RESUMEN
Este artículo aborda el problema del arraigamiento en las fronteras estatales y en los bordes sociales a partir de vivencias de personas migrantes que habitan en campamentos no autorizados en la frontera norte de Chile. A través del análisis etnográfico, analizo cómo la experiencia de vivir a través de múltiples fronteras, en lugar de forzar a migrantes sin hogar a habitar en una suerte de exterioridad radical, los sitúa en precarias brechas de intersticios sociales. Exploro cómo las prácticas que tienen lugar en tales zonas de relegación desafían nuestra visión de sus habitantes como «vida nuda» o «desechos humanos» (en términos de Agamben y Bauman respectivamente) o meramente como sujetos de biopoder. Lo que vemos en cambio es una forma de política de la presencia, que es vital y contingente, la cual muestra no solo la determinación de las personas a aguantar (en el sentido de Povinelli), sino también a ir más allá para hacer reivindicaciones al Estado.
Palabras clave: Pertenencia; Fronteras; Arraigamiento; Bordes; Biopoder; Migrantes; Chile.
ABSTRACT
Drawing on fieldwork conducted with migrants living in unauthorized settlements in northern Chile, the article addresses the problem of human rooting on state and social borders. Through ethnographic analysis, I discuss how the experience of living across multiple borders, rather than forcing migrants to dwell in a sort of radical exteriority, places them in the precarious gaps of social in-betweenness. I explore how practices that take place in such zones of relegation challenge our view of its inhabitants as “bare life” or “human waste” (to use Agamben and Bauman’s terms) or as merely subjects of biopower. What we see instead is a vital and contingent form of politics of presence, which demonstrates not only the determination of these people to endure (in Povinelli’s sense), but to go further and make claims on the State.
Keywords: Belonging; Borders; Rooting; Boundaries; Biopower; Migrants; Chile.
Quieren arrancarnos de raíz, dividirnos. Nos acusan de hacer cosas ilegales y nos tratan como criminales. Quieren aminorarnos; sacarnos nuestra fuerza.
(Teresa, pobladora del campamento Granaderos, Arica[2])
¿Qué significa vivir en las fronteras del Estado y en los bordes de la vida urbana? ¿Qué implica vivir en los márgenes sociales y económicos en el Chile post-Pinochet? ¿Cómo los migrantes que viven en campamentos no autorizados se niegan a ser reducidos a «desechos humanos» ( Bauman, Zygmunt. 2003. Wasted Lives: Modernity and Its Outcasts. Cambridge: Polity Press.Bauman 2003) y rechazan ser convertidos en «bare life» ( Agamben, Giorgio. 1998. Homo Sacer: Sovereign Power and Bare Life. Stanford: Stanford University Press. Agamben 1998)? Basado en el trabajo de campo realizado en la frontera norte de Chile, principalmente entre 2012 y 2016[3], exploro estas cuestiones a la luz de las fricciones políticas y morales entre pobladores-migrantes e instituciones estatales.
A lo largo de este trabajo, veremos cómo mediumimagente la intervención a la vez represiva y protectora del Estado, así como a través de las reivindicaciones de las personas que son objeto de tales intervenciones, toma una particular forma y contenido la experiencia del arraigamiento entre migrantes peruanos y bolivianos en el norte de Chile. Es en este sentido que este artículo busca contribuir a la comprensión general de cómo dimensiones cruciales de la vida social –como el arraigarse en un lugar y pertenecer– son mucho más que categorías del léxico gubernamental, puesto que emergen como enclaves vitales donde dinámicas biopolíticas se entrelazan, forjando modos de dominación y resistencia, compromiso y sospecha, complicidad y subversión.
La pertenencia a un lugar se entrelaza a menudo con la experiencia de las fronteras
estatales y los bordes urbanos. Esta experiencia es paradigmáticamente encarnada por
miles de migrantes, quienes cruzan las fronteras para asentarse en una nueva sociedad
y descubrir límites, bajo la forma de fronteras interiores de la sociedad, a través
del tratamiento diferencial al que son sometidos ( Fassin, Didier. 2011. «Policing Borders, Producing Boundaries. The Governmentality
of Immigration in Dark Times». Annual Review of Anthropology 40: 213-226. doi: <
La región fronteriza del norte de Chile presenta dinámicas sociales y particularidades
históricas que la convierten en un caso relevante para explorar las fronteras de la
pertenencia y sus efectos sobre realidades individuales y colectivas. Pero el alcance
de esta indagación no es solo regional; también busca contribuir con nuevas dimensiones
analíticas a la política de la pertenencia ( Yuval-Davis, Nira. 2012. The Politics of Belonging. Intersectional Contestations. Londres: SAGE.Yuval-Davis 2012) sobre la base de materiales históricos y experiencias etnográficas. Con estos elementos
en mente, tres fenómenos entrelazados subyacen en esta investigación. Primero, la
influencia recíproca entre territorio fronterizo y orden policial. Segundo, la relación
entre el biopoder y la (in)visibilidad de las vidas de los migrantes. Finalmente,
el artículo se enfoca en lo que llamo, tentativamente, «política de la presencia»
( Aedo, Ángel. 2017. «Encarnando (in)seguridad. Orden policial y política de la presencia
en la frontera norte de Chile». Antípoda 29: 87-103. doi: <
La investigación sobre la que se basa este artículo tiene un enfoque etnográfico desde la preparación metodológica, la recolección de información, el análisis y la escritura. Esto conlleva considerar las posiciones sociales de las personas implicadas, sus historias, trayectorias y las relaciones de fuerza que envuelven sus relaciones. El trabajo de terreno privilegió el estudio de las interacciones y colaboraciones en una ecología compuesta de diversas escalas contextuales y formas de conocimiento elaboradas por los propios actores (migrantes, voluntarios de ONG, expertos, agentes del Estado) que configuran, densifican y dotan de inteligibilidad a las realidades socioculturales en que viven. Es bajo esta perspectiva que esta exploración incorporó un método dialógico basado en el reconocimiento de que el conocimiento de otras «formas de vida» involucra una pluralidad de perspectivas y voces con presencia narrativa en la investigación ( Biehl, João y Peter Locke. 2017. «Ethnographic Sensorium», en João Biehl y Peter Locke (eds.), Unfinished. The Anthropology of Becoming: 1-38. Durham: Duke University Press.Biehl y Locke 2017).
De forma complementaria a la observación participante, condujimos entrevistas abiertas
dirigidas a migrantes que habitan los campamentos periféricos de Arica[5], a profesionales y voluntarios de ONG, y a funcionarios de instituciones estatales
(policías de la zona y empleados de servicios ministeriales locales –principalmente
de los sectores de salud, vivienda y desarrollo social)–. Una parte de las entrevistas
fueron organizadas por tópicos de conversación, pero también realizamos entrevistas
abiertas no dirigidas, consistentes en conversaciones sin temas a priori con el propósito
de dejar que el ritmo de la conversación active los intercambios verbales y permita
captar nuevos fenómenos y conocimientos inesperados ( Koven, Michèle. 2014. «Interviewing: Practice, Ideology, Genre, and Intertextuality».
Annual Review of Anthropology 49: 499-520. doi: <
Vemos la escritura etnográfica como formando parte del potencial analítico de este estudio. Esto debido a que precisamente las reflexiones y herramientas con pertinencia teórica emergen a menudo en las instancias de descripción y conceptualización de la etnografía. En este trabajo un tal enfoque toma validez en la medida en que entrega una vía antropológica para comprender cómo la condición fronteriza moldea tanto las experiencias de migrantes como la manera en que la sociedad civil y el Estado tratan a una a población de extranjeros, que son percibidos ambivalentemente en tanto agentes nocivos y víctimas vulnerables.
