así una polarización afectivo-política y dando forma a una idea de nación entendida como categoría de práctica (Brubaker 1996Brubaker, Rogers. 1996. Nationalism Reframed: Nationhood and the National Question in the New Europe. Cambridge: Cambridge University Press.: 7). El movimiento soberanista-secesionista catalán exhibe nuevas formas de organización, de movilización y de protesta política, es decir, nuevas formas de hacer política, con originales fórmulas de movilización y de protesta (por ejemplo, el Tsunami Democràtic). Ante los complejos escenarios políticos contemporáneos, resulta evidente la necesidad de idear marcos interpretativos y explicativos que den cuenta, también, de sus dimensiones político-afectivas.

Para poder explorar y analizar la relación entre política y afectos en el espacio secesionista/soberanista catalán realizamos entrevistas en profundidad a militantes y afiliadas de las entidades independentistas que identificamos como más relevantes después de un exhaustivo seguimiento en las redes sociales y los medios de comunicación: PdeCat, ERC y CUP —partidos con representación política—, ANC y Òmnium —organizaciones civiles—, y Arran. También entrevistamos a personas no adscritas a ninguna organización pero pertenecientes al espacio soberanista/independentista (figura 1). En términos de género, hemos entrevistado a 25 hombres y 25 mujeres de edades comprendidas entre los 20 y los 72 años.

media/7eb3d41e74ce49119f0ba01e135de509_002.jpg
  
Figura 1 Participantes en las entrevistas según su edad y adscripción política. 

Respecto a las entidades de pertenencia, el 20% de las entrevistadas son miembros de ANC, un 16% pertenecen a la CUP, un 14% a Arran, el 10% a ERC, el 10% a Omnium Cultural y un 6% al PdeCat. Un 24% de la muestra se definió como no adscrito a ninguna organización. Fue complicado acceder a las informantes por su sensación de vulnerabilidad y el miedo a identificarse como independentistas en un contexto marcado por la represión, como algunas entrevistadas afirmaron15Aprovechamos para agradecer públicamente su colaboración a todas las personas que participaron en esta investigación.. Por ejemplo, estaba previsto comenzar nuestras entrevistas en octubre de 2019, pero, como hemos relatado, el 14 de octubre de 2019 el Tribunal Supremo publicó la sentencia a prisión para las líderes políticas independentistas. Era, quizá, un buen momento para la observación, el análisis de contenido y la etnografía digital, pero, sin duda, no lo era para llevar a cabo las entrevistas previstas, pues no conseguimos que nadie quisiera colaborar con la investigación en caliente: esta expresión, aquí, resume de forma muy clara cuán importante es tener en cuenta los afectos como elementos centrales de la investigación antropológica sobre política. Tuvimos que esperar un par de meses hasta que las aguas se calmaron para poder iniciar las entrevistas.

El contexto político afecta a la investigación por la movilización emocional que conlleva, pero, además, los cambios en el espectro político pueden ser constantes (organizaciones que crecen, desaparecen, se fusionan, etc.) por lo que la investigación está siempre en movimiento y requiere de constantes adaptaciones. Por ello, ideamos un modelo de entrevista que incluía tres secciones diferentes pero interrelacionadas. Se iniciaba con una historia de vida centrada en el activismo para cartografiar la actividad previa de las informantes y analizar qué procesos habían precedido a la movilización independentista. Seguían una serie de preguntas sobre la relación entre afectos y participación política. La parte final usaba la elicitación (Collier 2001Collier, Malcolm. 2001. «Approaches to Analysis in Visual Anthropology», en Theovan Leeuwen y CareyJewitt (eds.), Handbook of Visual Analysis. Londres: Sage, 35-65.) que ya utilizamos previamente (Enguix Grau 2012Enguix Grau, Begonya. 2012. «Cultivando cuerpos, modelando masculinidades». Revista de Dialectología y Tradiciones Populares 67 (1): 147-180. doi: <10.3989/rdtp.2012.06>.), para reproducir y captar los afectos activados en relación con los momentos vividos: utilizamos audios de cánticos de manifestaciones e imágenes relacionadas con el Procés.

Además de las 50 entrevistas, realizamos observación participante en distintos actos políticos (como, por ejemplo, la ocupación del aeropuerto de Barcelona o los altercados en Plaça Urquinaona) y etnografía digital. La etnografía digital consistió fundamentalmente en el seguimiento en Instagram y en Twitter de los partidos y entidades soberanistas y también de las noticias sobre el Procés catalán que se publicaban en los medios de comunicación mainstream y alternativos. Sirvió para construir los marcos afectivos y para triangular los datos (figura 2). Nuestra investigación material-discursiva-afectiva, no buscaba interpretar el universo secesionista sino poner en marcha un proceso de referencialidades cruzadas que nos acercara a la reconstrucción de ese mundo (Schadler 2019Schadler, Cornelia. 2019. «Enactments of a New Materialist Ethnography: Methodological Framework and Research Processes». Qualitative Research 19(2): 215-230. doi: <10.1177/1468794117748877>.: 226).

media/7eb3d41e74ce49119f0ba01e135de509_003.png
  
Figura 2 Resumen del trabajo metodológico. 

4. POLÍTICA Y AFECTOS: ALGUNOS DATOS, ALGUNOS MIEDOS

 

Las entrevistas confirman que los afectos impregnan todo el proceso político de convertirse en soberanista/secesionista, vivir y actuar como tal y mantenerse en el movimiento. Funcionan como el pegamento entre cuerpos, ideas, actividades, prácticas, deseos y expectativas.

Analizar cómo determinados cuerpos, eventos, acontecimientos y discursos políticos afectan (en forma de reacción/represión) al contexto en que se dan, son afectados por ese contexto y nos afectan y son afectados por nosotras, no es tarea fácil. Los afectos y emociones expresan fronteras y pertenencias (Bargetz 2015Bargetz, Brigitte. 2015. «The Distribution of Emotions: Affective Politics of Emancipation». Hypatia 30(3): 580-596. doi: <10.1111/hypa.12159>.) a través de intersecciones, pero también de inconsistencias entre unas y otras y nuestras pertenencias (Mayer, Ajanovic y Sauer 2014Mayer, Stefanie, EdmaAjanovic y BirgitSauer. 2014. «Intersections and Inconsistencies. Framing Gender in Right-Wing Populist Discourses in Austria». NORA – Nordic Journal of Feminist and Gender Research 22(4): 250-266. doi: <10.1080/08038740.2014.964309>.). Los límites y cómo nos afectan, varían: ni nosotros somos siempre los mismos ni ellos tampoco (Mayer, Ajanovic y Sauer 2014Mayer, Stefanie, EdmaAjanovic y BirgitSauer. 2014. «Intersections and Inconsistencies. Framing Gender in Right-Wing Populist Discourses in Austria». NORA – Nordic Journal of Feminist and Gender Research 22(4): 250-266. doi: <10.1080/08038740.2014.964309>.). Estas inconsistencias las podemos ilustrar, por ejemplo, mediante la reflexión afectiva que una militante de la CUP lleva a cabo al mostrarle una bandera de España:

«¡Uf! (Ríe) Iba a decir vomitiva. Pero sí que es un símbolo. Yo lo respeto mucho, ¿eh?, porque igual hay gente que se siente identificada porque es la bandera de su país, ¿no? Pero ha sido un símbolo tan utilizado por la derecha y por la extrema derecha y por el franquismo… Es rechazo, el sentimiento es de rechazo. Y cuando veo muchas, ¡uf!, me sube como… ¿no? Cuando viajas por España, que ves todos los balcones llenos de banderas de estas… Rechazo»

(mujer, 65 años, CUP).

