Disparidades. Revista de Antropología 77 (1)
enero-junio 2022, e004
eISSN: 2659-6881
https://doi.org/10.3989/dra.2022.004

«SU FAMILIA BIOLÓGICA PUEDE Y DEBE ESTAR PRESENTE EN SU VIDA»: APERTURA ESTRUCTURAL EN FAMILIAS MONOPARENTALES ESPAÑOLAS QUE HAN ADOPTADO TRANSNACIONALMENTE

“THEIR BIOLOGICAL FAMILY CAN AND SHOULD BE PRESENT IN THEIR LIVES”: STRUCTURAL OPENNESS IN SINGLE-PARENT FAMILIES WHO HAD ADOPTED TRANSNATIONALLY

María Isabel Jociles Rubio

Universidad Complutense de Madrid

https://orcid.org/0000-0002-1749-6685

RESUMEN

El artículo trata sobre la apertura estructural en familias adoptivas monoparentales, es decir, sobre los procesos que desarrollan de búsqueda de información acerca de las familias de nacimiento de los hijos y de establecimiento de contacto con ellas, así como sobre los obstáculos que encuentran para lograrlo. Se basa en una investigación etnográfica realizada en España y, principalmente, en entrevistas cualitativas llevadas a cabo con 61 mujeres solteras que, en su mayoría, habían adoptado transnacionalmente. Los resultados muestran que estas madres adoptivas son muy proactivas en la búsqueda de esa información y de ese contacto, concediendo a la vez una gran autonomía a sus hijos para establecerlo y/o mantenerlo. Dado que la apertura estructural de las familias es actualmente uno de los valores más apreciados en el ámbito de las adopciones, se cuestiona que se continúe discriminando a estas mujeres a la hora de adoptar, así como se destaca el papel creciente de las redes sociales en los procesos de «búsqueda de orígenes».

PALABRAS-CLAVE: 
Adopción transnacional; Apertura estructural; Monoparentalidad; Búsqueda de orígenes.
ABSTRACT

This article deals with structural openness in single-parent adoptive families. It focuses on the processes these families develop in searching for information about the families the children were born in and in establishing contact with them, as well as on the obstacles encountered along the way. It is based on ethnographic research carried out in Spain and, mainly, on qualitative interviews of 61 single women who, for the most part, had adopted transnationally. The results show that these adoptive mothers are very proactive in the search for information and contact with biological families, while granting their children a large degree of autonomy to establish and/or maintain this contact. Given that the structural openness of families is currently one of the most valued qualities in the field of adoptions, these results call into question the appropriateness of continuing to discriminate against single women seeking to adopt. The growing role of social networks in the “search for origins” is highlighted.

KEYWORDS: 
Transnational Adoption; Structural Openness; Single Parenthood; Search for Origins.

Recibido: 24 de julio de 2020; Aprobado: 18 de noviembre de 2020.

Cómo citar este artículo / Citation: Jociles Rubio, María Isabel. 2022. “«Su familia biológica puede y debe estar presente en su vida»: apertura estructural en familias monoparentales españolas que han adoptado transnacionalmente”. Disparidades. Revista de Antropología 77(1): e004. doi: <https://doi.org/10.3989/dra.2022.004>.

CONTENIDO

INTRODUCCIÓN Y ESTADO DE LA CUESTIÓN

 

Desde los 90, la demografía adoptiva ha sufrido grandes transformaciones a nivel internacional, particularmente en algunos países anglosajones, como EE.UU., Reino Unido o Nueva Zelanda. Las prácticas institucionales que, basándose en la idea de «la unicidad del vínculo parental», determinaban el «corte limpio» con el pasado del niño (Yngvesson 2000Yngvesson, Barbara. 2000. «‘Un Nino de Cualquier Color’: Race and Nation in Intercountry Adoption», en Jane Jenson y Boaventura de Sousa Santos (eds.), Globalizing Institutions: Case Studies of Regulation and Innovation: 169-204. Aldershot: Ashgate.) y el secreto con respecto a su familia de nacimiento son cuestionadas por sus efectos considerados dañinos, perdiendo fuerza ante la evidencia aportada por distintas investigaciones que desmitifican que la coexistencia de vínculos afectivos con más de una figura parental actúe como factor desestabilizador de la psiquis infantil (Berry et al. 1998Berry, Marianne, Debora Dylla, Richard Barth y Barbara Needell. 1998. «The Role of Open Adoption in the Adjustment of Adopted Children and their Families». Children & Youth Services Review 20: 151-171.). A partir de cambios legislativos en esos países, gran parte de las adopciones nacionales comenzaron a ser abiertas, estableciéndose algún tipo de contacto con la familia de origen (Grotevant 2000). Ello ha producido un contundente corpus de estudios sobre adopción abierta, también conocida como apertura estructural, así como sobre los denominados «contactos post-adoptivos» (Grotevant y McRoy 1998Grotevant, Harold y Ruth Mcroy. 1998. Openness in Adoption: Exploring Family Connections. Thousand Oaks, CA: Sage.; Jones 2016Jones, Christine. 2016. «Openness in Adoption: Challenging the Narrative of Historical Progress». Child and Family Social Work 21(1): 85-93.; Logan 2010Logan, Janette. 2010. «Preparation and Planning for Face-to-face Contact after Adoption: The Experience of Adoptive Parents in a UK Study». Child and Family Social Work 15: 315-324.; Neil 2009Neil, Elsbeth. 2009. «Post-Adoption Contact and Openness in Adoptive Parents’ Minds: Consequences for Children’s Development». The British Journal of Social Work 39(1): 5-23.; Siegel 2013Siegel, Deborah. 2013. «Open Adoption: Adoptive Parents’ Reactions Two Decades Later». Social Work 58(1): 43-52.), que se ha extendido hasta incluir las adopciones internacionales (Brodzinsky y Golberg 2017Brodzinsky, David y Abbie Goldberg. 2017. «Contact with Birth Family in Intercountry Adoptions: Comparing Families Headed by Sexual Minority and Heterosexual Parents». Children and Youth Services Review 74: 117-124.; Roby et al. 2005Roby, Jini, Jamie Wyatty y Gregory Pettys. 2005. «Openness in International Adoptions: A Study of U.S. Parents who Adopted Children from the Marshall Islands». Adoption Quarterly 8: 47-71.; Tieman et al. 2008Tieman, Wendy, Jan Van Der Ende y Frank Verhulst. 2008. «Young Adult International Adoptees’ Search for Birth Parents». Journal of Family Psychology 22(5): 678-687.), aunque la producción científica sobre estas últimas es más reducida.

Según Sobol et al. (2000)Sobol, Michael, Kerry Daly, Kerry y Kewin Kelloway. 2000. «Paths to the Facilitation of Open Adoption». Family Relation 49(4): 419-424., la noción de «adopción abierta» ha ido cambiando en los últimos años, existiendo escaso acuerdo sobre su significado. De ser entendida como apertura comunicativa (Kirk 1984Kirk, David. 1984. Shared Fate: A Theory and Method of Adoptive Relationships. Nueva York: The Free Press.), como comunicación dentro de la familia adoptiva acerca de la adopción, se ha ampliado hasta comprender la denominada apertura estructural (Brodzinsky 2006Brodzinsky, David. 2006. «Family Structural Openness and Communication Openness as Predictors in the Adjustment of Adopted Children». Adoption Quarterly 9: 1-18.), es decir, el acceso a la información y el mantenimiento de diferentes tipos de contacto entre la familia adoptiva y la familia biológica de los hijos. Los estudios que se han centrado en esta modalidad de adopción han puesto de manifiesto que «los contactos» constituyen una relación que muda con el tiempo (Grotevant et al. 2005Grotevant, Harold, Yvette Perry, Ruth Mcroy, David Brodzinsky y Jesús Palacios. 2005. «Openness in Adoption: Outcomes for Adolescents within their Adoptive Kinship Networks», en David Brodzinsky y Jesús Palacios (eds.), Advances in Applied Developmental Psychology. Psychological Issues in Adoption: Research and Practice: 167-186. Praeger Publishers/Greenwood Publishing Group.; Neil et al. 2011Neil, Elsbeth, Jeanette Cossar, Christine Jones, Paula Lorgelly, y Julie Young. 2011. Supporting Direct Contact after Adoption. Londres: BAAF.), por cuanto la predisposición a establecerlos, los sentimientos que se experimentan con ellos, la frecuencia con que se realizan o los tipos de contacto van variando; de modo que, por ejemplo, estos últimos abarcan desde el intercambio de cartas, fotografías, llamadas telefónicas, e-mails, video llamadas o posts en Facebook hasta encuentros cara a cara (Logan 2013Logan, Janette. 2013. «Contemporary Adoptive Kinship: A Contribution to New Kinship Studies». Child and Family Social Work 18: 35-45.).

