RESUMEN
Los estudios turísticos contemporáneos subrayan el papel de las movilidades y las prácticas de la nueva generación de consumidores de ciudad en la construcción de las áreas turísticas urbanas. En el presente trabajo se sugiere que la investigación debería abordar, además, el papel que desempeñan las administraciones públicas en la creación de sugestivos destinos. Este marco analítico se centra en la investigación de las políticas públicas que persiguen encauzar los flujos turísticos globales para sus propósitos de desarrollo local. Paralelamente se señala que los destinos se emplazan en lugares con temporalidad, lo que exige adoptar una mirada diacrónica que atienda a las exclusiones, adaptaciones y reacciones sociales inherentes a los procesos de producción del espacio turístico.
Palabras clave: Producción social del espacio; Relaciones Sociales; Movilidades; Políticas; Exclusiones.
ABSTRACT
Contemporary tourism studies highlight the role of the mobilities and practices of the new generation of city consumers in the construction of urban tourist areas. This paper suggests that research should also address the role played by public administrations in the creation of attractive destinations. This analytical framework focuses on research into public policies that seek to channel global tourism flows for local development purposes. At the same time, it points out that destinations are located in temporary places, which requires adopting a diachronic view that addresses the exclusions, adaptations and social reactions inherent to the production processes of the tourist space.
Keywords: Social Production of Space; Social Relations; Mobilities; Policies; Exclusions.
La producción social del paisaje turístico es la cuestión de fondo que se analiza en este breve ensayo. Centrándonos en el ámbito urbano, nos preguntamos cómo son modelados los destinos. El asunto no es baladí, porque el turismo se ha convertido en una de las fuerzas más poderosas en la dotación de nuevos usos y sentidos socioculturales a los territorios y, por ende, de nuevos conflictos y exclusiones. Y en esta construcción de paisajes objetivados para el consumo ( Urry, Jonh 1995. Consuming Places. London: Routledge.Urry 1995) intervienen distintos actores y sectores. ¿Qué papel desempeñan las administraciones, la industria, los turistas y las poblaciones locales?
Determinar el peso de los actores, sectores e instituciones en la configuración de
los destinos constituye una de las preocupaciones más relevantes abordadas en la actualidad
por la antropología y la sociología del turismo. Los estudios contemporáneos subrayan
el rol de los nuevos turistas urbanos como actores reflexivos y consumidores cosmopolitas
que, con sus actividades e interacciones con los residentes y con el entorno físico
que visitan, intervienen decisivamente en la construcción de las áreas turísticas
( Edensor, Tim. 2000. «Staging Tourism: Tourists as Performers». Annals of Tourism Research 27(2): 322-44.Edensor 2000; Richards, Greg. 2017. «El consumo de turismo en la posmodernidad o en la modernidad
líquida». Oikonomics 7: 5-11. doi: <
El artículo está dividido en los siguientes apartados: en el primero se describen las modalidades de paisajes turísticos urbanos; en el segundo se analiza la importancia de las relaciones sociales turísticas en la configuración de los territorios; le sigue otro que subraya el papel determinante de las políticas públicas en la creación de ciudades de flujos, y concluye con una última sección donde se identifican las contradicciones, reacciones y exclusiones que desencadenan tales dinámicas.
Los espacios no son categorías abstractas, neutrales e independientes que dan soporte
a las actividades humanas. Son, por el contrario, productos sociales. Del mismo modo,
los destinos turísticos no son simples contenedores estáticos y divorciados de la
sociedad de flujos que le da contenido ( Meethan, Kevin. 2001. Tourism in Global Society. Place, Culture and Consumption. Nueva York: Palgrave.Meethan 2001). En la configuración del paisaje turístico tiene un peso decisivo el movimiento
incesante de personas en estancias transitorias. Estas movilidades no son hechos ajenos
que se superponen en el espacio, sino que forman parte de la realidad misma del lugar
turístico. Esta condición convierte a la ciudad turística en el paradigma del espacio
de flujos y conexiones característico de la era de la híper-movilidad y de las vidas
móviles ( Hannerz, Ulf. 1998. Conexiones transnacionales. Cultura, gente, lugares. Valencia: Frónesis.Hannerz 1998; Sheller, Mimi y John Urry. 2006. «The New Mobilities Paradigm». Environment and Planning 38(2): 207-226.Sheller y Urry 2006; Elliot, Anthony y John Urry. 2010. Mobile Lives. London: Routledge.Elliot y Urry 2010; Sheller, Mimi. 2017. «From Spatial Turn to Mobilities Turn». Current Sociology 65(4): 1-17. doi: <
Atendiendo a la configuración particular de los destinos, los paisajes urbanos varían
desde ámbitos especializados en el turismo “cultural” de masas hasta destinos post-fordistas
cercanos y familiares. Tim Edensor ( Edensor, Tim. 2000. «Staging Tourism: Tourists as Performers». Annals of Tourism Research 27(2): 322-44.2000 y Edensor, Tim. 2001. «Performing Tourism, Staging Tourism. (Re) Producing Tourist Space
and Practice». Tourist Studies 1(1): 59-81. doi: <
Son espacios turísticos segregados espacial y funcionalmente del resto de la ciudad.