Su respuesta es un buen ejemplo de la gran capacidad de afectación de los objetos, en este caso la bandera española, y de su potencial para ensamblarse en distintos marcos políticos y afectivos con resultado diverso (respeto/rechazo). Las entrevistas en profundidad y, en particular, los métodos de elicitación utilizados demostraron ser útiles para captar la diversidad de posiciones y afectaciones existentes y situarlas en su contexto.

Como dijimos, nuestras entrevistas incorporaban un pequeño historial activista en el que pedíamos explicitar las motivaciones, también afectivas, que habían marcado el itinerario vital y político de las participantes. Las 50 entrevistas realizadas dan cuenta de la importancia de los afectos a la hora de configurar el activismo y la participación política: amistades, parejas y/o familiares actúan, en general, como mecanismos de introducción a las organizaciones o partidos:

«Sobre los 14 años o así, me acuerdo de que acababa de conocer a una persona de Maulets (organización juvenil independentista precursora de Arran) de mi comarca y, entonces, le planteo a mis padres que yo quiero entrar a formar parte de eso, que yo soy independentista»

(hombre, ≈30 años, Òmnium).

La amistad aparece como un elemento determinante a la hora de configurar la conciencia política, la militancia y la participación en diferentes acciones colectivas (protestas, manifestaciones, etc.). Gracias al pequeño historial activista se evidencia que también para el independentismo catalán las relaciones afectivas han sido fundamentales, en línea con lo que ya apuntaba Della Porta (1995Della Porta, Donatella. 1995. Social Movements, Political Violence, and the State. Cambridge: Cambridge University Press.).

Los audio-diarios son un método útil para estudiar lo espontáneo y efímero de los afectos porque permiten «capturar a) experiencias emocionales espontáneas e incluso impopulares que pueden subrayar b) un yo fragmentado e inacabado en relación con c) los procesos superpuestos de reflexividad» (Cottingham y Erickson 2020Cottingham, Marci D. y Rebecca J.Erickson. 2020. «The Promise of Emotion Practice: At the Bedside and Beyond». Work and Occupations 47(2): 173-199. doi: <10.1177/0730888419892664>.: 561). En nuestra investigación, utilizamos una variación del audio-diario incluyendo en las entrevistas audios diversos como por ejemplo el himno de Cataluña (els Segadors), y cantos y eslóganes frecuentes en las manifestaciones. El objetivo de la audio-elicitación fue activar y capturar las reacciones emocionales de las personas entrevistadas. Estos audios actúan como activadores afectivos, vuelven a situar a la persona entrevistada en aquella acción colectiva en la que participó y hacen aflorar los sentimientos acumulados y archivados en su memoria, superando la fragmentación y permitiéndole revivir una experiencia total. Los audios actúan como activadores de las «cápsulas afectivas», «momentos experienciales vividos con mucha intensidad que se almacenan y pueden aflorar en circunstancias posteriores cuando se dan contextos apropiados» (Martí 2019Martí, Josep. 2019. «Sons i revolta a l’escenari politic català». Quaderns de l’Institut Català d’Antropologia 23(2): 80-98.: 84). Las cápsulas afectivas emergen en determinados momentos y/o ante determinados estímulos que no siempre son predecibles y, por tanto, requieren de un refinamiento metodológico que bien puede pasar por la elicitación, como en esta propuesta. Reaccionando al cántico independentista de «in-inde-independència», un militante del PdeCat comentaba:

«Sí, la sensación que tengo cuando escucho esto es que ya no tengo suficiente. Ya no me llena como me llenaban los onces de septiembre (Día Nacional de Cataluña), muchísimo y ahora no. Y ahora, este grito, necesito más, necesito que este grito vacío... La sensación que tengo cuando grito esto es que quiero dejar de gritarlo»

(hombre, 43 años, PdeCat).

El cantar independentista mueve y posiciona a este militante del PdeCat en varias manifestaciones del 11 de septiembre a la vez, las compara y contrasta y las envuelve con vivencias, sensaciones y experiencias pasadas, presentes y futuras. El audio consigue poner en relación sus deseos con un sentimiento de frustración por los años de protesta y los objetivos no alcanzados.

También la observación participante ha demostrado ser una técnica productiva para abordar la relación entre política y afectos. En las distintas manifestaciones y actos de protesta organizados por entidades o partidos soberanistas en que participamos, hicimos fotografías que luego utilizamos como estímulo para la elicitación. La entrevista incluía fotografías de banderas (la española, la estelada azul y la estelada amarilla), de los enfrentamientos en Urquinaona y de otros eventos independentistas o anti-independentistas. La fotografía, además, sirve para destacar la relevancia para la investigación de elementos materiales a los que no siempre atendemos: cuerpos, pancartas, velas, ropa, capuchas, lazos amarillos, banderas y otros elementos que hacen necesario «pensar a través de la agencia de lo material y considerar la temporalidad de lo material como parte de su agencia, entendiendo estos agentes como elementos constitutivos del ensamblaje de la investigación» (Hickey-Moody 2020Hickey-Moody, Anna C.2020. «New Materialism, Ethnography, and Socially Engaged Practice: Space-Time Folds and the Agency of Matter». Qualitative Inquiry 26(7): 724-732. doi: <10.1177/1077800418810728>.: 724). Un ensamblaje en el que participan elementos humanos y no-humanos (Enguix Grau 2022aEnguix Grau, Begonya. 2022a. «Entre la espada y la pared: cuerpo, género y posthumanismo», en JosepMartí y BegonyaEnguix Grau (eds.), Pensar la antropología en clave posthumanista. Madrid: CSIC-Biblioteca de Antropología, 47-72. y b), y en el que toda relación es entendida como agencia en intra-acción (Barad 2007Barad, Karen. 2007. Meeting the Universe Halfway: Quantum Physics and the Entanglement of Matter and Meaning. Durham: Duke University Press.). Antes, veíamos la gran capacidad de afectación de la bandera española; de forma similar, podemos observar también esta intra-acción en los comentarios sobre una fotografía donde estaban representadas tres mujeres independentistas con las bufandas amarillas que habían tejido (el amarillo reivindica la libertad de las personas presas políticas):

«(Ríe) Es graciosa está foto. No sé... (lee la inscripción de la fotografía). Me surge... como alegría, ver la gente, ¿no?, de diferentes generaciones, y la gente diferente, unirse y hacer, no sé, hacer todo este ganchillo... Alguien ha hecho todo eso, alguien ha hecho mucho trabajo. Pues hace, eso, con esperanza... de que la gente puede hacer muchas cosas y puede decir que tiene estas cosas» (hombre, 28 años, sin adscripción política).

«(Ríe) Vale... Eso... es como un... hablando así sin poner palabras muy formales, eh... es como ¡ay, qué monas estas señoras!, ¿sabes? (…) Pero que lo que tú hagas se base en hacer bufandas... amarillas... pues, es que creo que tampoco contribuye en nada. (…) Obviamente no pensaré que estas señoras no valgan para nada o así... Pero pienso que... Bueno, me hace pensar un poco que... cuántas cosas de este estilo se han hecho, ¿no? Y que, puede ser, hayan podido ir de otra forma... No lo sé»

(mujer, 26 años, Arran).