En el ámbito de las adopciones se ha instalado una narrativa que enfatiza la apertura (Jones 2016Jones, Christine. 2016. «Openness in Adoption: Challenging the Narrative of Historical Progress». Child and Family Social Work 21(1): 85-93.), y ha penetrado en los discursos expertos y en las recomendaciones a madres y padres adoptivos acerca de revelar tempranamente el estatus adoptivo y, además, de entender este como un proceso (Neil 2012Neil, Elsbeth. 2012. «Making Sense of Adoption: Integration and Differentiation from the Perspectives of Adopted Children in Middle Childhood». Children and Youth Services Review 34: 409-416.) al que se va incorporando el contacto progresivo con los familiares de nacimiento de los hijos. Atendiendo a ello, y apelando al «interés del menor», otros países fuera del mundo anglosajón, como es el caso de España, también han legislado y establecido medidas orientadas a la apertura estructural, a reconocer el vínculo afectivo de los niños adoptados con su familia de nacimiento. No obstante, la tensión entre la apertura y el cierre de las adopciones continúa vigente no solo en muchas familias adoptivas (Frekko et al. 2015Frekko, Susan, Jessaca y Diana Marre. 2015. «How (not) to Talk about Adoption in Spain». American Ethnologist 42: 703-719.; Harrigan, 2009Harrigan, Meredith. 2009. «The Contradictions of Identity-Work for Parents of Visibly Adopted Children». Journal of Social and Personal Relationships 26(5): 634-658.; Marre 2009Marre, Diana. 2009. «Los silencios de la adopción en España». Revista de Antropología Social 18: 97-126.), sino también en la aplicación de esas medidas por los responsables de implementarlas (Díez 2016).

En España, la Ley 26/2015, de modificación del sistema de protección a la infancia y a la adolescencia, incorporó por primera vez a nivel estatal la adopción abierta, lo que supuso un cambio del art. 178 del Código Civil, que -en su apartado 4- recogió la posibilidad de que «Cuando el interés del menor así lo aconseje, en razón de su situación familiar, edad o cualquier otra circunstancia significativa valorada por la Entidad Pública, podrá acordarse el mantenimiento de alguna forma de relación o contacto a través de visitas o comunicaciones entre el menor, los miembros de la familia de origen que se considere y la adoptiva […]». Es una legislación con solo cinco años de vigencia y que, obviamente, se puede aplicar solo a las adopciones nacionales.

Ello es probablemente lo que explica que en España se hayan realizado escasas investigaciones empíricas sobre apertura estructural, y ninguna (como tampoco en otros países) en lo que concierne específicamente a las familias adoptivas monoparentales. Antes de promulgarse la Ley 26/2015, la producción científica que planteó la temática fue inaugurada por una investigación liderada, desde la pedagogía, por Pere Amorós, que se focalizó en la búsqueda de «orígenes» por parte de personas adultas adoptadas a nivel nacional (Amorós et al. 1998Amorós, Pere, Nuria Fuentes, Emma Maldonado y Maribel Mateo. 1998. «Adultos adoptados: el conocimiento de sus orígenes. Situación en España». Pedagogía Social: Revista Interuniversitaria 2: 157-172.). Tras constatar el aumento del número de solicitudes para conseguir información sobre la familia biológica, en ella se estudia el procedimiento seguido por la Administración ante dichas solicitudes, las características de las personas adoptadas que buscaban a sus familiares y los motivos para buscarlos. En este trabajo, al igual que en otros posteriores (Rosser y Berástegui 2017Rosser, Ana y Ana Berástegui. 2017. «Retos y dificultades para la implantación de la adopción abierta en España. El papel de la mediación». Mediaciones Sociales 16: 175-191.; Díez 2018Díez, Sara. 2018. «La aplicación de la adopción abierta en España. Una visión en cifras1 y algo más». Revista de Derecho UNED 22: 159-182.), los sujetos encuestados/entrevistados son profesionales y técnicos de la Administración que se ocupan de temas adoptivos, no así las propias personas adoptadas, sus familias adoptivas y/o sus familias de origen; lo que probablemente se explica por la orientación normativa de los mismos, por cuanto buscan proponer pautas de actuación para quienes intervienen profesionalmente en este campo.

Tras la promulgación de la mencionada Ley, se han publicado otros estudios desde disciplinas como el derecho (Díez 2018Díez, Sara. 2018. «La aplicación de la adopción abierta en España. Una visión en cifras1 y algo más». Revista de Derecho UNED 22: 159-182.), la antropología (Martínez y Muriedas 2019Martínez, Raquel y Estefanía Muriedas. 2019. «Alteridad, etnicidad y racismo en la búsqueda de orígenes de personas adoptadas. El caso de España». Revista de Estudios Sociales 70: 115-127.) y la psicología (Rosser y Berástegui 2017Rosser, Ana y Ana Berástegui. 2017. «Retos y dificultades para la implantación de la adopción abierta en España. El papel de la mediación». Mediaciones Sociales 16: 175-191.). Martínez y Muriedas (2019)Martínez, Raquel y Estefanía Muriedas. 2019. «Alteridad, etnicidad y racismo en la búsqueda de orígenes de personas adoptadas. El caso de España». Revista de Estudios Sociales 70: 115-127. desarrollan un análisis del discurso dirigido a conocer qué se entiende por «orígenes» y las consecuencias que esta conceptualización tiene «en la construcción de otredad y diferencia en las personas adoptadas en función de su procedencia» (p. 115); para lo cual se basan en material documental de variada naturaleza, en ocho observaciones participantes (en jornadas y tertulias sobre cuestiones adoptivas) y en diez entrevistas cualitativas con personas que tienen diferentes vinculaciones con la adopción. Si bien estas autoras, pese a lo que sugiere el título de su artículo, no tematizan «la búsqueda de orígenes» o la adopción abierta, exponen algunas ideas que resultan de interés para este campo de estudios; una de ellas es que la noción de «orígenes» se asocia al «país (‘cultura’) de nacimiento» de las personas adoptadas más que a «los/las progenitores/as» de estas (p. 117), lo que se podrá comprobar más adelante sobre todo con respecto a las familias que han adoptado en China.

Rosser y Berástegui (2017)Rosser, Ana y Ana Berástegui. 2017. «Retos y dificultades para la implantación de la adopción abierta en España. El papel de la mediación». Mediaciones Sociales 16: 175-191. analizan las opiniones de seis expertos en acogimiento familiar y adopción sobre las condiciones de la implantación en España de la adopción abierta, y subrayan la relevancia de «recurrir a la mediación como estrategia para promover los contactos» (p. 175) y hacer frente a las «dificultades y retos» derivados de esta nueva figura jurídica. Por su parte, Díez (2018)Díez, Sara. 2018. «La aplicación de la adopción abierta en España. Una visión en cifras1 y algo más». Revista de Derecho UNED 22: 159-182. fundamenta sus resultados en un cuestionario aplicado a los responsables de los servicios de adopción en las Comunidades Autónomas sobre las medidas implementadas con relación a la adopción abierta en las diferentes fases del proceso adoptivo. La autora concluye que: «Una gran parte de las Entidades públicas que gestionan las adopciones […] no han cobrado conciencia clara de las ventajas que ofrece esta nueva institución y no la tienen en cuenta como primera medida de protección» (p. 181), dos de cuyas consecuencias son que la adopción abierta «se ciñe exclusivamente a las relaciones con hermanos», no previéndose apenas «para otro grado de parientes», y que «la iniciativa de tramitación abierta sólo parte de la Entidad Pública» (p. 181), no de las familias de origen de los niños o de los solicitantes/padres adoptivos. Quizá debido a esta falta de «conciencia clara», las adopciones abiertas que, según la autora, se habían constituido en todo el país al amparo de la ley en 2016, casi un año después de su publicación en el BOE, son bastantes excepcionales: solamente 8, más 18 que se estaban tramitando y 10 que se hallaban en estado de valoración (Díez 2018Díez, Sara. 2018. «La aplicación de la adopción abierta en España. Una visión en cifras1 y algo más». Revista de Derecho UNED 22: 159-182.).

Sin embargo, antes de la Ley 26/2015, ya se venía practicando la adopción abierta en España, bien fuera a iniciativa de la Entidad Pública o, de manera no regulada ni visible para los profesionales de esta, de las propias familias adoptivas, y bien fuera de facto o, menos frecuentemente, de iure cuando la legislación autonómica contemplaba esta posibilidad para las adopciones nacionales (como en Cataluña, Andalucía o Galicia). La predisposición de algunas familias españolas a la adopción abierta se constata en la auto-etnografía de Gallego (2014)Gallego, Aránzazu. 2014. «La mirada autoetnográfica entre infinitas miradas en la construcción del conocimiento aplicado al trabajo social en la adopción internacional». Humanismo y Trabajo Social 13-14: 309-333., esta vez en lo referente a adopciones internacionales (concretamente en Etiopía) y a una apertura estructural de facto.

En contra del consejo de algunos profesionales que defienden una ruptura (clean break) con el pasado del menor, algunos adoptantes se preocupan durante el viaje por conocer la historia de su hijo, averiguar quién lo entregó, quién lo cuidó, cómo era el orfanato… Intentan, sobre todo, recopilar trocitos de su corta vida que luego serán importantísimos para ellos. Algunas familias, de forma independiente, han contactado con la familia biológica. (Gallego, 2014: 329Gallego, Aránzazu. 2014. «La mirada autoetnográfica entre infinitas miradas en la construcción del conocimiento aplicado al trabajo social en la adopción internacional». Humanismo y Trabajo Social 13-14: 309-333.)