Representan la última fase de la evolución de la ciudad moderna, la cual se ha ido
compartimentando espacial y racionalmente en distintas funciones (residenciales, industriales,
comerciales, administrativas…) ( Hernández-Ramírez, Javier. 2018. «La voracidad del turismo y el derecho a la ciudad».
Revista Andaluza de Antropología 15: 22-46. doi: <
Este “panorama turístico tradicional” ( Quaglieri, Alan y Antonio-Paolo Russo. 2010. «Paisajes urbanos en la época post-turística.
Propuesta de un marco analítico». Scripta Nova. Revista Electrónica de Geografia y Ciencias Sociales XIV (323).Quaglieri y Russo 2010) es el escenario idóneo para el turismo organizado ( Lash, Scott y John Urry. 1998. Economías de signos y espacio. Buenos Aires: Amorrortu.Lash y Urry 1998) o fordista ( Hernández-Ramírez, Javier. 2018. «La voracidad del turismo y el derecho a la ciudad».
Revista Andaluza de Antropología 15: 22-46. doi: <
Estas burbujas turísticas ( Judd, Dennis R. 1999. «Constructing the Tourist Bubble», en Dennis R. Judd y Susan S. Fainstein (eds.), The Tourist City. New Haven: Yale University Press.Judd 1999) son escenarios semánticos exotizados cuidadosamente diseñados para transmitir contenidos y atributos compendiados bajo un discurso simplificado. Se asemejan a los “espacios purificados” de Sibley ( Sibley, D. 1988. «Survey 13: Purification of Space». Environment and Planning D: Society and Space 6: 409-421.1988) por cuanto están estetizados, higienizados, mantenidos y vigilados. En su gestión son depurados los elementos distorsionantes que puedan alterar la imagen proyectada (vistas, sonidos, olores, sujetos y actividades potencialmente ofensivas) y se imponen normas y convenciones. El objetivo es garantizar una experiencia turística controlada y un consumo fugaz del lugar, que es presentado como amable y seguro.
De límites difusos, estas áreas no son exclusivamente turísticas, ya que no están separadas ni espacial ni funcionalmente del resto de la ciudad. Son zonas de consumo polivalente dotadas de nuevos servicios y equipamientos (museos, auditorios, neomonumentos, mercados gourmet…), cuyo atractivo radica en la comercialización de la novedad, lo cool y el entretenimiento ( Cohen, Erik. 2005. «Principales tendencias en el turismo contemporáneo». Política y Sociedad 42(1): 11-24.Cohen 2005). Asimismo, son paisajes hibridados porque en ellos interactúan elementos de distinta naturaleza social e histórica que anteriormente existían de forma separada, dando lugar a nuevas estructuras, objetos y prácticas ( García-Canclini, Néstor. 2006. Culturas híbridas. Estrategias para entrar y salir de la modernidad. México: Grijalbo.García-Canclini 2006). El resultado es la generación de un espacio dinámico donde los flujos, conexiones e intercambios le dotan de nuevos sentidos y prácticas.
Estas áreas son ámbitos desdiferenciados orientados a consumidores cosmopolitas, tanto
foráneos como locales, atraídos por la oferta urbana de novedades culturales globales
(espectáculos, conciertos, ambiente post-bohemio o hípster, vida nocturna, gastronomía
foodie, exposiciones, eventos, campeonatos deportivos…) ( Cohen, Erik. 2005. «Principales tendencias en el turismo contemporáneo». Política y Sociedad 42(1): 11-24.Cohen 2005; Crespi, Montserrat y Marta Domínguez. 2016. «Los mercados de abastos y las ciudades
turísticas». Pasos. Revista de Turismo y Patrimonio Cultural 14(2): 401-416. doi: <
Tanto los enclaves como las áreas post-turísticas son configurados por una combinación de factores dinámicos que se retroalimentan, a saber: relaciones, movilidades, políticas y tradiciones. El papel de cada uno de estos componentes en la producción del espacio turístico será desarrollado en los siguientes apartados.