La adopción de un enfoque nuevo-materialista, afectivo y feminista, que dé cuenta tanto de lo material como de lo discursivo y que considere la materia como discurso y la materia del discurso como afecto, es de vital importancia en esta observación. La primera reacción de ambas informantes cuando se les enfrenta con la imagen es una risa entretejida con la ternura que les despierta el activismo de estas mujeres. Sin embargo, mientras que el primer informante destaca la alegría y la aceptación de este «activismo de ganchillo», la segunda lo cuestiona. La reacción del primer informante puede relacionarse con el imaginario masculino y joven de construcción nacional, un imaginario donde las mujeres, y sobre todo las mujeres mayores, son reducidas a tareas de cuidado y de reproducción nacional —señoras mayores haciendo bufandas—, dejando el terreno de la confrontación política a los hombres jóvenes (Yuval-Davis y Anthias 1989Yuval-Davis, Nira y FloyaAnthias (eds.). 1989. Woman, Nation, State. Basingstoke: Palgrave Macmillan.: 7-8; Nagel 1998Nagel, Joane. 1998. «Masculinity and Nationalism: Gender and Sexuality in the Making of Nations». Ethnic and Racial Studies 21(2): 242-269.: 252-253). Este planteamiento es cuestionado por la militante de Arran, que rechaza la utilidad de estas acciones, como otras mujeres militantes y otras militantes de l’Esquerra Independentista. Bufandas amarillas, feminismo, política, género y edad intra-actúan para producir ambivalencias políticas sobre el significado político-afectivo de ciertas acciones y símbolos.

Este ejemplo también muestra cómo la materia y el discurso intra-actúan como fuerzas afectivas con agencia, con capacidad de afectar y ser afectadas. Hablamos de intra-acción y no de interacción para destacar el dinamismo de fuerzas en el cual todos los elementos en juego están constantemente en relación, cambiando, intercambiándose, mezclándose, difractándose, mutando, influenciando y funcionando de forma inseparable (Barad 2007Barad, Karen. 2007. Meeting the Universe Halfway: Quantum Physics and the Entanglement of Matter and Meaning. Durham: Duke University Press.). No podemos entender la configuración de una «militancia de ganchillo» sin prestar atención a las formas masculinas y tradicionales de construcción y lucha nacional; no podemos separar el cuestionamiento de ese mismo ganchillo por parte de l’Esquerra Independentista sin tener en cuenta su indivisibilidad en las luchas —independencia, socialismo y feminismo— (Enguix Grau 2021Enguix Grau, Begonya. 2021. «Rebel Bodies: Feminism as Resistance in the Catalan pro-Independence Left». European Journal of English Studies 25 (2): 225-248. doi: <10.1080/13825577.2021.1944489>.) y la densidad del sustrato ideológico que la sustenta.

Los clips de audio y las fotografías relacionadas con la acción política independentista que utilizamos para activar las experiencias político-afectivas de las personas participantes sirvieron, en general, para activar cápsulas afectivas y narrativas sobre la realidad a estudiar, aunque a veces necesitamos utilizar un cuadro general en el que incluimos las emociones políticas más importantes como activador. Construimos el cuadro a partir de nuestro propio proceso de discusión en relación con el diseño de la investigación y también de las emociones más destacadas por la literatura consultada. Este cuadro sirvió para incentivar la narración de nuestras informantes sobre cómo sienten la política y cómo estructuran sus sentimientos (Bargetz 2014Bargetz, Brigitte. 2014. «Mapping Affect. Challenges of (Un)timely Politics», en Marie-LuiseAngerer, BernBösel y MichaelaOtt (eds.), Timing of Affect. Epistemologies, Aesthetics, Politics 289-302. Zürich: Diaphanes AG.), es decir, sirvió como disparador afectivo, como un método para activar narrativas afectivas cuando las informantes no encontraban las palabras precisas, y no como un modelo taxonómico cerrado (figura 3).

media/7eb3d41e74ce49119f0ba01e135de509_004.jpg
  
Figura 3 Tabla de afectos. 

Entre todas las emociones identificadas como significantes, los resultados preliminares del proyecto apuntan al miedo como la emoción política más importante en el entorno independentista. El miedo funciona como «marco afectivo» (Sauer 2019Sauer, Birgit. 2019. «Mobilizing Shame and Disgust: Abolitionist Affective Frames in Austrian and German Anti-Sex-Work Movements». Journal of Political Power 12(3): 319-338. doi: <10.1080/2158379X.2019.1669262>.), como un argumento afectivo y analítico desde el que las reacciones y las respuestas a las entrevistas tienen sentido; consigue estructurar la comunicación y la movilización política, afectiva y discursiva. De entre todas las posibilidades de sentir (política de los sentimientos), el miedo se ha impuesto en todas las narrativas a cualquier otro modo de sentir (figura 4), porque, como apunta Illouz (2023Illouz, Eva. 2023. La vida emocional del populismo. Cómo el miedo, el asco, el resentimiento y el amor socavan la democracia. Madrid: Katz.: 51), tanto si es imaginado como real, «triunfa y anula toda otra emoción y consideración. Arrasa con el campo político en su conjunto y justifica la suspensión de derechos y libertades básicos»16Illouz (2023) identifica cuatro afectos políticos principales: miedo, asco, resentimiento y amor..

media/7eb3d41e74ce49119f0ba01e135de509_005.jpg
  
Figura 4 Afectos según la edad. 

En relación con la edad, el miedo destaca con fuerza en todas las franjas de edad y prevalece en el grupo de población más numeroso de la muestra que va de los 25 a los 45 años (50% de la muestra). Interesa destacar que su prevalencia disminuye entre los mayores de 45 años, con mayor experiencia de situaciones políticas de vulnerabilidad. La edad es un elemento importante en relación con la segunda emoción más presente en la muestra, la rabia-ira: aquí encontramos una diferencia significativa entre los informantes más jóvenes (menores de 25 años), entre quienes la rabia-ira es la segunda emoción más relevante, y las personas mayores de 25 años, entre quienes la emoción que sigue en importancia al miedo es la tristeza.

Miedo, rabia-ira, felicidad, ilusión, frustración, orgullo, tristeza y vergüenza son los afectos con mayores frecuencias: bajo la prevalencia del miedo, se combinan de forma variable en función de la edad y del género. En etapas de joven adultez (de 25 a 45 años) podemos encontrar el orgullo como acompañante emotivo de la rabia-ira o tristeza; en la adultez madura (mayores de 45 años), la felicidad se mezcla con la tristeza y la vergüenza.

En relación con el género, diversos trabajos muestran que las mujeres son tan propensas a votar a favor de la independencia como los hombres cuando la identidad nacional, la ideología, la discusión política, los ingresos y la edad se mantienen estables (Verge, Guinjoan y Rodon 2015Verge, Tània, MarcGuinjoan y ToniRodon. 2015. «Risk Aversion, Gender and Constitutional Change». Politics & Gender 11(3): 499-521. doi: <10.1017/S1743923X15000264>.; ICPS 2019ICPS. 2019. Sondeig d’opinió de Catalunya. Barcelona: Institut de Ciències Polítiques i Socials (adscrito a la UAB). Octubre.). Nuestros datos confirman que tanto hombres como mujeres coinciden en identificar el miedo como la emoción más importante en relación con su experiencia como independentistas, muy por encima de otras emociones como la rabia-ira (figura 5). Siendo la muestra paritaria (25 hombres y 25 mujeres), resulta interesante destacar que hay más mujeres que hombres que tras el miedo, identifican el miedo, la rabia-ira, el orgullo o la felicidad como las emociones más importantes en orden descendente. En cambio, entre las ocho emociones más importantes según nuestros informantes, los hombres superan a las mujeres en señalar la frustración (con diferencias significativas entre hombres y mujeres), la ilusión, la vergüenza y la tristeza. No pretendemos generizar las emociones ni calificarlas como positivas o negativas, aunque vale la pena destacar estas diferencias de género ante las distintas formas de sentir.

media/7eb3d41e74ce49119f0ba01e135de509_006.jpg
  
Figura 5 Afectos según el género. 