Para abordar las fuerzas que dan forma a las tierras fronterizas del norte de Chile,
utilizo el neologismo «fronterización». A través de este término, que he tomado prestado
del trabajo de Nevzat Soguk ( Soguk, Nevzat. 2007. «Border’s Capture: Insurrectional Politics, Border-Crossing Humans,
and the New Political», en P. Rajaram y C. Grundy-Warr (eds.), Borderscapes: 283-308. Minneapolis: University of Minnesota Press. 2007), busco resaltar algunas de las características que hacen de este territorio una
zona intensamente atravesada por fronteras sociales, económicas, políticas y morales.
La fronterización hace resaltar los procesos y las tensiones que animan el aparato
fronterizo, privilegia la historicidad y la vitalidad performativa de tales formaciones.
Las fronteras así entendidas, es decir como fenómenos que afectan la configuración
de las relaciones de poder en ciertos lugares y tiempos, pierden su carácter estático
y dejan de aparecer como un mero resultado. Las fronteras pueden entonces manifestarse
como procesos históricos con efectos concretos sobre las formas de vida colectivas
que surgen en sus intersticios; esto es, lugares desde donde se produce un punto de
vista[6]. Como las fronteras no son impenetrables, los procesos involucrados en la securitización Utilizo el neologismo securitización, derivado del inglés securitization, para referirme a la conceptualización y tratamiento policial ordinario de la migración
como una amenaza a la seguridad interior del Estado. Más ampliamente, en este trabajo
abordo la securitización, en concordancia con la perspectiva desarrollada por Thierry Balzacq, «como un conjunto
de prácticas interrelacionadas, y los procesos de su producción, difusión, recepción
y traducción que dan origen a las amenazas» ( Balzacq, Thierry (ed.). 2011. Securitization Theory: How Security Problems Emerge and Dissolve. Nueva York: Routledge.
Huysmans, Jef. 2006. The Politics of Insecurity. Fear, Migration and Asylum in the EU. Londres/Nueva York: Routledge.
Squire, Vicki. 2011. «The Contested Politics of Mobility: Borderzones and Irregularity»,
en V. Squire (ed.), The Contested Politics of Mobility. Borderzones and Irregularity: 1-25. Londres/Nueva York: Routledge.
Walters, William. 2011. «Foucault and frontiers: notes on the birth of the humanitarian
border», en U. Bröckling, S. Krasmann y T. Lemke (eds.), Governmentality: Current Issues and Future Challenges: 138-164. Nueva York: Routledge.
El desempeño del Estado neoliberal chileno, hoy una de las economías más desiguales
entre las naciones de la OCDE ( OCDE [OECD]. 2015. In It Together: Why Less Inequality Benefits All. París: OCDE. doi: <
Campos de refugiados, centros de retención administrativa, guetos, campamentos informales,
casas de acogida, campos de exterminio, lugares de detención penal, son productos
heterogéneos –y con cargas valóricas que pueden llegar a ser muy diferentes entre
sí– de un fenómeno más general de fronterización Michel Agier ( Agier, Michel. 2013. Campement urbain. Du refuge naît le ghetto. París: Payot.
Las zonas fronterizas y los márgenes urbanos constituyen zonas críticas, en los límites
de la seguridad del Estado y en los bordes de los imaginarios nacionales ( Hutchinson, Ray y Bruce Haynes. 2011. The Ghetto. Contemporary Global Issues and Controversies. Nueva York: Westview Press.Hutchison y Haynes 2011; Jones, Reece. 2012. Border walls: Security and the war on terror in the United States, India and Israel.
Nueva York: Zed Books.Jones 2012; Kalir, Barak y Malini Sur. 2012. Transnational flows and permissive polities: ethnographies of human nobilities in
Asia. Amsterdam: Amsterdam University Press.Kalir y Sur 2012). La frontera norte de Chile ha sido históricamente un lugar de movilidad humana
transfronteriza y transnacional, desde la circulación tradicional de la población
andina entre las tierras altas, los valles y la costa hasta el movimiento de migrantes
latinoamericanos en busca de mejores oportunidades económicas ( Abercrombie, Thomas. 1998. Pathways of Memory and Power: Ethnography and History among an Andean People. Madison: University of Wisconsin Press. Abercrombie 1998; Murra, John. 2002. El mundo andino: Población, medio ambiente y economía. Lima: Fondo Editorial Pontificia Universidad Católica del Perú e Instituto de Estudios
Peruanos.Murra 2002; Stefoni, Carolina. 2011. Perfil Migratorio de Chile. Buenos Aires: Organización Internacional para las Migraciones OIM.Stefoni 2011). Hoy, en estos territorios, la población migrante, principalmente de Bolivia, Perú
y Colombia, ha aumentado significativamente su número ( Tapia, Marcela. 2015. «Frontera, movilidad y circulación reciente de peruanos y bolivianos
en el norte de Chile». Estudios Atacameños 50: 195-213. doi: <
Esta situación ha comenzado a transformar la geografía social y cultural de un país
que, durante el régimen de Pinochet, estuvo representado por sus autoridades como
un pueblo homogéneo y unitario ( Cuevas, Hernán. 2014. «Discurso militar e identidad nacional chilena». Polis 38: 1-26. doi: <
Esto es, en palabras de Foucault, «la producción, en una sociedad dada, de discursos
que son, a la vez, controlados, seleccionados, organizados y redistribuidos a través
de procedimientos que tienen el rol de conjurar sus poderes y peligros, de extraer
sus efectos no deseados, y de esquivar su pesada y temible materialidad» ( Foucault, Michel. 2009 [1971]. L’ordre du discours. París: Gallimard.
El salitre (nitrato chileno) se usó predominantemente desde mediumimagedos del siglo XIX
hasta mediumimagedos del siglo XX como fertilizante y en la producción de explosivos ( Jackson, Andrew, Todd Anderson, Greg Harvey, Greta Orris, Srinath Rajagolapan y Namgoo
Kang. 2006. «Occurrence and Formation of Non-Anthropogenic Perchlorate», en Baohua
Gu y John Coates (eds.), Perchlorate. Environmental Occurrence, Interactions and Treatment: 49-69. Nueva York: Springer.
Forjado por la fuerza militar y estructurado por una geografía racializada, este ethos fronterizo aún persiste en el norte de Chile. Los migrantes indígenas de la sierra
peruana y boliviana sienten sus efectos a través de la discriminación social, la explotación
económica y la privación de derechos políticos. Junto con el refuerzo de los controles
fronterizos y la vigilancia de los cruces clandestinos, Carabineros de Chile ha intensificado
sus patrullajes y controles de identidad en los márgenes urbanos de Arica. La forma
en que hoy en día el Estado de Chile concibe el orden y la seguridad pública está
interconectada con la securitización de sus fronteras y la migración De hecho, el Ministerio del Interior, conocido por este título durante 140 años, cambió
su nombre a mediumimagedos de 2011 a Ministerio del Interior y Seguridad Pública. Lejos
de ser irrelevante, lo que este cambio de nombre indexa es una profunda transformación
en la forma en que el Estado considera inseparables los problemas de seguridad y migración,
concibiéndolos como dos caras de la misma unidad de intervención gubernamental. En
este contexto, las funciones de las fuerzas policiales (que consisten en Carabineros
de Chile, una policía militarizada y la Policía de Investigaciones, una policía civil)
cohabitan con la gestión migratoria del Departamento de Extranjería y Migración (DEM).
