Disparidades. Revista de Antropología 77 (1)
enero-junio 2022, e001d
eISSN: 2659-6881
https://doi.org/10.3989/dra.2021.001d

TEMAS EMERGENTES
CUIDADOS A MAYORES Y DEPENDIENTES EN LA PANDEMIA

INICIATIVAS COMUNITARIAS DE CUIDADO Y USO DE TECNOLOGÍAS DIGITALES EN TIEMPOS DE LA COVID-19: DIMENSIONES, PRÁCTICAS, LÍMITES Y POTENCIALIDADES

COMMUNITY INITIATIVES FOR THE ELDERLY CARE, AND THE USE OF ICT IN TIMES OF COVID-19: DIMENSIONS, PRACTICES, LIMITS AND POTENTIALITIES

Yolanda Bodoque-Puerta

Universidad Rovira i Virgili

https://orcid.org/0000-0003-1059-0457

Jesús Sanz-Abad

Universidad Complutense de Madrid

https://orcid.org/0000-0003-1264-0788

Lola Martínez Pozo

Universidad de Granada
Instituto Universitario de Investigación en Estudios de las Mujeres y de Género

https://orcid.org/0000-0001-7897-2676

RESUMEN

A partir de un trabajo de campo etnográfico hemos analizado el rol de las iniciativas comunitarias en la provisión de cuidados sociales para responder a los efectos socio-económicos derivados de la crisis de la COVID-19, y hemos indagado en el papel de las tecnologías digitales en estas iniciativas, atendiendo a sus prácticas, límites y potencialidades. Las experiencias comunitarias, con la incorporación de las tecnologías digitales, desempeñaron un papel importante en relación con el cuidado material y relacional-emocional, frente a su carácter casi testimonial en relación con el doméstico-corporal.

PALABRAS CLAVE: 
Iniciativas Comunitarias; Cuidado social; Tecnologías digitales; Tecnologías de la información y la comunicación; COVID-19.
ABSTRACT

Based on ethnographic fieldwork, we analysed the role of community-based initiatives in the provision of social care to respond to the socioeconomic effects of the COVID-19 crisis, and we investigated the role of digital technologies in these initiatives, considering their practices, limits, and potential. Community experiences, with the incorporation of digital technologies, played an important part regarding material and relational-emotional care, in front of its testimonial character in relation to the domestic-corporal care.

KEYWORDS: 
Community-Based Initiatives; Social Care; Digital Technologies; Information and Communication Technologies; COVID-19.

Recibido: 19/11/2021; Aceptado: 25/04/2022

Cómo citar este artículo / Citation: Bodoque-Puerta, Yolanda, Jesús Sanz-Abad, Lola Martínez Pozo. 2022. “Iniciativas comunitarias de cuidado y uso de tecnologías digitales en tiempos de la covid-19: dimensiones, prácticas, límites y potencialidades”. Disparidades. Revista de Antropología 77(1): e001d. doi: <https://doi.org/10.3989/dra.2021.001d>.

CONTENIDO

INTRODUCCIÓN

 

La provisión de cuidados a personas mayores, dependientes y en situación de vulnerabilidad social es uno de los principales desafíos de las sociedades contemporáneas. En los últimos años, no obstante, se han producido cambios en el modelo de organización social tradicional de los cuidados, que se apoyaba en las familias y cuya responsabilidad recaía principalmente en las mujeres (Carrasco, Borderías y Torns 2012Carrasco, Cristina, Cristina Borderías y Teresa Torns (eds.). 2011. El trabajo de cuidados. Historia, teoría y políticas. Madrid: Los libros de la Catarata.): envejecimiento de la población, transformaciones en el modelo sociocultural normativo de género y cambios en la organización de los hogares. Estos procesos se han dado en un marco caracterizado por la predominancia del mercado en la provisión de servicios, la reducción del gasto público y el debilitamiento del Estado de Bienestar (Comas-d’Argemir 2020Comas-d’Argemir, Dolors. 2020. «Cuidados, derechos y justicia», en Aramburu, Mikel y Silvia Bofill-Poch (eds.), Crisis y sentidos de injusticia. Tensiones conceptuales y aproximaciones etnográficas. Barcelona: Edicions Universitat de Barcelona.).

El impacto de la COVID-19 ha permitido visibilizar la importancia del cuidado como función central y transversal en la sociedad. Sin embargo, las limitaciones de las políticas, las administraciones y los servicios públicos para su provisión y su escaso reconocimiento social, económico y laboral han provocado la reorganización y recomposición de los mosaicos de cuidado y la activación o reconfiguración de servicios y actividades por parte de la sociedad civil para responder a los efectos derivados de la pandemia, estructurándose una trama amplia y compleja de iniciativas comunitarias1Las autodenominaciones son heterogéneas: redes, asambleas o grupos vecinales, de cuidados, de apoyo, de barrio, etc. que llevaron a cabo múltiples tareas en distintos contextos. En este escenario, hemos analizado el papel de las tecnologías digitales2Dispositivos móviles, tabletas, ordenadores, servicios de mensajería instantánea y correo electrónico, plataformas de video llamada, redes sociales, plataformas de organización y trabajo colaborativo o aplicaciones de geolocalización entre otras. en dar respuesta a necesidades de cuidado desatendidas durante la pandemia mediante la coordinación de diferentes recursos e iniciativas y haciendo posible la continuidad de los vínculos relacionales.