Considerado lo anterior, la apertura estructural se muestra lo suficientemente relevante como para ser explorada en España. En este artículo, por tanto, nos ocuparemos de la apertura estructural en familias monoparentales españoles que han adoptado transnacionalmente. En primer lugar, se presenta la metodología desplegada en la investigación en que se apoya el artículo. En segundo lugar, se desarrolla un análisis de los resultados de la misma referidos a las formas en que estas familias practican la apertura estructural, que varían en función de los países donde han adoptado, de la edad de los hijos, del tiempo transcurrido desde la adopción y de la información que, en el momento de la misma, les han facilitado los operadores del sistema de adopciones sobre las familias biológicas de los niños. El artículo se cierra con algunas proyecciones que se desprenden de los hallazgos más significativos.

METODOLOGÍA

 

El estudio se realizó en España entre 2008 y 2012, por tanto, antes de que la legislación incorporara la adopción abierta en 2015, lo que hace más interesantes sus resultados pues evidencian la práctica espontánea (no mediada por la Entidad Pública) de esta modalidad de adopción antes de ser refrendada por marco legislativo alguno. Dentro de dos proyectos de investigación dirigidos por la autora de este artículo1El primero se titulaba «Madres solteras por elección: proyectos familiares y políticas públicas» (PR34/07-1590) y el segundo, «Monoparentalidad por elección: estrategias de autodefinición, distinción y legitimación de nuevos modelos familiares» (FEM2009-07717). , fueron entrevistadas presencialmente 41 mujeres que habían completado en solitario el proceso de adopción (trece hacía menos de un año y veintiocho, entre 1 y 15 años), con hijos adoptados a diferentes edades (con menos de 3 años en 21 casos y con 3 o más en 20 casos) que en el momento de las entrevistas tenían: trece entre 0 y 3 años, diez y seis entre 3 y 6, seis entre 6 y 9, dos entre 9 y 12, dos entre 12 y 15 y otros dos, más de 15 años. Solo dos casos son de adopciones nacionales (que no serán analizados en este artículo), constituyendo la gran mayoría adopciones transnacionales tramitadas en: China (8), Nepal (7), Rusia (5), Etiopía (5), Haití (4), Marruecos (4), India (1), Kazajstán (1), Perú (1), Honduras (1), Brasil (1) y Guatemala (1). Las participantes fueron contactadas a través de foros en línea, encuentros de familias adoptivas, actividades post-adoptivas organizadas por diferentes entidades y también el método de bola de nieve. Además, se entrevistó online a otras 20 madres adoptivas monoparentales, habiendo sido contactadas mediante un post en diversos foros de Internet que versaban sobre adopción. Compartían haber adoptado transnacionalmente a niños mayores de 3 años que guardaban recuerdos de sus familias de nacimiento y/o de su paso por un hogar de protección (que ellas llaman «orfanatos» o «casas-cuna»). Entre los países de origen, se encontraban: Nepal (8), Ucrania (7), Etiopía (4) y Rusia (1). Las entrevistas online fueron complementadas con la recogida de las intervenciones de estas mujeres en dichos foros referidas a «los orígenes» de sus hijos. La edad media del conjunto de entrevistadas (61 en total) era de 40,9 años; el 81% tenía estudios superiores y el resto, estudios secundarios; dos eran divorciadas y las demás, solteras; vivían mayoritariamente en las ciudades de Madrid, Barcelona y Valencia; y todas eran económicamente solventes.

Se recurrió fundamentalmente a entrevistas cualitativas, diseñándose guiones organizados en bloques temáticos en los que, durante el transcurso de las conversaciones, se incluyeron preguntas ajustadas a los relatos de las participantes, tales como qué conocían de las familias de nacimiento de sus hijos, cómo llegaron a tener esa información, qué contactos tuvieron con ellas durante el proceso de adopción, cómo los establecieron (o intentaron establecer) después, etc. Las entrevistas fueron grabadas y transcritas. Para el análisis de este material de campo, se utilizó la Grounded Theory (Corbin y Strauss 1998Corbin, Juliet y Anselm Strauss. 1998. Basics of Qualitative Research Techniques and Procedures for Developing Grounded Theory. Londres: Sage Publications.), construyéndose categorías analíticas a partir de las prácticas narradas por las entrevistadas, trianguladas en un proceso de inter-análisis. Los extractos de las entrevistas seleccionados para este artículo se identifican mediante un código y un pseudónimo que resguardan la confidencialidad; además, en ellos se han eliminado detalles de las historias narradas, como fechas y lugares (salvo el país de adopción), que permitieran reconocer a sus protagonistas2Para otras cuestiones (éticas y metodológicas) relacionadas con la investigación, puede verse Jociles y Salvo (2020)..

RESULTADOS

 

La importancia de buscar y preservar la información sobre «los orígenes» de los hijos

 

Veintitrés mujeres (el 37,7% de las entrevistadas)3Los porcentajes están calculados sobre las 61 entrevistadas, aunque en este artículo no se analizan los dos casos de monoparentales que adoptaron a nivel nacional (el 3,3%), debido a que «la búsqueda de orígenes» se presenta en ellos de un modo muy diferente, al tener sus hijos, a la mayoría de edad, derecho a solicitar información sobre sus familias de nacimiento; como tampoco se estudian los casos (el 16,4%) de las que no hablaron del tema, sea porque no quisieron hacerlo o porque no habían pensado aún en él habida cuenta el poco tiempo transcurrido desde la adopción. que han practicado una adopción transnacional y no tienen contactos con las familias de nacimiento de sus hijos se muestran, sin embargo, abiertas a que estos se produzcan. Al haber adoptado fuera de España, no pueden esperar que faciliten a sus hijos información identificativa sobre sus familiares biológicos cuando cumplan los dieciocho años, pues las legislaciones de sus países de origen no les reconocen ese derecho y las instituciones, sean españolas o de estos países, no les garantizan el acceso a ella. Por eso, la mayor parte de estas madres adoptivas se encuentran en proceso de búsqueda de información para lograr localizar a dichas familias, o bien conservan celosamente la que ya han conseguido y tienen previsto empezar a buscarlas cuando sus hijos tengan más edad, estén preparados para comunicarse con ellas y/o manifiesten el deseo de hacerlo.

A mí se me parte el alma porque echa mucho de menos a su hermana. Le he dicho que iremos cuando sea grande como yo, y se ha conformado con un simple «¡Vale!». A la ECAI (agencia de adopción) le he dicho que si por un casual llegara alguno de sus hermanos, que me lo digan, porque como no puedo saber dónde están. (EE54: Virginia, adopción en Etiopía)

Los procedimientos que desarrollan para localizarlas suponen, por lo común, recurrir simultánea o sucesivamente a distintas fuentes de información. A veces inician esa búsqueda durante el proceso de adopción de sus hijos, aprovechando el viaje al país de origen no solo para adoptarlos, sino para indagar sobre sus familias de nacimiento. Unas indagaciones que, a menudo, tienen poco éxito porque si cuando disponen de datos identificativos es difícil encontrarlas, mucho más lo es cuando no cuentan con ninguno en absoluto, como le ocurrió a Inma, que solo sabía cómo se llamaba el lugar donde su hija fue encontrada.

Mi intención, cuando fui a buscarla, era ir al sitio, pero me dijeron que si no tenía el nombre de alguien y no tenía allí a nadie que me ayudara, pues, que era difícil. El sitio está a seiscientos kilómetros. Tenía que coger un vuelo interno y, además, un coche como tres o cuatro horas. Y si no tienes a nadie que sepa dónde buscar, si no tienes un nombre de alguien, si no sabes a quién acudir y, además, bastante tienes ya con el viaje de adoptar a la niña y con mi madre (que la acompañó), pues, dices: «Quizás no es el mejor momento». Pero ha sido llegar a [ciudad española] y ponerme a buscar y a ver cómo lo han hecho otras familias. (EE28: Inma, adopción en Etiopía)

Otras, en cambio, han logrado una información que consideran valiosa para emprender el contacto:

Yo tengo su partida de nacimiento y un informe de la asistenta social con la que se entrevistó la madre antes de entregarla en adopción. […] Y tengo una foto de la mamá. No se la he enseñado todavía a ella y algún día, cuando quizás vaya a buscarla, le daré la foto para que la pueda buscar. Yo había oído que había fotos, pero no me las proporcionaron en la agencia. Cuando fui a Haití, estuve persiguiendo a la directora del orfanato hasta que me dijo: «Bueno, voy a buscar». (EE23: Rosa, adopción en Haití)

Ahora bien, cuando no la consiguen o cuando la que les dan no la valoran fiable, acuden a otras estrategias y/o fuentes de información. Una consiste en contratar a profesionales que se dedican a estas búsquedas (como fue el caso de Inma) o, si no, a otras personas que se prestan a realizarlas. Otra estriba en preguntar a sus hijos cuando han sido adoptados de mayores. No obstante, su memoria es a veces frágil, de modo que los datos que dan a sus madres adoptivas son poco precisos y los pueden ir cambiando con el paso del tiempo, por lo que suelen presentar inconsistencias y vaguedades que los convierten en poco útiles para hallar a sus familiares de nacimiento.

Samjana tiene un intenso recuerdo de un hermano más pequeño. No sabe decirme qué edad tenía. El orfanato donde ella estaba es el [nombre], pero no habla de que estuviera allí su hermano, ni siquiera sabe decirme si también lo llevaron a un orfanato. (EE53: Malena, adopción en Nepal)

Por ello, estas madres adoptivas contrastan esa información con la que han adquirido a través del registro civil, los expedientes de los niños, lo observado durante el juicio de adopción, etc.