La historia reciente del asistencialismo a migrantes en Arica ha experimentado un
desarrollo explosivo. De hecho, en los últimos seis años, esta ciudad se ha convertido
en el centro de una creciente red de ayuda a migrantes considerados vulnerables por
ONG humanitarias (por ejemplo, Servicio Jesuita Migrante-SJM, TECHO y Centro de Atención
al Migrante-CAMI) e instituciones estatales (por ejemplo, el Ministerio de Salud-MINSAL
y la Junta Nacional de Jardines Infantiles-JUNJI) en áreas tan diversas como alimentación,
vivienda, asistencia legal, salud reproductiva y dental, así como en la entrega de
materiales de construcción, y en la capacitación para madres en el cuidado de sus
hijos. Sin embargo, este proceso también ha ido aparejado de expresiones de hostilidad
entre grupos de la población local que vinculan el crimen y la inseguridad urbana
con el aumento de los migrantes que viven en el norte del país. Figuras prominentes
de la clase política nacional afirman la existencia de una correlación entre la criminalidad
y los extranjeros pobres. Senadores, diputados y candidatos presidenciales, incluido
el actual presidente de Chile, Sebastián Piñera Sebastián Piñera es un exitoso empresario y líder de la derecha chilena post-Pinochet.
Fue Presidente de Chile entre 2010 y 2014 y reelecto para el período 2018-2022.
Muchas de las bandas de delincuentes que hay en Chile, como las que clonan tarjetas,
son de extranjeros. Esto es particularmente grave en aquellas regiones donde la inmigración
representa un gran porcentaje de la población […] Nuestro país en el norte tiene frontera
con Argentina, Bolivia y Perú, y recordemos que Bolivia y Perú están entre los países
de mayor producción de drogas en el mundo, no puede haber ninguna ingenuidad, ni ninguna
debilidad […] Es muy ingenuo y estúpido tener una política de migración que termina
importando males como la delincuencia, el narcotráfico y el crimen organizado ( Piñera, Sebastián. 2016. «Muchas bandas de delincuentes en Chile son de extranjeros».
Declaraciones del exmandatario Sebastián Piñera publicadas en El Diario de Cooperativa, Santiago, 29 noviembre. Disponible en: <
No se trata de una declaración aislada destinada a desvanecerse; es parte de una formación
discursiva más amplia que emerge en sectores de la clase política nacional dentro
de un contexto general de desafección política. Más que una mera representación de
una idea, lo que es significativo en afirmaciones como esta es su potencial ilocucionario
y perlocucionario Desde una aproximación fundamentalmente performativa del lenguaje en uso, Austin ( Austin, John L. 1975 [1962]. How to Do Things with Words. Oxford: Clarendon Press.
Al dar por sentada la conexión entre el crimen y el aumento de extranjeros en el país Como se refleja en las declaraciones de líderes políticos, en las protestas contra
la migración y en la integración de las funciones policiales y de gestión de la inmigración
en el Ministerio del Interior.
¿Cómo se produce la visibilidad y la invisibilidad de una vida en un contexto fronterizo? Esta sección explora esta materia a través de la experiencia de Marina de transitar de ser un sujeto invisible del poder soberano a una madre objeto de atención del biopoder.
Marina tenía 20 años cuando la vi por primera vez, sentada a la sombra en la entrada de su casa en el campamento Granaderos. Nacida en el departamento de Cochabamba en Bolivia, Marina me explicó que fue traída a Chile por Miguel, su compañero de 38 años, quien también es de Cochabamba. Miguel trabaja como obrero en el AGRO, la central agropecuaria de Arica.
Marina no tiene documentos para trabajar legalmente; todo lo que tiene es una visa de turista que solo le permite permanecer en el país por tres meses. Desde principios de 2011, Marina ha construido una vida en el campamento Granaderos a pesar de tener que salir y volver a ingresar cada tres meses. Marina trabaja ilegalmente en Chile, alternando entre diferentes trabajos, principalmente como trabajadora agrícola de temporada y como empleada doméstica. Hasta la fecha, ninguno de sus empleadores le ha ofrecido un contrato, «nunca han querido firmar ningún papel», dice. Como resultado, Marina está expuesta al abuso laboral y también está excluida de los beneficios de salud y vivienda. Su abandono estructural se traduce en la falta de un objeto pequeño, pero de vital importancia: un carnet de identificación que certifique su residencia permanente en Chile. De hecho, a los ojos del Estado, Marina no vive en ninguna parte, ya que el campamento Granaderos, como asentamiento de ocupantes ilegales, carece de reconocimiento oficial. Aunque Marina vive con Miguel, que tiene un estatus de residente y un trabajo, ella todavía no es elegible para beneficios de salud pública, ya que él ya tiene esposa e hijos en Bolivia. La situación de Marina no es única; más bien es compartida por muchas mujeres que viven en los campamentos no autorizados a lo largo de la frontera norte.
La vida que Marina ha hecho en Chile, más allá de su mera existencia biológica, al principio era apenas perceptible por las instituciones nacionales. Para ella, la mayoría de los derechos sociales y políticos que poseen los ciudadanos comunes estaban fuera de su alcance. Desde el punto de vista del Estado, Marina se hace visible, paradójicamente, por lo que le falta; sus carencias producen lo que ella «es». Esta lógica de privación exterioriza su falta de ciudadanía.
La vida de Marina, tanto en su dimensión biológica como política comenzó a cambiar
con el nacimiento de su primera hija. Con los cambios visibles en su cuerpo surgieron
paralelamente cambios en la forma en que diversas instituciones estatales y ONG consideraron
su existencia y resolvieron tratarla. Marina fue así objeto de cuidado y promoción
de formas «aceptables» de maternidad, como por ejemplo a través del programa gubernamental
«Conozca a su Hijo», también conocido por sus iniciales CASH El programa CASH es parte de una política más amplia de protección infantil integral
llamada «Chile Crece Contigo», a través de la cual, desde 2009, el Estado ha implementado
nuevas tecnologías de atención dirigidas a la crianza temprana. A través de esta política,
las mujeres, especialmente aquellas consideradas vulnerables, reciben educación sobre
las etapas de crecimiento de sus hijos hasta que alcanzan los cuatro años, y se les
anima a participar en talleres sobre tópicos tales como: preparación para el parto,
estimulación temprana, masaje para bebés, consejos para la crianza de los hijos.
La nueva visibilidad de Marina no solo es producida por su condición de madre en necesidad
de ser capacitada (por ejemplo, a través del programa gubernamental CASH); su medioambiente
doméstico es también objeto de atención y cuidado de instituciones estatales y organizaciones
no gubernamentales. Un funcionario del Ministerio de la Vivienda en Arica explica:
«a través de charlas educativas, les enseñamos cómo deben hacer el aseo de sus hogares,
manejar la basura y usar correctamente los baños, para que cuando llegue el momento
de tener un verdadero hogar, hagan buen uso de él». La amenaza de marginación en la
vida de Marina se ve contrarrestada con las «armas» de la educación. Así es como lo
entiende el Departamento de Policía especializado en microtráfico, cuyas charlas educativas
en los campamentos buscan proteger a las personas «vulnerables» (como Marina y su
hija) de los peligros de la drogadicción. Pero no todas las políticas que se ejercen
sobre la vida tienen que ver con la prevención; ellas también apuntan a fomentar la
esperanza mediumimagente, por ejemplo, el programa FOSIS FOSIS es el acrónimo del Fondo de Solidaridad e Inversión Social, el cual es un departamento
del Ministerio de Desarrollo Social de Chile.
