Disparidades. Revista de Antropología 77 (1)
enero-junio 2022, r014
eISSN: 2659-6881
https://doi.org/10.3989/dra.2022.014

NOTAS DE LIBROS

Ernesto García López

LANGA, Laura: Sin Cesar o la etnografía vuelta temblor. (Madrid, 2020), 192 pp.

CONTENIDO

En uno de sus libros más estremecedores el poeta Antonio Gamoneda (2003: 120)Gamoneda, Antonio. 2003. Arden las pérdidas. Barcelona: Tusquets Editores. (quizá trayendo al presente una infancia de miedo y pobreza) cantaba: «Así es la edad del hierro en la garganta. Ya / todo es incomprensible. Sin embargo, / amas aún cuanto has perdido». Esa ambivalencia del recuerdo, del amor por un tiempo pasado, la ternura incluso, y al mismo tiempo la constatación de que ese instante ausente estaba poblado de hierro y crueldad, hacen de estos versos un deslumbramiento para el lector. Pero lo hacen, sobre todo, gracias a un tanteo de la escritura, una búsqueda problematizadora de su límite, como práctica de lo sensible, tensado del idioma que revela la auténtica dimensión del ser humano que lo forja. Es en el envite feroz del lenguaje encarnado (y sus valencias contradictorias) donde se carga de potencia expresiva.

Pues bien, de alguna manera este mismo espíritu hace presencia, a mi juicio, en Sin Cesar, un libro-objeto que es el resultado de una visión de mundo, omnicomprensiva, cuya legibilidad antropológica se dirige hacia la terrible experiencia de la violencia política en una zona del noreste colombiano, que Laura Langa Martínez y Ariel Arango Prada han convertido en cuerpo dentro del sello editorial Entrelazando, que ellos mismos decidieron poner en pie.

Y digo «visión de mundo» porque no se trata de una monografía antropológica al uso. Algo así como la traducción académica de una investigación académica cuyo horizonte académico fuera un artículo de revista científica o un volumen incrustado en una colección orientada al público académico. No. Sin Cesar es una apuesta por ir más allá, por perseguir otra noción de audiencia, por hacer dialogar (contagiosa y valientemente) una pluralidad de saberes sociales, en pos de una antropología orgánica que, sin ser pedagógica, busca encontrarse también con los demás en la (co)presencia epistemológica, en la (co)teorización, en la aprehensión de lo real por medio de distintos medios intelectivos, sin renunciar en absoluto a lo estético, pegada a la experiencia, descreída del púlpito universitario como única fuente de autoridad; donde se entretejan el rigor analítico, la precisión conceptual, el uso metodológico de diferentes estrategias etnográficas existentes (entrevistas, observación participante, archivo, etc.) con la reconstrucción sociológica de las «estructuras del mundo de la vida» (que dirían Alfred Schutz y Thomas Luckmann 2013Schutz, Alfred y Thomas Luckmann. 2013. Las estructuras del mundo de la vida. Buenos Aires: Amorrortu Editores.) y que habitan los sujetos con los que Laura y Ariel han trabajado. Acercarse a esta obra implica tocar el espacio del que se nos habla, empaparse de él, para restituir luego su verosimilitud en tanto «individualidad histórica» (en palabras de Jean-Claude Passeron 2011Passeron, Jean-Claude. 2011. El razonamiento sociológico. El espacio comparativo de las pruebas históricas. Madrid: Siglo XXI.).

Pero vayamos más despacio. Tratemos de aproximarnos a este libro-objeto con el fin de mostrar su riqueza y, de paso, animar vivamente a su lectura. Sorprende en él, de entrada, las diferentes texturas que lo componen. Encontramos una multitud de soportes que traducen el hilo narrativo, que lo vuelven sustancia, fisicidad, papel. No es un elemento menor ni secundario, en absoluto. Se convierte, probablemente, en una de sus apuestas más decididas, intentar trasladar el espacio y el universo investigado (el Departamento de Cesar, entre las regiones Andina y Caribe) a la experiencia sensible del lector. Abrir sus páginas es acariciar diferentes gramajes de papeles, dotar al cuerpo gráfico de estatuto ontológico, encarnadura de la diversidad humana, de paisajes, ecosistemas, olores, vientos, atardeceres, baldíos, que pueblan toda la obra. Cada cambio de página es también una nueva capa de sentido antropológico. Una breve exploración de un lugar que se nos va revelando poco a poco. Vamos avanzando en la comprensión de los hechos y prácticas sociales allí ocurridos a medida que vamos acariciando con nuestra mano un sinfín de texturas que reflejan el eco de esos mismos acontecimientos. Nunca antes había advertido con tanta fuerza la potencia heurística que encierra un formato y un diseño al servicio del pulso de la escritura etnográfica.