Mi hija decía que sus padres habían muerto en un accidente, pero no recordaba sus nombres. Es más, a veces le da un nombre a su madre que no es el que conocí en el juzgado. De vez en cuando da los nombres de sus abuelos. El de la abuela no puedo saber si es correcto, el del abuelo sí. Como fui al registro civil de su provincia para que me inscribieran como madre de la niña, pude ver la inscripción anterior en el libro, de la que me hicieron copia. Ahí consta su situación de hija de madre soltera y ponen como padre, por defecto, al abuelo. (EE55: Consuelo, adopción en Ucrania)

También recurren a foros de Internet o a las relaciones establecidas con otras familias adoptivas para conseguir unos datos que les han ocultado y/o les negado las instituciones que participaron en el proceso adoptivo.

Me puse en contacto con FSN (agencia de adopción), pero aún estoy esperando contestación. No supe nada más, así que pondré en los foros otra vez la pregunta a ver si alguien sabe algo. Escribiré también al director del orfanato, aunque no creo que me diga nada. También hablé con una familia de [ciudad española], y su hijo sabía que Bilo tenía un hermano mayor en el orfanato. Y otra familia de [ciudad española] me mandó por email una foto de él. […] Yo lo veo feliz aquí, pero hay muchas cosas que le llevan de vuelta a su pasado. Su familia biológica puede y debe estar presente en su vida, porque es parte de su vida, y si no logramos saber de ella, eso le va a impedir avanzar. (EE61: Mariola, adopción en Nepal)

Las indagaciones son complicadas y el resultado inseguro, a veces debido a que la información que el «orfanato» o las agencias intermediarias les han dado es poco fiable, y por motivos distintos a la proporcionada por sus hijos puesto que, como algunas madres adoptivas sospechan, estas entidades la han tergiversado interesadamente a causa de que un niño del que se sabe que tiene familiares biológicos vivos, sobre todo si se trata de sus padres (es decir, si no es «huérfano» o «abandonado»), es menos adoptable o no lo es en absoluto.

Los papeles dicen que la encontraron en una comisaría de policía, pero nada de su familia, por lo que se supone que era huérfana o la habían abandonado. Vale, te lo quieres creer y ¡punto pelota! Pero luego, por un foro, me entero (de) que estaba en el orfanato con una hermana y que habían llegado con una bolsa con vestidos. Ya hilo todo y pienso: «Vamos a ver, una señora debió dejar a sus niñas en el orfanato. De hecho, las niñas llegaron con su bolsita con los vestidos. Si llegan a pasar por la comisaría, la bolsita y los vestidos habrían desaparecido por el camino». (EE24: Marité, adopción en Nepal)

Tanto es así que, en ocasiones, el único recurso que les queda para conseguir alguna información o para contrastar la fiabilidad de la que tienen es volver al país de origen.

Alberto fue encontrado en la calle y no hay ningún dato del origen. El único dato que tengo es que fue encontrado con veinte días, es decir, la única certeza que tengo es que alguien se ocupó durante veinte días de que sobreviviera. Cuando vaya, mi intención es buscar el sitio donde fue encontrado y, si fuera el caso, al policía que lo encontró, porque en el primer viaje no fue factible. (EE27: Eulalia, adopción en Marruecos)

No obstante, hay madres adoptivas que -como se ha dicho- han accedido a información confiable sobre las familias de nacimiento de sus hijos, sea la obtenida durante el proceso de adopción o la conseguida más tarde tras sus indagaciones. La pregunta que cabe hacerse, entonces, es por qué estas madres adoptivas no han contactado todavía con esas familias, a pesar de tener información suficiente para localizarlas y estar predispuestas al contacto por considerar que es beneficioso para sus hijos. Una razón es que, por lo general, no hace mucho tiempo que han adoptado, y el establecimiento de los contactos no es algo que, salvo excepciones, emprendan inmediatamente después de la adopción, pues consideran que deben atender antes a otras urgencias (sobre todo a la integración del niño/a en la familia y en el nuevo entorno). Pero hay también otras razones: que ciertos profesionales del ámbito de la adopción (a quienes han consultado o a quienes han leído) las hayan disuadido de establecerlos hasta la mayoría de edad de los niños, o que ellas supediten esos contactos a que los hijos quieran realizarlos, lo que no siempre es así.

El niño hasta ahora [...] a mí me ha dicho que ¡ni hablar!, que no quiere volver allí ni saber nada. De momento no, aunque probablemente luego sí. (EE11: Chavela, adopción en Etiopía)

Y algunos niños tienen historias de vida tan duras que sus madres adoptivas consideran que «no están preparados» todavía ya no solo para comunicarse con sus familiares de nacimiento, sino tampoco para conocer los detalles de esas historias, que es probable que llegaran a averiguar de darse esa comunicación.

La madre tenía cuatro hijos de cuatro chicos distintos; entonces, (la abuela) la incapacitó, fue al juzgado para incapacitarla porque le traía hijos a casa. La abuela se quedó a los dos mayores, y a los dos pequeños los dio para adopción. […] Yo tengo el nombre de la abuela, el nombre de la madre, del padre, dónde vive la abuela…, yo tengo todo. Quiero decir que, si quisiera contárselo, le podría decir: «Mira, ten la dirección. Aquí vive tu abuela». Pero no se lo explicaré por ahora porque es muy duro para una niña pensar: «Mi abuela escogió a otros». Hasta que mi hija no llegue al extremo de pensar: «Mi abuela lo hizo por bien para mí», es mejor que no lo sepa y, por lo tanto, que no se relacione con ella. (EE31: Iliana, adopción en Rusia)

Otras madres valoran que entrar en contacto podría «abrir heridas» en los propios familiares de nacimiento o crear en sus hijos, por ser aún pequeños, desasosiegos innecesarios.

[¿Sabes si tiene hermanos?] Sí que lo sé, pero él no lo sabe. Es un tema que tenemos que abordar cuando llegue el momento, pero ahora no creo que sea oportuno hablarlo con él porque no sé si lo entendería. [¿Lo de los hermanos te lo dijeron?] Yo lo pregunté y el director de la casa-cuna me dijo que había más de uno. (EE33: Lila, adopción en Rusia)

En suma, piensan que sus hijos, si no ahora, contactarán más adelante con sus familias de nacimiento, por lo que procuran conseguir la máxima información posible sobre ellas y, en algunos casos, facilitarles un entorno de relaciones (con otros niños también adoptados, por ejemplo) que los animen a dar el paso de «buscar sus orígenes».

Yo a Sveta no la quiero machacar, porque a veces es como que no quiere saber nada, pero sí que me he planteado que alguna vez querrá ir. Por eso tampoco quiero perder los contactos con las familias de [ciudad española], que sus niños (adoptados) todos son de [ciudad rusa]. […] Este contacto no lo podemos perder, lo tenemos que mantener por ellos, porque igual alguno dice que no quiere saber nada, pero los que sí no se encontrarán tan solos para ir a investigar donde nacieron. (EE26: Lola, adopción en Rusia)

Estableciendo y sosteniendo el contacto con las familias de nacimiento de sus hijos

 

Las madres adoptivas que mantienen contacto con las familias de origen de sus hijos son diecisiete (el 27,9% de las entrevistadas). Todas habían realizado adopciones cerradas y se trata, por tanto, de contactos no propiciados por las agencias o las instituciones de adopción, sino establecidos de una manera «informal» y por iniciativa de las propias mujeres. Cabe preguntarse, entonces, cómo han llegado a darse estos contactos, qué situaciones han permitido que se establezcan. En ciertos casos, estos ya tuvieron lugar durante el proceso de adopción, por encuentros en el orfanato entre las madres adoptivas y algunos miembros de la familia biológica de los niños, a los que han procurado dar continuidad después de una manera directa (mediante nuevos encuentros «cara a cara») y/o indirecta (mediante cartas, regalos, llamadas telefónicas, etc.).

La relación la mantengo con el (teléfono) móvil; el padre tiene un móvil. [¿Tú la buscaste o te dieron la información en el orfanato?] A ver, yo ya sabía que tenía padre y que el padre iba a verla, ¿eh?; entonces, yo quise conocer al padre y quise conocer a la familia de Katmandú. Conozco a su tía, a su prima, a su primo. Los que no conocemos son los que viven en el pueblo, pero ya los conoceremos. (EE37: Marcela, adopción en Nepal)

En otros casos, se han establecido cuando las madres adoptivas, tras sospechar que los datos contenidos en los expedientes de sus hijos y/o que les habían dado en «el orfanato» eran falsos, han emprendido costosos rastreos para esclarecer la verdad sobre las circunstancias de la adopción y, a partir de ahí, han llegado hasta las familias de nacimiento.