No es mi propósito detenerme en cada una de las dimensiones en las que la vida de Marina emerge como un blanco de intervención estatal y no gubernamental. Bastará por el momento señalar que todas estas dimensiones (i. e. maternidad, medioambiente doméstico, espíritu empresarial, seguridad y vigilancia) se despliegan a través de programas que revelan aspectos específicos de lo que Foucault ( Foucault, Michel. 2003. Society Must Be Defended. Lectures at the College de France 1975-1976. Nueva York: Picador.2003) entiende por biopoder: esa forma de poder que se ejerce sobre la vida, la vida de los cuerpos y la población. Marina, que a los ojos del poder soberano fue definida por su estatus ilegal ( Heyman, Josiah. 2014. «‘Illegality’ and the U.S.-Mexico Border. How It Is Produced and Resisted», en C. Menjívar y D. Kanstroom (eds.), Constructing Immigrant “Illegality”: 111-135. Nueva York: Cambridge University Press.Heyman 2014), y cuya existencia era vista como ambigua debido a su ubicación en los bordes de la ciudad y en la frontera estatal, aparece hoy en día bajo una luz diferente.
Como madre de un recién nacido, la vida de Marina no solo ha adquirido una nueva visibilidad,
sino que también se ha convertido en blanco de ayuda humanitaria y en objeto de la
intervención de instituciones estatales La vida de Marina llegó a estar en el foco de instituciones estatales como por ejemplo
el Fondo de Solidaridad e Inversión Social, el Servicio de Vivienda y Urbanismo, la
Policía Nacional (Carabineros de Chile), la Junta Nacional de Jardines Infantiles
y el Ministerio de Salud a través de la Oficina Regional de Salud.
Los migrantes que habitan en campamentos no autorizados en los márgenes urbanos de
Arica y en refugios ilegales para trabajadores temporales en el valle de Azapa Los valles de Azapa y Lluta son lugares donde se practica la agricultura intensiva
para zonas áridas siguiendo métodos de riego similares a los utilizados en las tierras
de cultivo de Israel. Véase la columna «Sepa cómo le fue a este grupo de agricultores
azapeños en Israel», en El Morrocotudo, un periódico local, publicado el El Morrocotudo. 2016. «Sepa cómo le fue a este grupo de agricultores azapeños en Israel».
Diario El Morrocotudo, 12 junio. Disponible en: http://www.elmorrocotudo.cl/noticia/corfo/sepa-como-le-fue-este-grupo-de-agricultores-
azapenos-en-israel. Fecha de acceso: 19 oct. 2016.
Intendencia de Arica Parinacota. 2016. «Arica ve en Israel un referente en el manejo
de los recursos hídricos». Intendencia de Arica-Parinacota website, 28 de enero. Disponible en: <http://www.intendenciaaricaparinacota.gov.cl/ noticias/arica-ve-en-israel-un-referente-en-el-manejo-de-los-recursos-hidricos>. Fecha de acceso: 12 nov. 2016.
Los agentes de policía prestan especial atención a los extranjeros que viven en asentamientos no autorizados, conocidos localmente como «tomas». Debido a su estatus irregular, la policía no cuenta con información oficial sobre los residentes de estos asentamientos, sin embargo, esto no significa que no sean foco de intervención. Por el contrario, los carabineros los vigilan constantemente. Ellos saben que la mayoría de sus residentes son extranjeros peruanos y bolivianos. Los policías también saben que un número significativo de ellos abandona sus hogares en las «tomas» urbanas para trabajar como jornaleros estacionales durante los meses de cosecha en el cercano valle de Azapa. Con la excepción de eventos que pueden alterar el orden público y la seguridad, la policía no está autorizada a intervenir en las granjas donde los migrantes trabajan sin una orden judicial. Como resultado, el Estado tiende a hacer la vista gorda ante la explotación laboral y la discriminación cotidiana que se produce en tales lugares.
En la periferia de Arica, un conjunto de campamentos no autorizados da forma a un paisaje urbano que, según los carabineros del sector, resultan de la predisposición «natural» de los migrantes andinos a adaptarse a los «nichos de miseria e informalidad». Las maneras por las cuales los agentes de policía tratan a los migrantes de los países fronterizos en sus lugares de reunión y los abandonan a su suerte cuando sus empleadores violan sus derechos, refuerzan las fronteras ontológicas y políticas que los separan de la vida urbana «legítima». Aunque los migrantes irregulares perturban el orden social por su intrínseca condición de desplazamiento y por su falta de pertenencia, son tolerados por las autoridades de Arica al precio de su silencio e invisibilidad. De acuerdo con la percepción policial, estos migrantes se especializan en sobrevivir en los bordes de la sociedad. El sargento Palma explica:
En realidad, estas son familias que se dedican a vivir en las tomas. Por ser, tú te encuentras con familias completas que viven en el sector. Donde vive la mamá, la abuelita, el tío, y tienen como 4, 5, 6 niños, que son de diferentes padres. Hay niños que ni siquiera van a la escuela. […] En esta zona, la gran mayoría son personas violentas, muy violentas, allí prima la ley de la selva, la ley del más fuerte y todo ese tema. Recuerdo que hace cinco años allí mismo había verdaderas batallas campales entre familias. Ellos peleaban y se agredían con fierros, palos, pistolas y revólveres y no medían consecuencias. […] Allí, en la toma vive mucha gente que está quebrantada, que son infractores de ley, que tienen causas pendientes. A menudo caminan como si estuvieran ocultando algo, la mayoría de la gente solo sale del campamento por la noche, algunos trabajan en las inmediumimageciones.
Estas «vidas inadmisibles» –según la perspectiva de la policía– desestabilizan el
orden urbano. Ellas están suspendidas en «espacios otros» ( Foucault, Michel. 1986 [1967]. «Of Other Spaces». Diacritics 16(1): 22-27. doi: <
La ambivalente representación de los migrantes peruanos y bolivianos tanto como una fuente de peligro como un objeto de explotación que a veces despierta compasión, no constituye un dilema para la acción policial. El trabajo de los carabineros no solo va de la mano con la vigilancia y la represión; aspectos menos evidentes de la policía también entran en juego. Como lo enseña la doctrina de Carabineros de Chile, la prevención y el liderazgo ético son armas esenciales para el cumplimiento de la ley y la seguridad pública ( Carabineros de Chile. 2010. Manual de Doctrina de Carabineros de Chile. Santiago: Gobierno de Chile Carabineros de Chile 2010). En los campamentos de migrantes de Arica, unidades especiales como la brigada antinarcóticos y la oficina de asuntos de la familia prestan especial atención a la prevención del tráfico de drogas y la violencia doméstica. Asimismo, la Patrulla de Atención a las Comunidades Indígenas, comúnmente conocida por sus siglas PACI, se ha convertido en un agente de ayuda humanitaria para las poblaciones necesitadas. Aunque la jefatura de policía originalmente concibió esta patrulla para tratar con la población indígena nacional, las duras condiciones de vida de muchos migrantes en la frontera norte han empujado a la patrulla PACI a ocuparse también de migrantes indígenas de Bolivia y Perú. Son este tipo de patrullas orientadas a la prevención, las que suelen encargarse de realizar intervenciones caritativas dirigidas a los grupos más marginados.
El socorro y la ayuda a los más débiles no solo forman parte de la retórica de la
formación policial, estos elementos son también disposiciones constitutivas de la
subjetivación de los carabineros en sus terrenos de trabajo. A pesar de la participación
de la policía chilena en crímenes de tortura, desaparición y asesinato durante la
dictadura de Pinochet ( Santos-Herceg, José. 2016. «Geografía humana del horror: Agentes, Prisioneros y Transeúntes»,
en Carolina Pizarro Cortés y José Santos-Herceg (eds.), Revisitar la Catástrofe. Prisión política del Chile dictatorial: 167-186. Santiago: Editorial Pehuén.Santos-Herceg 2016; Stern, Steve. 2006. Battling for Hearts and Minds: Memory Struggles in Pinochet’s Chile, 1973-1988. Durham: Duke University Press.Stern 2006), Carabineros de Chile tuvo, paradójicamente, una mejor imagen pública que las instituciones
democráticas reabiertas después de la caída del régimen militar (ver CEP. 2017. Estudio Nacional de Opinión Pública 78. Santiago: Centro de Estudios Públicos. CEP 2017) Con posterioridad al trabajo de campo sobre el que se apoya este estudio, la imagen
pública de Carabineros se deterioró bruscamente a raíz de escándalos de malversación
de fondos públicos al interior de esta institución y de la violencia de la represión
focalizada tanto en la población indígena del sur del país (el Wallmapu) como en los
movimientos estudiantiles. Desde la crisis social y política desencadenada el 18 de
octubre de 2019 en todo Chile, la imagen ante la ciudadanía de esta institución a
terminado por desplomarse como consecuencia de su involucramiento en numerosas violaciones
a los derechos humanos.