Las personas participantes en la investigación dibujan, inequívocamente, un antes y un después en la política de los sentimientos respecto al proceso soberanista y sitúan el punto de fractura en una fecha concreta: el 1 de octubre de 2017, cuando el referéndum unilateral sobre la independencia de Cataluña (ilegal para el Gobierno de España) fue violentamente reprimido por las fuerzas policiales catalanas y españolas. Este hecho engancha de forma inextricable el miedo con la movilización independentista. En la nube de palabras resultante de las entrevistas, el miedo aparece como uno de los términos más utilizados, junto con «política», «1 d’octubre», «independentista» y «procés» (figura 6). A partir del 1 de octubre de 2017, las atmósferas afectivas dominadas por la ilusión, el orgullo, la alegría y la solidaridad se tornaron atmósferas dominadas por el miedo, la tristeza, la rabia y la indignación. Cambiaron los marcos afectivos (Sauer 2019Sauer, Birgit. 2019. «Mobilizing Shame and Disgust: Abolitionist Affective Frames in Austrian and German Anti-Sex-Work Movements». Journal of Political Power 12(3): 319-338. doi: <10.1080/2158379X.2019.1669262>.) y las experiencias y vivencias de las participantes en la acción política y en la investigación.

media/7eb3d41e74ce49119f0ba01e135de509_007.jpg
  
Figura 6 Nube de palabras más utilizadas en las entrevistas. 

5. REFLEXIÓN FINAL

 

Lutz, en su texto «What Matters» (2017Lutz, Catherine. 2017. «What Matters». Cultural Anthropology 32(2): 181–191. doi: <10.14506/ca32.2.02>.), se pregunta por lo que la antropología gana al considerar los afectos y destaca:

«Nos permite rastrear las formas en las que el poder es capilar en más aspectos de la socialidad y los mundos objetuales de lo que se reconocía anteriormente. Produce una forma más coherente de ver la política y la moral de la vida cotidiana como poderosamente organizadas (y desorganizadas) a través de los discursos de la emoción. Y nos da una nueva visión de las formas en las que las instituciones de producción de conocimiento han reforzado una autodivisión bifurcada entre razón y emoción en función del género. Además, nos lleva a pensar más en el propio trabajo de campo como una actividad emocional compleja, en un sentido relacional y político ampliado. Por último, una orientación hacia lo afectivo o emocional nos lleva a centrarnos más intensamente en aquello que importa a las comunidades que estudiamos, en lo que las mueve a lo largo del día y, por tanto, en lo que hace que los mundos materiales y sociales emergentes en los que estamos inmersos se conviertan en una realidad»

(Lutz 2017Lutz, Catherine. 2017. «What Matters». Cultural Anthropology 32(2): 181–191. doi: <10.14506/ca32.2.02>.: 189).

Incorporar los afectos a la antropología (política) desvela la multiplicidad y complejidad del nacionalismo. En Cataluña, razones históricas, políticas, culturales, emocionales y económicas intra-actúan en el movimiento secesionista/soberanista. El aumento de la opinión pública favorable a la independencia y las grandes movilizaciones organizadas por la sociedad civil tienen un marcado componente emocional alimentado desde dentro pero también estimulado por los discursos beligerantes (y también emocionales) del nacionalismo español. Al choque argumental hay que añadir el choque emocional. Nuestros resultados confirman que la movilización política soberanista post-referéndum y post-sentencia está envuelta en un proceso afectivo gobernado por el miedo, pues el miedo se sitúa a mucha distancia de las otras emociones identificadas como relevantes en relación con el Procés (rabia-ira, felicidad, ilusión, frustración, orgullo, vergüenza y tristeza).

Como comentamos, el trabajo de campo debía iniciarse al mismo tiempo que el Tribunal Supremo publicaba la sentencia a prisión de los líderes políticos independentistas y las autoridades policiales realizaban redadas y detenciones a militantes soberanistas de base. Además, gran parte de las entrevistas se realizaron durante los primeros meses de la pandemia de la Covid-19. Los resultados de estas entrevistas se desarrollan en un contexto de trauma político general, un contexto que «interfiere tanto en las decisiones de involucrarse en la organización como de permanecer comprometido o renunciar» (Teló 2019Teló, Fabricio. 2019. «Campesinos, emociones y tentativas de resistencia armada a la dictadura empresarial-militar de Brasil». Polis 53: 1-17.: 10). A pesar de que la represión policial y judicial y el surgimiento de una pandemia mundial configuraron un ambiente afectivo centrado en el miedo, el miedo no logró borrar el orgullo, la solidaridad y la felicidad de los primeros años de movilización. El crecimiento y/o el decrecimiento de la acción política se entrelazaron con afectos que tiñeron o inundaron otras esferas importantes del nacionalismo (y la política en general) como las esferas discursivas, simbólicas o estructurales. En consecuencia, para entender el nacionalismo (y la política en general) en su complejidad es imprescindible elaborar un relato vivo, material, discursivo y afectivo.

En este artículo hemos propuesto unos modelos teóricos y metodológicos concretos para el abordaje empírico de la relación entre política y afectos desde una perspectiva situada (Haraway 1988Haraway, Donna. 1988. «Situated Knowledges: The Science Question in Feminism and the Privilege of Partial Perspective». Feminist Studies 14(3): 575-599. doi: <10.2307/3178066>.) y corporal (Enguix Grau 2012Enguix Grau, Begonya. 2012. «Cultivando cuerpos, modelando masculinidades». Revista de Dialectología y Tradiciones Populares 67 (1): 147-180. doi: <10.3989/rdtp.2012.06>.) que no entiende los afectos como contrarios a la razón ni considera la existencia de afectos positivos o negativos o de afectos más valiosos que otros. Una «ambivalencia política del afecto» (Bargetz 2015Bargetz, Brigitte. 2015. «The Distribution of Emotions: Affective Politics of Emancipation». Hypatia 30(3): 580-596. doi: <10.1111/hypa.12159>.) construida desde una teoría feminista de las políticas de los afectos permite delinear una «gramática política de los sentimientos» (Bargetz 2014Bargetz, Brigitte. 2014. «Mapping Affect. Challenges of (Un)timely Politics», en Marie-LuiseAngerer, BernBösel y MichaelaOtt (eds.), Timing of Affect. Epistemologies, Aesthetics, Politics 289-302. Zürich: Diaphanes AG.) que circula en todos los sentidos, desde la «exteriority within» (Barad 2007Barad, Karen. 2007. Meeting the Universe Halfway: Quantum Physics and the Entanglement of Matter and Meaning. Durham: Duke University Press.) a una «interiority out» y viceversa. Nuestro trabajo etnográfico, basado en entrevistas, observación, métodos de elicitación, narrativas libres y cartografías, pone en juego lo material, lo discursivo y lo afectivo. Nos puede ayudar a construir marcos afectivos de sentido que no dejen de lado lo corporal ni la pegajosidad de los afectos y permitan explorar las posibilidades críticas de la agencia política.

DECLARACIÓN DE CONFLICTO DE INTERESES

 

Los autores de este artículo declaran no tener conflictos de intereses financieros, profesionales o personales que pudieran haber influido de manera inapropiada en este trabajo.

DECLARACIÓN DE CONTRIBUCIÓN DE AUTORÍA

 

Begonya Enguix: conceptualización, curación de datos, análisis formal, obtención de fondos, investigación, metodología, administración del proyecto, recursos, supervisión, validación, redacción – borrador original, redacción – revisión y edición.

Alexandre Pichel: conceptualización, curación de datos, metodología, validación, visualización, redacción – revisión y edición.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

 

1 

Ahmed, Sara. 2004a. «Affective Economies». Social Text 22(2): 117-139. doi: <<https://doi.org/10.1215/01642472-22-2_79-117>.

2 

Ahmed, Sara. 2004b. «Collective Feelings: or, the Impressions Left by Others». Theory, Culture & Society 21(2): 24-42. doi: <<https://doi.org/10.1177/0263276404042133>.