[Un amigo] me llamó y me empezó a mandar recortes de periódico que habían salido allí sobre el orfanato: «¡Mira lo que ha salido: un escándalo!». Entonces, ya empecé… porque la historia que a mí me vendieron -y digo me vendieron porque luego resultó ser falsa- sonaba bien porque sonaba a India: que la madre era soltera, que era muy joven y que, por la deshonra y para luego poderse casar…, bueno, la cosa típica. Pero después de todo lo que me mandaba [el amigo] y de hablarlo mucho con él, dije: «Yo no viviré tranquila nunca, porque este señor (el director del orfanato) compraba niños, este señor raptaba niños. Entonces, a mí me han contado una historia pero yo qué sé si es cierta». Entonces, pues, por azar, conocí a una persona que a su vez conocía a otra persona que a su vez… o sea, las cosas se me colocaron bien para poder investigar directamente en el Tribunal, porque al final de esa cadena de amigos había una que trabajaba en el Tribunal y que tenía acceso a los archivos […]. No cuadraba nada. Entonces, empecé a mover allí hasta que encontramos a la familia biológica y ya nos contaron la historia y, claro, la historia no era nada de lo que nos habían contado. (EE34: Marina, adopción en India)

El contacto también puede ser propiciado por la información -en estos casos, fidedigna- facilitada por el «orfanato», los servicios sociales del país de origen, por otros niños que vivían en la misma institución y/o por los propios hijos cuando han sido adoptados de mayores y, por tanto, guardan recuerdos de sus familias de origen.

Mi hijo empezó a acordarse de su abuela y, entonces, contacté con mi traductora para que llamara al orfanato por si podían ayudarnos. Resultó que en esos días la abuela había ido a preguntar por el niño y había dejado su dirección, así que le escribimos una carta y ella nos respondió. (EE59: Ilia, adopción en Ucrania).

En cuanto a la relación con hermanos que han sido adoptados por otras familias, es común que la búsqueda de información que ha permitido entrar en comunicación con ellos se haya hecho mediante Internet (en especial, mediante foros online sobre adopción).

Al poco de llegar aquí, Ganesh empezó a contarme cosas que yo ignoraba: que en el orfanato se había quedado una hermana que se llamaba Chandra, y que también tenía un hermano pequeño, Ranjit, que había sido adoptado antes que él. Intenté averiguar algo más a través de los foros y de familias que había conocido durante la adopción. También pregunté en FSN (agencia de adopción), pero me dijeron que no les constaba que tuviera hermanos ni padres. Era mentira pero, en fin, a través de otras familias encontré a la madre adoptiva de su hermano pequeño, que me pidió retrasar el encuentro hasta que Ranjit hubiera establecido un vínculo con ella; cosa que respeté. Más tarde, a raíz de un anuncio que puse en un foro italiano, encontré también a los padres adoptivos de Chandra. Eso cuando el orfanato, no estando ya la niña, me dijo que había sido adoptada por una familia italiana, porque antes les había preguntado por ella y me habían dicho que no sabían de ninguna hermana. […] Los tres se han reunido varias veces aquí y en [ciudad italiana] y están conectados por whatsapp, lo que a mi hijo le ha dado mucha tranquilidad. (EE42: María, adopción en Nepal)

Algunas de estas madres adoptivas y sus hijos, después de la adopción, se han encontrado cara a cara con integrantes de sus familias de origen (padres, hermanos, abuelos, tíos…). Otras solo han establecido una comunicación a distancia mantenida a través de ciertas personas que se han trasladado al país de procedencia de los hijos, del intercambio de cartas, llamadas telefónicas, fotografías… o regalos.

Le mando fotos y noticias del hijo que compartimos, y ella también me manda fotos y noticias suyas, que le enseño a mi hijo. (EE27: Eulalia, adopción en Etiopía).

No se trata de que estas madres adoptivas opten de manera inamovible por una u otra forma de contacto, sino que las adoptan en función de diferentes circunstancias que afectan tanto a ellas y/o a sus hijos como al país y/o a la familia de origen de estos, y las van cambiando conforme estas circunstancias varían; lo que confirma que el contacto es un fenómeno dinámico y transaccional (Grotevant et al. 2005Grotevant, Harold, Yvette Perry, Ruth Mcroy, David Brodzinsky y Jesús Palacios. 2005. «Openness in Adoption: Outcomes for Adolescents within their Adoptive Kinship Networks», en David Brodzinsky y Jesús Palacios (eds.), Advances in Applied Developmental Psychology. Psychological Issues in Adoption: Research and Practice: 167-186. Praeger Publishers/Greenwood Publishing Group.; Neil et al. 2011Neil, Elsbeth, Jeanette Cossar, Christine Jones, Paula Lorgelly, y Julie Young. 2011. Supporting Direct Contact after Adoption. Londres: BAAF.). Entre esas circunstancias, está la situación política y social del país donde se realizó la adopción.

No nos lo hemos planteado de momento, porque también la situación del país es como bastante difícil para plantearse nada, pero ¡ojalá que más adelante sí que le apetezca viajar allá! No hemos ido por eso: la edad (del hijo), la situación del país… un poco todo. (EE38: Amelia, adopción en Haití).

Otra circunstancia que influye en los tipos de contacto es la situación económica de las madres adoptivas, ya sea porque, al tratarse de adopciones transnacionales, reunirse con la familia de nacimiento de los hijos conlleva generalmente viajar al extranjero, lo que genera unos gastos que no siempre se pueden permitir; o bien porque, cuando proyectan el viaje, se sienten en la obligación moral de «ayudar» tanto a dicha familia como al «orfanato» donde estaban los niños. Entre estas madres adoptivas, la idea de que deben prestar apoyo económico a las familias de origen de sus hijos se sustenta en la consciencia de que sus condiciones de vida derivan de la pobreza y de la inequidad social, que consideran la causa principal y el desencadenante de la adopción. Valoran, además, que «ya son también sus familias», es decir, las integran como parte de sus redes extendidas de parentesco.

Tengo la suerte de que la niña vivía en Addis Abeba, y por una serie de circunstancias conseguí la dirección. Una familia que viajó allá el verano pasado me propuso ir a visitar a la abuela y accedí. Le hicieron fotos a ella y fotos de fotos del padre, que murió. No pudieron hacérselas a la hermana porque no estaba. Amplié dos fotos, una de la abuela y otra del padre, y las puse con un marco en la mesa del comedor como si fueran de la familia. Le prometí que, si podíamos, volveríamos a Etiopía antes de que empezara la ESO. Ahora todavía no, sobre todo por el coste económico. (EE43: Tara, adopción en Etiopía)

Otro factor que incide en el tipo de contactos que se mantienen es la edad de los hijos, de modo que la mayor parte de estas mujeres espera a que sean adolescentes o a que cumplan 18 años para establecer los encuentros cara a cara, en particular, con los padres biológicos o con otros miembros adultos de las mismas. Así, por ejemplo, Cristina, a pesar de que ella y su hijo se han reunido ya con un hermano de este también adoptado en España, pospone la reunión con sus padres biológicos hasta su mayoría de edad, lo que justifica apelando al conocimiento experto sobre el tema.

Con siete años su idea de tiempo es aún muy confusa, por lo que aprovecho para convencerle de que no volveremos antes de que cumpla 18 años. He leído sobre el tema y los psicólogos consideran que es contraproducente buscar a la familia biológica antes del fin de la adolescencia, pues puede crear conflictos de pertenencia en el niño. (EE48: Cristina, adopción en Nepal)

Estas madres adoptivas, sin embargo, atienden más frecuentemente a las motivaciones y los deseos de sus hijos; y tienen claro que la decisión de activar o, según el caso, de mantener a lo largo del tiempo una determinada forma de contacto con las familias de nacimiento les corresponde a ellos, por lo que no los presionan para establecerlo o sostenerlo, sino que esperan a que sus hijos quieran y se sientan preparados para ello.

Nunca habla ya de su familia india, con una excepción: su hermana mayor. A los demás los ha conocido, tiene una foto (de ellos) en su habitación, pero para ella su familia está aquí. Ellos son unos familiares en la India que forman y formarán siempre parte de su vida. El año pasado hablamos de ir de nuevo allí en navidad y dijo que no le apetecía, y yo lo respeté. Este año dice que tampoco le apetece. Pues, no pasa nada. Yo localicé a la familia, hice lo que creo que debía hacer; a partir de ahora las decisiones son suyas. (EE34: Marina, adopción en India)

Los contactos se encuentran, por otra parte, con multitud de obstáculos especialmente cuando las adopciones son transnacionales (Brodzinsky y Golberg 2017Brodzinsky, David y Abbie Goldberg. 2017. «Contact with Birth Family in Intercountry Adoptions: Comparing Families Headed by Sexual Minority and Heterosexual Parents». Children and Youth Services Review 74: 117-124.): la distancia geográfica, la barrera idiomática, la infraestructura del país de origen (telecomunicaciones, transporte, seguridad, etc.), los cambios de domicilio de los familiares de nacimiento, la situación económica de las madres adoptivas, etc. Todo lo cual hace que a veces se precisen intermediarios para establecerlos y/o mantenerlos (traductores, otras personas que adoptan o han adoptado en el mismo orfanato, amigos o conocidos que residen en el país de procedencia de los niños… e incluso -como se ha dicho- profesionales que se dedican a ello), y otras veces ocasiona que las relaciones se enfríen y se espacien en el tiempo.