En retenes móviles, los vehículos policiales más grandes disponibles para controlar las zonas remotas, las fuerzas de carabineros entran en los campamentos de Arica con regalos para niños. En ocasiones, incluso es posible observar –como lo hicimos en Navidad en el campamento Granaderos– a sargentos disfrazados de Santa Claus («Viejo Pascuero» en Chile) como una manera de mostrar, in extremis, el espíritu humanitario de la policía fronteriza. Los agentes de carabineros y las poblaciones marginadas interactúan en áreas que pretenden ir más allá de las meras relaciones de control. De este modo, la policía abre un espacio para la intervención que no solo desdibuja su tradicional imagen represiva, sino que también busca crear lazos de cuidado y afecto con los migrantes más marginados de la región.
En el campamento Granaderos, las personas ayudadas por tales iniciativas policiales, en lugar de admiración, suelen reaccionar con sorpresa. Tras el efecto inicial de extrañeza, las personas tienden a aceptar las ayudas específicas que les son ofrecidas, con el ánimo de evitar hostilidades con las fuerzas del orden. Ellas responden generalmente sin hacer gala de emoción, solo dejan seguir el juego impuesto por los agentes de policía.
Atrapados en una malla de múltiples fronteras, ni totalmente adentro, ni completamente afuera, los migrantes de los campamentos de Arica y los trabajadores agrícolas extranjeros de Azapa no se alojan en la exterioridad radical, sino más bien en los pliegues precarios de espacios intermedios. Como «ocupantes indebidos de un terreno privado que no les pertenece» (para ocupar las palabras de un funcionario del Ministerio de Vivienda), su participación en la vida pública está marcada por el signo de la «participación sin pertenencia» ( Derrida, Jacques. 1980. «The Law of Genre». Critical Inquiry 7(1): 55-81. Derrida 1980: 59).
El campamento Granaderos lleva ese nombre debido a su ubicación adyacente a la Brigada
de Infantería Granaderos, que fue creada en 2007, solo tres años antes del repentino
nacimiento de este asentamiento, en 2010 El nacimiento de este campamento en 2010, como afirman sus habitantes, no necesariamente
significa que sea un fenómeno reciente. El paisaje de la periferia urbana de Arica
se ha caracterizado durante mucho tiempo por la existencia de campamentos no autorizados.
El fenómeno de nacimiento, muerte y renacimiento constante de asentamientos precarios
tiende a ser un efecto de la condición de ilegalidad en la que viven sus habitantes.
Los campamentos Granaderos y El Resplandor forman una gran barriada, donde viven migrantes
bolivianos y peruanos, que comparten el área con gitanos y chilenos en «abandono social»
( Biehl, João. 2005. Vita: Life in a Zone of Social Abandonment. Berkeley: University of California Press.Biehl 2005) Tomo la noción «abandono social» del trabajo de João Biehl ( Biehl, João. 2005. Vita: Life in a Zone of Social Abandonment. Berkeley: University of California Press.
A menudo, en los campamentos de Arica, se ponen en juego sentidos contrapuestos de
(in)seguridad. Esto no es solo un asunto de polisemia, o una cuestión de mera pluralidad
de puntos de vista entre los agentes sociales. La ambivalencia del término seguridad
radica en la posición radicalmente divergente que ocupan las colectividades sociales,
ya sean informales u oficiales, como los residentes de Granaderos y las fuerzas policiales.
Podría decirse que la seguridad que algunos buscan mantener es la inseguridad de los
demás Para un acercamiento antropológico al estatus ambivalente de la seguridad en otro
contexto etnográfico, véase el trabajo de Allen Feldman ( Feldman, Allen. 2001. «Philoctetes Revisited. White Public Space and the Political
Geography of Public Safety». Social Text 68, 19(3): 57-89.
Para llegar a ser visible y audible en la vida pública de la ciudad se requiere devenir
presente, aun cuando el acto de presencia colectiva, tal como en el caso de los campamentos
de Arica, quebrante el «orden policial» prevaleciente. La presencia, en su manifestación
urbana, revela un punto de potencial político que puede ser movilizado por diferentes
causas y preocupaciones, creando nuevas formas de involucramiento en la vida urbana Engin Isin describe la ciudadanía en una perspectiva consistente con mis observaciones
de campo, es decir como el derecho a reivindicar derechos. Sin tener que luchar como
sujetos políticos, escribe, «no podemos tener dignidad, justicia, paz, libertad, mucho
menos derechos económicos, sociales, culturales o sexuales. La fuente del derecho
a reivindicar derechos es más dinámica que si asumimos que es Dios, la Humanidad o
el Estado» ( Isin, Engin. 2012. Citizens Without Frontiers. Londres: Bloomsbury.
mediumimagente la expresión «actos de habla públicos», quisiera subrayar la dimensión performativa
del lenguaje en uso en contextos urbanos. El habla pública entre los residentes del
campamento Granaderos no se limita a la mera transmisión de información, sino que,
sobre todo, crea vecindario y un sentido de lo público para los habitantes del campamento.
Así entendido, el habla pública se basa necesariamente en su potencial performativo,
en su capacidad pragmática de «hacer cosas con palabras» ( Austin, John L. 1975 [1962]. How to Do Things with Words. Oxford: Clarendon Press.
Según lo dejan entender los testimonios de los residentes más antiguos de los campamentos de Arica, el habla pública emergió conjuntamente con las tomas colectivas de tierras. Lo que emerge a través de este fenómeno es una forma de política de la presencia, la cual también ha estado presente en la perseverancia demostrada por generaciones de trabajadores migrantes contra la amenaza de desalojar los asentamientos en los que viven. Es una política de la presencia que continúa emergiendo hoy, especialmente en la fuerte voluntad de los habitantes del campamento Granaderos para hacer de la tierra que ocupan un lugar de vida reconocido por la sociedad y legitimado por el Estado.
Cuando Piñera llegó al poder, en el año 2010, estaba decidido a poner fin a los campamentos «ilegales» para enviar una señal clara a la opinión pública de «su compromiso con el desarrollo del país» ( Piñera, Sebastián. 2011. Mensaje al País del Presidente de la República Sebastián Piñera en el Inicio de la Legislatura del Congreso Nacional. Santiago: República de Chile.Piñera 2011). Posteriormente, el gobierno de Piñera ordenó desalojos masivos de los campamentos ilegales sin considerar alternativas de vivienda para la gran cantidad de sus habitantes. Como resultado, los migrantes sin hogar organizaron una reunión y una marcha masiva desde el campamento Granaderos a las oficinas del Servicio de Vivienda y Urbanismo (SERVIU) en el centro de Arica para exigir un diálogo con las autoridades. La amenaza de «barrer» el campamento Granaderos y sacar a sus habitantes de la zona ocupada no solo despertó el temor de los pobladores a perder sus hogares, sino que también abrió un espacio para la lucha política y el despliegue de una agencia urbana.