3 

Ahmed, Sara. 2017. La política cultural de las emociones. Ciudad de México: Universidad Nacional Autónoma de México.

4 

Ammaturo, Francesca R.2016. «Spaces of Pride: A Visual Ethnography of Gay Pride Parades in Italy and the United Kingdom». Social Movement Studies 15(1): 19-40. doi: <https://doi.org/10.1080/14742837.2015.1060156>.

5 

Anderson, Ben. 2009. «Affective Atmospheres». Emotion, Space and Society 2(2): 77-81. doi: <https://doi.org/10.1016/j.emospa.2009.08.005>.

6 

Anderson, Benedict. 1991. Imagined Communities: Reflections on the Origin and Spread of Nationalism. Londres: Verso Books.

7 

Arbaiza, Mercedes. 2019. «“Dones en transició”: el feminismo como acontecimiento emocional», en Teresa M. Ortega López, Ana Aguado y Elena Hernández (coords.), Mujeres, dones, mulleres, emakumeak: Estudios sobre la historia de las mujeres y del género: 267-286. Madrid: Cátedra.

8 

Barad, Karen. 2007. Meeting the Universe Halfway: Quantum Physics and the Entanglement of Matter and Meaning. Durham: Duke University Press.

9 

Bargetz, Brigitte. 2014. «Mapping Affect. Challenges of (Un)timely Politics», en Marie-Luise Angerer, Bern Bösel y Michaela Ott (eds.), Timing of Affect. Epistemologies, Aesthetics, Politics 289-302. Zürich: Diaphanes AG.

10 

Bargetz, Brigitte. 2015. «The Distribution of Emotions: Affective Politics of Emancipation». Hypatia 30(3): 580-596. doi: <https://doi.org/10.1111/hypa.12159>.

11 

Bayard de Volo, Lorraine. 2006. «The Dynamics of Emotion and Activism: Grief, Gender, and Collective Identity in Revolutionary Nicaragua». Mobilization: An International Quarterly 11(4): 461-474. doi: <https://doi.org/10.17813/maiq.11.4.q21r3432561l21t7>.

12 

Beattie, Andrew. 2014. «Anthropology and Emotion». Journal of the Royal Anthropological Institute 20(3): 545-563. doi: <https://doi.org/10.1111/1467-9655.12114>

13 

Blackman, Lisa y Couze Venn. 2010. «Affect». Body & Society 16(1): 7-28. doi: <https://doi.org/10.1177/1357034X09354769>.

14 

Braidotti, Rossi. 2019. Posthuman Knowledge. Cambridge: Polity Press.

15 

Brubaker, Rogers. 1996. Nationalism Reframed: Nationhood and the National Question in the New Europe. Cambridge: Cambridge University Press.

16 

Calhoun, Craig. 1997. Nationalism. Minneapolis: University of Minnesota Press.

17 

Closs Stephens, Angharad. 2016. «The Affective Atmospheres of Nationalism». Cultural Geographies 23: 181-198. doi: <https://doi.org/10.1177/1474474015569994>.

18 

Clough, Patricia T. y Jean Halley. 2007. The Affective Turn. Theorizing the Social. Durham: Duke University Press.

19 

Collier, Malcolm. 2001. «Approaches to Analysis in Visual Anthropology», en Theovan Leeuwen y Carey Jewitt (eds.), Handbook of Visual Analysis. Londres: Sage, 35-65.

20 

Cottingham, Marci D. y Rebecca J. Erickson. 2020. «The Promise of Emotion Practice: At the Bedside and Beyond». Work and Occupations 47(2): 173-199. doi: <https://doi.org/10.1177/0730888419892664>.

21 

De Landa, Manuel. 2016. Assemblage Theory. Edimburgo: Edinburgh University Press.

22 

Della Porta, Donatella. 1995. Social Movements, Political Violence, and the State. Cambridge: Cambridge University Press.

23 

Della Porta, Donatella y Mario Diani. 2011. Los movimientos sociales. Madrid: CIS-Editorial Complutense.

24 

Demertzis, Nicolas. 2013. «Introduction: Theorizing the Emotions-Politics Nexus», en Nicolas Demertzis (ed.), Emotions in Politics: 1-16. Londres: Palgrave Macmillan UK.

25 

Diz, Carlos. 2013. «Políticas del cuerpo y heterotopías del #15M». Revista de Antropología Experimental 13: 89-111.

26 

Diz, Carlos. 2018. «Tácticas del cuerpo: activismo y resistencia en la ciudad en crisis». Revista de Dialectología y Tradiciones Populares 73(1): 127-152. doi: <https://doi.org/10.3989/rdtp.2018.01.005>.

27 

Diz, Carlos. 2019. «Maneras de vivir: emoción, política e identidades en movimiento». ANDULI, Revista Andaluza de Ciencias Sociales 18: 93-117. doi: <https://doi.org/10.12795/anduli.2019.i18.05>.

28 

Enciso Domínguez, Giazú y Alí Lara. 2014. «Emociones y ciencias sociales en el s. XX: La precuela del giro afectivo». Athenea Digital 14(1): 263-288. doi: <https://doi.org/10.5565/rev/athenead/v14n1.1094>.

29 

Enguix Grau, Begonya. 2012. «Cultivando cuerpos, modelando masculinidades». Revista de Dialectología y Tradiciones Populares 67 (1): 147-180. doi: <https://doi.org/10.3989/rdtp.2012.06>.

30 

Enguix Grau, Begonya. 2019. Orgullo, Protesta, Negocio y otras derivas LGTB. Madrid: Editorial Doce Calles.

31 

Enguix Grau, Begonya. 2021. «Rebel Bodies: Feminism as Resistance in the Catalan pro-Independence Left». European Journal of English Studies 25 (2): 225-248. doi: <https://doi.org/10.1080/13825577.2021.1944489>.

32 

Enguix Grau, Begonya. 2022a. «Entre la espada y la pared: cuerpo, género y posthumanismo», en Josep Martí y Begonya Enguix Grau (eds.), Pensar la antropología en clave posthumanista. Madrid: CSIC-Biblioteca de Antropología, 47-72.

33 

Enguix Grau, Begonya. 2022b. «Cossos i gèneres en transició: el posthumanisme i el seus efectes», en FrancescNúñez y AgnèsVayreda (coords.), Humanisme i posthumanisme. Eines per a unes ciències humanes en moviment: 111-147. Barcelona: UOC.

34 

Escobar, Arturo. 1992. «Culture, Practice and Politics: Anthropology and the study of social movements». Critique of Anthropology 12: 395-432.

35 

Esteban, Mari Luz. 2015. «La reformulación de la política, el activismo y la etnografía. Esbozo de una antropología somática y vulnerable». Ankulegi 19: 75-93.

36 

Esteban, Mari Luz. 2018. «Herida de política y cárcel. El relato encarnado de una activista». Revista de Dialectología y Tradiciones Populares 73(2): 343-363. doi: <https://doi.org/10.3989/rdtp.2018.02.004>.

37 

Feldman, Lindsey R. y Luminiţa-Anda Mandache. 2019. «Emotional Overlap and the Analytic Potential of Emotions in Anthropology». Ethnography 20(2): 227–244. doi: <https://doi.org/10.1177/1466138118768620>

38 

Flam, Helena. 2005. «Emotions’ Map. A Research Agenda», en Helena Flam y Debra King (eds.), Emotions and Social Movements: 19-40. Nueva York: Routledge.

39 

Gammerl, Benno. 2012. «Emotional Styles – Concepts and Challenges». Rethinking History 16(2): 161-175. doi: <https://doi.org/10.1080/13642529.2012.681189>.