Tiene una (hermana) mayor y otra menor, pero a la menor no la conoce y la mayor tiene ahora 11 años y ya no está en el orfanato, porque se ha ido a vivir con los abuelos al pueblo. [¿Tienes contacto con ella?] Ya lo he perdido un poco porque es que el padre… el padre no sabe hablar inglés apenas. Entonces, llamarlo es: «Hello, how are you?». No hay más. Entonces, ahora prescindimos un poco de las llamadas, que son costosísimas y tampoco sacamos mucho. A través de una amiga de él, le voy escribiendo y le voy diciendo cómo está y tal. Sí hay contacto con el padre; con la hermana no, porque está en el pueblo y no hay teléfono. (EE37: Marcela, adopción en Nepal)

Es más, el contacto a menudo se interrumpe de manera definitiva por muy diversas causas. Así, por ejemplo, María pudo comunicarse por teléfono durante unos meses con los padres biológicos de su hijo gracias a que un nepalí residente en España les hacía las veces de traductor; sin embargo, a partir de un cierto momento la relación se cortó a causa de que, a raíz de una subida de las tarifas telefónicas en Nepal, estos padres no pudieron seguir costeándose el uso de un teléfono móvil. Desde entonces no ha vuelto a tener contacto con ellos ni sabe cómo localizarlos, pues nunca le indicaron dónde vivían. Y una situación parecida experimentó Cris, quien perdió la comunicación que mantenía con el padre biológico de su hijo debido al terremoto habido en Haití en 2010.

En este momento no sé si está vivo. En Haití murieron 300.000 personas y yo he intentado localizarle y ha sido imposible. […] Y tengo un amigo que ha ido después muchas veces porque trabaja en [ONG], y me dice: «Cris, tú sabes que te lo buscaría por debajo de las piedras, pero es que es imposible encontrar nada allí». (EE25: Cris, adopción en Haití)

Iniciar el contacto con la familia de origen de sus hijos (o incluso la búsqueda que llevó a entablarlo) no les resultó a menudo una opción fácil puesto que estas madres adoptivas, por un lado, consideraron que dicho contacto podría ser positivo para ellos, sobre todo cuando fueron adoptados de mayores y recordaban, por tanto, a sus familiares.

A mí me da la sensación de que tienen veces de sentir que traicionan a su familia biológica por no acordarse de ellos. Los míos descansaron bastante el día que encontramos a sus hermanos y confirmaron que su madre estaba viva, como ellos decían, y no muerta, como decía el informe. (EE52: Rosa, adopción en Etiopía)

Pero, por otro lado, les asaltaron temores de muy diversa índole que tenían que ver, en primer lugar, con la información o, más a menudo, la falta de información que tenían sobre las familias de nacimiento y sobre las causas de la adopción. Por ejemplo, que en esta hubiera habido algo «irregular», como haberse producido a espaldas de dichas familias, o los niños no hubieran sido tratados adecuadamente por ellas, por lo que cabría que el contacto les abriera viejas heridas.

De vez en cuando asomaban fantasmas: «¿Sabrá su familia que fue entregada en adopción o habrá sido una decisión unilateral de la tía? ¿Habrá algo irregular que desconozco? Y si es así, ¿qué puede suceder si sigo investigando? ». Estas preguntas me inquietaban pero la certeza de la necesidad de Bela de recuperar el contacto con sus hermanos me hizo mantenerme firme en mi decisión de buscarlos. Me llevó un año y medio pero los encontré. Después hemos ido a visitarlos. No te puedes imaginar la alegría y la paz que nos proporciona a todos ese encuentro […] Soy consciente de que fui muy afortunada, sobre todo porque los recuerdos de mi hija eran buenos. Fue una niña muy feliz con su familia hasta que murieron sus padres. He oído el caso de otros niños cuyos recuerdos son muy dolorosos: abandonos, maltrato... ¡Yo no puedo decir lo que habría hecho en ese caso! (EE44: Cheta, adopción en Etiopía).

Y, en segundo lugar, sus zozobras se derivaban de la posibilidad de que esos contactos conllevaran un debilitamiento o una puesta en cuestión del vínculo parental con sus hijos, puesto que estas madres adoptivas navegaban en un terreno difícil, es decir, en un contexto social en que se enfatizaba (y se enfatiza aún) el lazo biogenético como el «real» (Logan 2013Logan, Janette. 2013. «Contemporary Adoptive Kinship: A Contribution to New Kinship Studies». Child and Family Social Work 18: 35-45.). Lo significativo es que esa posibilidad las inquietaba sobre todo cuando se hallaban en una etapa de búsqueda de las familias de origen de los niños, disipándose en buena medida después, cuando el contacto directo con ellas ya ha tenido lugar, pues descubren entonces que esas familias no les disputan su posición como madres.

Fuimos a conocerles, y aunque habla de su madre como mi madre india, nunca ha tenido ninguna duda acerca de que yo soy su madre. Agradeció a su madre india haberla dejado en el orfanato, porque así pudo conocerme a mí. Es más, cuando nos íbamos y su abuela materna le dijo: “Despídete de tu madre (india), que nos vamos”, esta se enfadó mucho y dijo textualmente: «Yo le di la vida y la amo mucho, pero su madre es ella, quien la cuida y ha hecho de ella lo que es hoy. Yo ya no soy su madre, para ella soy Maya». ¡Imagínate cómo me quedé! (EE34: Marina, adopción en India)

Y asimismo que sus hijos tienen la capacidad suficiente para vincularse a las dos familias o, según se mire, para considerar madres tanto a la biológica como a la adoptiva, e incluso a la que los acogió antes de ser adoptados cuando esta incidencia se ha dado en sus vidas. La pluriparentalidad no es -como dice Elia- un problema para los hijos, sino para algunos padres/madres y, en general, para los adultos:

Él vivió con su padre hasta los cuatro años. De su madre no se acuerda porque falleció cuando él era muy pequeño. Yo creo que el problema es más bien nuestro. Un niño acepta con total normalidad que se pueden tener dos madres, dos padres, cuatro abuelas…, como tiene el mío, que le ha tocado una abuela aquí y su abuela de Ucrania, una madre aquí y otra madre allí. (EE59: Elia, adopción en Ucrania)

Con todo, los sentimientos que estas madres adoptivas experimentan con respecto a las familias de nacimiento de sus hijos son ambivalentes; ambivalencia que se manifiesta particularmente con relación a los padres biológicos y, más aun, a la madre biológica (Marre 2009Marre, Diana. 2009. «Los silencios de la adopción en España». Revista de Antropología Social 18: 97-126.); de ahí la importancia de gestos como el que tuvo la «madre india» de la hija de Marina de reafirmar la maternidad de esta por el cuidado prodigado a la niña, y de ahí también la importancia de la reacción en este sentido de los hijos tras contactar con sus familias de origen. Otros familiares, como los abuelos o los hermanos, incitan sentimientos menos encontrados y hay, por tanto, una mayor predisposición a contactar con ellos (Volkman 2009Volkman, Toby Alice. 2009. «Seeking Sisters. Twinship and Kinship in an Age of Internet Miracles and DNA Technologies», en Diana Marre y Laura Briggs (eds.), International Adoption: Global Inequalities and the Circulation of Children: 283-301. Nueva York: New York University Press.). Esto es debido, en primer lugar, a que sus roles parentales no entran en conflicto con el de las madres adoptivas, como consecuencia de que el modelo heteronormativo de familia predominante en nuestras sociedades está abierto a la posibilidad de que haya varios hermanos u otros parientes como primos, tíos o abuelos, mientras que estipula que «madre solo hay una»; y, en segundo lugar, a que las fratrías de hermanos, en concreto, generan mayor empatía que los padres biológicos por cuanto se considera que no decidieron sobre la adopción y, por consiguiente, sobre su separación tras la misma, en tanto que los padres biológicos sí son tenidos por responsables, sea porque tomaron la decisión de dejarlos en un hogar de protección y/o de darlos en adopción, sea porque otras personas tuvieron que tomarla en su lugar4Lo que no significa que las mujeres entrevistadas los culpabilicen, pues tienden a atribuir a causas estructurales (pobreza, desempleo, desigualdad social, etc.) que los niños tuvieran que ser adoptados (Jociles y Salvo 2020)..

Si la familia adulta no quisiera mantener un contacto, no se le podría imponer, pero todos deberíamos luchar para que no se pierdan los lazos con otros menores que no han sido preguntados y sufren las decisiones de los adultos. (EE44: Cheta, adopción en Etiopía)

El caso es que estas madres adoptivas han acometido con menor inquietud el contacto con esos otros familiares que con los padres de nacimiento. La consciencia de que socialmente se valoran los vínculos biológicos como más auténticos y más sólidos que los adoptivos es una espada de Damocles que pende constantemente sobre ellas (Howell 2003Howell, Signe. 2003. «Kinning: the Creation of Life Trajectories in Transnational Adoptive Families». Journal of the Royal Anthropological Institute 9(3): 465-484.; Modell 1994Modell, Judith. 1994. Kinship with Strangers: Adoption and Interpretations of Kinship in American Culture. Berkeley: University of California Press.). Es otra de las razones por las que procuran que la comunicación con dichos padres, y sobre todo el contacto cara a cara, tenga lugar cuando los hijos cumplan una determinada edad, pues presuponen que para entonces no sólo tendrán la madurez suficiente para enfrentarse a su pasado y decidir al respecto, sino que habrán establecido con ellas unos lazos fuertes que sirvan de contrapeso a la ideología dominante sobre la primacía de la sangre.

No buscar a la familia de origen por considerarlo una empresa imposible

 

las ocho monoparentales que habían adoptado en China y una de las que lo había hecho en Rusia (el 14,7% de las entrevistadas) no se planteaban el contacto con las familias biológicas de sus hijos debido a la percepción de que no podrían obtener nunca información sobre ellas y, por tanto, aun menos contactarlas.