EL CUIDADO (EN LO) COMUNITARIO Y LAS TECNOLOGÍAS DIGITALES

 

La reivindicación de la centralidad del cuidado se viene demandando desde la evidencia de la existencia de la «crisis de los cuidados» (Pérez-Orozco 2006Pérez-Orozco, Amaia. 2006. «Amenaza tormenta: la crisis de los cuidados y la reorganización del sistema económico». Revista de Economía Crítica5: 7-37. Disponible en:<http://revistaeconomiacritica.org/node/896>Fecha de acceso: 28 oct. 202.). Especialmente desde los estudios de género, se ha puesto de manifiesto su invisibilidad, escaso reconocimiento social y distribución desigual y se ha reivindicado su relevancia en la sostenibilidad de la vida (Offenhenden 2017Offenhenden, María. 2017. «Introducción. La antropología en los debates actuales sobre el cuidado». Quaderns-e de l’Institut Català d’Antropologia 22(2):1-16. ). En concreto el análisis de los cuidados en los ámbitos comunitarios en el Estado español, ha captado una menor atención académica (Vega-Solís, Martínez-Buján y Paredes-Chauca 2018Vega-Solís, Cristina, Raquel Martínez-Buján y Myriam Paredes-Chauca (eds.). 2018. Experiencias y vínculos cooperativos en el sostenimiento de la vida en América Latina y el sur de Europa. Madrid: Traficantes de Sueños.) y se halla escasamente incluido cuando se aborda la organización social (Razavi 2007Razavi, Shahra. 2007. »The Political and Social Economy of Care in a Development Context. Conceptual Issues, Research Questions and Policy Options«. Gender and Development Programme, Paper 3. United Nations Institute for Social Development. ). No obstante, en los últimos años ha crecido el interés por aquellas alternativas que intentan superar un modelo de cuidados insuficiente y desigual, aunque la incidencia de las tecnologías digitales en las actividades de cuidado comunitario apenas ha sido abordada. Por otro lado, el ámbito de provisión de este cuidado es heterogéneo, dinámico y cambiante, cosa que complejiza su conceptualización (Martínez-Buján 2019Martínez-Buján, Raquel. 2019. «Cuidados con ‘sentido común’: desafíos, vacíos y contradicciones». Journal of Regional Research 44(2): 111-124. ). Esta hace referencia a una amplia gama de prácticas muy dispares (Vega-Solís, Martínez-Buján y Paredes-Chauca 2018Vega-Solís, Cristina, Raquel Martínez-Buján y Myriam Paredes-Chauca (eds.). 2018. Experiencias y vínculos cooperativos en el sostenimiento de la vida en América Latina y el sur de Europa. Madrid: Traficantes de Sueños.; Gonzálvez-Torralbo, Larrazabal-Bustamante y Lube-Guizardi 2020Gonzálvez-Torralbo, Herminia, Sofía Larrazabal-Bustamente y Menara Lube-Guizardi. 2020. «Envejecimiento, género y cuidados: debates para situar a las políticas públicas». Revista Sociedade e Cultura 23: e543000. ) como militancias, amistades, cuadrillas, vecindario, proyectos colectivos o espacios sin ánimo de lucro en forma de redes de apoyo mutuo basadas en la solidaridad, la reciprocidad y las experiencias compartidas (Esteban 2017Esteban, Mari Luz. 2017. «Los cuidados, un concepto central en la teoría feminista: aportaciones, riesgos y diálogos con la antropología». Quaderns-e de l’Institut Català d’Antropologia 22(2): 33-48. ). Se trata de formas de gestión basadas en la organización colectiva ligadas a prácticas que incentivan herramientas de participación y de cuidado basadas en la reciprocidad entre la ciudadanía (Martínez-Buján 2019Martínez-Buján, Raquel. 2019. «Cuidados con ‘sentido común’: desafíos, vacíos y contradicciones». Journal of Regional Research 44(2): 111-124. ) que, a su vez, pueden ser una opción para reinventar alternativas que desplacen algunos de los pilares de la actual organización del cuidado (Keller-Garganté 2017Keller-Garganté, Christine. 2017. «Grupos de crianza compartida: una alternativa comunitaria en la organización del cuidado en la primera infancia». Quaderns-e de l’Institut Català d’Antropologia 22(2):167-182. ).