40 

García López, Ernesto. 2013. «Antropología y movimientos sociales: reflexiones para una etnografía de los nuevos movimientos globales». Intersticios 7(1): 83-113.

41 

García López, Cristina. 2023. «Investigar en espacios propios: afectos y vulnerabilidades en la investigación feminista», en Carmen Gregorio y Blanca García (coords.), Etnografía y feminismos: restituyendo saberes y prácticas de investigación: 267-285. Berna: Peter Lang.

42 

Generalitat de Catalunya (2017). Nota de premsa: El Govern trasllada els resultats definitius del referèndum de l’1 d’octubre al Parlament de Catalunya. Direcció General de Comunicació. Disponible en: <https://govern.cat/salapremsa/notes-premsa/303541/govern-trasllada-resultats-definitius-del-referendum-1-octubre-al-parlament-Catalunya>. Fecha de Acceso: 23 ene. 2024.

43 

Goodwin, Jeff, James Jasper y Francesca Polletta. 2000. «The Return of the Repressed: The Fall and Rise of Emotions in Social Movement Theory». Mobilization: An International Quarterly 5(1): 65-84. doi: <https://doi.org/10.17813/maiq.5.1.74u39102m107g748>.

44 

Goodwin, Jeff, James Jasper y Francesca Polletta. 2001. Passionate Politics: Emotions and Social Movements. Chicago: University of Chicago Press.

45 

Goodwin, Jeff, y Steven Pfaff. 2001. «Emotion Work in High-Risk Social Movements: Managing Fear in the U.S. and East German Civil Rights Movements», en Jeff Goodwin, James Jasper y Francesca Polletta (eds.), Passionate Politics: Emotions and Social Movements: 282-302. Chicago: University of Chicago Press.

46 

Gould, Deborah. 2004. «Passionate Political Processes: Bringing Emotions Back into the Study of Social Movements», en Jeff Goodwin y James Jasper (eds.), Rethinking Social Movements: Structure, Meaning, and Emotion: 155-176. Lanham: Rowman y Littlefield Publishers.

47 

Gould, Deborah. 2009. Moving Politics: Emotion and ACT UP’s Fight Against AIDS. Chicago: University of Chicago Press.

48 

Gravante, Tommaso y Alice Poma. 2016. «Environmental Self-Organized Activism: Emotion, Organization and Collective Identity in Mexico». International Journal of Sociology and Social Policy 36(9/10): 647-661. doi: <https://doi.org/10.1108/IJSSP-11-2015-0128>.

49 

Guilló, Miren. 2023a. Sangre y Resistencia. Políticas y culturas alternativas de la menstruación. Barcelona: Edicions Bellaterra.

50 

Guilló, Miren. 2023b. «Placer, agencia y menstruación: Subversión y conocimientos colectivos para la transformación social». Revista de Antropología Iberoamericana 18(2): 287-310. doi: <https://doi.org/10.11156/aibr.180205>.

51 

Haraway, Donna. 1988. «Situated Knowledges: The Science Question in Feminism and the Privilege of Partial Perspective». Feminist Studies 14(3): 575-599. doi: <https://doi.org/10.2307/3178066>.

52 

Hickey-Moody, Anna C.2020. «New Materialism, Ethnography, and Socially Engaged Practice: Space-Time Folds and the Agency of Matter». Qualitative Inquiry 26(7): 724-732. doi: <https://doi.org/10.1177/1077800418810728>.

53 

Hochschild, Arlie-Russell. 2003. The Managed Heart: Commercialization of Human Feeling. Berkeley: University of California Press.

54 

Hochschild, Arlie-Russell. 2008. «Emotion Work, Feelings Rules, and Social Structure», en Monica Greco y Paul Stenner (eds.), Emotions: A Social Science Reader: 121-126. Nueva York: Routledge.

55 

ICPS. 2019. Sondeig d’opinió de Catalunya. Barcelona: Institut de Ciències Polítiques i Socials (adscrito a la UAB). Octubre.

56 

Illouz, Eva. 2023. La vida emocional del populismo. Cómo el miedo, el asco, el resentimiento y el amor socavan la democracia. Madrid: Katz.

57 

Jasper, James y Lynn Owens. 2014. «Social Movements and Emotions», en Jan Stets y Jonathan Turner (eds.), Handbook of the Sociology of Emotions: Volume II: 529-548. Dordrecht: Springer.

58 

JEC, Junta Electoral Central (2006). «Resolución de 3 de julio de 2006, de la Junta Electoral Central, de declaración oficial de los resultados del referéndum sobre reforma del Estatuto de Autonomía de Cataluña». Boletín Oficial del Estado, núm. 158: 25193-25194.

59 

Lara, Ali. 2020. «Mapeando los Estudios del Afecto». Athenea Digital 20(2). doi: <https://doi.org/10.5565/rev/athenea.2812>.

60 

Leach, Edmund. 1970. Un mundo en explosión. Barcelona: Anagrama.

61 

Le Breton, David. 1999. Las pasiones ordinarias. Antropología de las emociones. Buenos Aires: Nueva visión.

62 

Líndez Borràs, María del Carmen. 2013. «Movilización en la sociedad catalana: aparición y pervivencia». Clivatge 2: 88-116.

63 

Lorde, Audre. 1981. «The Uses of Anger». Women’s Studies Quarterly 9(3): 7-10.

64 

Lutz, Catherine y Geoffrey M. White. 1986. «The Anthropology of Emotions». Annual Review of Anthropology 15: 405-436.

65 

Lutz, Catherine. 2017. «What Matters». Cultural Anthropology 32(2): 181–191. doi: <https://doi.org/10.14506/ca32.2.02>.

66 

Macón, Cecilia, Mariela Solana y Nayla Vacareza (eds.). 2021. Affect, Gender and Sexuality in Latin America. Cham: Springer.

67 

Martí, Josep. 2019. «Sons i revolta a l’escenari politic català». Quaderns de l’Institut Català d’Antropologia 23(2): 80-98.

68 

Martin, Emily. 2013. «The Potentiality of Ethnography and the Limits of Affect Theory». Current Anthropology 54(S7): S149-S158. doi: <https://doi.org/10.1086/670388>.

69 

Massumi, Brian. 1995. «The Autonomy of Affect». Cultural Critique 31: 83-109. doi: <https://doi.org/10.2307/1354446>.

70 

Massumi, Brian. 2002. Parables for the Virtual: Movement, Affect, Sensation. Durham: Duke University Press.

71 

Massumi, Brian. 2015. Politics of Affect. Cambridge: Polity Press.

72 

Mayer, Stefanie, Edma Ajanovic y Birgit Sauer. 2014. «Intersections and Inconsistencies. Framing Gender in Right-Wing Populist Discourses in Austria». NORA – Nordic Journal of Feminist and Gender Research 22(4): 250-266. doi: <https://doi.org/10.1080/08038740.2014.964309>.

73 

Medina Doménech, Rosa María. 2012. «Sentir la historia. Propuestas para una agenda de investigación feminista en la historia de las emociones». ARENAL 19(1): 161-199.

74 

Mendoza, Diego. 2021. Mirando al Sur. Una historia (incompleta) de los activismos de la disidencia sexual y del género en Andalucía. Tesis doctoral, Universidad de Granada. Disponible en: <http://hdl.handle.net/10481/71616>.

75 

Morris, Aldon y Cedric Herring. 1987. «Theory and Research in Social Movements: A Critical Review». Annual Review of Political Science 2: 137-198.

76 

Nagel, Joane. 1998. «Masculinity and Nationalism: Gender and Sexuality in the Making of Nations». Ethnic and Racial Studies 21(2): 242-269.

77 

Pink, Sarah. 2015. Doing Sensory Ethnography. Londres: Sage.