Para operar el desalojo, el Estado debía dejar de tratar a sus ocupantes como residentes, privarlos de derechos ciudadanos, y considerarlos meramente como «desechos humanos» ( Bauman, Zygmunt. 2003. Wasted Lives: Modernity and Its Outcasts. Cambridge: Polity Press.Bauman 2003). Teresa, una residente de Granaderos, lo expresó claramente:
No quieren que nos organicemos, nos están echando de aquí [...] Cuando nos juntamos
con gente del SERVIU El SERVIU, que es un departamento ejecutivo del Ministerio de Vivienda, tiene como
objetivo proporcionar subsidios y préstamos hipotecarios, así como también supervisar
la distribución de viviendas sociales en Chile.
Lejos de sentirse «aminorados», la inminente expulsión de los habitantes de Granaderos los llevó a intensificar su organización para participar como actores urbanos por derecho propio.
Al llegar a su casa después de un día de trabajo en la terminal agrícola, Blanca, una pobladora y dirigente social de Granaderos, y Emiliana, la tía de mi anfitrión en el campamento, compartieron algunas experiencias de su lucha por la vivienda, las cuales ofrecen una manera de entender cómo una política de la presencia puede tomar forma y lugar.
Blanca: Cuando me di cuenta de que querían barrernos de aquí, me dije: «¿qué vamos a hacer?» Le dije a los vecinos que teníamos que ir a la SEREMI [un departamento ministerial], que teníamos que ir al Ciudadano Global [una ONG] [...] Rápidamente nos organizamos y empezamos a hacer onces [meriendas] y almuerzos para conseguir dinero, vamos a hacer lo que sea necesario, no vamos a quedarnos sentadas. En equipo, ellos no pueden derrotarnos. ¡Eso es lo que me gusta!
A: ¿Cómo se hace eso? ¿Cómo llegaron a organizarse entre ustedes?
B: Simplemente lo hicimos, yo puse una idea, otra persona puso su idea y todo se fue volviendo más claro. Me digo a mí misma, tengo que ser consciente de lo que estoy haciendo, si no nos organizamos, el tiempo pasará, nos dispersaremos, no pasará nada y nos quedaremos sin un lugar donde vivir. Le digo a la gente [en el campamento] que todo lleva su tiempo. Sé que nada es fácil; todo tiene un costo, pero esto vale la pena, porque podemos hacerlo. Me digo a mí misma que no nos pueden echar de aquí por ser extranjeros, por eso tengo que hablar; [...] Lo peor es que los directores del servicio de vivienda cambian todo el tiempo; cuando estamos de acuerdo con ellos sobre algo, desaparecen y los compromisos no se cumplen; por eso estamos allí, empujando para ser escuchados, para ser vistos.
Emiliana, atraída por la historia de su vecina, recuerda algunos eventos y la forma en que las autoridades no pudieron ignorar su presencia colectiva en el espacio de la ciudad.
Emiliana: Entonces comenzamos a formar un grupo ... ¿Cómo le llaman a eso? ¡Ah! un grupo de damas, ¡pero un grupo con personalidad jurídica! Comenzamos a ser vigiladas por carabineros desde lejos, no entraban al campamento, pero patrullaban por fuera durante la noche.
A: ¿Por qué hacían eso?
Emiliana: Porque no quieren que nos quejemos, que nos hagamos notar. Nos quieren echar de aquí diciendo, ‘¡Sí! ¡Sí! ¡Sí!’ ¡Eso es lo que quieren! Pero, yo digo ‘¡No!’ ¡No voy a hacer eso!
La perseverancia de los residentes de Granaderos en hacer del sitio que ocupan un
lugar legítimo para la vida urbana ha abierto un espacio para entender etnográficamente
la acción política de «tomar parte» ( Rancière, Jacques. 2001. «Ten Theses on Politics». Theory and Event 5(3). doi: <
Una sensación de desconfianza en las instituciones públicas y privadas, junto con la creciente creencia en las capacidades de autogestión, llevó a los migrantes sin hogar de Arica a la convicción de que no tenía sentido perder el tiempo esperando soluciones del gobierno. Fue así que muchos pobladores sintieron la necesidad de formar una gran cooperativa capaz de autogestionar sus propias necesidades de vivienda y recaudar sus propios fondos de sus socios.
Esta iniciativa, que despertó las pasiones de los líderes de los campamentos y revivió las esperanzas de los migrantes no elegibles para los subsidios estatales de vivienda, se basó tanto en razones pragmáticas como en la creencia en la posibilidad de una auto-emancipación liberal. Como Juan, un migrante peruano y dirigente del campamento Granaderos, explicó: «creo que una cooperativa de vivienda nos dará la oportunidad de sentarnos y negociar directamente con los propietarios de la tierra para gestionar, al dedillo [en detalle], la información técnica». En pocos meses, los habitantes de Granaderos fundaron su propia cooperativa de vivienda. La falta de alternativas de vivienda para una gran parte de la población migrante en la frontera norte era tan crítica que llevó, en 2015, a que esta organización se convirtiera en la mayor cooperativa de vivienda en Chile. ¿Cómo cambió este nuevo escenario las relaciones entre los pobladores-migrantes y las instituciones del Estado? En palabras de Emiliana: «ahora que somos más grandes y fuertes, es curioso cómo la gente del gobierno viene aquí [al campamento] y nos invita a participar en reuniones con ellos. Dicen que quieren aprender de nosotros, de nuestra cooperativa». De hecho, como afirma Emiliana, el Ministerio de Economía ha comenzado a verlos con nuevos ojos, descubriendo en ellos un conocimiento organizacional que no puede ser ignorado.
En línea con la «ética de la participación de los pobres» promovida por el Banco Mundial ( Narayan, Deepa, Robert Chambers, Meera Shah y Patti Petesch. 2000. Voices of the Poor: Crying Out for Change. Nueva York: Oxford University Press for the World. Narayan et al. 2000), el Departamento de Economía Social del Gobierno de Chile basó su nuevo programa de capacitación para funcionarios públicos precisamente en la experiencia de los habitantes de los campamentos. Emiliana, quien fue una de las instructoras en «asociatividad popular» invitada al taller, describe que cuando ingresó al lugar (un auditorio universitario), había más de 30 personas allí. Ella estaba asombrada del hecho de que los asistentes fueran funcionarios municipales y ministeriales deseosos de aprender más sobre la cooperativa nacida en una toma ilegal de terrenos. En su relato, Emiliana describe esto como «divertido», una respuesta que se basa en su propia experiencia de verse súbitamente como una persona dotada de un conocimiento preciado por el Estado. En este caso, la legibilidad y la reducción de la pobreza involucró la mercantilización de la participación de los pobladores. En el horizonte de esperanza creado por la cooperativa de vivienda, los habitantes del campamento Granaderos vieron una forma de integración que estaba validada por el mercado y admirada por el Estado.
En este artículo, vimos cómo las experiencias fronterizas entre migrantes de países limítrofes toman forma a través de relaciones de inclusión-exclusión, que se estructuran tanto por dinámicas de inclusión al libre mercado como por fuerzas de exclusión política de derechos. La genealogía de la frontera norte de Chile permitió apreciar algunos de los procesos que han dado forma a una geografía racializada en esta región, la cual hoy en día se expresa a través de la discriminación social, la explotación económica y la privación política de migrantes peruanos y bolivianos. El análisis de los entrelazamientos entre fronteras estatales y bordes sociales proporcionó una manera de entender la tensión constitutiva de esta zona fronteriza. La exploración de las interconexiones entre orden social y policía proporcionó elementos clave para comprender cómo se ha configurado en el norte chileno una geografía de la securización orientada a la migración. En esta geografía, la acción policial del Estado configura zonas «sensibles», donde el crimen organizado aparece inseparablemente ligado a la intensificación de los flujos migratorios.
