RESUMEN

Este texto reflexiona sobre la construcción de un objeto de estudio en entornos mediados por la migración, donde las procedencias o la etnicidad suelen adquirir una importancia significativa. A partir del caso etnográfico de Migrapiés, un grupo de defensa de derechos de la población migrante, la propuesta que se hace aquí pasa por desplazar el estudio de grupos por el de procesos de colectividad. Esta forma de construir el objeto de estudio puede servir para descentrar el origen como punto de partida de la investigación, evitando reificar la procedencia como elemento principal del análisis.

Palabras clave: Migración; Nacionalismo metodológico; Identidad; Lavapiés; Bangladesh.

ABSTRACT

This text reflects on the construction of an object of study in a migration-mediated environment, where origin or ethnicity acquire significant importance. Using the ethnographic case of Migrapiés, a group that defends migrant rights, the proposal made here involves moving the study of groups through the process of collectivity. This way of constructing the object of study can serve to displace origin as a starting point for the investigation, avoiding reification of origin as the main element of analysis.

Keywords: Migration; Methodological Nationalism; Identity; Lavapiés; Bangladesh.

Cómo citar este artículo / Citation: Méndez Méndez, Juan Román. 2019. «Políticas de lo colectivo en entornos de migración transnacional. Posibilidades de lo bangladesí en Lavapiés (Madrid)». Disparidades. Revista de Antropología 74(2): e021. doi: <https://doi.org/10.3989/dra.2019.02.021>.

SUMARIO

  1. RESUMEN
  2. ABSTRACT
  3. 1. INTRODUCCIÓN
  4. 2. IDENTIFICACIONES EN UN OLIGÓPTICO: MIGRAPIÉS
  5. 3. PROCESOS HEGEMÓNICOS
  6. 4. EFECTOS FRONTERA. INTERIOR/EXTERIOR
  7. 5. IDENTIFICACIONES EN TORNO AL ORIGEN
  8. 6. A MODO DE CIERRE
  9. NOTAS
  10. BIBLIOGRAFÍA CITADA

1. INTRODUCCIÓN[Subir]

En mayo de 2017 tenía lugar en la plaza de Lavapiés un acto organizado por la mezquita Baitul Mukarram de Lavapiés, coloquialmente conocida como la mezquita bangladesí, para celebrar el comienzo del Ramadán y declarar el distrito centro de Madrid libre de islamofobia. Junto a una pancarta en la que podía leerse Mubarak Ramadan (‘feliz Ramadán’), los presentes pudimos escuchar intervenciones de responsables del Ayuntamiento y la mezquita. Todas llevaban una línea similar: los musulmanes son nuestros vecinos, los derechos son para todos independientemente de procedencia o religión, la integración no es cosa de los extranjeros sino también de la población autóctona… Alusiones al trazado de una colectividad que traspasara fronteras, una descripción de Lavapiés como mundo común basado en la pluralidad que se corresponde con una de las principales visiones de Lavapiés como lugar en el imaginario madrileño, el Lavapiés multicultural. Sin embargo, si examinamos estos discursos encontraremos una tensión que a quien conozca Lavapiés puede serle familiar. Javier Barbero, concejal de Seguridad del Ayuntamiento decía: «Quiero daros las gracias por el esfuerzo que hace esta comunidad bangladesí en relacionarse con la población autóctona». Un bangladesí hablaba del barrio: «la mayor gente [musulmana] los africanos, marroquí, India, Pakistán, Egipto y Bangladesh…». Luego, el presidente de la mezquita daba las gracias a los «españoles porque ellos dar mucha paz para nosotros, para vivir». Con estas intervenciones quiero ilustrar la tensión a la que me refiero: la originada al tratar de dibujar mundos comunes más allá del origen a la vez que este es el eje principal de categorización de las personas. Esta misma tensión está presente en Migrapiés, grupo de defensa de la población migrante

En este texto utilizaré siempre la palabra migrante para significar que un migrante es a la vez inmigrante y emigrante.

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al que pertenezco (y en el que hago trabajo de campo) desde el 2011. En Migrapiés he podido constatar la dificultad de trabajar entre una ideología que aboga por crear un colectivo más allá del origen, y la práctica cotidiana, surcada de diferencias geográficas, tanto por la preeminencia de las identificaciones en torno al origen como por cuestiones como el idioma, las diferentes trayectorias vitales o la apariencia física. Hace poco Moustapha

Para proteger la identidad de los informantes, a lo largo del texto usaré seudónimos.

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, un compañero del grupo, tras decirme que Migrapiés es como su familia en Madrid, me matizaba:

para mí primero viene mi gente. Es normal, viene mi gente primero... [los africanos] pero cuando hay mezcla también se puede aprender de otro… («Africano» de Migrapiés, en la treintena, Lavapiés, de mi diario de campo, jul. 2017).

Partiendo de la descripción de los procesos articulativos en Migrapiés, con especial atención a cómo lo bangladesí participa en esta articulación, pretendo desarrollar una serie de herramientas teórico-metodológicas para trabajar el origen sin reificarlo. Mi argumentación parte de cómo se configuró mi investigación, atrapada en la misma tensión que acabo de describir. Cuando en 2014 comenzaba mi Trabajo de Fin de Master lo ofrecí a Migrapiés para que este pudiera serle útil al grupo. La petición que me hicieron tenía que ver con estudiar a la población migrante que conformaba Migrapiés, en su mayoría africanos y bangladesíes, para ver cómo podía incorporarse más gente a sus actividades

Una de las razones de esta petición era que en Migrapiés no participaban mujeres bangladesíes y africanas. Como consecuencia de esto, el género ha tenido una importante presencia en mi investigación. Sin embargo, al estar constituido Migrapiés básicamente por hombres y ser el eje principal de este texto, las políticas de lo colectivo en torno al género y a las mujeres se dejan para otra ocasión.

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. Tras varias vueltas sobre el tema, mi investigación acabó dirigiéndose, ya en el doctorado, a procesos de colectividad donde participase lo bangladesí, una decisión a medias entre lo que se me pedía y los requisitos necesarios para realizar una investigación de doctorado. Pensaba que la elección de lo bangladesí no tenía que significar apartar lo africano si la elección de mi objeto de estudio se realizaba buscando entornos donde apareciera lo bangladesí pero el análisis quedara abierto a procesos de colectividad que fueran más allá del origen. Sin embargo, esto no salvaba la paradoja ocasionada por la petición de Migrapiés: dirigir mi trabajo a una clasificación de las personas en relación a su origen mientras trataba de no reificar este como elemento principal de formación de grupalidades, paradoja acentuada por la preeminencia del origen como forma clasificatoria en mi propia cotidianeidad como vecino de Lavapiés.

Esta tendencia a reificar el origen no es algo que pertenezca solo a Lavapiés y sus procesos de colectividad. También lo encontramos en el ámbito académico. Es el caso de los estudios sobre migración, donde el énfasis en la movilidad suele venir acompañado de visiones geográficas que equiparan espacio y sociedad ( ‍Pries, Ludger. 2005. «Configurations of Geographic and Societal Spaces: A Sociological Proposal between “Methodological Nationalism” and the “Spaces of Flows”». Global Networks 5(2): 167-190. doi: < https://doi.org/10.1111/j.1471-0374.2005.00113.x>.Pries 2005). Un ejemplo sería el nacionalismo metodológico ( ‍Chernilo, Daniel. 2006. «Social Theory’s Methodological Nationalism. Myth and Reality». European Journal of Social Theory 9(1): 5-22. doi: < https://doi.org/10.1177/1368431006060460>.Chernilo 2006;  ‍Glick Schiller, Nina. 2007. «Beyond the Nation State and Its Units of Analysis: Towards a New Research Agenda for Migration Studies», en Karin Schittenhelm (ed.), Concepts and Methods in Migration Research. Conference Reader: 39-72. Disponible en: < http://sowi-serv2.sowi.uni-due.de/cultural-capital/reader/Concepts-and-Methods.pdf>. Fecha de acceso: 21 abr. 2013.Glick Schiller 2007), pero ya afirma Levitt ( ‍Levitt, Peggy. 2007. «Rezar por encima de las fronteras: cómo los inmigrantes están cambiando el panorama religioso». Migración y Desarrollo 8: 66-88. Disponible en: < https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=66000804/>. Fecha de acceso: 23 mar. 2014.2007: 1) que esto es consecuencia de un problema mayor que afecta a otros marcadores identitarios tales como el origen, la etnicidad o la religión: el asignar a las personas una identidad a partir de un grupo determinado y considerarlo «el orden natural de las cosas». En el caso de la migración, esta cuestión nos puede llevar a reificar el origen como elemento clasificador con excesivo peso a la hora de mirar lo empírico. Esto frecuentemente viene ligado al uso de metáforas de contenedor(*)

Dado que la intención de este texto es mostrar diferentes categorías de análisis para estudiar la migración, remarcaré con un asterisco entre paréntesis (*) estas categorías cuando queden definidas, con la idea de facilitar la comprensión de mi argumentación

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que generan imágenes de ruptura y discontinuidad de las relaciones sociales, ligando estas a territorios delimitados por fronteras y eliminado los rastros asociativos que trascienden estos límites ( ‍Gupta, Akhil y James Ferguson. 1997. «Más allá de la “cultura”: espacio, identidad y las políticas de la diferencia». Antípoda. Revista de Antropología y Arqueología 7: 233-256. Disponible en: < http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1900-54072008000200011>. Fecha de acceso: 16 sep. 2015.Gupta y Ferguson 1997;  ‍Glick Schiller, Nina. 2007. «Beyond the Nation State and Its Units of Analysis: Towards a New Research Agenda for Migration Studies», en Karin Schittenhelm (ed.), Concepts and Methods in Migration Research. Conference Reader: 39-72. Disponible en: < http://sowi-serv2.sowi.uni-due.de/cultural-capital/reader/Concepts-and-Methods.pdf>. Fecha de acceso: 21 abr. 2013.Glick Schiller 2007) o traspasando esta visión a determinadas comunidades y su extensión geográfica ( ‍Suárez Navaz, Liliana. 2007. «Identitat, territori i ciutadanies en el camp migratori transnacional». Revista d’Etnologia de Catalunya 30: 45-69. Disponible en: < http://www.raco.cat/index.php/Revistaetnologia/article/viewFile/72552/82809>. Fecha de acceso: 20 mar. 2018.Suárez Navaz 2007). Así, cuando en este texto hablo de reificación del origen(*), este puede traducirse como diferentes combinaciones de asignación de identidades grupales y metáforas de contenedor para producir la fijación de categorías relacionadas con el origen migratorio, ya sea la nacionalidad, la región, la etnia o la comunidad.