78 

Pinque, Germán. 2020. «Estructuras del sentir: revisitando una noción para estudiar las maneras en que se experimentan y encarnan las transformaciones socioculturales». Heterotopías 3(6): 1-13.

79 

Polletta, Francesca y James Jasper. 2001. «Collective Identity and Social Movements». Annual Review of Sociology 27: 283-305. doi: <https://doi.org/10.1146/annurev.soc.27.1.283>.

80 

Poma, Alice y Tommaso Gravante. 2017. «Emociones, protesta y acción colectiva: estado del arte y avances». Aposta. Revista de Ciencias Sociales 74: 32-62.

81 

Poma, Alice, Juan Pablo Paredes y Tommaso Gravante. 2019. «Editorial: Resistencias y emociones del activismo en contextos represivos, autoritarios o violentos. Una introducción». Polis 53: 1-10.

82 

Puig de la Bellacasa, María. 2009. «Touching Technologies, Touching Visions: The Reclaim of Sensorial Experience and the Politics of Speculative Thinking». Subjectivity 28: 297-315. doi: <https://doi.org/10.1057/sub.2009.17>.

83 

Ramírez Goicoechea, Eugenia. 2001. «Antropología “compleja” de las emociones humanas». Isegoría 25: 177-200. doi: <https://doi.org/10.3989/isegoria.2001.i25.589>.

84 

Reger, Jo. 2004. «“Emotion Work” Through Consciousness-Raising: An Analysis of a Feminist Organization». Qualitative Sociology 27: 205-222. doi: <https://doi.org/10.1023/B:QUAS.0000020693.93609.6c>.

85 

Rutherford, Danilyn. 2016. «Affect Theory and the Empirical». Annual Review of Anthropology 45: 285-300. doi: <https://doi.org/10.1146/annurev-anthro-102215-095843>

86 

Sauer, Birgit. 2019. «Mobilizing Shame and Disgust: Abolitionist Affective Frames in Austrian and German Anti-Sex-Work Movements». Journal of Political Power 12(3): 319-338. doi: <https://doi.org/10.1080/2158379X.2019.1669262>.

87 

Schadler, Cornelia. 2019. «Enactments of a New Materialist Ethnography: Methodological Framework and Research Processes». Qualitative Research 19(2): 215-230. doi: <https://doi.org/10.1177/1468794117748877>.

88 

Scribano, Adrián. 2009. «A modo de epílogo. ¿Por qué una mirada sociológica de los cuerpos y las emociones?», en Carlos Figari y Adrian Scribano (comps.), Cuerpo(s), subjetividad(es) y conflicto(s). Hacia una sociología de los cuerpos y las emociones desde Latinoamérica: 141-151. Buenos Aires: Ediciones CICCUS-CLACSO.

89 

Scribano, Adrián. 2012. «Sociología de los cuerpos/emociones». Revista Latinoamericana de Estudios sobre Cuerpos, Emociones y Sociedad 4(1): 91-111.

90 

Skoggard, Ian y Alice Waterston. 2015. «Introduction: Toward an Anthropology of Affect and Evocative Ethnography». Anthropology of Consciousness 26(2): 109-120. doi: <https://doi.org/10.1111/anoc.12041>.

91 

Stewart, Kathleen. 2017. «In the World that Affect Proposed». Cultural Anthropology 32(2): 192-198. doi: <https://doi.org/10.14506/ca32.2.03>.

92 

Solana, Mariela y Nayla L. Vacarezza. 2020. «Sentimientos feministas». Revista Estudos Feministas 28(2). doi: <https://doi.org/10.1590/1806-9584-2020v28n272445>.

93 

Subirats, Joan y Ricard Vilaregut. 2012. «El debat sobre la independència a Catalunya. Causes, implicacions i reptes de futur». Anuari del Conflicte Social 2: 514-527.

94 

Teló, Fabricio. 2019. «Campesinos, emociones y tentativas de resistencia armada a la dictadura empresarial-militar de Brasil». Polis 53: 1-17.

95 

Van Ness, Justin y Erika Summers-Effler. 2018. «Emotions in Social Movements», en David A. Snow, Sarah A. Soule y Hanspeter Kriesi (eds.), The Wiley Blackwell Companion to Social Movements: 411-428. Chichester: John Wiley y Sons.

96 

Verge, Tània, Marc Guinjoan y Toni Rodon. 2015. «Risk Aversion, Gender and Constitutional Change». Politics & Gender 11(3): 499-521. doi: <https://doi.org/10.1017/S1743923X15000264>.

97 

Víctora, Ceres y Maria Claudia Coelho. 2019. «A antropologia das emoções: conceitos e perspectivas teóricas em revisão». Horizontes Antropológicos 25(54): 7-21. doi: <https://doi.org/10.1590/S0104-71832019000200001>.

98 

Vilaregut, Ricard. 2011. Memòria i emergència en l’independentisme català. El cas de la Plataforma pel Dret de Decidir. Tesis Doctoral. Universitat Autònoma de Barcelona.

99 

Wetherell, Margaret. 2012. Affect and Emotion: A New Social Science Understanding. Londres: Sage.

100 

Wetherell, Margaret. 2015. «Trends in the Turn of Affect». Body & Society 21(2): 139-166. doi: <https://doi.org/10.1177/1357034X14539020>.

101 

White, Daniel. 2017. «Affect: An Introduction». Cultural Anthropology 32(2): 175-180. doi: <https://doi.org/10.14506/ca32.2.01>.

102 

Williams, Raymond. 2009. Marxismo y literatura. Buenos Aires: Las Cuarenta.

103 

Yuval-Davis, Nira y Floya Anthias (eds.). 1989. Woman, Nation, State. Basingstoke: Palgrave Macmillan.

NOTAS

 
1 

Todas las traducciones son propias. Optamos por la alternancia entre formas masculinas, femeninas y neutras como vehículo de lenguaje inclusivo y no sexista.

2 

Véanse, entre otros, Goodwin, Jasper y Polletta (2000Goodwin, Jeff, JamesJasper y FrancescaPolletta. 2000. «The Return of the Repressed: The Fall and Rise of Emotions in Social Movement Theory». Mobilization: An International Quarterly 5(1): 65-84. doi: <10.17813/maiq.5.1.74u39102m107g748>.); Gould (2009Gould, Deborah. 2009. Moving Politics: Emotion and ACT UP’s Fight Against AIDS. Chicago: University of Chicago Press.); Flam (2005Flam, Helena. 2005. «Emotions’ Map. A Research Agenda», en HelenaFlam y DebraKing (eds.), Emotions and Social Movements: 19-40. Nueva York: Routledge.); Poma, Paredes y Gravante (2019Poma, Alice, Juan PabloParedes y TommasoGravante. 2019. «Editorial: Resistencias y emociones del activismo en contextos represivos, autoritarios o violentos. Una introducción». Polis 53: 1-10.) y van Ness y Summers-Effler (2018Van Ness, Justin y ErikaSummers-Effler. 2018. «Emotions in Social Movements», en David A.Snow, Sarah A.Soule y HanspeterKriesi (eds.), The Wiley Blackwell Companion to Social Movements: 411-428. Chichester: John Wiley y Sons.).

3 

Véanse Bargetz (2014Bargetz, Brigitte. 2014. «Mapping Affect. Challenges of (Un)timely Politics», en Marie-LuiseAngerer, BernBösel y MichaelaOtt (eds.), Timing of Affect. Epistemologies, Aesthetics, Politics 289-302. Zürich: Diaphanes AG.); Sauer (2019Sauer, Birgit. 2019. «Mobilizing Shame and Disgust: Abolitionist Affective Frames in Austrian and German Anti-Sex-Work Movements». Journal of Political Power 12(3): 319-338. doi: <10.1080/2158379X.2019.1669262>.); y Demertzis (2013Demertzis, Nicolas. 2013. «Introduction: Theorizing the Emotions-Politics Nexus», en NicolasDemertzis (ed.), Emotions in Politics: 1-16. Londres: Palgrave Macmillan UK.).