Los destinos turísticos urbanos son ámbitos (o nodos) relacionales. Allí confluyen sujetos de muy diversos orígenes, clases, etnicidades, motivaciones e intereses. En estas topografías móviles ( Delgado, Manuel. 1999. El animal público. Barcelona: Anagrama.Delgado 1999) las complejas y continuas conexiones transnacionales ( Hannerz, Ulf. 1998. Conexiones transnacionales. Cultura, gente, lugares. Valencia: Frónesis.Hannerz 1998) condicionan los usos del espacio, las prácticas de consumo y las imágenes del lugar.
Esta manera de pensar la ciudad como un espacio relacional y de movilidades (e inmovilidades) permite comprender el importante papel que desempeñan las prácticas de los distintos sujetos sociales (tanto nativos como forasteros) en la construcción del paisaje turístico. En este sentido, destacan tres sugerentes perspectivas performativas: la que subraya la relación entre los comportamientos y el régimen normativo dominante; la que pone su foco en el proceso de construcción de hábitat y la que destaca la multiplicación de innovaciones creadoras de ciudad.
De acuerdo con la primera perspectiva, sugiere Edensor ( Edensor, Tim. 2001. «Performing Tourism, Staging Tourism. (Re) Producing Tourist Space
and Practice». Tourist Studies 1(1): 59-81. doi: <
Una segunda perspectiva sugiere que las prácticas cotidianas, las ocupaciones y los
usos del espacio producen un hábitat (dwelling perspective) ( Ingold, Tim. 1993. «The Temporality of the Landscape». World Archaeology 25(2): 152-174.Ingold 1993). Esta mirada al destino turístico encuentra inspiración en la obra de Ingold quien
sostiene que todo paisaje es un taskscape ( Ingold, Tim. 1993. «The Temporality of the Landscape». World Archaeology 25(2): 152-174.1993), es decir, un espacio que se va modelando como tal por el conjunto de relaciones
sociales, usos y elementos materiales que lo conforman. Desde esta mirada, un tourist taskscape se construye y evoluciona a lo largo del tiempo a través de las prácticas e interacciones
desarrolladas por nativos, turistas y un amplio abanico de sujetos móviles (inversores,
artistas, estudiantes internacionales, inmigrantes...), así como por el entorno material
que influye en las mismas ( Prince, Solène. 2018. «Dwelling in the Tourist Landscape: Embodiment and Everyday
Life among the Craft-artists of Bornholm». Tourist Studies 18(1): 63-82. doi: <
Desde este enfoque fenomenológico, que se nutre también de la Teoría Actor-Red, pues
entiende los sitios turísticos como realidades híbridas de humanos y no humanos, el
destino no es un simple escenario o contenedor, sino un lugar que forma parte de la
vida cotidiana de las personas que lo habitan ya sea transitoria o permanentemente.
Un lugar, en definitiva, que es construido por las acciones concretas, las apropiaciones
y las relaciones estables o fugaces establecidas entre distintos actores, así como
por los objetos, materiales y tecnologías que median y se interponen en estos contextos
( Prince, Solène. 2018. «Dwelling in the Tourist Landscape: Embodiment and Everyday
Life among the Craft-artists of Bornholm». Tourist Studies 18(1): 63-82. doi: <
Una última perspectiva plantea que el paisaje turístico se construye como un lugar
privilegiado para la creación y la innovación. Desde este enfoque, los destinos mejor
posicionados son focos de atracción de especialistas de la expresión artística, ejecutivos
e inversores que actúan como canalizadores de flujos culturales y económicos que circulan
por todo el planeta ( Hannerz, Ulf. 1998. Conexiones transnacionales. Cultura, gente, lugares. Valencia: Frónesis.Hannerz 1998). En esta dinámica, los propios turistas se convierten en co-productores de la imagen
de los destinos gracias a internet y la “blogosfera” ( Richards, Greg. 2016. «El turismo y la ciudad ¿Hacia nuevos modelos?»Revista Cidob d´afers internacionals 113: 71-87. doi: <
En la producción social del espacio turístico el énfasis en los actores, relaciones y objetos debería acompañarse del análisis de las políticas públicas. Este interés teórico/metodológico por las intervenciones públicas con fines turísticos no significa anteponer la estructura sobre los procesos en el análisis de lo social, sino atender al papel determinante que desempeñan las actuaciones de las administraciones en la producción social de un espacio turístico dinámico.