Por otro lado, en la creación de respuestas alternativas de cuidado comunitario a personas mayores y dependientes, la incorporación de las tecnologías digitales se está revelando fundamental. Desde la academia se ha hecho especial énfasis en cómo el uso de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación permiten a estos colectivos hacer efectivo lo que algunos autores (Black, Dobbs y Young 2015Black, Kathy, Debra Dobbs y Tiffany Young. 2015. «Aging in Community: Mobilizing a New Paradigm of Older Adults as a Core Social Resource». Journal of Applied Gerontology 34(2): 219-243. ; Iecovich 2014Iecovich, Esther. 2014. «Aging in Place: From Theory to Practice». Anthropological Notebooks 20(1): 21-33 ) llaman »envejecimiento en el lugar«, es decir, mantener autonomía e independencia el mayor tiempo posible, generar sentimientos de seguridad y aumentar la comunicación estrechando lazos de amistad, generando un mayor sentimiento de comunidad (Cabrera, Salum y Fuster 2021Cabrera, Rodrigo, Sara Salum y Nicolás Fuster. 2021. «Personas mayores y usos de tecnologías de la información: develando brechas, sentidos y afectos en Valparaíso». Trabajo Social 23(1): 197-224.). También, los estudios se han centrado en cómo las personas mayores se familiarizan con estas tecnologías, su contribución a la reducción o aumento de la brecha digital y su importancia como medio de socialización para evitar la soledad y la desconexión social (Pérez, Cano y Llera 2019Pérez, Rubén, Leticia Cano y Ana Llera. 2019. »El uso de las nuevas tecnologías para evitar la soledad de las personas mayores de 80 años«. Paraninfo Digital 13(30): 1-10. ). Sin embargo, encontramos pocas referencias a la innovación tecnológica para generar comunidades de cuidados, realizar actividades, contactar recursos, favorecer transformaciones residenciales o posibilitar proyectos de vida (Mogollón y Fernández 2019Mogollón, Irati y Ana Fernández. 2019. Arquitecturas del cuidado. Hacia un envejecimiento activista. Barcelona: Icaria editorial.). En los últimos meses, la producción académica que ha observado el fenómeno de las redes de apoyo comunitarias ha apuntado el papel central de las tecnologías para fomentar el soporte y la solidaridad durante el distanciamiento social (Blades et al. 2020Blades, Àfrica, Ainhoa Concustell, Ada Duran, Rebeca Pérez y Flor de María Portilla. 2020. «La solidaritat i el voluntarisme durant la crisi de la COVID-19». Perifèria, revista de recerca i formació en Antropologia 25(2): 115-129. ; Martín-Palomo y Damamme 2020Martín-Palomo, Teresa y Aurélie Damamme. 2020. «Cuidados, en la encrucijada de la investigación». Cuadernos de Relaciones Laborales 38(2): 205-216.).

En este artículo pretendemos contribuir a llenar este vacío mostrando cómo las iniciativas no solamente han dado respuesta a los efectos de la pandemia proveyendo diferentes dimensiones de cuidado, sino que también han hecho emerger la importancia de las tecnologías digitales para hacer esta respuesta más efectiva y generar espacios comunitarios innovadores. Para ello nos hemos basado en los datos recogidos a través de entrevistas semiestructuradas en profundidad3Además de los autores y autoras del artículo, participaron en la realización de las entrevistas: Patricia Almaguer, Maider Barañano, Marta Pi, Jesús Martínez, Maria Offenhenden, Carlos Pelaez, Xabier Ballesteros. realizadas a treinta y seis personas vinculadas, como organizadoras o voluntarias, a veinticuatro iniciativas comunitarias ubicadas en Andalucía, Aragón, Castilla-La Mancha, Cataluña, Madrid y País Vasco. Los criterios tomados en cuenta para la selección de estas iniciativas fueron: 1) el contexto territorial, distinguiendo entre aquellas de carácter urbano y aquellas de carácter rural, 2) las motivaciones que las han generado, diferenciando entre las que esgrimen razones sociopolíticas, asistenciales, humanitarias y/o religiosas, y las vinculadas al fomento de la participación ciudadana y el activismo barrial, 3) los colectivos a los que iban dirigidas, personas mayores o público general, 4) la tipología de actividades de cuidado, fundamentalmente de carácter material y relacional/emocional, 5) si eran de nueva creación o preexistentes y 6) su relación con las instituciones públicas. La mayor parte de las entrevistas se han realizado de manera virtual, si bien algunas han sido presenciales en función del contexto de restricciones impuesto por la pandemia en dichos territorios. Se han basado en un guion previo donde genéricamente se preguntaba por el tipo de iniciativa y la participación de la persona entrevistada, su (re)organización a raíz de la aparición de la COVID-19 y el papel desempeñado por las tecnologías digitales, la cuestión del cuidado y las actividades específicas llevadas a cabo desde la iniciativa, y sobre las alternativas al modelo de cuidado desde lo comunitario.