4 

Véase Scribano (2009Scribano, Adrián. 2009. «A modo de epílogo. ¿Por qué una mirada sociológica de los cuerpos y las emociones?», en CarlosFigari y AdrianScribano (comps.), Cuerpo(s), subjetividad(es) y conflicto(s). Hacia una sociología de los cuerpos y las emociones desde Latinoamérica: 141-151. Buenos Aires: Ediciones CICCUS-CLACSO., 2012Scribano, Adrián. 2012. «Sociología de los cuerpos/emociones». Revista Latinoamericana de Estudios sobre Cuerpos, Emociones y Sociedad 4(1): 91-111.).

5 

Véase Ahmed (2004bAhmed, Sara. 2004b. «Collective Feelings: or, the Impressions Left by Others». Theory, Culture & Society 21(2): 24-42. doi: <<10.1177/0263276404042133>., 2004Ahmed, Sara. 2004a. «Affective Economies». Social Text 22(2): 117-139. doi: <<10.1215/01642472-22-2_79-117>./2017Ahmed, Sara. 2017. La política cultural de las emociones. Ciudad de México: Universidad Nacional Autónoma de México.).

6 

Véanse Wetherell (2012Wetherell, Margaret. 2012. Affect and Emotion: A New Social Science Understanding. Londres: Sage.); y Solana y Vacarezza (2020Solana, Mariela y Nayla L.Vacarezza. 2020. «Sentimientos feministas». Revista Estudos Feministas 28(2). doi: <10.1590/1806-9584-2020v28n272445>.).

7 

«Quien siembra la miseria, recoge rabia». L’Esquerra Independentista (EI) agrupa seis organizaciones: SEPC-Sindicat d’Estudiants dels Països Catalans, COS-Coordinadora Obrera Sindical, Alerta Solidària, Endavant, CUP-Candidatura d’Unitat Popular y Arran.

8 

Este epígrafe no pretende ser exhaustivo —tarea imposible— sino exponer los modelos y aportaciones que nos resultan más sugerentes para su aplicación al trabajo de campo empírico. Véanse otros posibles modelos de abordaje de los afectos en Scribano (2012Scribano, Adrián. 2012. «Sociología de los cuerpos/emociones». Revista Latinoamericana de Estudios sobre Cuerpos, Emociones y Sociedad 4(1): 91-111.), Enciso Domínguez y Lara (2014Enciso Domínguez, Giazú y AlíLara. 2014. «Emociones y ciencias sociales en el s. XX: La precuela del giro afectivo». Athenea Digital 14(1): 263-288. doi: <10.5565/rev/athenead/v14n1.1094>.), Poma y Gravante (2017Poma, Alice y TommasoGravante. 2017. «Emociones, protesta y acción colectiva: estado del arte y avances». Aposta. Revista de Ciencias Sociales 74: 32-62.), Lutz (2017Lutz, Catherine. 2017. «What Matters». Cultural Anthropology 32(2): 181–191. doi: <10.14506/ca32.2.02>.) y Lara (2020Lara, Ali. 2020. «Mapeando los Estudios del Afecto». Athenea Digital 20(2). doi: <10.5565/rev/athenea.2812>.).

9 

La mayoría de la literatura teórica y los trabajos empíricos del «giro afectivo», como los que citamos en este artículo, han sido producidos desde el Norte Global. Muchas discusiones epistemológicas y conceptuales han estado dirigidas por las estructuras de conocimiento anglocéntricas y occidentales. Para una lectura crítica de la dominación académica del Norte Global, véase Macón, Solana y Vacarezza (2021Macón, Cecilia, MarielaSolana y NaylaVacareza (eds.). 2021. Affect, Gender and Sexuality in Latin America. Cham: Springer.: 7-9).

10 

Entendidas como «el conjunto de prácticas y representaciones que, en el seno del activismo, instrumentalizan el cuerpo como enclave de resistencia, usándolo y produciéndolo como un lugar de lo político» (Diz 2018Diz, Carlos. 2018. «Tácticas del cuerpo: activismo y resistencia en la ciudad en crisis». Revista de Dialectología y Tradiciones Populares 73(1): 127-152. doi: <10.3989/rdtp.2018.01.005>.: 147).

11 

«Sentir la política» alude a la sensación, interpretación o reconocimiento de las estructuras sociales que sentimos las personas (Bargetz 2014Bargetz, Brigitte. 2014. «Mapping Affect. Challenges of (Un)timely Politics», en Marie-LuiseAngerer, BernBösel y MichaelaOtt (eds.), Timing of Affect. Epistemologies, Aesthetics, Politics 289-302. Zürich: Diaphanes AG.: 299). La «política de sentimientos» sirve para identificar el afecto como un instrumento político que «evidencia que los sentimientos pueden convertirse en una forma de gobernar» (Bargetz 2014Bargetz, Brigitte. 2014. «Mapping Affect. Challenges of (Un)timely Politics», en Marie-LuiseAngerer, BernBösel y MichaelaOtt (eds.), Timing of Affect. Epistemologies, Aesthetics, Politics 289-302. Zürich: Diaphanes AG.: 300).

12 

Véanse, por ejemplo, Demertzis (2013Demertzis, Nicolas. 2013. «Introduction: Theorizing the Emotions-Politics Nexus», en NicolasDemertzis (ed.), Emotions in Politics: 1-16. Londres: Palgrave Macmillan UK.); Goodwin, Jasper y Polletta (2001Goodwin, Jeff, JamesJasper y FrancescaPolletta. 2001. Passionate Politics: Emotions and Social Movements. Chicago: University of Chicago Press.) y Closs Stephens (2016Closs Stephens, Angharad. 2016. «The Affective Atmospheres of Nationalism». Cultural Geographies 23: 181-198. doi: <10.1177/1474474015569994>.).

13 

Aunque «la construcción de la identidad es un componente esencial de la acción colectiva» (Della Porta y Diani 2011: 151), el objetivo de este artículo no es analizar las raíces históricas ni comunitarias de la identidad catalana o el independentismo por lo que no entramos a debatir si estamos ante una «comunidad imaginada» (Anderson 1991Anderson, Benedict. 1991. Imagined Communities: Reflections on the Origin and Spread of Nationalism. Londres: Verso Books.). Más bien nos interesa «atender al nivel micro de las prácticas cotidianas y su imbricación con procesos más largos de desarrollo, patriarcado, capital y Estado» (Escobar 1992Escobar, Arturo. 1992. «Culture, Practice and Politics: Anthropology and the study of social movements». Critique of Anthropology 12: 395-432.: 420), imprescindibles para entender los movimientos sociales contemporáneos según Escobar y atravesados por marcos emocionales.

14 

Cuando hablamos del PdeCat nos referimos al espacio político postconvergente. Durante los últimos años, este espacio ha sufrido multitud de cambios y escisiones. En la época en que se realizó el trabajo de campo (2019-2021), las siglas del PdeCat representaban este espacio. Para mantener la coherencia y continuidad narrativa, hemos decidido mantener este nombre y no cambiarlo por Junts per Catalunya, que representa hoy el espacio postconvergente.

15 

Aprovechamos para agradecer públicamente su colaboración a todas las personas que participaron en esta investigación.

16 

Illouz (2023Illouz, Eva. 2023. La vida emocional del populismo. Cómo el miedo, el asco, el resentimiento y el amor socavan la democracia. Madrid: Katz.) identifica cuatro afectos políticos principales: miedo, asco, resentimiento y amor.