Un análisis de los debates sobre esta cuestión en los estudios transnacionales puede ampliar lo que quiero decir. Dentro de los estudios migratorios, el transnacionalismo se ha mostrado como una posibilidad para desarrollar investigaciones por encima de los territorios nacionales, entrelazando economía, política, religión e instituciones dentro de relaciones de poder desiguales ( ‍Pries, Ludger. 2005. «Configurations of Geographic and Societal Spaces: A Sociological Proposal between “Methodological Nationalism” and the “Spaces of Flows”». Global Networks 5(2): 167-190. doi: < https://doi.org/10.1111/j.1471-0374.2005.00113.x>.Pries 2005;  ‍Glick Schiller, Nina. 2007. «Beyond the Nation State and Its Units of Analysis: Towards a New Research Agenda for Migration Studies», en Karin Schittenhelm (ed.), Concepts and Methods in Migration Research. Conference Reader: 39-72. Disponible en: < http://sowi-serv2.sowi.uni-due.de/cultural-capital/reader/Concepts-and-Methods.pdf>. Fecha de acceso: 21 abr. 2013.Glick Schiller 2007). Esto ha permitido insertar la decisión migratoria en marcos estructurales, incorporar el análisis de redes a la migración y analizar los cambios que acarrea esta en diferentes entornos a partir de las conexiones establecidas ( ‍Sánchez Molina, Raúl. 2005. Mandar a traer. Antropología, migraciones y transnacionalismo. Salvadoreños en Washington. Madrid: Universitas.Sánchez Molina 2005). Sin embargo, Glick Schiller y Meinhof ( ‍Glick Schiller, Nina y Ulrike H. Meinhof. 2011. «Singing a New Song? Transnational Migration, Methodological Nationalism and Cosmopolitan Perspectives». Music and Arts in Action 3(3): 21-39. Disponible en: < https://ore.exeter.ac.uk/repository/ handle/10036/3974>. Fecha de acceso: 12 ago. 2015.2011) sostienen que la forma de construcción social del espacio trabajada frecuentemente en el transnacionalismo no ha conceptualizado adecuadamente los campos transnacionales como redes de redes que conectan individuos e instituciones de formas específicas produciendo identidades múltiples y simultáneas. El problema sería seguir manteniendo en los estudios transnacionales una visión conformada desde el origen, analizando poblaciones dispersas sin plantearse dónde se han instalado, centrándose en la nostalgia, la identidad o las comunidades transnacionales, sin percibir la diversidad que hay dentro de estas comunidades y reificando estas como se reifica lo nacional ( ‍Salazar, Noel B. y Alan Smart. 2011. «Anthropological Takes on (Im)Mobility». Identities 18(6): i-ix. doi: < https://doi.org/10. 1080/1070289X.2012.683674>.Salazar y Smart 2011). Autoras como Levitt y Glick Schiller ( ‍Levitt, Peggy y Nina Glick Schiller. 2004. «Perspectivas internacionales sobre migración: conceptuar la simultaneidad». Migración y Desarrollo 3: 60-91. Disponible en: < http://www.redalyc.org/pdf/660/66000305.pdf>. Fecha de acceso: 23 mar. 2014.2004) han reclamado herramientas teórico-metodológicas que permitan alejarse de los problemas descritos aquí. Sin embargo, una respuesta a esto no debería llevar a un fluidismo que disuelva las pertenencias que siente la gente o la importancia del origen en el análisis, subestimando el proceso migratorio y el Estado-nación y sus políticas ( ‍Wimmer, Andreas y Nina Glick Schiller. 2003. «Methodological Nationalism, the Social Sciences, and the Study of Migration: An Essay in Historical Epistemology». International Migration Review 37(3): 576-610. doi: < https://doi.org/10.1111/j.1747-7379.2003.tb00151.x>.Wimmer y Glick Schiller 2003).

Mi argumentación estará basada en tres ejes: el primero, la Teoría del Actor Red (TAR), compartiendo la idea de Besserer ( ‍Besserer, Federico. 2013. «Micropolíticas de la diferencia en una comunidad transnacional», en Alejandro Grimson y Karina Bidaseca (eds.), Hegemonía cultural y políticas de la diferencia: 264-278. Buenos Aires: Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales.2013) de que la TAR, donde no existe un centro jerárquico, sino una interconexión horizontal de elementos, es una buena manera de pensar los planteamientos transnacionales. Aquí me ha resultado especialmente útil el concepto de lo colectivo(*) ( ‍Latour, Bruno. 2008. Reensamblar lo social. Buenos Aires: Manantial.Latour 2008): la producción de pertenencias, de mundos comunes, a partir del contacto entre diferentes posiciones de sujeto. Esto permite desviar la atención del origen como elemento clasificador, desplazando el punto de partida basado en grupos apriorísticos hacia el estudio de procesos de colectividad. El segundo, el desarrollo de la teoría de la hegemonía realizado principalmente por Laclau y Mouffe ( ‍Laclau, Ernesto y Chantal Mouffe. 1987. Hegemonía y estrategia socialista. Madrid: Siglo XXI.1987) como forma de analizar la formación de sentimientos de colectividad desde la articulación en torno a determinados elementos identitarios. Desde esta idea, mi trabajo se desarrolla examinando diferentes núcleos de sociabilidad donde lo bangladesí es uno de los elementos que intervienen en los procesos de colectividad existentes, pero no el único, enlazándose con otros en el juego de creación de pertenencias. Como veremos, lo bangladesí interviene en las dinámicas que dan sentido a lo colectivo tanto en Migrapiés como en la mezquita bangladesí del barrio. Pero en ambos casos otros elementos (la participación en Migrapiés, la musulmanidad en la mezquita) se entremezclan con el origen para dar pie a diferentes momentos de colectividad. La participación de las mismas personas en estos momentos permite la construcción de un campo observacional a partir del entrelazamientos entre ellos. Así, las políticas de lo colectivo(*) dentro de los núcleos de sociabilidad estudiados se configuran como mi objeto de estudio. Y la participación de diferentes agentes en estos procesos no se delimita de entrada a un grupo definido por el origen. Aunque existe cierto sesgo en la introducción de lo bangladesí como premisa investigativa, justifico esto indicando que la imposibilidad de abarcar la totalidad ( ‍Velasco, Honorio y Ángel Díaz de Rada. 1997. La lógica de la investigación etnográfica. Madrid: Trotta.Velasco y Díaz de Rada 1997) convierte la etnografía en un proceso de toma de decisiones sobre lo que observar, elecciones que deben someterse a reflexividad durante la investigación.

Por último, el tercer eje sería la crítica que hacen Brubaker y Cooper ( ‍Brubaker, Rogers y Frederick Cooper. 2005. «Más allá de la identidad», en Loïc Wacquant (coord.), Repensar los Estados Unidos. Por una sociología del hiperpoder: 175-208. Madrid: Anthropos.2005) de la identidad como categoría analítica. En sus versiones fuertes la identidad ofrecería límites claros, homogeneidad y nociones esencialistas, y es donde podríamos enmarcar la reificación del origen. En sus nociones débiles, nos arriesgaríamos a caer en la paradoja de rechazar aquello en que se basa la identidad, la permanencia en el tiempo, mientras se sigue hablando de ella, haciendo el término tan flexible que sea de poco valor analítico. Para una mayor precisión sería necesario el uso de conceptos menos polisémicos. De estos usaré principalmente dos: 1) identificación(*) se refiere a lo procesual, llamando la atención sobre quién identifica y quién es identificado, fomentando una perspectiva situacional y contextual; 2) autocomprensiones(*), que remitirán a un nivel tácito que ayuda a pensar que no todas las identificaciones de una persona van a estar siendo expresadas constantemente.