Esto es especialmente evidente en las urbes que aspiran a posicionarse ventajosamente
en el ranking de ciudades globales que absorben los beneficios y los flujos derivados
de la actual sociedad móvil mundial. En ellas sus políticas han mutado hace años de
una orientación local a otra global mediante la que tratan de controlar y canalizar
las tendencias globalizadoras del turismo para sus propósitos de desarrollo. En esta
política de internacionalización las ciudades son gestionadas como empresas ( Harvey, David. 1989. «From Managerialism to Entrepreneurialism: the Transformation
in Urban Governance in Late Capitalism». Geografiska Annaler. Series B, Human Geography 71(1): 3-17. doi: <
El resultado es la producción de un paisaje de flujos que termina materializándose como turístico cuando se transforma en foco de atracción de sujetos móviles ( Salazar, Noel, Christiane Timmerman, Johan Wets, Luana Gama Gato y Sarah Van den Broucke (eds.). 2016. Mega-events Mobilities: a Critical Analysis. London: Routledge.Salazar et al. 2016). No obstante, el ingente esfuerzo que supone financiar con las cuentas públicas la transformación o consolidación del lugar significa priorizar la inversión pública hacia una “política de flujos” que desvía el presupuesto de lo social hacia el turismo ( Hall, Collin-Michael. 2009. El turismo como ciencia social de la movilidad. Madrid: Síntesis.Hall 2009).
Los paisajes turísticos urbanos no se emplazan sobre la nada, sino en núcleos donde se han ido forjando sistemas de relaciones, formas de vida, prácticas sociales y rituales a lo largo de un proceso continuo de diálogos, tensiones y remodelaciones. Como diría Ingold ( Ingold, Tim. 1993. «The Temporality of the Landscape». World Archaeology 25(2): 152-174.1993), el paisaje tiene temporalidad y las personas habitan en medio de aquello que fue hecho con anterioridad.
La constatación de que el destino turístico es también un lugar de la memoria exige adoptar una mirada diacrónica. Una cosa es reconocer que en la actualidad las múltiples movilidades (e inmovilidades) desempeñan un papel fundamental en la producción del espacio (lo cual implica un avance en la comprensión de los espacios como procesos) y otra muy distinta es pensar que todo está empezando ahora e ignorar que los paisajes urbanos están construidos también por el legado de usos sociales y valores simbólicos acumulados y transmitidos.
Sin ánimo de idealizar o exotizar al sustrato humano local preexistente, lo cierto
es que la transformación de la ciudad en objeto de consumo y espacio de movilidades
repercute notablemente en el conjunto de prácticas y significados llamémosles tradicionales
( Mansilla, José A., Juliana Marcús, Martín Boy, Sergi Yanes y Giuseppe Aricó. 2019.
«Del planeamiento urbanístico a la actividad turística. Sobre la ciudad como mercancía»,
en Juliana Marcus, José A. Mansilla, Martín Boy, Sergi Yanes y Giuseppe Aricó (coords.).
La ciudad mercancía. Turistificación, renovación urbana y políticas de control del
espacio público: 9-21. Buenos Aires: Teseo Press.Mansilla et al. 2019). La actividad turística altera la memoria, bien resignificándola bien sustituyéndola,
creando nuevos sentidos, al tiempo que modifica los usos del espacio, ya sea recreándolos
o generando otros totalmente nuevos. Este proceso perturba la continuidad expresivo-simbólica
que vincula al pasado con el presente y el futuro (tempo-sensitividad), lo cual afecta
a la relación con el espacio (topo-sensitividad) generando un nuevo cronotopo ( Nogués-Pedregal, Antonio-Miguel. 2019. «The Instrumental Time of Memory: Local Politics
and Urban Aesthetics in a Tourism Context». Journal of Tourism Analysis 26(1): 2-24. doi: <
Tanto los enclaves como las áreas post-turísticas son territorios en mayor o menor grado excluyentes de determinados sectores sociales. En los enclaves el ejemplo más ilustrativo es el de la ciudad museificada, la cual tiende a apropiarse de un espacio específico, que es transformado en escenario híper-especializado al servicio del turismo, cuya oferta puede incluir exhibiciones y dramatizaciones de la cultura local, paradójicamente ausente. Por su parte, la oferta exclusiva que existe en las áreas post-turísticas, refuerza el capital cultural de aquellos que la consumen ( Cohen, Erik. 2005. «Principales tendencias en el turismo contemporáneo». Política y Sociedad 42(1): 11-24.Cohen 2005), pero genera al mismo tiempo brechas socioculturales profundas, porque excluye a personas con menor renta.