Son niños abandonados al nacer; entonces, ahí por mucho que indagues nunca vas a saber los orígenes. Entonces, la información que tú le vas a poder dar a tu hija es muy pequeña. Tú le vas a poder decir: «Mira, vienes de China, vienes de tal provincia, tal orfanato», y le vas a poder enseñar unas fotos, y poca información más le puedes dar porque no la hay. (EE15: Merche, adopción en China)

Algunas de estas familias pensaban viajar al país de origen, con lo que esperaban que sus hijos entraran en relación directa, si no con sus familias biológicas, sí con el «orfanato», con las cuidadoras que tuvieron allí y, a veces, con las familias de acogida que se ocuparon de ellos antes de ser dados en adopción, ello con la finalidad de despejar las dudas que pudieran tener sobre esa etapa de sus vidas y, como dice Victoria, de «poner imágenes reales a lo que hasta ahora solo se habían imaginado» o conocían por los relatos de sus madres y las fotos tomadas por estas en el transcurso del «primer viaje». Otras, como Telma, ya habían realizado «el viaje de búsqueda de orígenes». Y otras, que no preveían hacer ese viaje cuando fueron entrevistadas, lo emprendieron después. Las decisiones sobre qué hacer a este respecto son también dinámicas, se adoptan situacionalmente; y esas madres adoptivas que no tenían el propósito de visitar de nuevo China cambiaron de idea más tarde, cuando sus hijos se hicieron mayores y mostraron más interés a entrar en contacto con su pasado, como pudimos comprobar en el seguimiento que hicimos de algunas de ellas (a través de foros, conversaciones informales, emails, etc.) en los siguientes años.

Tenía dudas sobre llevar a mi hija a visitar su orfanato y a sus cuidadoras. Después de mi experiencia, creo que es muy positiva. Le sirvió para conocer el sitio donde estuvo y cómo eran las personas que la cuidaron, para ver a otros niños que estaban como ella hace unos años, para sentirse parte de un país al que le unen muchos hilos. (EE18: Sonia, adopción en China)

A veces «el viaje de búsqueda de orígenes» no se ha llevado a cabo porque los hijos no han mostrado interés o se han negado a hacerlo, pues para estas madres adoptivas también es fundamental atender a la decisión de sus hijos sobre realizarlo o no, así como sobre cuándo y cómo hacerlo.

Ella no quiere ir, no quiere saber nada de China. Antes me preocupaba esa falta de interés, pero ahora le digo que, cuando necesite hablar, que aquí estoy, que si tiene alguna pregunta, le contestaré hasta donde sepa, y si quiere ir más adelante, que me lo diga. (EE22: Laura, adopción en China)

Muchas de ellas propician el surgimiento de ese interés mediante diferentes prácticas (estudiar el idioma, participar en celebraciones del país asiático o presencia en los hogares de objetos relacionados con él), una de las cuales consiste en que sus hijos sigan en comunicación, a través del uso de las nuevas tecnologías, con los compañeros, los profesores, las cuidadoras o las familias de acogida que tuvieron en China.

Mi hija habla por video conferencia con sus compañeros del orfanato. Aunque no se comunican a menudo, tiene contacto con ellos y tiene ganas de verlos personalmente. Con los que quiere, pero a la vez teme, hablar es con sus padres de acogida. (EE20: Telma, adopción en China)

A menudo son acompañadas en «el viaje de regreso» por otras familias que han adoptado en el mismo país e, incluso, en el mismo orfanato, sea porque coincidieron allí cuando adoptaron y se ponen de acuerdo para volver también juntas, sea porque se trata de viajes colectivos organizados por las agencias de adopción. Sin embargo, en todos los casos, el contacto con «los orígenes» (sea directo o indirecto) se restringe a quienes, en el «orfanato» y/o en las familias de acogida, cuidaron de los niños antes de ser adoptados o fueron sus compañeros; no emprendiéndose búsquedas de sus familias biológicas precisamente porque estas madres adoptivas consideran que nunca conseguirían información sobre ellas y, por consiguiente, tampoco contactarlas. Aunque hemos encontrado un planteamiento similar en una madre que ha adoptado en Rusia, esto es así particularmente en las adopciones llevadas a cabo en China, pues los niños o, más bien, las niñas adoptables eran mayoritariamente bebés cuyos progenitores, al «abandonarlas», no dejaron datos sobre ellas por cuanto este acto está penado por la legislación del país5Debido quizá a esto, las mujeres que han adoptado en China son las que, dentro de la muestra de entrevistadas, usan con más frecuencia el término “abandonar”, en tanto que las otras tienden a evitarlo (Jociles y Salvo 2020). . Por ello las madres adoptivas únicamente recibieron información sobre dónde fueron encontradas, con qué edades aproximadas, en qué mes o en qué año.

Ella sabía que los niños que estaban en el orfanato no tenían padres, pero no sabía detalles. Pero ya sabe que fue abandonada en la calle. [¿Te lo comentaron cuando fuiste a recogerla?] Me dieron un escrito diciendo que fue encontrada en un parque de pequeña, cuando tenía unos cinco meses, en el mes de julio de tal año. (EE13: Marisa, adopción en China)

En definitiva, en lo referente a las adopciones realizadas en el país asiático, puede decirse de España lo mismo que Volkman (2009)Volkman, Toby Alice. 2009. «Seeking Sisters. Twinship and Kinship in an Age of Internet Miracles and DNA Technologies», en Diana Marre y Laura Briggs (eds.), International Adoption: Global Inequalities and the Circulation of Children: 283-301. Nueva York: New York University Press. sostiene con respecto a EE.UU.: debido a la falta de información sobre las familias de nacimiento de sus hijos, «la comunidad adoptiva china ha inventado muchas maneras de intentar llenar estas ausencias, incluyendo una serie de esfuerzos para crear ‘cultura’ en casa y viajes de regreso a China» (pp. 286-287, traducido del inglés).

CONCLUSIONES

 

Lo que hemos podido constatar en el estudio es, primero, que las familias monoparentales (femeninas, en este caso) que han adoptado transnacionalmente se encuentran en tres situaciones distintas con respecto a la apertura estructural: 1) buscan/conservan información para localizar a las familias biológicas de sus hijos; 2) han establecido ya contacto con ellas, sea cara a cara y/o de manera mediada por diferentes personas y/o dispositivos de intercambio; y 3) no las buscan porque estiman que es una misión inalcanzable dada la inexistencia de información básica sobre las mismas. Segundo, que el establecimiento o no de contactos y las modalidades de estos dependen de factores estructurales, como la situación económica de las familias adoptivas, la cercanía/lejanía geográfica y social con respecto a los parientes biológicos de los hijos, accesibilidad o no a medios de comunicación como telefonía móvil o Internet por parte de estos, etc. Y, tercero, la creciente importancia de Internet para el inicio/mantenimiento de estos contactos. La localización (y, a veces, también el conocimiento de la existencia) de hermanos biológicos de los hijos que han sido adoptados por otras familias se realiza a menudo a través de foros online sobre adopción; y en el seguimiento posterior efectuado con algunas madres adoptivas, comprobamos que tanto ellas como las familias de nacimiento de sus hijos recurren cada vez más a las redes sociales, sobre todo a Facebook y whatsapp. La relevancia de Internet y, en especial, de las redes sociales para las familias adoptivas en la búsqueda de «los orígenes» y/o en el contacto con ellos ha sido destacada, entre otros, por Black et al. (2016)Black, Kaitlin, April Moyer y Abbie Goldberg. 2016. «From Face-to-face to Facebook: The Role of Technology and Social Media in Adoptive Family Relationships with Birth Family Members». Adoption Quarterly 19(4): 307-332. y por Brodzinsky y Golberg (2017)Brodzinsky, David y Abbie Goldberg. 2017. «Contact with Birth Family in Intercountry Adoptions: Comparing Families Headed by Sexual Minority and Heterosexual Parents». Children and Youth Services Review 74: 117-124.. Con todo, en los casos estudiados en este artículo, al igual que en los investigados por Brodzinsky y Golberg (2017)Brodzinsky, David y Abbie Goldberg. 2017. «Contact with Birth Family in Intercountry Adoptions: Comparing Families Headed by Sexual Minority and Heterosexual Parents». Children and Youth Services Review 74: 117-124., la mayoría de los contactos, salvo los establecidos con los hermanos también adoptados, se habían iniciado a través de intermediarios (trabajadores de los «orfanatos», personas que viajaron al país de origen de los niños, otras familias adoptantes, etc.), lo que no obsta para que se hayan mantenido después gracias a esas redes sociales, entre otros medios.