Un último apunte introductorio tendría que ver con mi entorno principal de análisis, Lavapiés, y con la metodología utilizada. Un breve repaso a ciertos hitos sociohistóricos, en relación a su importancia para las dinámicas analizadas aquí, puede ofrecer un marco que contextualice este texto. Administrativamente parte del barrio de Embajadores en el distrito centro de Madrid, Lavapiés se ha caracterizado como un barrio popular de clase trabajadora ( ‍Cañedo Rodríguez, Montserrat. 2011. «Discursos vecinales sobre la inseguridad ciudadana y políticas de rehabilitación urbanística: el caso de los antiguos vecinos y la ARI-Lavapiés (Madrid) desde una perspectiva antropológica». Scripta Nova. Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales 15(385). Disponible en: < http://revistes.ub.edu/index.php/ScriptaNova/article/view/3406>.Cañedo Rodríguez 2011). Desde mediados del siglo XIX Lavapiés se convierte en destino de migrantes de origen humilde llegados a Madrid desde todas partes de España. En los años setenta del siglo XX se produce un proceso de envejecimiento poblacional y degradación de infraestructuras consecuencia del desplazamiento a la periferia madrileña de los hijos de los migrantes, el abandono institucional y el aumento en el barrio de la drogadicción. Esto empezará a cambiar desde 1990, con la llegada de la migración internacional y de jóvenes profesionales y activistas sociales mientras las administraciones madrileñas comienzan un extenso plan de rehabilitación barrial ( ‍Cañedo Rodríguez, Montserrat. 2005. Lavapiés, área de rehabilitación preferente: Políticas culturales y construcción del lugar. Tesis doctoral. Universidad Complutense de Madrid.Cañedo Rodríguez 2005). Un importante condicionante en la llegada al barrio de la migración internacional con menos medios económicos tiene que ver con las peculiaridades de Lavapiés: el parque de viviendas antiguo y sus características de barrio humilde condicionan alquileres más bajos que otras zonas de Madrid, combinando economía y centralidad. Así, Lavapiés se construye como campo social de límites difusos y fluidos dentro de desarrollos de diferente alcance y cualidad. Como parte de Madrid, las dinámicas de la ciudad, dentro de otras más amplias, se entrelazan en Lavapiés, otorgándole unas características que, si bien se concretan en el contexto barrial, no pueden considerarse autoproducidas y autocontenidas. En lo referente a la migración, Madrid se ha convertido en una de las poblaciones españolas que mayor número de migrantes internacionales ha recibido durante la expansión económica ( ‍Dirección General de Inmigración. 2009. II plan Madrid de convivencia social e intercultural. Madrid: Ayuntamiento de Madrid.Dirección General de Inmigración 2009). Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2001 había en España 1 737 972 de extranjeros, mientras que en 2017, la cifra ascendía a 4 464 997. El distrito centro es donde se concentra el mayor número de estos migrantes en Madrid ( ‍Pineda, Varinia, Marta Plaza Sanz, Iván Lendrino Tejerina y María Lara Hernández-Pinzón. 2011. Madrid, ciudad para compartir. Cuadernos de la EPIC número 1. Madrid: EPIC. Pineda et al. 2011), destacando en concreto Lavapiés, con una población de cerca de 45 000 habitantes donde en 2013 un 31 % de sus pobladores era extranjero y convivían ochenta y ocho nacionalidades ( ‍Carretero, Nacho. 2013. «Lavapiés, el barrio laboratorio». Yorokobu 16 oct. Disponible en: < http://www.yorokobu.es/lavapies>. Fecha de acceso: 13 feb. 2015.Carretero 2013). En la Comunidad de Madrid vivían, en 2014, 4717 personas nacidas en Bangladesh de un total de 13 211 en todo el estado, de las cuales 2646 estaban empadronadas en el distrito centro (principalmente en Lavapiés). En el año 2003, la cifra de nacidos en Bangladesh en Madrid era de 2609 (datos del INE).

Las características del barrio lo han convertido en escenario de numerosas investigaciones relacionadas con la migración. Es el caso de la marroquí ( ‍Fernández-Delgado, Florencio C. 2007. «Videojuego “Bordergames-Lavapiés”: Menores migrantes marroquíes jugando en/al barrio de Lavapiés», en Alejandra Walzer, Marcial García y Juan Carlos Rodríguez (coords.), Actas Foro Universitario de Comunicación 2006: 187-202. Madrid: Edipo.Fernández-Delgado 2007;  ‍Vega, Cristina. 2014. «Extranjeras en la ciudad. Itinerarios de mujeres okupas e inmigrantes por el barrio de Lavapiés». Boletín CFS 8: 1-14.Vega 2014) o la senegalesa ( ‍Massó Guijarro, Ester. 2012. «Cosmopolitismo hoy: la cofradía murid y la comunidad mestiza». Intersticios. Revista Sociológica de Pensamiento Crítico 6(2): 289-298. Disponible en: < http://www.intersticios.es/article/view/10098>. Fecha de acceso: 3 mar. 2016.Massó Guijarro 2012;  ‍Thiandoum, Back S. 2013. «Aproximación sociolingüística a la alternancia de código en el discurso de los inmigrantes senegaleses que residen en el barrio Lavapiés», en Guillermina Franco Álvarez y David García Martul (coords.), La Espiral comunicativa, educativa y migratoria para África: 61-78. Madrid: Dykinson.Thiandoum 2013). También encontramos estudios centrados en las características que, más allá de su origen, comparten los migrantes ( ‍Velasco, Mercedes J. 2005. «Migraciones y género. Cuando el continente africano se hace pequeño». Revista Española de Desarrollo y Cooperación 16: 81-97. Velasco 2005;  ‍Álvarez-Benavides, Antonio. 2013. Migraciones, subjetividad e identidad colectiva. El caso de la migración marroquí en la Comunidad Autónoma de Madrid. Trabajo de Fin de Máster. Universidad Internacional de la Rioja.Álvarez-Benavides 2013); o intentos de superar el nacionalismo metodológico a partir del cosmopolitismo ( ‍Veksler, Bernardo. 2004. Lavapiés: Pasado presente y futuro de un barrio cosmopolita. Madrid: Visión Libros.Veksler 2004;  ‍Massó Guijarro, Ester. 2013a. «Superando el nacionalismo metodológico: comunidades cosmopolitas de interacción en el barrio de Lavapiés». Migraciones Internacionales 7(2): 71-100. Disponible en: < http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1665-89062013000200003>. Fecha de acceso: 17 jul. 2015.Massó Guijarro 2013a). Sin embargo, lo bangladesí ha sido poco estudiado, quizá por ser una migración relativamente reciente y poco numerosa. Solo se encuentran algunas referencias dentro de las distintas formas de comercio étnico en el barrio ( ‍Riesco Sanz, Alberto. 2010a. «Empresarialidad inmigrante: inmigración y comercio en Embajadores/Lavapiés», en Alfonso Pérez-Agote y Margarita Benjamín Tejerina (coords.), Barrios Multiculturales. Relaciones interétnicas en los Barrios de San Francisco (Bilbao) y Embajadores/Lavapiés: 260-279. Madrid: Trotta. Riesco Sanz 2010a y  ‍Riesco Sanz, Alberto. 2010b. Inmigración y trabajo por cuenta propia: economías inmigrantes en Lavapiés (Madrid). Tesis doctoral. Universidad Complutense de Madrid. Disponible en: < http://eprints.ucm.es/11412/1/T32358.pdf>. Fecha de acceso: 17 jul. 2015.2010b;  ‍Betrisey Nadali, Deborah. 2011. «Imaginarios sobre inmigración y conocimiento experto en el contexto español». Nómadas 35: 229-242. Betrisey Nadali 2011). Mucho más analizado ha sido lo bangladesí en otros entornos, principalmente en Gran Bretaña y el East End en Londres ( ‍Gardner, Katy 2002. «Death of a Migrant: Transnational Death Rituals and Gender among British Sylhetis». Global Networks 2(3): 191-204. doi: < https://doi.org/10.1111/1471-0374.00036>.Gardner 2002;  ‍Gavron, Kate 2005. «Migrants to Citizens. Bangladeshi Women in Tower Hamlets, London». Revue Européenne des Migrations Internationales 21(3): 69-81. Disponible en: < https://journals.openedition.org/remi/2515>. Fecha de acceso: 24 abr. 2014.Gavron 2005;  ‍Eade, John. 2006. «Class and Ethnicity in a Globalising City». Ethnologia Europaea 34(2): 57-70. Eade 2006). Los lazos entre Bangladesh y Londres se extienden hasta el siglo XIX y los trabajos de bengalíes como marineros en barcos británicos. Esto origina características muy diferentes que en Lavapiés: el largo asentamiento de bangladesíes-británicos en Gran Bretaña demarca una mayor presencia institucional y unas infraestructuras más asentadas que en Lavapiés. Más similar es la presencia bangladesí en Italia ( ‍Marzadro, Mirko. 2004. «Los eslabones de la cadena migratoria: El caso de los bengaleses en Venecia». Urban Governance, diversity and social action in the cities of the South N-Aerus Annual Conference, 16-17 September 2004, Barcelona, Spain. Disponible en: < http://naerus.net/web/sat/workshops/2004/papers/Marzadro.pdf>. Fecha de acceso: 3 mar. 2016.Marzadro 2004;  ‍Mizanur, Rahman M. y Kabir M. Alamgir. 2012. «Moving to Europe-Bangladeshi Migration to Italy». ISAS Working Paper 142: 1-19.Mizanur y Alamgir 2012) y en Portugal, sobre todo en Lisboa ( ‍Mapril, José. 2014a. «A Shahid Minar in Lisbon: Long Distance Nationalism, Politics of Memory and Community among Luso-Bangladeshis». South Asia Multidisciplinary Academic Journal 9: 1-20 doi: < https://doi.org/10.4000/samaj.3733>.Mapril 2014a y  ‍Mapril, José. 2014b. «The Dreams of Middle Class: Consumption, Life-Course and Migration between Bangladesh and Portugal». Modern Asian Studies 48(3): 693-719. doi: < https://doi.org/10.1017/S0026749X1200025X>.2014b). La elección de los países mediterráneos como destino migratorio es más novedosa, a medida que aumentaban las restricciones de las legislaciones migratorias de los países del norte de Europa ( ‍Gardner, Katy y Zahir Ahmed. 2006. Place, Social Protection and Migration in Bangladesh: a Londoni Village in Biswanath. Brighton: University of Sussex.Gardner y Ahmed 2006) y las situaciones socioeconómicas de otras regiones europeas incrementaban la posibilidad de migración.

En cuanto al proceso metodológico, este texto se asienta en una investigación etnográfica desarrollada desde hace más de un lustro, todavía en marcha. Cuando hablo de etnografía me refiero a un proceso reflexivo y metódico de autoinstrumentalización del investigador para acceder a las lógicas presentes en un determinado entorno a partir del trazado de procesos dialógicos en el trabajo de campo ( ‍Velasco, Honorio y Ángel Díaz de Rada. 1997. La lógica de la investigación etnográfica. Madrid: Trotta.Velasco y Díaz de Rada 1997). La observación participante, desarrollada cómo una etnografía multisituada ( ‍Marcus, George E. 1995. «Ethnography in/of the World System: The Emergence of Multi-Sited Ethnography». Annual Review of Anthropology 24: 95-117. Marcus 1995) me ha llevado a Barcelona y Bangladesh para examinar las conexiones entre diferentes territorios y sus efectos en la formación de grupalidades ( ‍Santos Fraile, Sandra y Ester Massó Guijarro. 2017. «Introducción. Etnografías multisituadas y transnacionales». Revista de Antropología Experimental 17: 1-8. Disponible en: < https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=6279451>. Fecha de acceso: 14 feb. 2018.Santos y Massó 2017). A esto se añaden unas cuarenta entrevistas en profundidad y la recogida de documentación para triangular el material empírico obtenido en el trabajo de campo.