INICIATIVAS COMUNITARIAS EN TIEMPOS DE LA COVID-19

 

Tras la declaración del estado de alarma del 14 de marzo de 2020 por la pandemia de la COVID-19, diversas entidades y una buena parte de la ciudadanía se organizaron, con carácter inmediato, como estructuras informales de colaboración y cooperación, para contrarrestar los problemas y necesidades que identificaban en sus territorios. Desde las voces y experiencias de sus protagonistas, hemos abordado los factores, aspectos y motivaciones para su constitución, procesos de desarrollo, organización y/o reconfiguración y las actividades de cuidado desarrolladas. Nos parece relevante destacar cómo el carácter diverso de estas iniciativas comunitarias, y la heterogeneidad de los contextos geo-sociopolíticos donde se han desarrollado, dificultan establecer paralelismos en cuanto a su rol en la provisión de cuidados (Bodoque-Puerta y Sanz-Abad en prensaBodoque-Puerta, Yolanda y Jesús Sanz-Abad. 2022. «Iniciativas comunitarias», en Comas-d’Argemir, Dolors y Sílvia Bofill-Poch (eds.), Cuidar a mayores y dependientes en tiempos de la Covid-19. Lo qaue nos ha enseñado la pandemia: 365-421. València: Tirant Humanidades. En prensa.). No obstante, podemos trazar e interpretar algunos elementos comunes, que han de ser tomados desde estas particularidades.

Por un lado, las respuestas comunitarias han contribuido a mitigar los efectos iniciales de la pandemia al desarrollar un papel activo de apoyo y cuidado a las personas en un escenario de incertidumbre donde, con numerosos matices, las personas entrevistadas nos trasladaron una ineficacia en la atención de los servicios públicos y una escasa asunción de responsabilidades por parte de las diferentes administraciones y gobiernos. También destacamos las tareas de provisión de información, prevención y detección de contagios, autogestión y articulación de recursos, acompañamiento, apoyo emocional, así como identificación y cobertura de necesidades, personas y colectivos en situación de riesgo y vulnerabilidad social.

Por otro, identificamos un elemento compartido como es la utilización intensiva de tecnologías digitales -servicios de mensajería instantánea, telefonía, plataformas de videoconferencias y redes sociales, entre otras- en los procesos de creación y/o reconfiguración, en la coordinación y difusión de actividades, en la autoorganización entre integrantes y receptores/as y en la coordinación con otras iniciativas, organizaciones o entidades públicas. En este sentido, apreciamos una apropiación de las tecnologías digitales y una readaptación de la organización y relaciones comunitarias, forzadas por las estrictas medidas de distanciamiento físico y social asociadas a la pandemia.

EL CUIDADO EN EL MARCO DE LAS INICIATIVAS COMUNITARIAS DURANTE LA PANDEMIA

 

Una primera cuestión que queremos mostrar es la diversidad y envergadura de tareas realizadas por las iniciativas. Éstas estuvieron, en una primera fase, asociadas con la identificación y cobertura de las necesidades de personas mayores dependientes y con la provisión, compra y reparto de recursos materiales como alimentos y fármacos. En poco tiempo, se fueron ampliando a otras tareas no previstas inicialmente como la atención a las necesidades de personas y familias en situación de riesgo social realizando recogidas de alimentos y material sanitario, derivación a otros recursos o acompañamiento emocional en situaciones de soledad no deseada, duelo, miedo u otras problemáticas vinculadas o incrementadas con la COVID-19. También han estado ligadas a la cultura y el ocio, o la denuncia a las administraciones públicas por la dejación de responsabilidades.

Sin embargo, al analizar los discursos, llama la atención la falta de consenso para identificar estas actividades como cuidado. Este concepto suele aparecer de forma vaga, diluida y poco precisa, dificultando en ocasiones su reconocimiento o presentándose bajo la idea genérica de »ayuda«:

Una pregunta complicada y muy amplia. No ha existido una reflexión profunda. En los movimientos es algo de lo que se habla y está presente y sin embargo… no sé cómo decirlo, tiene una resonancia, pero no sé hasta qué punto en la práctica. (Mikel, urbana, colectivo de barrio)

J: ¿Entendías que era un trabajo de cuidados?

A: Pues no me lo había planteado la verdad. Pero sí, viéndolo así sí.

J: ¿Qué palabra usabais normalmente?

A: Servicio, ayuda a domicilio, quizá. Pero eso, no... Cuidados como tal no lo había pensado.

(Andrés, urbana, asociación patinetes)

En nuestro análisis identificamos tres dimensiones diferentes a esta noción de cuidado que, en referencia a las iniciativas comunitarias, se manifiestan de manera desigual (García-García, Sanz-Abad y Ugena-Sancho 2020García-García, Sergio, Jesús Sanz-Abad y Sofía Ugena-Sancho. 2021. «Discursos y prácticas en experiencias de cuidado comunitario. Una perspectiva moral entre cuidados gaseosos, líquidos y sólidos». Revista Española de Sociología, 30(2): a28. ). Una primera es la dimensión doméstico-corporal, que en el imaginario social es la que da sentido al concepto, incluye los cuidados directos que implican contacto y aproximación entre las personas (higiene corporal y asistencia en un proceso de enfermedad o dependencia y limpieza y mantenimiento del entorno doméstico). El desconocimiento del virus y la enfermedad, la virulencia y vías de transmisión de la COVID-19, las medidas de prevención y protección de contagios y las sensaciones y emociones compartidas de miedo e incertidumbre, excluyeron de las iniciativas comunitarias los cuidados directos, los hogares y las actividades enmarcadas en los ámbitos socialmente considerados privados e íntimos. En concreto aparecen dibujadas dos fronteras a la provisión de cuidados desde esta dimensión. Una, previa a la pandemia, es el cuerpo como ámbito de cuidado asociado a lo profesional y lo familiar. La otra, surgida a raíz de la pandemia, tiene que ver con el espacio doméstico, donde las personas participantes en estas iniciativas no pudieron acceder.