El artículo tiene un carácter descriptivo/interpretativo porque no hay trabajos previos en España que traten las prácticas de las familias adoptivas, en general, con relación a la apertura estructural; como tampoco los hay a nivel internacional con respecto a las familias monoparentales, en particular. En este contexto, se imponía una investigación exploratoria que permitiera conocer cómo se posicionan y qué prácticas despliegan las madres adoptivas monoparentales en torno a la búsqueda de «los orígenes» de sus hijos. Ha sido esta investigación la que ha proporcionado una base empírica para elaborar hipótesis que deberán ser puestas a prueba en estudios posteriores (idealmente con un diseño comparativo entre diferentes formas de familia), como la de que las madres adoptivas monoparentales son especialmente proactivas en la búsqueda y/o contacto con las familias de nacimiento de sus hijos. Hipótesis que viene sugerida por el hecho de que la mayoría de las mujeres participantes en la investigación que habían adoptado transnacionalmente, aunque cuando lo hicieron no había en España una ley y/o un clima social que legitimaran la adopción abierta, había iniciado procesos de búsqueda de información y/o de localización de dichas familias de nacimiento, y un porcentaje significativo de las mismas había establecido ya el contacto con ellas, sorteando los obstáculos que se interponían en este propósito y, a veces, contraviniendo el criterio o la recomendación de los expertos en adopción. Esta hipótesis es consistente con la idea de Brodzinsky y Golberg (2017)Brodzinsky, David y Abbie Goldberg. 2017. «Contact with Birth Family in Intercountry Adoptions: Comparing Families Headed by Sexual Minority and Heterosexual Parents». Children and Youth Services Review 74: 117-124. acerca de que una estructura familiar no tradicional y la tendencia a sostener definiciones amplias de familia favorecen el establecimiento de adopciones abiertas, solo que ellos restringen estas características a las familias homoparentales, en tanto que nosotros, basándonos en análisis previos que cuestionan esta restricción (Jociles y Salvo 2020Jociles, María Isabel e Irene Salvo. 2020. «‘Siempre le he contado su historia’: prácticas y narrativas familiares sobre ‘los orígenes’ en adopciones monoparentales». Mana 26(1): 001-035.), mantenemos que son trasladables a las monoparentales.

Por otro lado, hay trabajos, como los de Long (2016)Long, Lynelle. 2016. Search and Reunion: Impacts and Outcomes for InterCountry Adoptees. Perspective Paper, July 2016 [30/05/2020]. Disponible en: https://www.academia.edu/26915433/Search_and_Reunion_Impacts_and_Outcomes_for_InterCountry_Adoptees_-_Perspective_Paper_July_2016?email_work_card=view-paper. Fecha de consulta: 31 mayo 2022 o Tieman et al. (2008)Tieman, Wendy, Jan Van Der Ende y Frank Verhulst. 2008. «Young Adult International Adoptees’ Search for Birth Parents». Journal of Family Psychology 22(5): 678-687., que enfatizan las búsquedas de contacto con la familia de origen como algo realizado por los hijos una vez son adultos. Nuestro estudio pone de manifiesto que, al menos en lo que se refiere a las familias monoparentales, esas búsquedas son facilitadas y promovidas por las indagaciones previas de las madres adoptivas, y ello cuando el contacto no se ha establecido ya antes de la mayoría de edad de sus hijos a raíz de estas indagaciones. Se puede sostener también la hipótesis, por tanto, de que esas búsquedas por parte de adultos adoptados se ponen en marcha no solo porque se trate de «una tarea normativa de desarrollo» de la persona a una determinada edad (Wrobel et al. 2004Wrobel, Gretchen, Harold Grotevant y Ruth Mcroy. 2004. «Adolescent Search for Birthparents: Who Moves Forward?» Journal of Adolescent Research 19: 132-151.), por presión social del entorno, por la necesidad de obtener información biográfica y médica (Howe y Feast 2000Howe, David y Julia Feast. 2000. Adoption, Search & Reunion: The Long Term Experience of Adopted Adults. Londres: Children’s Society.), para responder a interrogantes sobre la propia identidad adoptiva y racial (Lee et al. 2006Lee, Richard, Harold Grotevant, Wendy Hellerstedt, Megan Gunnar y The Minnesota International Adoption Project Team. 2006. «Cultural Socialization in Families with Internationally Adopted Children». Journal of Family Psychology 20: 571-580.) o por cambios en sus vidas, como la muerte de los padres adoptivos o el nacimiento de un hijo (Tieman et al. 2008Tieman, Wendy, Jan Van Der Ende y Frank Verhulst. 2008. «Young Adult International Adoptees’ Search for Birth Parents». Journal of Family Psychology 22(5): 678-687.), que son las explicaciones más comunes; es decir, no se explican únicamente por factores psicosociales relacionados con los adoptados, sino que son incentivadas asimismo por las «prácticas familiares» (Jones y Hackett, 2011Jones, Chris y Simon Hackett. 2011. «The Role of ‘Family Practices’ and ‘Displays of Family’ in the Creation of Adoptive Kinship». British Journal of Social Work 41: 40-56.) que, entre las madres adoptivas estudiadas, consisten en incluir a las familias de nacimiento de los hijos en su red extendida de parentesco (a través del vocabulario de parentesco utilizado o de la exposición en el hogar de fotografías de sus miembros, por ejemplo), en relatarles «historias» que avivan su interés por ellas y cuidan la imagen que pudieran formarse de (y, por tanto, su vínculo afectivo con) las mismas (Jociles y Salvo 2020Jociles, María Isabel e Irene Salvo. 2020. «‘Siempre le he contado su historia’: prácticas y narrativas familiares sobre ‘los orígenes’ en adopciones monoparentales». Mana 26(1): 001-035.), en conseguir/conservar información que les ayude a localizarlas o, para enumerar solo una cosa más, en crearles entornos sociales (por ejemplo, mediante las relaciones con otras familias que tienen hijos adoptados en el mismo país, ciudad u «orfanato») que contribuyan a que se sientan acompañados en su condición adoptiva y, en el futuro, a emprender la búsqueda de sus «orígenes».

Cabe finalizar destacando que a pesar de la apertura estructural que caracteriza a las familias monoparentales, altamente valorada hoy en día en el ámbito de las adopciones, las solicitantes individuales de adopción siguen discriminadas en él. Así, hay países que no las admiten como adoptantes (Rusia, China -excepto para «pasaje verde»- o Colombia -excepto para niños de más de 7 años-), y en algunas comunidades autónomas españolas las parejas (heterosexuales, sobre todo) tienen prioridad sobre ellas, de modo que o bien no consiguen adoptar, o bien les lleva más tiempo lograrlo o bien, cuando lo logran, es más probable que les asignen niños más mayores o con «necesidades especiales» (Salvo y Jociles 2019Salvo, Irene y María Isabel Jociles. 2019. «Adopciones monoparentales de niños y niñas con ‘necesidades especiales’: entre el déficit y el empoderamiento». Papers, Revista de Sociología 104(4): 661-686.), por cuanto las autoridades y profesionales del sector que se ocupan de la concesión de la idoneidad para adoptar y/o de la asignación de los niños todavía tienden a manejar una imagen deficitaria de ellas y a albergar prejuicios sobre criar un hijo «sin padre». Esta discriminación de la que, en buena medida, son objeto las monoparentales adoptivas, así como las escasas investigaciones existentes en torno a ellas (en particular, en lo que se refiere a sus prácticas de apertura estructural y comunicativa), invisibilizan el alcance de los aportes que esta configuración familiar puede hacer tanto a los profesionales que trabajan en el campo de las adopciones como a otras configuraciones familiares (como las constituidas por parejas heterosexuales), por lo común, más «cerradas» y renuentes a integrar en ellas a los familiares de nacimiento de sus hijos.

NOTAS

 
1

El primero se titulaba «Madres solteras por elección: proyectos familiares y políticas públicas» (PR34/07-1590) y el segundo, «Monoparentalidad por elección: estrategias de autodefinición, distinción y legitimación de nuevos modelos familiares» (FEM2009-07717).

2

Para otras cuestiones (éticas y metodológicas) relacionadas con la investigación, puede verse Jociles y Salvo (2020)Jociles, María Isabel e Irene Salvo. 2020. «‘Siempre le he contado su historia’: prácticas y narrativas familiares sobre ‘los orígenes’ en adopciones monoparentales». Mana 26(1): 001-035..

3

Los porcentajes están calculados sobre las 61 entrevistadas, aunque en este artículo no se analizan los dos casos de monoparentales que adoptaron a nivel nacional (el 3,3%), debido a que «la búsqueda de orígenes» se presenta en ellos de un modo muy diferente, al tener sus hijos, a la mayoría de edad, derecho a solicitar información sobre sus familias de nacimiento; como tampoco se estudian los casos (el 16,4%) de las que no hablaron del tema, sea porque no quisieron hacerlo o porque no habían pensado aún en él habida cuenta el poco tiempo transcurrido desde la adopción.

4

Lo que no significa que las mujeres entrevistadas los culpabilicen, pues tienden a atribuir a causas estructurales (pobreza, desempleo, desigualdad social, etc.) que los niños tuvieran que ser adoptados (Jociles y Salvo 2020Jociles, María Isabel e Irene Salvo. 2020. «‘Siempre le he contado su historia’: prácticas y narrativas familiares sobre ‘los orígenes’ en adopciones monoparentales». Mana 26(1): 001-035.).

5

Debido quizá a esto, las mujeres que han adoptado en China son las que, dentro de la muestra de entrevistadas, usan con más frecuencia el término “abandonar”, en tanto que las otras tienden a evitarlo (Jociles y Salvo 2020Jociles, María Isabel e Irene Salvo. 2020. «‘Siempre le he contado su historia’: prácticas y narrativas familiares sobre ‘los orígenes’ en adopciones monoparentales». Mana 26(1): 001-035.).

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