2. IDENTIFICACIONES EN UN OLIGÓPTICO: MIGRAPIÉS[Subir]

Los vecinos de Lavapiés llevamos meses asistiendo con horror e impotencia a los controles y redadas racistas que la Policía Nacional realiza en nuestros espacios públicos. Somos perfectamente conscientes de que estas actuaciones policiales ilegales e inmorales generan auténticas tragedias entre nuestros vecinos migrantes y sus familias, y que tienen como objetivo deteriorar profundamente la convivencia en nuestro barrio, puesto que intentan difundir entre nosotros la idea de que nuestros vecinos de origen extranjero son delincuentes, son malas personas, sobran (Primer comunicado de Migrapiés, jul. 2011).

Desde el grupo se ofrece, a quien quiera ayudarse y ayudar a otros, asesoría relacionada con leyes de extranjería, permisos de residencia, detenciones en redadas racistas, multas a manteros así como acompañamientos para hablar con abogados/as, trámites legales con la administración, juzgados, sistema sanitario… (Panfleto de difusión Migrapiés, se tradujo al francés y al bangla, may. 2016).

El periodo que va del primer al segundo de los dos fragmentos de producción discursiva de Migrapiés es el que ocupará mi análisis. Migrapiés se conforma aquí como un oligóptico(*) ( ‍Latour, Bruno. 2008. Reensamblar lo social. Buenos Aires: Manantial.Latour 2008), una forma metodológica de mirar, un posicionamiento en el campo desde donde analizar lo que sucede en dicha posición y por qué. Para Latour el oligóptico lleva a visiones sólidas, a la vez que restringidas, que se focalizan en lo que es posible observar, en lo que llega al oligóptico a partir de cadenas entre elementos localizados. Esto va a permitir examinar lo que pasa en un lugar desde las conexiones que le dan sentido, evitando trabajar a partir de marcos de análisis tradicionales en las ciencias sociales, de carácter generalizante, que ofrecen puntos de partida donde la coherencia explicativa apriorística puede llegar a oscurecer lo que pasa en un determinado entorno. Frente a estos marcos generalistas, el oligóptico sería una manera de componer progresivamente un mundo común formado por relaciones concretas entre elementos que necesitan de trabajo para ser mantenidas. Mis años de participación en el grupo me permiten observar quién viene, cómo viene, qué hace, cómo cambia este…, y observar sus inicios: Migrapiés

Durante estos años habrán pasado por Migrapiés alrededor de 200 personas, con un máximo de participación simultánea de 50 personas en 2013-‍2014. Actualmente participan unas 20.

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surge como grupo de la Asamblea 15M de Lavapiés, integrado en un principio por personas cuyas preocupaciones por la migración se dan desde la significación de Lavapiés como barrio multicultural y con determinadas problemáticas: las redadas policiales a personas sin papeles y las conductas discriminatorias basadas en el origen. El origen de los participantes es variado —España, Colombia, Italia, Argentina…— pero no importante como elemento aglutinador de las dinámicas del grupo, siendo más significativos el 15M, la militancia, la lucha de clases y la preocupación común por determinados problemas de los sin papeles. En esta primera fase encontramos la primera de las categorías de sujeto que serán significativas en mi análisis, los activistas. Esta es una categorización que recoge complejos sentimientos de pertenencia en torno a otro tipo de enunciaciones que suelen ser más pronunciadas (militantes, gente del rollo…), sirviendo para expresar un nivel de identificación compartido. Hablo de personas con una trayectoria previa de participación en movimientos sociales, algo que además ocupa parte importante de su cotidianeidad. No es solo el tiempo dedicado a militar, sino su extensión al contacto personal y el ocio en tanto que esta militancia apareja una importante densidad relacional: existe en Lavapiés un complejo entramado de asociaciones entre los grupos que actúan en el barrio (sindicatos, cooperativas, agrupaciones…) donde es común el conocerse unos a otras a partir de la participación en determinados colectivos, de las relaciones de amistad, o de «haber compartido luchas». Estas luchas se aglutinan dentro de significados gradualmente compartidos sobre conceptos como capitalismo, asamblearismo, feminismo, derechos humanos o estado

Dada la extensión que requeriría tratar como se articulan todos estos significados entre los activistas en Migrapiés, y dado que esto se aleja del objeto principal del texto, me limito a dar un pequeño esbozo sobre estas cuestiones, remitiendo para una mayor profundidad a otro texto donde se desarrolla el activismo en Migrapiés, así como la irregularidad administrativa, las redadas a sin papeles y la actividad del grupo en sus primeras etapas (

Méndez Méndez, Juan R. 2012. «Solidaridad y ayuda mutua: El Grupo de Migración y Convivencia de la Asamblea Popular de Lavapiés». Teknokultura 9(2): 41-60.

Méndez 2012
)

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. Las asociaciones entre activistas son mantenidas a partir de espacios comunes, llamadas telefónicas, grupos de WhatsApp, listas de correo conjuntas, quedar a tomar un café para charlar o hacer asambleas de diferentes grupos para trabajar problemas específicos o alguna crisis en el barrio.

El primer comunicado de Migrapiés expresa preocupaciones comunes sobre la migración desde las que se empiezan a trabajar sus consecuencias: multas, abogados, acompañamientos a migrantes al juzgado… Y esto despierta el interés de quienes tienen estos problemas. Así, a partir de conocidos de los participantes o de quienes se enteran de la actividad de Migrapiés, se incorporan a este los primeros africanos, la mayoría sin papeles. Estos actúan como atractores de más africanos dentro de sus conocidos. Algo parecido pasa luego entre bangladesíes. A partir de los esfuerzos por aglutinar a migrantes dentro de Migrapiés, llegan los primeros bangladesíes y tras ellos sus conocidos. Es lo que cuenta Alal, que conoció Migrapiés por un amigo que había empezado a venir a las asambleas del grupo:

Nos dijo que hay una asociación que ayudan quien no tiene papeles, que ayuda con sin papeles siempre para hablar abogados y médicos... pufff... sí… porque cuando llego aquí he visto que nadie entiende inglés… yo tengo un poquito de inglés y luego bangla. Aquí la gente no habla bangla ni inglés, yo no entiendo nada que la gente que habla y a veces cuando he llegado aquí, cogido policía y a comisaria, tal, tal, tengo miedo. Por eso... yo pienso que necesito algo ayuda para si alguien me ayuda, por eso me interesa para participar con Migra (Alal, bangladesí de Migrapiés, en la treintena, Lavapiés, entrevista en mi diario de campo, may. 2016).

El testimonio de Alal nos sirve para concretar a los afectados como categoría analítica a partir de las problemáticas ocasionadas por ser migrante, generalmente en situación irregular en el estado español. Alal decidió marcharse de Dhaka por los problemas que tuvo con partidarios de un partido político de su ciudad. Vive con varios paisanos, uno de ellos Kamal, que participa en Migrapiés. A Kamal, Alal lo conoció por Ahmed, participante también en el grupo. Ahmed y Alal eran amigos de la infancia. Ahmed llegó primero a Lavapiés y cuando Alal migró se instaló en el piso donde vivía Ahmed, que había conocido a Kamal mientras ambos vendían latas de cerveza en la Latina. Sobre su migración, Alal dice:

por ejemplo yo vengo aquí para mejorar la vida. Cuando pueda ir a Bangladesh yo caso y traigo mi familia. Toda la gente tiene como así su sueño, que un día puede venir aquí, montar un negocio para mejorar la vida, porque toda la gente, todas las personas de Bangladesh, hay responsabilidad para su familia. No como en Europa, que yo gano dinero solo para mí. Persona de Bangladesh gana dinero solo para su familia. Por ejemplo, mi padre, trabaja hasta cincuenta y ocho años. Él trabaja solo para nosotros, él gana dinero, gasta dinero en nosotros… Ahora tengo turno mío, porque yo soy mayor. Mi padre no trabaja ahora. Él como es mayor no puede trabajar, por eso ahora tengo que dar dinero para mi familia, para alquiler. Para toda la gente tiene como así problema, que cuando viene aquí, tiene que mandar dinero… (Alal, entrevista en mi diario de campo, may. 2016).

Aquí podemos observar el proyecto migratorio de los afectados: la situación socioeconómica motiva el deseo de migrar y en el proceso se crean redes transnacionales que facilitan la transmisión de información y la solidaridad en el destino con los nuevos migrantes. Esto se combina con la percepción de las posibilidades que brinda el destino migratorio: tanto la situación económica como las facilidades para regularizar la situación legal en España incrementan la migración africana y bangladesí a Lavapiés, generalmente en situación irregular ante la imposibilidad de entrar en España de manera legal y esperando poder conseguir los papeles con el tiempo. Pero quien migra se encuentra al llegar que es muy difícil cumplir sus expectativas, conformadas como proyecto familiar para mejorar las condiciones de vida del migrante y de su familia, conectados generalmente de manera intensa por medios como internet o WhatsApp. Si parte de la sociabilidad de los activistas se enfoca hacia otros activistas, la de los afectados se encara a los paisanos, condicionada por los contactos previos a la migración (desde familiares a amigos de amigos), el desconocimiento del idioma y la necesidad de conocer el nuevo entorno en el que van a transcurrir sus vidas. No hablo de un enfoque genérico hacia todo bangladesí, sino de asociaciones concretas con estos primeros conocidos que luego se van ampliando en la cotidianeidad (por ejemplo la amistad de Alal y Kamal por conocer ambos a Ahmed). Igual que la Latina como lugar de ocio nocturno propició el encuentro entre Ahmed y Kamal, otros lugares, como la mezquita, también median en la creación de asociaciones entre paisanos. Mientras, las lógicas de incorporación migratoria se enmarcan en ese mejorar que Alal remarcaba: hacer suyo el destino migratorio y progresar tanto quien migra como su familia.