En otro momento seguramente hubiéramos tenido más debate, de si queríamos hacer este servicio o no[…] del tema de los ancianos o de cuidar a alguien, ¿no? No porque no lo queramos hacer, y no porque no creamos en el voluntariado, pero sí porque entendemos que […] ¡ostia! Que son tareas que ya hay personas que buscan trabajo y que se pueden dedicar y que, por lo tanto, la institución ya debería dedicar dinero. (Eneko, urbana, casal popular)

La segunda dimensión identificada, la dimensión material, engloba las actividades relacionadas con la logística y el abastecimiento cotidiano. Estas, junto con la creación de instrumentos de protección frente al virus (como la confección de mascarillas), han sido el principal objeto de acción de las iniciativas, debido a que el decreto del estado de alarma convirtió a personas mayores autónomas en dependientes de las redes comunitarias de cuidado, atención y apoyo a través de su consideración de ‘personas de riesgo’ asociada a la edad. También colectivos vulnerables, vieron acrecentada esta condición por las consecuencias del impacto económico de la pandemia.

Tareas relacionadas con hacer compras y llevarlas a casas, para personas que no pudieran salir a la calle: por ser población de riesgo, por tener problemas de movilidad, por razones muy variadas. Igualmente, acercar medicamentos, ir a la farmacia, coger la medicación y llevarla a donde correspondiera. Esa era la idea que teníamos. Durante una primera parte es donde nos hemos estado manejando. (Juanjo, urbana, colectivo de barrio)

Había unas personas, normalmente eran las mismas, cien por ciento básicamente mujeres, solteras o viudas, mayores, algunas tienen incluso casi noventa años que íbamos a hacerles compra. Y lo organizamos de una manera telefónica. Esta compra básicamente era de alimentos, o algún producto de limpieza, cosas básicas, y algunas las teníamos identificadas ya con el tema de que recibían alimentos nuestros, pero otros eran totalmente nuevas, no las teníamos identificadas. (Jep y Terenci, rural, voluntariado apoyado por Cruz Roja)

La tercera dimensión está asociada a lo emocional y lo relacional y a la necesidad de sentirse acompañado y vincularse a otras personas. Estas actividades, realizadas exclusivamente de manera telemática, consistieron en el acompañamiento, socialización y transmisión de conocimiento, consejo y apoyo para el bienestar emocional de las personas. Esta dimensión aparece en todas, pero sobre todo en aquellas dirigidas a personas mayores: o bien como una respuesta para favorecer el envejecimiento autogestionado como sucede en las viviendas colaborativas o para paliar la soledad no deseada debido al agravamiento de las situaciones de aislamiento (Martín-Roncero y González-Rábago 2020Martín-Roncero, Unai y Yolanda González-Rábago. 2020. «Soledad no deseada, salud y desigualdades sociales a lo largo del ciclo vital». Gaceta Sanitaria 35(5): 432-437. ).

El tema de siempre, la soledad. La soledad. No tenemos centro social, no tenemos donde se puedan reunir, no tenemos nada de eso, y la mayor carencia que tienen sobre todo es la soledad que pasan. Hay una señora de 87 años que estaba todo el día sola y no sabes lo que agradecía simplemente que le tocaras el cristal y que le dijeras «¿qué tal estás? ¿tienes esto? ¿quieres leña? ¿quieres esto? ¿te falta algo? […] los primeros días nos reuníamos una hora antes de que viniese el panadero en la plaza, guardábamos nuestra distancia, no había mascarillas, teníamos que ir con mucho cuidado[…], y claro, ver a la gente, los que podían bajar, y “¿fulanito baja?”, “no, no puede” y subíamos a su casa “oye, que ha venido el pan ¿no quieres pan? ¿Estás bien?”. Claro, en eso sí hicimos una labor». (Gerardo, rural, red de cuidados vecinales)

No obstante, al no constituir una dimensión excesivamente visible, tangible o cuantificable en términos económicos, las actividades vinculadas al bienestar emocional de las personas no se han considerado cuidado. Pero determinadas iniciativas han sabido responder al aislamiento emocional y relacional sobrevenido por la pandemia y el confinamiento y han generado una mayor conciencia de la importancia de esta dimensión. Veamos ahora el papel que las tecnologías digitales han jugado para facilitar el desarrollo de la actividad desplegada por las iniciativas comunitarias.