Desde los márgenes de la ciudad fronteriza de Arica, indagamos las maneras en que los campamentos no autorizados tomaban forma. A través de la exploración etnográfica de estos lugares, descubrimos que ellos se constituían por el entrelazamiento de tres dinámicas fundamentales: extra-territorialidad geográfica (i. e. márgenes estatales y urbanos), exclusión social (i. e. marginación), y excepción legal (i. e. ilegalidad). También vimos que los residentes de estos lugares entraban en relaciones equívocas con las fuerzas de policía. Examinamos el carácter ambivalente de tales interacciones, que estaban marcadas por juegos de lenguaje que oscilaban entre el racismo y el espíritu empresarial, así como la sospecha y la compasión. De hecho, uno de los hallazgos etnográficos del artículo fue que las acciones policiales no estaban confinadas a la mera vigilancia y represión, ya que ellas también estaban involucradas en intervenciones de prevención y caridad orientadas a migrantes representados como un grupo «necesitado».
Fragmentos de la vida de Marina iluminaron aspectos del fenómeno de entrecruzamiento entre biopoder y pertenencia. Más específicamente, examinamos las implicaciones del paso de Marina de la invisibilidad social creada por el poder soberano a ser una madre cuidada por el biopoder. De su experiencia, aprendimos cómo el rostro de Janus del Estado, particularmente sus funciones de coerción y protección, dan forma a su visibilidad y a los límites de su pertenencia.
Este trabajo mostró cómo en zonas conformadas por fronteras –tales como el campamento Granaderos– emerge lo político como un fenómeno que transforma subjetividades y lugares. Exploramos, a través de las experiencias de pobladores-migrantes, algunas implicaciones de lo que involucra el acto colectivo de hacerse presente desde los márgenes urbanos. En este proceso de presencia, los residentes de Granaderos vieron la posibilidad de una apertura para ser escuchados y reconocidos por el Estado. Fue en esta perspectiva que notamos que la presencia, en su expresión urbana, revelaba un punto de potencial político que podía abrir espacios para nuevas formas de participación en la vida urbana. De esta suerte, esta exploración mostró que el acto de reivindicar una presencia colectiva, abría posibilidades para articular subjetividades políticas. Vimos que tales formas de habla pública emergían como prácticas discursivas íntimamente ligadas a las «tomas» no autorizadas de terrenos. A través de este fenómeno, hallamos una forma de política de la presencia, que se expresaba tanto en el rechazo de los pobladores-migrantes a convertirse en una masa de personas desarraigadas, como en su perseverancia para hacer que sus asentamientos fueran reconocidos por el Estado.
El análisis de lo que sucede después de una apertura política proporcionó materiales empíricos para abordar el fenómeno de la captura policial de la política. Esto es, la incorporación de lo político dentro de la lógica policial del orden, la cual –en términos de Rancière– funciona como una manera de determinar la distribución de «cuerpos dentro del espacio de su visibilidad o su invisibilidad» ( Rancière, Jacques. 1999. Disagreement: Politics and Philosophy. Londres: University of Minnesota Press.1999: 28). Entendido de esta manera, la lógica policial se basa en su capacidad de imponer condiciones de percepción «a priori» para anclarlas en cuerpos socialmente validados. En los campamentos no autorizados de Arica, la captura policial de la política resultó en la colonización de la esperanza creada por la cooperativa de vivienda de migrantes sin hogar. En consonancia con la racionalidad neoliberal de la responsabilidad individual, el empoderamiento y la auto-ayuda, los residentes del campamento Granaderos «percibieron» una forma de integración que aparentemente surgió de ellos mismos, la cual fue validada por el mercado y admirada por el Estado.
En la persistente lucha entre la lógica política de la igualdad y la lógica policial de la dominación, los habitantes de las «tomas» forjan relaciones ambivalentes de confrontación y complicidad con el Estado y las fuerzas del mercado, empujando en algunos casos, intensificando en otros, las fronteras de su pertenencia.
La investigación para este artículo no hubiese sido posible sin el apoyo de CONICYT/FONDECYT proyecto Nº 11170956, del Centro de Estudios Interculturales e Indígenas (CONICYT/FONDAP/15110006), y del Programa de Cooperación Científica ECOS-CONICYT 180012.
Mi gratitud va especialmente a los pobladores-migrantes de Arica, a los funcionarios del Estado y al personal de ONG por compartir sus ideas y experiencias cotidianas, muchas de las cuales desafiaron mis conjeturas iniciales. La escritura para este artículo se benefició de las extraordinarias condiciones ofrecidas por una estadía de un año académico como investigador visitante en el Institute for Advanced Study (IAS), Princeton. En el seminario de la School of Social Science del IAS presenté un parte de esta investigación, agradezco a su audiencia por sus enriquecedores comentarios, en especial a Paulina Faba, Didier Fassin, Ilana Feldman, Francesca Merlan, Rhacel Salazar Parreñas, Sylvain Perdigon, Joan Scott, y Miriam Ticktin. Mi reconocimiento al comité editorial de Disparidades (ex Revista de Dialectología y Tradiciones Populares), a sus revisores anónimos, por sus valiosas sugerencias.
[1] |
Correo electrónico: jaedog@uc.cl. ORCID iD: <https://orcid.org/0000-0001-8160-6685>. |
[2] |
A excepción de las personalidades e instituciones públicas reconocibles, todos los nombres de personas mencionados en este artículo son pseudónimos. También se modificaron los nombres de los campamentos a los que se hace mención con el fin de mantener la confidencialidad de sus habitantes. |
[3] |
Adicionalmente, se condujo un trabajo de campo durante el último trimestre de 2017. |
[4] |
Rancière llama partage du sensible (reparto de lo sensible) al sistema de evidencias sensibles que dan vista, al mismo tiempo, a la existencia de un común y a las divisiones de ese común que definen sus lugares y partes respectivas. |
[5] |
La ciudad de Arica es un puerto libre para Bolivia y un centro comercial para Perú y el norte de Chile, y diversas industrias, principalmente procesamiento de harina de pescado, se han desarrollado en la ciudad. Los valles irrigados de Azapa y Lluta producen productos agrícolas para Arica, aceitunas y cítricos para exportación. Arica es un centro de transporte ubicado en la Carretera Panamericana, con un puerto marítimo, un aeropuerto internacional, y ferrocarriles que van a Tacna, Perú, y a La Paz, Bolivia. |
[6] |
En este punto, sigo el razonamiento de Deleuze ( Deleuze, Gilles. 1988. Le Pli. Leibniz et le Baroque. París: Les Éditions de Minuit.1988). |
[7] |
Utilizo el neologismo securitización, derivado del inglés securitization, para referirme a la conceptualización y tratamiento policial ordinario de la migración como una amenaza a la seguridad interior del Estado. Más ampliamente, en este trabajo abordo la securitización, en concordancia con la perspectiva desarrollada por Thierry Balzacq, «como un conjunto de prácticas interrelacionadas, y los procesos de su producción, difusión, recepción y traducción que dan origen a las amenazas» ( Balzacq, Thierry (ed.). 2011. Securitization Theory: How Security Problems Emerge and Dissolve. Nueva York: Routledge. 2011: xiii). El concepto de securitización no sólo describe un fenómeno, sino también contribuye a su producción, porque las amenazas no son separables de las representaciones intersubjetivas en las que las comunidades llegan a conocerlas. Para otros usos de este concepto, en contextos fronterizos, ver Huysmans ( Huysmans, Jef. 2006. The Politics of Insecurity. Fear, Migration and Asylum in the EU. Londres/Nueva York: Routledge. 2006), Squire ( Squire, Vicki. 2011. «The Contested Politics of Mobility: Borderzones and Irregularity», en V. Squire (ed.), The Contested Politics of Mobility. Borderzones and Irregularity: 1-25. Londres/Nueva York: Routledge.2011) y Walters ( Walters, William. 2011. «Foucault and frontiers: notes on the birth of the humanitarian border», en U. Bröckling, S. Krasmann y T. Lemke (eds.), Governmentality: Current Issues and Future Challenges: 138-164. Nueva York: Routledge.2011). |