Con la llegada de estos afectados a Migrapiés, comienza la articulación, el trabajo conjunto, entre las posiciones de sujeto descritas. Esto va acompañado de modificaciones en las redes de asociaciones(*) en las que participan ambos que, estén basadas en el activismo u orientadas a los paisanos, son fruto de acciones que asocian personas determinadas. Esta especificidad es desde la que la TAR aborda la red, adoptando un compromiso hacia lo empírico ( ‍Latour, Bruno. 2008. Reensamblar lo social. Buenos Aires: Manantial.Latour 2008) que evite uno de los usos tradicionales de la red, el metafórico ( ‍Lozares Colina, Carlos. 1996. «La teoría de redes sociales». Papers. Revista de Sociología 48: 103-126.Lozares Colina 1996): la predisposición analítica hacia la relacionalidad no plasmada en una atención a cómo se conforma esta. En esta predisposición que se queda a medias reside un peligro de deslizamiento hacia la reificación del origen, riesgo que se incrementa si concebimos las redes como relativamente estables en su extensión temporal e inespecíficas en la materia de su constitución. Como se ve en el caso de los participantes en Migrapiés, nuestra red no está tramada de relaciones abstractas, sino de asociaciones(*): elementos y acciones específicas entre un elemento y otro ( ‍Latour, Bruno. 2011. «Networks, Societies, Spheres: Reflections of an Actor-Network Theorist». International Journal of Communication 5: 796-810. Disponible en: < http://ijoc.org/index.php/ijoc/article/view/1094/558>. Fecha de acceso: 24 jul. 2018.Latour 2011). La red sería, entonces, una construcción metodológica para tratar de capturar las acciones que producen asociaciones heterogéneas entre diferentes particularidades vinculando unas con otras. Esto la convierte en algo provisional y descentralizado: necesita trabajo para poder ser mantenida y despliega asociaciones de diferente cualidad en diferentes direcciones.

Suárez Navaz ( ‍Suárez Navaz, Liliana. 2007. «Identitat, territori i ciutadanies en el camp migratori transnacional». Revista d’Etnologia de Catalunya 30: 45-69. Disponible en: < http://www.raco.cat/index.php/Revistaetnologia/article/viewFile/72552/82809>. Fecha de acceso: 20 mar. 2018.2007) indica que los mayores obstáculos epistémicos para conceptualizar las relaciones transnacionales serían una observación euclidiana del espacio y una visión cartográfica que prefigura la discontinuidad. Entre estas cuestiones se enreda una visión socioespacial que marca como anormal la movilidad (porque rompe el vínculo sujeto-territorio) y tiende a confundir el estudio del territorio con el estudio de la comunidad. Para esta autora, el transnacionalismo viene muchas veces marcado por estas cuestiones, fomentando la visión de contenedor en torno a las relaciones de los migrantes. Para evitar esto, Suarez Navaz ( ‍Suárez Navaz, Liliana. 2007. «Identitat, territori i ciutadanies en el camp migratori transnacional». Revista d’Etnologia de Catalunya 30: 45-69. Disponible en: < http://www.raco.cat/index.php/Revistaetnologia/article/viewFile/72552/82809>. Fecha de acceso: 20 mar. 2018.2007: 47) subraya la importancia del uso del campo social de Bourdieu para analizar diferentes posiciones y fuerzas de amplia difusión que puedan generar «lógicas de pertenencia incompletas». El campo social haría referencia a una serie de procesos de amplia difusión donde las desigualdades de poder influyen en la formación socioterritorial de posiciones de sujeto en dicho campo ( ‍Bourdieu, Pierre. 2018. «Social Space and the Genesis of Appropriated Physical Space». International Journal of Urban and Regional Research 42(1): 106-114. doi: < https://doi.org/10.1111/1468-2427.12534>.Bourdieu 2018). Esta aproximación tiene mucho en común con los espacios de diáspora de Brah ( ‍Brah, Avtar. 2011. Cartografías de la diáspora. Identidades en cuestión. Madrid: Traficantes de Sueños.2011) por su énfasis en campos analíticos formados desde el examen de quien interviene en ellos, no desde el origen y la movilidad. Sin querer caer en el empiricismo ingenuo que señala Suárez Navaz en el uso de la red pienso, con Wacquant ( ‍Wacquant, Loïc J. 1987. «Symbolic Violence and the Making of the French Agriculturalist: An Enquiry into Pierre Bourdieu’s Sociology». The Australian and New Zealand Journal of Sociology 23(1): 65-88. doi: < https://doi.org/10.1177/144078338702300105>. 1987), que es en la atención empírica hacia la formación de redes asociativas donde el campo social adquiere sentido. Considero que es precisamente desde el estudio de los rastros trazados desde un oligóptico desde donde pueden analizarse campos sociales descentrados del origen migratorio. Esto permitirá incluir dinámicas de diferente amplitud y observar cómo estas condicionan determinadas posiciones de sujeto dentro del campo analizado. Como veremos más adelante, no puede entenderse lo que sucede en Migrapiés sin analizar los rastros asociativos que van más allá de la cotidianeidad de este (políticas gubernamentales y procesos del capitalismo, por ejemplo).

3. PROCESOS HEGEMÓNICOS[Subir]

Con la llegada de los afectados a Migrapiés se abre un nuevo periodo que conlleva varios problemas. El Migrapiés de la articulación entre activistas se basa en procesos asamblearios y horizontales, formas organizativas concretas que los activistas manejan como fruto de su trayectoria vital. También en un proyecto de ayuda mutua

La ayuda mutua se formula como opuesta al asistencialismo. Se trata de producir relaciones de apoyo entre los participantes en oposición a una relación vertical entre quienes dan y quienes reciben.

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e ideología de clase (no es casualidad el lema que muchas veces se oye en las manifestaciones organizadas por entonces por Migrapiés: «¡nativa o extranjera la misma clase obrera!»). Pero en las asambleas estas formas organizativas parecen no funcionar demasiado bien. Por ejemplo, el orden del día y el debate posterior se formulan prácticamente desde los activistas mientras muchos migrantes permanecen callados la mayor parte del tiempo, interviniendo solo para pedir ayuda. También hay problemas para respetar los turnos de palabra o desconcierto cuando algunos afectados preguntan quién es el jefe en un grupo presuntamente horizontal, sin liderazgos. A esto se añaden las diferencias idiomáticas, convirtiéndose la asamblea en una compleja conversación en tres idiomas (castellano, wolof y bangla).

Entre estas problemáticas, Migrapiés sigue creciendo en integrantes. Una mayor presencia de problemas relacionados con la irregularidad administrativa vuelca la actividad en este sentido. En esta etapa hay una clara división entre activistas españoles y afectados africanos o bangladesíes. Y si ya hemos visto las dos primeras categorías de sujeto, afectados y activistas, toca ahora definir las otras. Empleo la palabra africano como categoría que los propios participantes en Migrapiés usan para identificarse en determinados contextos, por encima de otras como subsahariano o senegalés, que son menos utilizadas en sus autorrepresentaciones. La palabra senegalés es comúnmente usada en el barrio, dado que hay una mayoría de senegaleses entre la migración africana. El término subsahariano pretende reunir en una clasificación amplia sesgada por el origen algo que es difícilmente contenible por el estado nación y donde intervienen diferentes elementos transnacionales, como el idioma —el wolof—, la etnicidad, los procesos coloniales, los despliegues familiares por África, las características físicas o las diferentes cofradías musulmanas del barrio. Dentro de esta complejidad, el ser africano es una forma de articular una categoría que en Migrapiés permite generar un sentimiento de pertenencia. Así, un día, en un rato previo a la asamblea, hablábamos con un chico que venía por primera vez. Comentábamos de dónde eran varios compañeros africanos y la complejidad de ubicarlos a todos, a lo que Moustapha dijo: «no importa, todos somos africanos».

En cuanto a la construcción de lo bangladesí, puede servir otro ejemplo: una de las primeras veces que necesitábamos traducción al bangla, algunos preguntamos por la posibilidad de traducir al bengalí. La respuesta de varios compañeros fue reírse. «Nosotros hablamos bangla», dijeron, «Bengala es mitad Bangladesh y mitad India». Bangladesh fue colonia inglesa y posteriormente de Pakistán. La Guerra de Independencia de 1971 y el uso del bangla se conforman como elementos importantes en torno a lo bangladesí

Al menos, es común en los discursos de autorrepresentación de los bangladesíes de Migrapiés estas referencias como elementos nacionalistas significativos. Para más información, consultar Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación (

Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación. 2013. Bangladesh. Programa de encuentros con embajadores de España. Madrid: Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación.

2013
).

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, proceso donde también intervienen las diferentes regiones de Bangladesh o la relación con la provincia de Bengala, en la parte «india» por la distribución postcolonial británica y donde existen numerosas redes familiares y comerciales a ambos lados de la frontera ( ‍Coronel, Patricia, Stella Maris Ramírez y Paula Iandoli. 2012. Bangladesh. Buenos Aires: Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires.Coronel, Ramírez e Iandoli 2012).

Finalmente están los españoles, no como personas nacidas en España sino fruto de una categorización concreta de los procesos articulativos de Migrapiés. Aquí se incluye muchas veces a latinoamericanos como españoles a partir del idioma, de una perspectiva activista diferente a la de africanos y bangladesíes, de su situación legal en el estado español y de su conocimiento de los recursos legales disponibles en su incorporación migratoria y a la hora de ayudar a otros en la suya. Así, era habitual en las primeras etapas de llegada de africanos y bangladesíes que la documentación legal (multas, papeles del juzgado…) se entregara a los españoles, o que estos tuvieran cierto trato preferencial por parte de los afectados. Esta creación de españolidad llega al punto de que a veces los latinos de Migrapiés llaman la atención sobre su origen y sus procesos migratorios para resignificarse como migrantes ante el olvido del grupo.

Aunque adoptan una forma característica en Migrapiés, estos procesos identificativos están condicionados por lo que pasa antes de llegar, dada la participación en diferentes redes asociativas antes de unirse a este colectivo

Habría que aclarar que algunos afectados tenían largas y diferentes trayectorias de asociacionismo antes de incorporarse a Migrapiés y que en algunos casos su incorporación no fue buscando ayuda, sino por estar de acuerdo con el proyecto que representaba el grupo.