EL PAPEL DE LAS TECNOLOGÍAS DIGITALES EN LA PROVISIÓN DE CUIDADOS DESDE LO COMUNITARIO

 

El interés por las tecnologías digitales surge a raíz de comprobar cómo en las entrevistas se hacía referencia al papel central que éstas habían jugado en su gestión al vertebrar la emergencia de nuevas iniciativas y la reconfiguración o transformación de las previamente existentes. Las tecnologías digitales sirvieron para posibilitar procesos de organización interna, facilitar el desarrollo y provisión de actividades, permitir la coordinación con otras iniciativas y servicios públicos (sociales y sanitarios) y difundir sus acciones. En este sentido apreciamos un doble uso de las aplicaciones digitales, para la coordinación de actividades e identificación de necesidades, por un lado, y para la comunicación entre las participantes, por otro:

El grupo de WhatsApp inicialmente era abierto, todo el mundo podía escribir y opinar[…], para la gente que tenía otro tipo de inquietudes o de necesidades, se generó otro grupo de WhatsApp que lo llamamos “Diálogos apoyo vecinal”, donde cada uno podía poner desde crucigramas, prensa, alguna canción, a otras cosas más diversas. En un grupo se tenían que poner las peticiones de ayuda, y no otras cosas que hacían que perdiera su utilidad e hicimos otro más restringido para quien quería escribir. (Juanjo, urbana, colectivo de barrio)

Además, las tecnologías posibilitaron ejercer la acción de cuidar. Las infraestructuras digitales facilitaron la adaptación de los servicios de cuidado a las medidas sanitarias y sociales, el incremento de recursos como la tele-asistencia, el desarrollo de actividades on-line para la estimulación y acompañamiento ante la soledad no deseada o la implementación de aplicaciones para fortalecer el apoyo y la comunicación con familiares y profesionales. No obstante, su papel ha sido desigual si atendemos a las diferentes dimensiones del cuidado que hemos presentado anteriormente.

En el caso de la dimensión material del cuidado, el papel de las tecnologías digitales fue absolutamente central puesto que la mensajería instantánea y las redes sociales permitieron la comunicación, la activación de redes comunitarias y su organización en un contexto descrito como caótico, marcado por la incertidumbre y no estructurado formalmente. Inicialmente posibilitaron las tareas vinculadas con la identificación y cobertura de las necesidades de compra de alimentos y fármacos y reparto directo a los domicilios a personas mayores, dependientes y en situación de riesgo y/o vulnerabilidad social. Posteriormente, se amplió hacía una complejidad no prevista ni contemplada desde las iniciativas, favoreciendo las actividades orientadas a los cuidados, y su difusión para acercarlas a la población destinataria y a las personas que asumían su realización:

La App sería como una especie de Wallapop, ¿no? Donde se pueden poner ofertas y demandas, para ofrecer o pedir, diferentes tipos de cuidados. Y van desde acompañamiento a gente mayor, un canguraje puntual, que alguien venga a regar las plantas, que alguien me haga la compra, necesito información sobre el barrio porque acabo de llegar y quedamos un día y me lo explicas […]. Por todo el tema […] hemos puesto también, que enlaza con el tema de los cuidados desde después del confinamiento, todo un sistema […] diferentes proyectos de intercambio de ropa, objetos para la crianza, etcétera. Y que van con sistemas de intercambio, ¿no? Entonces también espacios on-line donde poder gestionar estos equipamientos. (Irisa, urbana, plan comunitario)

Las tecnologías digitales, entonces, fueron importantes para intercambiar información, conocimientos y experiencias, convirtiéndose en referentes para grupos que querían poner en marcha redes de apoyo análogas. Si WhatsApp y Telegram articularon y organizaron las iniciativas, Facebook, Twitter o Instagram dieron a conocer las actividades y fomentaron la participación.

En la dimensión emocional del cuidado, estas tecnologías jugaron un papel fundamental en el acompañamiento, prevención y apoyo en situaciones de soledad no deseada, duelo y miedo, así como también frente a otras problemáticas vinculadas con la COVID-19 o incrementadas a partir de ésta.

Hubo que poner en marcha cosas distintas a las que habían convivido aquí, desde que se fundó la cooperativa, vinculadas directamente con el tema de las nuevas tecnologías: grupos de WhatsApp que favorecieran un poco que las personas no tuvieran la sensación de que estaban solas y que estaban aisladas ¿no? Eso fue un acierto, es decir, el resultado final es que se fue haciendo de una forma muy natural, es decir, las dificultades las fuimos solventando a través del teléfono, a través del móvil […] así nos hemos ido apañando y las nuevas tecnologías se han ido incorporando aquí de una forma bastante natural y la gente pues a mí me sorprende que ha cogido una cierta habilidad ¿no? Bueno eso[…] desde luego ha sido algo revolucionario aquí y creo que hemos roto un poco ese nivel de aislamiento tan fuerte que hemos tenido. (Emilio, rural, vivienda colaborativa).