[8] |
Michel Agier ( Agier, Michel. 2013. Campement urbain. Du refuge naît le ghetto. París: Payot.2013) describe un fenómeno similar. |
[9] |
Esto es, en palabras de Foucault, «la producción, en una sociedad dada, de discursos que son, a la vez, controlados, seleccionados, organizados y redistribuidos a través de procedimientos que tienen el rol de conjurar sus poderes y peligros, de extraer sus efectos no deseados, y de esquivar su pesada y temible materialidad» ( Foucault, Michel. 2009 [1971]. L’ordre du discours. París: Gallimard. 2009: 11, traducción del autor). |
[10] |
El salitre (nitrato chileno) se usó predominantemente desde mediumimagedos del siglo XIX hasta mediumimagedos del siglo XX como fertilizante y en la producción de explosivos ( Jackson, Andrew, Todd Anderson, Greg Harvey, Greta Orris, Srinath Rajagolapan y Namgoo Kang. 2006. «Occurrence and Formation of Non-Anthropogenic Perchlorate», en Baohua Gu y John Coates (eds.), Perchlorate. Environmental Occurrence, Interactions and Treatment: 49-69. Nueva York: Springer.Jackson et al. 2006). |
[11] |
De hecho, el Ministerio del Interior, conocido por este título durante 140 años, cambió su nombre a mediumimagedos de 2011 a Ministerio del Interior y Seguridad Pública. Lejos de ser irrelevante, lo que este cambio de nombre indexa es una profunda transformación en la forma en que el Estado considera inseparables los problemas de seguridad y migración, concibiéndolos como dos caras de la misma unidad de intervención gubernamental. En este contexto, las funciones de las fuerzas policiales (que consisten en Carabineros de Chile, una policía militarizada y la Policía de Investigaciones, una policía civil) cohabitan con la gestión migratoria del Departamento de Extranjería y Migración (DEM). |
[12] |
Sebastián Piñera es un exitoso empresario y líder de la derecha chilena post-Pinochet. Fue Presidente de Chile entre 2010 y 2014 y reelecto para el período 2018-2022. |
[13] |
Desde una aproximación fundamentalmente performativa del lenguaje en uso, Austin ( Austin, John L. 1975 [1962]. How to Do Things with Words. Oxford: Clarendon Press. 1975) propone llamar ilocución a los actos de lenguaje que hacen algo instantáneamente en virtud de declararlo. En cambio, la perlocución se caracteriza, según el filósofo del lenguaje, por las consecuencias de haber declarado algo. Los actos perlocucionarios se refieren a los efectos, más que al significado de un enunciado. Austin reconoció que estas categorías pueden superponerse y no siempre ser claramente definibles. |
[14] |
Como se refleja en las declaraciones de líderes políticos, en las protestas contra la migración y en la integración de las funciones policiales y de gestión de la inmigración en el Ministerio del Interior. |
[15] |
El programa CASH es parte de una política más amplia de protección infantil integral llamada «Chile Crece Contigo», a través de la cual, desde 2009, el Estado ha implementado nuevas tecnologías de atención dirigidas a la crianza temprana. A través de esta política, las mujeres, especialmente aquellas consideradas vulnerables, reciben educación sobre las etapas de crecimiento de sus hijos hasta que alcanzan los cuatro años, y se les anima a participar en talleres sobre tópicos tales como: preparación para el parto, estimulación temprana, masaje para bebés, consejos para la crianza de los hijos. |
[16] |
FOSIS es el acrónimo del Fondo de Solidaridad e Inversión Social, el cual es un departamento del Ministerio de Desarrollo Social de Chile. |
[17] |
La vida de Marina llegó a estar en el foco de instituciones estatales como por ejemplo el Fondo de Solidaridad e Inversión Social, el Servicio de Vivienda y Urbanismo, la Policía Nacional (Carabineros de Chile), la Junta Nacional de Jardines Infantiles y el Ministerio de Salud a través de la Oficina Regional de Salud. |
[18] |
Los valles de Azapa y Lluta son lugares donde se practica la agricultura intensiva
para zonas áridas siguiendo métodos de riego similares a los utilizados en las tierras
de cultivo de Israel. Véase la columna «Sepa cómo le fue a este grupo de agricultores
azapeños en Israel», en El Morrocotudo, un periódico local, publicado el El Morrocotudo. 2016. «Sepa cómo le fue a este grupo de agricultores azapeños en Israel».
Diario El Morrocotudo, 12 junio. Disponible en:
|
[19] |
Con posterioridad al trabajo de campo sobre el que se apoya este estudio, la imagen pública de Carabineros se deterioró bruscamente a raíz de escándalos de malversación de fondos públicos al interior de esta institución y de la violencia de la represión focalizada tanto en la población indígena del sur del país (el Wallmapu) como en los movimientos estudiantiles. Desde la crisis social y política desencadenada el 18 de octubre de 2019 en todo Chile, la imagen ante la ciudadanía de esta institución a terminado por desplomarse como consecuencia de su involucramiento en numerosas violaciones a los derechos humanos. |
[20] |
El nacimiento de este campamento en 2010, como afirman sus habitantes, no necesariamente significa que sea un fenómeno reciente. El paisaje de la periferia urbana de Arica se ha caracterizado durante mucho tiempo por la existencia de campamentos no autorizados. El fenómeno de nacimiento, muerte y renacimiento constante de asentamientos precarios tiende a ser un efecto de la condición de ilegalidad en la que viven sus habitantes. |
[21] |
Tomo la noción «abandono social» del trabajo de João Biehl ( Biehl, João. 2005. Vita: Life in a Zone of Social Abandonment. Berkeley: University of California Press.2005) con el propósito de ponerla en relación analítica con el fenómeno de los entrelazamientos entre fronteras territoriales y bordes sociales que tiene lugar en el norte de Chile. |
[22] |
Para un acercamiento antropológico al estatus ambivalente de la seguridad en otro contexto etnográfico, véase el trabajo de Allen Feldman ( Feldman, Allen. 2001. «Philoctetes Revisited. White Public Space and the Political Geography of Public Safety». Social Text 68, 19(3): 57-89.2001). |
[23] |
Engin Isin describe la ciudadanía en una perspectiva consistente con mis observaciones de campo, es decir como el derecho a reivindicar derechos. Sin tener que luchar como sujetos políticos, escribe, «no podemos tener dignidad, justicia, paz, libertad, mucho menos derechos económicos, sociales, culturales o sexuales. La fuente del derecho a reivindicar derechos es más dinámica que si asumimos que es Dios, la Humanidad o el Estado» ( Isin, Engin. 2012. Citizens Without Frontiers. Londres: Bloomsbury.2012: 109). |
[24] |
mediumimagente la expresión «actos de habla públicos», quisiera subrayar la dimensión performativa del lenguaje en uso en contextos urbanos. El habla pública entre los residentes del campamento Granaderos no se limita a la mera transmisión de información, sino que, sobre todo, crea vecindario y un sentido de lo público para los habitantes del campamento. Así entendido, el habla pública se basa necesariamente en su potencial performativo, en su capacidad pragmática de «hacer cosas con palabras» ( Austin, John L. 1975 [1962]. How to Do Things with Words. Oxford: Clarendon Press. Austin 1975). |
[25] |
El SERVIU, que es un departamento ejecutivo del Ministerio de Vivienda, tiene como objetivo proporcionar subsidios y préstamos hipotecarios, así como también supervisar la distribución de viviendas sociales en Chile. |
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