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. Muchos africanos o bangladesíes se conocían previamente de alguna manera pero apenas comenzábamos a trabajar juntos en Migrapiés. Con el tiempo las cosas van cambiando. El contacto regular en las asambleas se extiende a otras actividades (un partido de futbol, tomar algo tras la asamblea…). Esto propicia una mayor confianza entre quienes se implican en estas actividades. Además, determinados afectados van sintiéndose más cómodos con el funcionamiento asambleario, que se va modificando en función de peticiones y circunstancias de los participantes (por ejemplo, se abandona la lista de correo por la falta de un idioma común). Estos afectados se involucran más en la negociación sobre qué es Migrapiés, adoptando ellos mismos (y modificándolo en el camino) el principio de ayuda mutua. Sobre todo a partir de una cuestión: el trabajo invertido en Migrapiés (por ejemplo, recaudar dinero) no lo realiza todo el mundo de igual manera. Dada la cantidad de necesidades demandadas, es necesario decidir quién tiene preferencia a la hora de recibir ayuda, por lo que quien más participe más derechos tendrá. Además, el conocimiento cada vez más profundo de las problemáticas de los afectados por parte de los activistas y la propia presión de los segundos para tratar los temas que les afectan va modificando la actividad de Migrapiés hacia estas cuestiones. En los cinco años de trayectoria del grupo mucha gente deja de participar (por cansancio, por nuevos proyectos que ocupan el tiempo, por mudanzas…). Y aquellos primeros afectados se van convirtiendo en los antiguos. Ahora son los que explican a los nuevos qué es Migrapiés y la necesidad de la ayuda mutua. Migrapiés ha ido cambiando. Ya no hay tanta presencia de las temáticas que caracterizaban el primer activismo. Esto origina a veces alegatos sobre implicarse más en la lucha política, discursos que ya no pertenecen únicamente a los activistas originarios, sino a quienes, independientemente del origen, piensan en la necesidad de un trabajo mayor de Migrapiés ante las desigualdades que origina la migración. Además, la ayuda mutua se ha hecho menos abstracta, más regulada ante los problemas en el grupo sobre la implicación de unos y otros. A esta época pertenece el segundo fragmento del panfleto de Migrapiés reseñado más arriba y donde se aprecia el cambio de objetivos. También esto que comenta Idrissa, uno de los primeros afectados que llegó al grupo:

Idrissa.—…Pero hay gente que viene nuevo, que no estaba ahí. Mucha gente no sabe la gente del grupo que estaba trabajando ahí…

Juan.—Claro, es que el problema de este grupo… como viene tanta gente nueva, se pierde un poco la memoria.

Idrissa.—Sí, se pierde mucho de memoria, sabes… Ahora como tenemos otros que están ahí, […] y solamente nosotros sabemos de antes, pero gente nueva… no saben mucho cómo lo pasamos el grupo, el tipo de trabajo... hay gente que viene con... ¿sabes?, pensando la gente que tenemos papeles [para darles]... eso no es el grupo... pero hay mucha gente que viene a participar y se va a pensar eso... (Idrissa, africano de Migrapiés, en la treintena, entrevista recogida en mi diario de campo, ago. 2014).

Lo descrito aquí se puede pensar como un proceso hegemónico(*): Migrapiés se conforma como lo que Laclau y Mouffe ( ‍Laclau, Ernesto y Chantal Mouffe. 1987. Hegemonía y estrategia socialista. Madrid: Siglo XXI.1987: 93) llaman un significante flotante, una centralidad que «fija parcialmente el sentido» producida en la articulación de diferentes posiciones de sujeto que, a la vez que define una determinada identificación —ser de Migrapiés— ofrece unas pautas para ser considerado como parte de esta. Esto no implica la aceptación total de esta centralidad. Hay disensos, las asambleas están llenas de negociaciones, pero sí ofrece una normatividad cambiante que modifica a las particularidades y sus acciones. Podemos definir entonces el proceso hegemónico como las negociaciones de diferentes posiciones de sujeto en torno a una centralidad para producir políticas de lo colectivo. Esta centralidad puede verse como una normatividad(*), lo que es normal, de sentido común. Migrapiés como normatividad contiene los objetivos del grupo, la forma de organizarse, las nociones de quién tiene derecho a qué y todo aquello que, sin tener que ser aceptado al 100 % por los participantes, define los elementos que hacen a una persona decir «soy —o eres— de Migrapiés». Habría entonces que examinar lo colectivo a partir de las asociaciones que lo producen, el trabajo que lo mantiene y las normatividades generadas en la articulación de los intervinientes. En su entrevista con Grossberg ( ‍Grossberg, Lawrence. 1986. «On Postmodernism and Articulation: An Interview with Stuart Hall». Journal of Communication Inquiry 10(2): 45-60. doi: < https://doi.org/10.1177/019685998601000204>.1986), Hall indica que al hablar de articulación(*) focalizamos en la conexión de dos partes diferentes, un vínculo no necesario, producido bajo determinadas condiciones históricas y que puede romperse o rearticularse, una forma de aglutinar la diversidad bajo determinados elementos ideológicos que propiciarán formaciones discursivas que aglutinen sujetos colectivos. Brah ( ‍Brah, Avtar. 2011. Cartografías de la diáspora. Identidades en cuestión. Madrid: Traficantes de Sueños.2011) ha mostrado cómo la negritud en Gran Bretaña surge dentro de procesos de racialización coloniales, lo que demarca la formación de políticas solidarias de africanos, asiáticos y caribeños, una agrupación de heterogeneidades en torno a este signo. Las condiciones que aglutinan la no-blanquitud en el trabajo de Brah muestran la presencia de un exterior constitutivo ( ‍Mouffe, Chantal. 2009. En torno a lo político. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.Mouffe 2009) que en Migrapiés se concreta en las condiciones de vida de los sin papeles uniéndose al pensamiento antisistema para dar sentido a lo colectivo. Esto, además, indica otra cualidad del proceso hegemónico: la posibilidad de análisis en diferentes escalas de referencia. Si yo he usado esto para analizar lo que pasa en Migrapiés, Brah lo utiliza para un desarrollo socioterritorial más amplio.

La articulación producirá cambios en las normatividades derivadas de determinadas políticas de lo colectivo ( ‍Laclau, Ernesto y Chantal Mouffe. 1987. Hegemonía y estrategia socialista. Madrid: Siglo XXI.Laclau y Mouffe 1987). Podríamos hablar de que durante la primera llegada de afectados apenas existe articulación hegemónica con estos, sino prácticamente la apropiación del significado de Migrapiés por los activistas dentro de desigualdades de poder (manejo del idioma principal de comunicación, conocimiento de las formas organizativas…). Pero en la resistencia de los afectados, que quieren otras cosas, y en la articulación entre unos y otros, comienza la negociación sobre aquello que conforma a Migrapiés como colectivo. Así, se producen modificaciones condicionadas por las contingencias que cada uno trae al grupo (multas, problemas de la migración, proyectos de cambio social…), de manera que en la actualidad activismo y origen no se constituyen como dos particularidades diferenciadas, sino dentro de un más amplio abanico de posibilidades combinatorias. El origen sigue presente. Por ejemplo, es común el reparto de los turnos en los comedores que organiza el grupo a partir del origen: «hoy cocinan los africanos, la próxima semana los banglas…». Pero ahora está solapado por otras cuestiones y no se significa tanto. Hay quienes buscan principalmente ayuda y quienes se implican más en mantener el ensamblado de Migrapiés como colectivo, pero esto no está ligado tan fuertemente al origen. Podemos seguir hablando de activistas, pero la inserción de migrantes en las redes de activistas por su participación en Migrapiés hace que ya no pueda sostenerse la equivalencia activismo-origen de manera tan marcada, adoptándose diferentes concreciones a partir de cuestiones como la participación o la antigüedad. Es decir, se produce un cambio en las posiciones de sujeto dentro de Migrapiés que conlleva transformaciones en las posibilidades identificativas de los participantes que, en función del contexto, podrán ser de Migrapiés en referencia a quien no lo es, o podrán ser los que participan en Migrapiés en contraposición a quien no lo hace.