Respecto a la mediatización de las tecnologías digitales, hay dos aspectos más que queremos destacar: el primero tiene que ver con las limitaciones impuestas por las brechas digitales y el hecho de que ciertas personas y grupos de población no contaran con el acceso, herramientas y conocimientos en los ámbitos digitales (Martínez Pozo 2019Martínez-Pozo, Lola. 2019. «Códigos corporales y tecnológicos. Los feminismos como prácticas hacker». CadernosPagu 57: 1-35.). Esta forma de desigualdad se hizo especialmente patente durante el confinamiento, aunque las iniciativas comunitarias también buscaron alternativas para mitigar las brechas:

Se decide optar por la versión telemática del proyecto porque distintas personas quieren seguir haciendo cosas. Comentaban que no hacían nada, sentadas en casa y sólo consumiendo televisión que no hacía más que alimentar su miedo. En su mayoría no hacían uso de redes sociales con lo que la comunicación era más compleja. Pero, a los que tuvieron acceso a ellas se les formó para poder realizar comunicaciones mediante WhatsApp, Zoom y Google Meet y aquellos que no, por teléfono. (Martina, urbana, asociación)

(Para) la gente mayor vimos que era un poco pesado, pero lo hacían […] «tendré que pedir ayuda a mi nieta», ¿no? Y la nieta les ayudaba a sacar el tutorial, porque aquel vídeo se compartía, pero las nietas no sabían tanto de coser, y las guiaban “pues tienes que pasar la goma por aquí, tienes que hacer el borde por allí». (Rossó, urbana, red de confección de mascarillas)

Un segundo aspecto a destacar es que, aunque muchas iniciativas comunitarias cesaron su actividad más intensa al final del estado de alarma, siguieron teniendo una actividad continuada en el ámbito digital. Así, los grupos de mensajería instantánea y las redes sociales continuaron visibilizando y denunciando algunas situaciones, y reclamando la asunción de las responsabilidades de cuidados por parte administraciones públicas y gobiernos, a la vez que permitieron mantener el contacto entre sus integrantes permaneciendo en un estado de latencia.

CONCLUSIONES

 

En este texto hemos abordado la importante labor de las iniciativas comunitarias en la provisión de cuidados en un contexto donde la crisis de la COVID-19 ha acrecentado el colapso del modelo de organización social del cuidado. Asimismo, hemos analizado el papel de las tecnologías digitales en la organización y provisión del cuidado comunitario, un tema que ha sido académicamente poco estudiado. Consideramos que la expansión de las tecnologías digitales ha generado un «nuevo» escenario social altamente mediatizado que, pensamos, puede provocar profundas transformaciones en la sociedad y, concretamente, en el modelo de organización social de los cuidados. A partir de los datos recogidos, podemos destacar algunos límites y potencialidades de este despliegue.

Si atendemos a las diferentes dimensiones de cuidado, observamos que el papel de las iniciativas comunitarias ha sido desigual, dado que se han mostrado fundamentales en relación con aquellas cuestiones asociadas al cuidado material y relacional-emocional, frente a su carácter casi testimonial en relación con el doméstico-corporal. Estas iniciativas se han mostrado bastante eficaces en cuestiones como detectar necesidades o proporcionar una respuesta urgente en un contexto de absoluta excepcionalidad, si bien en múltiples casos no han podido tener una sostenibilidad temporal (ya sea por la finalización del estado de alarma o por la falta de estructura para seguir este cometido). Con relación al papel de las tecnologías digitales destacamos, como limitaciones, las desigualdades que su implementación supone en términos de desafíos y exclusiones para determinados colectivos en situación de vulnerabilidad social y digital relacionadas con el acceso, capacidades, conocimientos, habilidades y usos en los escenarios digitales. Y respecto a sus potencialidades, hemos visto cómo han jugado un papel importante en la rápida respuesta a la crisis, aportando soluciones que han impactado en la dimensión emocional y material del cuidado (organización y socialización de actividades), en la lucha contra la brecha tecnológica y la transición digital de nuestra sociedad, así como también generando nuevas oportunidades para el desarrollo del bienestar social y la igualdad.

Todo ello indica una transformación en el modelo de provisión de los cuidados y la necesidad de potenciar la innovación tecnológica y social para articular los servicios públicos, mercado, familia y comunidad. En este marco, consideramos que el apoyo y fortalecimiento de iniciativas comunitarias desde la administración puede jugar, por su mayor proximidad, un papel sumamente útil en cuestiones como la prevención de la soledad no deseada. Por ello, interpretamos la relevancia de continuar profundizando y desarrollando reflexiones y prácticas colectivas acerca de los horizontes tecnológicos que estamos construyendo como sociedad en relación con los cuidados en el marco de la cibercultura. Consideramos que las tecnologías digitales implican nuevas oportunidades para la provisión de cuidados y nos abren nuevas potencialidades para la transformación del modelo de organización social de los cuidados.

NOTAS

 
1

Las autodenominaciones son heterogéneas: redes, asambleas o grupos vecinales, de cuidados, de apoyo, de barrio, etc.

2

Dispositivos móviles, tabletas, ordenadores, servicios de mensajería instantánea y correo electrónico, plataformas de video llamada, redes sociales, plataformas de organización y trabajo colaborativo o aplicaciones de geolocalización entre otras.