Junto a la heterogeneidad de texturas, encontramos también una miríada de materiales sociológicos: descripciones etnográficas (con un poderoso aliento poético), fragmentos discursivos, documentos procedentes de diversos archivos locales, recortes periodísticos, fotografías, mapas, carteles, restos de conversaciones, transcripciones literales, literatura gris, normas, leyes, frases aisladas leídas o escuchadas en el devenir del trabajo de campo... El archivo se vuelve algo más que un mero recurso investigador en este libro. Es un sujeto social más, un protagonista en sí mismo. El archivo nos habla de gentes que pueblan la vida desde su profundidad histórica, y se vuelve eco inquebrantable (hasta diría idiolecto) de ellas mismas, capaz de mostrar en su compleja relacionalidad los acontecimientos sucedidos. Todo está en movimiento, nada queda completamente estabilizado. La escritura antropológica de Laura y Ariel busca no cerrar el sentido pues todavía hoy constituye una herida abierta y en disputa. La violencia política en Colombia es algo más que un ejercicio de memoria, es también un temblor de presente. Repasar (y tocar de nuevo) esos materiales de archivo que el libro acoge con precisión implica volverlos a pasar por la experiencia, lo cual permite recobrar una latencia que nada tiene que ver con la revisión pasiva de legajos que el historiador de hechos pasados hace en las estanterías de los almacenes administrativos. Visto desde aquí este acopio de materiales es un repertorio infinito, balbuceante, impetuoso, de una violencia (en una remota región de Colombia) que queda pegada a las huellas de su propia crónica.

A la pluralidad física (de papel, de distintas tipologías de información) se le une también otra pluralidad de carácter más conceptual. Me estoy refiriendo a la propia teorización del libro. Sin Cesar va destilando unos hechos sociales dramáticos y su interpretación, utilizando para ello diversos mecanismos cognitivos y sentipensantes. Hay momentos en que el foco analítico se detiene en lo empírico, en la emicidad, en la construcción de datos etnográficos de enorme significatividad subjetiva para los actores sociales mismos. En otros momentos, el corazón de la escritura migra hacia territorios donde el rigor de la teoría despliega sus propias convicciones. Palabras como «Cesar», «Ejecución», «Enterrar», se vuelven la precaria guía (efímera) a partir de la cual se articulan los distintos contenidos de la obra. Recorremos emplazamientos, asistimos a asambleas y reuniones, descubrimos cadáveres, deambulamos por entre los restos de fosas comunes, nos perdemos en el bosque y sus sonidos, conocemos distintas explotaciones mineras, nos topamos con personajes de muy distinta condición, en un sinfín de percepciones que vuelven sensitiva esta etnografía. Pero en todos estos trayectos somos capaces de ir tejiendo poco a poco, a modo de teselas, el mosaico completo de la realidad social, política, económica y cultural de una región marcada por el abuso y la violencia estructural. Es por ello que teorización, emicidad, sensibilidad y rigor intelectual se amadrinan en este texto lleno de posibilidades de lectura.

En antropología se ha hablado mucho de la importancia de la escritura, de la necesidad de problematizar nuestros modos de narrar, con el fin de restituir el canal de comunicación existente entre el mundo de las obligaciones empíricas y el mundo de la producción teórica, su rigor lógico. Una vez tomada conciencia de la puerta falsa que suponía la renuncia posmoderna de toda posibilidad heurística (y que motivó la crisis de representación que vivió y, todavía vive para algunos, la disciplina desde hace décadas), los caminos ahora se reorientan en hacer tangible el «núcleo de la legitimidad antropológica en el propio trabajo de investigación» y en su relación con la «realidad de referencia» (como diría Jean-Pierre Olivier de Sardan 2018: 2-3Olivier de Sardan, Jean-Pierre. 2018. El rigor de lo cualitativo. Las obligaciones empíricas de la interpretación socioantropológica. Madrid: Centro de Investigaciones Sociológicas.). Pues bien, Sin Cesar tiene la virtud de ganar su propia legitimidad en el anclaje a lo empírico, al mundo real que se nos cuenta, a ese «haber estado allí» sin renunciar en ningún momento a la propia subjetividad del investigador/a, a sus propias querencias y emociones. Lejos de intentar ocultarlas, se las hace explícitas para que jueguen también un papel epistémico, en una suerte de diálogo intersubjetivo entre los sujetos protagonistas de la historia, los sujetos que la estudian y narran, y los lectores que contribuimos a su reconstrucción por medio de nuestros propios actos intelectivos.

Toda reseña es también una suerte de invitación a la lectura. Hay muchas razones para perderse en Sin Cesar, pero si tuviera, para acabar, que destacar una sería la posibilidad de habitar un mundo social a través de un desplazamiento, por medio de una extrañeza que se vuelve tangible y física en el correr de las páginas, al mismo tiempo que ordinaria y próxima al acabar el libro. Cuando cerramos la última de sus hojas todo un universo moral, político, existencial y ecológico nos puebla la mirada y es ya difícil olvidar que un día estuvimos allí, en el temblor, en el lugar de los hechos.

Referencias

 

Gamoneda, Antonio. 2003. Arden las pérdidas. Barcelona: Tusquets Editores.

Olivier de Sardan, Jean-Pierre. 2018. El rigor de lo cualitativo. Las obligaciones empíricas de la interpretación socioantropológica. Madrid: Centro de Investigaciones Sociológicas.

Passeron, Jean-Claude. 2011. El razonamiento sociológico. El espacio comparativo de las pruebas históricas. Madrid: Siglo XXI.

Schutz, Alfred y Thomas Luckmann. 2013. Las estructuras del mundo de la vida. Buenos Aires: Amorrortu Editores.