Desde el marco teórico-metodológico esbozado aquí podemos acercarnos a algunos análisis de lo bangladesí o de otros grupos migratorios dentro del estado español. Gavron ( ‍Gavron, Kate 2005. «Migrants to Citizens. Bangladeshi Women in Tower Hamlets, London». Revue Européenne des Migrations Internationales 21(3): 69-81. Disponible en: < https://journals.openedition.org/remi/2515>. Fecha de acceso: 24 abr. 2014.2005) y Farrar ( ‍Farrar, Max. 2008. «Analysing London’s “New East End”– How Can Social Science Make a Difference?». Sociological Research Online 13(5): 1-10. Disponible en: < http://journals.sagepub.com/doi/abs/10.5153/sro.1809?journalCode=sroa>. Fecha de acceso: 10 mar. 2016.2008) examinan cómo las condiciones de asentamiento en Londres, el racismo al que se enfrentan los bangladesíes y el mercado laboral originan una tendencia mayor de las mujeres a forjar relaciones interétnicas. Y Santos Fraile ( ‍Santos Fraile, Sandra. 2016. La comunidad sikh de Barcelona, una aproximación etnográfica: Prácticas, negociación y transformaciones en el cuerpo y la corporalidad tras el proceso migratorio. Tesis doctoral. Universitat de Barcelona. Disponible en: < http://diposit.ub.edu/dspace/handle/ 2445/103612>. Fecha de acceso: 20 mar. 2018.2016 y  ‍Santos Fraile, Sandra 2017. «Etnografías multisituadas y multifocalizadas: Cuando es “el campo” el que te lleva. Siguiendo a los sikhs y descubriendo a los gora sikhs». Revista de Antropología Experimental 17: 19-34. Disponible en: < http://revistaselectronicas.ujaen.es/index.php/rae/article/view/3753>. Fecha de acceso: 14 feb. 2018.2017) pone el acento en la corporalidad —en la posición— al describir los encuentros entre sikh migrantes y sikh blancos, subrayando la variedad dentro de esta comunidad. Estos desarrollos enfatizan políticas de lo colectivo que ofrecen posibilidades de ir más allá de la procedencia migratoria. Sin embargo, sin negar su validez a la hora de reflexionar sobre la oportunidad de no reificar el origen, sugiero aquí que hablar de interetnicidad o formular el objeto de estudio a partir de una determinada grupalidad asociada a la procedencia pueden llegar a reificar al grupo migrante. Mezclar, sí, pero partiendo de la significación apriorística de una determinada identificación por encima de otras categorías de práctica social para, a partir de esto, examinar la mezcla. Esto enfatiza el origen migratorio y dificulta otras maneras de mirar el mundo. Lo que planteo aquí es que otra posibilidad de evitar la reificación del origen es examinar políticas de lo colectivo en determinados núcleos de sociabilidad para así dejar la formación de grupalidades a lo empírico. Desplazar el estudio de grupos ya conformados por el de procesos de colectividad posicionados donde el origen esté y sea una referencia investigativa, pero no el elemento principal a analizar. La selección de núcleos de sociabilidad en mi investigación ha venido acompañada de la presencia de lo bangladesí (Migrapiés, la mezquita, otras asociaciones del barrio…) por el requerimiento que me hizo Migrapiés. Pero en cada uno de estos núcleos, lo bangladesí no es lo principal. Lo son las diferentes pertenencias generadas. En este sentido se pueden ver similitudes con mi planteamiento en el trabajo de Massó Guijarro ( ‍Massó Guijarro, Ester. 2013b. «La Dahira de Mame Diarra en la diáspora: ¿un desafío al patriarcado murid?». Revista de Dialectología y Tradiciones Populares 68(1): 125-144. doi: < https://doi.org/10.3989/rdtp.2013.01.006>.2013b y  ‍Massó Guijarro, Ester. 2013c. «Hospitalidad y cosmopolitismo migratorios: África y la diáspora senegalesa». Migraciones. Publicación del Instituto Universitario de Estudios sobre Migraciones 34: 111-137. Disponible en: < http://revistas. upcomillas.es/index.php/revistamigraciones/article/view/2248>. Fecha de acceso: 15 ene. 2014.2013c) sobre la cofradía senegalesa Baye Fall. Massó Guijarro define lo cosmopolítico como una predisposición a conversar y cointegrarse, destacando la tendencia al asociacionismo de esta cofradía como una forma de hacer política que se revela importante porque focaliza en el diálogo. Sin dejar de subrayar la alerta que efectúa Chernilo ( ‍Chernilo, Daniel. 2006. «Social Theory’s Methodological Nationalism. Myth and Reality». European Journal of Social Theory 9(1): 5-22. doi: < https://doi.org/10.1177/1368431006060460>.2006) sobre la posibilidad de deslizarse desde el cosmopolitismo hacia una excesiva fluidez en las pertenencias, considero que este acercamiento a una sociabilidad más allá del origen comparte muchos puntos en común con lo que quiero decir aquí. Es en la conversación donde se establecen asociaciones que pueden generan procesos de pertenencia más allá de un determinado grupo. Focalizar en el estudio de sociabilidades localizadas puede ofrecer formas de abandonar el origen como punto de partida.

Ahora ya tendríamos los dos movimientos que Latour aconseja para evitar la fijación excesivamente temprana de grupos en torno a características apriorísticas. Primero, un seguimiento de los rastros que los agentes dejan en lo empírico mientras recrean, mantienen y delinean agrupaciones ( ‍Latour, Bruno. 2008. Reensamblar lo social. Buenos Aires: Manantial.Latour 2008). Para ello hemos rastreado las asociaciones entre los miembros de Migrapiés y cómo estas han dado pie a articulaciones entre ellos. Desde este análisis podemos cambiar de movimiento y pasar de desplegar las asociaciones a lo segundo, ensamblar lo colectivo: observar cómo se producen procesos de sentido sobre una serie de asociaciones para ofrecer una descripción de mundo compartido (Idem). En este ensamblado podemos acercarnos a la producción de efectos frontera difusos, contextuales y temporales que emergen en determinados momentos, se hacen representativos en función de la situación social ( ‍Laclau, Ernesto y Chantal Mouffe. 1987. Hegemonía y estrategia socialista. Madrid: Siglo XXI.Laclau y Mouffe 1987).

4. EFECTOS FRONTERA. INTERIOR/EXTERIOR[Subir]

Un ejemplo de cómo se producen estos efectos frontera en Migrapiés es el de Ahmed, que participó intensamente en el grupo durante dos años, mientras estaba en situación irregular, y dejó de hacerlo cuando consiguió los papeles. La posibilidad de conseguir estabilidad y un trabajo mejor y la enfermedad de un familiar hizo que su familia le pidiera mandar más dinero a Bangladesh. Ahmed lo refiere como una obligación, dados los lazos afectivos y la ayuda que la familia le ofreció en su migración. Pero esto supuso trabajar en un horario incompatible con las actividades del grupo. El dejar de participar en Migrapiés se da frecuentemente entre quien consigue regularizar su estancia y es a veces visto como una traición: participó cuando lo necesitó, pero una vez que mejoró dejó de hacerlo y no ayuda a quienes le ayudaron a él. Sin embargo, esta limitación de la participación en el grupo no elimina la posibilidad de mantener relaciones con determinadas personas de Migrapiés (amistad, compartir otros espacios…). Incluso, a veces, el que se fue puede solicitar ayuda a miembros de Migrapiés o, aunque no participe ya en sus actividades, ser ayudado por este. Para explicar esto me remito a dos elementos que dan sentido a Migrapiés como normatividad: la antigüedad y la participación. La antigüedad además de marcar quién tiene más peso en las asambleas origina en muchas ocasiones relaciones más fuertes de amistad y solidaridad entre quienes se conocen desde hace más tiempo y, además, saben más del grupo. En cuanto a la participación, viene marcada por el interés y el trabajo que una persona invierte en Migrapiés, algo condicionado por la capacidad de expresarse en castellano y de esta manera incrementar la comunicación con quienes no hablan la lengua propia. Esta participación origina una mayor integración: quién está dentro de un proceso asambleario y en el que la asistencia es abierta está más cerca, más conectado, y quién está fuera, en una posición periférica. No se trata solo de asistir a las asambleas, sino de hablar en ellas, de hacer cosas dentro de un proyecto de ayuda mutua, lo que fortalece las asociaciones dentro del grupo y permite tener más peso en las negociaciones sobre el funcionamiento de Migrapiés.

Volviendo a Ahmed, la falta de participación implica menos trabajo para mantener asociaciones y, como consecuencia, un alejamiento gradual de «ser de Migra». Por otro lado, el tiempo participando hace que Ahmed no esté desligado del todo del grupo, ya que las relaciones establecidas dentro de este hacen que personas como Ahmed sigan asociadas con Migrapiés. Quienes conocen a Ahmed y han trabajado con él van a decir que forma parte del grupo en caso de que necesite ayuda, alegando el trabajo que efectuó para Migrapiés e introduciendo nuevas negociaciones en torno al cierre grupal (quién puede ser ayudado por el grupo y quién no). En esto es importante la intensidad que ha tenido la participación, porque esta intensidad incrementa las posibilidades de ser considerado de Migrapiés si una persona deja de acudir a las asambleas. Esto muestra la formación de efectos frontera(*) difusos, donde Ahmed puede estar a la vez dentro y fuera, dependiendo de la situación, de las acciones realizadas para mantener determinadas asociaciones y de las articulaciones que se produzcan en un momento dado en el grupo.

Mucho de lo que condicionó la participación de Ahmed (y de lo que condiciona la pertenencia al grupo) es externo a lo que pasa en Migrapiés. La petición familiar se inserta dentro de lo que ya hemos visto que es un conjunto de deberes y obligaciones entrelazados desde un principio con la decisión de migrar. Esta petición tiene que ver con la situación de Bangladesh, donde la atención sanitaria en condiciones cuesta mucho dinero, en un estado con altos índices de corrupción y violencia institucional ( ‍Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación. 2013. Bangladesh. Programa de encuentros con embajadores de España. Madrid: Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación. Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación 2013). Además, la legislación migratoria española condiciona tanto la elección de acudir a Migrapiés para recibir ayuda como las posibilidades de los sin papeles de cumplir su proyecto migratorio, dada la restricción de movimientos y oportunidades laborales y el miedo constante a ser detenido por la policía y deportado, lo que dificulta tener cierta estabilidad. Ante esto, la consecución de los papeles marca un importante hito, que sin embargo conlleva para un bangladesí la dificultad de encontrar un trabajo que no sea de camarero o dependiente, generalmente entre los propios paisanos, con largos horarios de trabajo y sueldos bajos. A esto podemos añadir cómo el dominio del castellano influye en la posibilidad de conseguir los papeles o participar más o menos intensamente en Migrapiés. Todo esto muestra la gran variedad de aspectos que condicionan la pertenencia a Migrapiés, donde lo no humano, como los comunicados del grupo, los lugares de reunión, internet o el entramado administrativo estatal actúan como mediadores(*): transforman la acción, intervienen a la hora de formar normatividades que dan sentido a ser del grupo.

Estas cuestiones llevan a Migrapiés cosas externas que participan en el proceso hegemónico a partir de complejos entramados de asociaciones, disolviendo la consideración analítica en torno a un interior y exterior. Además, introducen en las políticas de lo colectivo relaciones desiguales de poder de diferente alcance e intensidad donde hay que tener en cuenta tanto las relaciones cercanas y cotidianas —aquellas que se dan en Migrapiés o con la familia en Bangladesh— como las que tienen una capacidad mayor de difusión: los discursos sobre lo bangladesí o el papel que la administración juega en el estatus legal de los migrantes. Lugares como las oficinas de Delegación de Gobierno o las comisarías de policía se convierten en parte de la red de asociaciones que condicionan la participación en Migrapiés y las articulaciones del grupo. Nos encontramos entonces con diferentes condicionantes estructurales(*), elementos que tienen una importante difusión en la red pero que escapan de un examen completo de su desarrollo. Estos condicionantes son transmitidos y modificados en las asociaciones de la red y, por tanto, no se concretan igual en cada posición de sujeto, pero sí podemos considerar que afectan a un importante número de personas en un entorno de investigación. Tenemos así una perspectiva analítica proclive a analizar procesos de cierre que cobrarán sentido en diferentes situaciones sociales sin dejar por ello de examinar cómo los elementos exteriores participan en estos cierres. Esto nos previene de considerar un elemento identitario como principal, recordando que, en todo caso, los efectos frontera que representamos en nuestros trabajos además de generalizaciones son contextuales y temporales, producto de la clasificación efectuada analíticamente.