El nuevo paisaje turístico urbano se va transformando en un lugar de consumo relativamente privilegiado disponible para aquellos que poseen un doble capital: el de motilidad y el territorial ( Elliot, Anthony y John Urry. 2010. Mobile Lives. London: Routledge.Elliot y Urry 2010; García-Jerez, Francisco Adolfo. 2016. «¿En bus o en carro? Capital de motilidad, clases medias y nuevos barrios en una ciudad colombiana». Revista Transporte y Territorio 15: 348-368.García-Jerez 2016). Como existe un desigual acceso a la movilidad y a la ocupación del territorio, aquellos que tienen capacidad real o potencial para viajar, al tiempo que para poseer un alojamiento en estas zonas (temporal o permanente) pueden participar en la construcción del destino como consumidores globales ( Cohen, Erik. 2005. «Principales tendencias en el turismo contemporáneo». Política y Sociedad 42(1): 11-24.Cohen 2005). El resultado es la configuración de un nuevo lugar exclusivo y paradójico, puesto que el consumo de la vida cotidiana es una de las principales motivaciones de muchos de los turistas que se adentran en los destinos urbanos.
La gentrificación (residencial, comercial y de usos del espacio) que se impone en
estas áreas supone el cese o la adaptación estratégica de estilos de vida tradicionales
al servicio de las nuevas actividades de consumo globales. Estas contradicciones inherentes
a los procesos de turistificación (efectos negativos sobre la vivienda, el comercio
y la reproducción de las tradiciones) están generando un considerable malestar social
que en ocasiones se materializa en formas de resistencia organizada dentro de un movimiento
ciudadano amplio y articulado, calificado peyorativamente como turismofobia ( Guitart, Núria, Jessica Alcalde, Anna Pitarch y Óscar Vallvé. 2018. «De la turismofobia
a la convivencia turística: el caso de Barcelona. Análisis comparativo con Ámsterdam».
Ara: Revista de Investigación en Turismo 8(2): 25-34.Guitart et al. 2018), que se extiende por las ciudades europeas más turistificadas ( Milano, Claudio y José A. Mansilla (coords.). 2018. Ciudad de vacaciones. Conflictos urbanos en espacios turísticos. Barcelona: Pol·len Edicions.Milano y Mansilla 2018), el cual reclama el “derecho a la ciudad” ( Harvey, David. 2008. «El derecho a la ciudad». New Left Review 53(4): 23-39.Harvey 2008; Alba Sud. 2018. Manifiesto fundacional de la red SET de ciudades del Sur de Europa ante la Turistización.
27 abr. Disponible en: <
El dominio de las movilidades, del consumo y de la especialización turística, así
como las negociaciones, intercambios y conflictos ente los distintos agentes configuran
la dinámica realidad social de los paisajes urbanos. Pero estos territorios son productos
históricos; están hechos de memoria. ¿Qué actores tienen legitimidad para determinar
los sentidos y los usos de los lugares? ( Aramoyana, Begoña, Rubén García-Sánchez, María Jesús Martín, José Manuel Martínez
y José Antonio Corraliza. 2019. «¿Vecinos de toda la vida? Nimby, ocio nocturno y
desapropiación en centros urbanos». Athenea Digital 19 (1): e2194.Aramoyana et al. 2019). ¿Cómo conciliar el derecho a la ciudad con el de la movilidad? ( Gascón, Jordi. 2016. «Deconstruyendo el derecho al turismo». Revista Cidob d´afers internacionals 113: 51-69. doi: <
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Este estudio ha sido realizado en el marco del Proyecto: Desarrollo urbano e impactos socio-espaciales del sector turístico en grandes ciudades andaluzas. Proyecto I+D+I del PAIDI-FEDER 2020; código P18-RT-2427 (Modalidad Retos. BOJA n.º 203, 18/10/2018). |
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Correo electrónico: jhernan@us.es. ORCID iD: <https://orcid.org/0000-0002-7223-8312>. |
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