3

Además de los autores y autoras del artículo, participaron en la realización de las entrevistas: Patricia Almaguer, Maider Barañano, Marta Pi, Jesús Martínez, Maria Offenhenden, Carlos Pelaez, Xabier Ballesteros.

BIBLIOGRAFÍA CITADA

 

Blades, Àfrica, Ainhoa Concustell, Ada Duran, Rebeca Pérez y Flor de María Portilla. 2020. «La solidaritat i el voluntarisme durant la crisi de la COVID-19». Perifèria, revista de recerca i formació en Antropologia 25(2): 115-129.

Black, Kathy, Debra Dobbs y Tiffany Young. 2015. «Aging in Community: Mobilizing a New Paradigm of Older Adults as a Core Social Resource». Journal of Applied Gerontology 34(2): 219-243.

Bodoque-Puerta, Yolanda y Jesús Sanz-Abad. 2022. «Iniciativas comunitarias», en Comas-d’Argemir, Dolors y Sílvia Bofill-Poch (eds.), Cuidar a mayores y dependientes en tiempos de la Covid-19. Lo qaue nos ha enseñado la pandemia: 365-421. València: Tirant Humanidades. En prensa.

Cabrera, Rodrigo, Sara Salum y Nicolás Fuster. 2021. «Personas mayores y usos de tecnologías de la información: develando brechas, sentidos y afectos en Valparaíso». Trabajo Social 23(1): 197-224.

Carrasco, Cristina, Cristina Borderías y Teresa Torns (eds.). 2011. El trabajo de cuidados. Historia, teoría y políticas. Madrid: Los libros de la Catarata.

Comas-d’Argemir, Dolors. 2020. «Cuidados, derechos y justicia», en Aramburu, Mikel y Silvia Bofill-Poch (eds.), Crisis y sentidos de injusticia. Tensiones conceptuales y aproximaciones etnográficas. Barcelona: Edicions Universitat de Barcelona.

Esteban, Mari Luz. 2017. «Los cuidados, un concepto central en la teoría feminista: aportaciones, riesgos y diálogos con la antropología». Quaderns-e de l’Institut Català d’Antropologia 22(2): 33-48.

García-García, Sergio, Jesús Sanz-Abad y Sofía Ugena-Sancho. 2021. «Discursos y prácticas en experiencias de cuidado comunitario. Una perspectiva moral entre cuidados gaseosos, líquidos y sólidos». Revista Española de Sociología, 30(2): a28.

Gonzálvez-Torralbo, Herminia, Sofía Larrazabal-Bustamente y Menara Lube-Guizardi. 2020. «Envejecimiento, género y cuidados: debates para situar a las políticas públicas». Revista Sociedade e Cultura 23: e543000.

Iecovich, Esther. 2014. «Aging in Place: From Theory to Practice». Anthropological Notebooks 20(1): 21-33

Keller-Garganté, Christine. 2017. «Grupos de crianza compartida: una alternativa comunitaria en la organización del cuidado en la primera infancia». Quaderns-e de l’Institut Català d’Antropologia 22(2):167-182.

Martín-Palomo, Teresa y Aurélie Damamme. 2020. «Cuidados, en la encrucijada de la investigación». Cuadernos de Relaciones Laborales 38(2): 205-216.

Martín-Roncero, Unai y Yolanda González-Rábago. 2020. «Soledad no deseada, salud y desigualdades sociales a lo largo del ciclo vital». Gaceta Sanitaria 35(5): 432-437.

Martínez-Buján, Raquel. 2019. «Cuidados con ‘sentido común’: desafíos, vacíos y contradicciones». Journal of Regional Research 44(2): 111-124.

Martínez-Pozo, Lola. 2019. «Códigos corporales y tecnológicos. Los feminismos como prácticas hacker». CadernosPagu 57: 1-35.

Mogollón, Irati y Ana Fernández. 2019. Arquitecturas del cuidado. Hacia un envejecimiento activista. Barcelona: Icaria editorial.

Offenhenden, María. 2017. «Introducción. La antropología en los debates actuales sobre el cuidado». Quaderns-e de l’Institut Català d’Antropologia 22(2):1-16.

Pérez-Orozco, Amaia. 2006. «Amenaza tormenta: la crisis de los cuidados y la reorganización del sistema económico». Revista de Economía Crítica5: 7-37. Disponible en:<http://revistaeconomiacritica.org/node/896>Fecha de acceso: 28 oct. 202.

Pérez, Rubén, Leticia Cano y Ana Llera. 2019. »El uso de las nuevas tecnologías para evitar la soledad de las personas mayores de 80 años«. Paraninfo Digital 13(30): 1-10.

Razavi, Shahra. 2007. »The Political and Social Economy of Care in a Development Context. Conceptual Issues, Research Questions and Policy Options«. Gender and Development Programme, Paper 3. United Nations Institute for Social Development.

Vega-Solís, Cristina, Raquel Martínez-Buján y Myriam Paredes-Chauca (eds.). 2018. Experiencias y vínculos cooperativos en el sostenimiento de la vida en América Latina y el sur de Europa. Madrid: Traficantes de Sueños.