Sirva para seguir desarrollando esta argumentación el desplazamiento a otro oligóptico de mi investigación, la mezquita bangladesí del barrio y una de sus actividades: el rezo por la Fiesta del Cordero de 2015, organizado por las mezquitas de Lavapiés

Actualmente existen cinco mezquitas en Lavapiés definidas en torno a la nacionalidad.

‍[11]
en el parque del Casino de la Reina. Si bien mi intención era seguir el acto, cuando llegué allí, y a pesar de reconocer a conocidos entre los participantes y de haber sido invitado y participado en otros actos religiosos, no me decidí a entrar. El desconocimiento de los códigos y lo ajeno de la fiesta me hicieron pensar que podía ser más una molestia, un intruso, que otra cosa. Me quedé fuera y a la salida pude saludar y charlar con varios conocidos (algunos de ellos compañeros de Migrapiés). Estos estaban contentos por celebrar su festividad y muchos aprovechaban la ocasión para vestirse de manera tradicional

En la cotidianeidad hablar de la forma de vestirse de un bangladesí no tendría demasiado sentido, dada no solo la variedad de formas de vestir, sino que estas no suelen estar referenciadas a la nacionalidad sino a gustos, trabajo o posibilidades económicas. En el rezo, sin embargo, el uso de prendas como la taquiah o el panjabi, se significaban entre las personas con quien hable como referentes que conjugaban procedencia, cultura y religiosidad en diferentes grados, aludiendo a la tradición como parte importante de la celebración.

‍[12]
y llevar a sus hijos para que conocieran sus tradiciones. La mayoría de asistentes al acto eran hombres. Las pocas mujeres intervinientes habían participado en el mismo recinto pero separadas espacialmente. Ese día, en los muros de Facebook de muchos de mis conocidos musulmanes aparecen felicitaciones por la festividad mientras otros muestran su tristeza por encontrarse lejos de casa. También los periódicos de Bangladesh o España se hacen eco de la celebración, además de diferentes organizaciones musulmanas ( ‍Bdnews 24. 2015. «With Spirit of Sacrifice, Muslims in Bangladesh Celebrating Eidulazha». Bdnews24.com 25 sep. Disponible en: < https://bdnews24.com/bangladesh/2015/09/25/with-spirit-of-sacrifice-muslims-in-bangladesh-celebrating-eid-ul-azha>. Fecha de acceso: 4 jul. 2018.Bdnews24 2015;  ‍Puebla, P. 2015. «Los musulmanes celebran su fiesta más importante del año»Heraldo 24 sep. Disponible en < http://www.heraldo.es/noticias/aragon/zaragoza_provincia/ zaragoza/2015/09/24/los_musulmanes_celebran_fiesta_mas_importante_del_ano_527028_301.html>. Fecha de acceso: 24 jul. 2018. Puebla 2015).

Aquí encontramos diferentes planos identificativos en la acción. Uno de ellos el origen, en las diferentes nacionalidades de las mezquitas y los participantes o en las alusiones a las celebraciones que ese mismo día se producen en casa. También el género, en la separación a la hora de rezar. Sin embargo, la musulmanidad es invocada por muchos de los participantes como lo que les une más allá de procedencias o de las variantes del islam practicadas. Hay que considerar que hablamos de una festividad de amplia difusión dentro de una comunidad musulmana que, aunque sometida a debates y reformulaciones, trasciende fronteras de estados ( ‍Levitt, Peggy. 2007. «Rezar por encima de las fronteras: cómo los inmigrantes están cambiando el panorama religioso». Migración y Desarrollo 8: 66-88. Disponible en: < https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=66000804/>. Fecha de acceso: 23 mar. 2014.Levitt 2007), conectada por diferentes medios de difusión (periódicos, redes sociales, comunicación entre centros religiosos…) y donde la celebración en Lavapiés adopta una determinada forma, condicionada por las características de las mezquitas del barrio. Pero la musulmanidad como posibilidad normativa se aleja del propósito de este texto, por lo que la dejaré como una caja negra ( ‍Latour, Bruno. 2008. Reensamblar lo social. Buenos Aires: Manantial.Latour 2008): elementos del análisis tomados como una unidad sin desplegar las asociaciones que los conforman, límites a admitir de mi investigación. Sí me centraré en cómo la significación de la musulmanidad se concretó en mi percepción de ser un extraño dentro de una dicotomización en torno a un nivel identificativo, un límite alrededor de la musulmanidad que podía ser percibido por muchos presentes. Este efecto frontera nos categorizaba de manera diferente a como lo hacen los procesos de Migrapiés, haciendo que quienes están dentro de Migrapiés puedan estar separados en otro momento por la religión. Esto dependerá de los niveles de identificación que adquieran importancia en una determinada situación social.

Los niveles de identificación significativos en la Fiesta del Cordero difieren de los producidos en Migrapiés. Si en un caso hablamos de musulmanidad, en el otro de participación y antigüedad. También es diferente el colectivo ensamblado: en Migrapiés tenemos un grupo pequeño de personas con un contacto cercano y frecuente, diferente a la pertenencia categorial ( ‍Brubaker, Rogers y Frederick Cooper. 2005. «Más allá de la identidad», en Loïc Wacquant (coord.), Repensar los Estados Unidos. Por una sociología del hiperpoder: 175-208. Madrid: Anthropos.Brubaker y Cooper 2005) a la comunidad musulmana. Esto no quiere decir que en el segundo ejemplo otras relacionalidades no reseñadas aquí no puedan ser tan intensas como en Migrapiés, pero en el límite observado(*) en la Fiesta del Cordero se produce un agregado mucho más difuso que en el segundo caso. Y al decir límite observado tenemos que tener en cuenta la labor política del investigador al componer lo colectivo, la posibilidad de fijar diferentes procesos asociativos en diversas escalas de referencia. Es decir, los límites se conforman desde la investigación y pueden ser percibidos por las personas en sus interacciones y vividos como reales por estas y, a la vez, ajustes escalares del investigador.

5. IDENTIFICACIONES EN TORNO AL ORIGEN [Subir]

Lo bangladesí participa en la conformación de las normatividades que dan sentido a Migrapiés ayudando a delimitar diferentes posiciones de sujeto dentro del grupo. Pero, por otro lado, ser bangladesí no es algo expresado frecuentemente en la negociación sobre quién es de Migrapiés, manteniéndose generalmente dentro de las autocomprensiones de los miembros del grupo y siendo explicitado solo en situaciones concretas que hagan aflorar el origen como identificación («vamos a hacer samosas, comida bangla»). Esto indica la existencia de diferentes posibilidades identificativas en cada persona y la interrelación de estos niveles con diferentes procesos normativizadores. Pero además, si analizamos la relación entre proceso normativo, posiciones de sujeto e identificaciones podremos concluir que un determinado nivel de identificación —ser bangladesí— o una posición de sujeto —ser bangladesí sin papeles en Migrapiés— pueden ser susceptibles de ser analizados como normatividades en el momento en que exista algún tipo de negociación en torno a ellos. La cuestión es, entonces, cómo distinguir entre una cosa u otra. Considero que esto es una cuestión de perspectiva analítica, de la selección de lo que vamos a mirar. Por ejemplo, la categoría bangladesí es un proceso hegemónico en el que intervienen diferentes posiciones de sujeto dentro de un campo asociativo que conecta instituciones, medios de comunicación y personas dentro de desigualdades de poder. Sin embargo, si pretendo analizar Migrapiés como proceso de creación de normatividades que hace emerger lo colectivo, lo bangladesí será analizado como un nivel identificativo que condiciona una posición de sujeto en las situaciones sociales que intervengan en mi análisis, algo procesual sobre el que analizar tanto los significados que pueda adoptar en función de la situación observada como aquellas dinámicas que influyen en su conformación.

Las autocomprensiones establecen un nivel tácito y procesual de comprensión de uno mismo constituido en los procesos normativizadores que afectan a cada persona. Hablar de autocomprensiones permite no supeditar como cada uno se piensa a la expresión constante de esto, sino establecer la posibilidad de centrar el análisis en «la relevancia de las clasificaciones de los nativos en relación con un sistema de comportamiento concreto» ( ‍Díaz de Rada, Ángel. 2012. Cultura, antropología y otras tonterías. Madrid: Trotta.Díaz de Rada 2012: 66). En función de aquello que es significativo en un momento determinado afloran diferentes categorizaciones, estableciéndose determinados efectos frontera, mientras otros quedan en segundo plano. Esto nos permite pensar que el origen importa y que los ejes de división desde los que operan las personas no pueden disolverse y, a la vez, no esencializar uno de estos límites como principal en la acción social. Es en la expresión de las diferencias cuando aparecen los elementos que permiten generar efectos frontera. Es el caso de la aparición de la comida de uno u otro sitio en las conversaciones de Migrapiés. O de Alal cuando le pregunto por su proceso migratorio y establece una forma de migrar característica de los bangladesíes.

6. A MODO DE CIERRE[Subir]

Lo expuesto aquí obedece a la siguiente pregunta: ¿cómo trabajar con el origen cuando este es muy significativo en nuestro trabajo sin reificarlo? Mi planteamiento pasa por dar un pequeño rodeo, elegir situaciones donde el origen esté presente pero no sea la única cosa, sino una más entre otros posibles niveles de identificación. Esto implica tener en cuenta las consecuencias que tiene hablar de límite observado y no seleccionar en fases tempranas de investigación el objeto de estudio con base en el origen. En mi caso esto pasó por desplazarse del estudio de personas bangladesíes a determinados oligópticos interconectados donde lo bangladesí está presente. Mi idea era cumplir el encargo realizado que buscaba el conocimiento sobre cuestiones que tienen que ver con algo real para mucha gente en Lavapiés, a la vez que accedía a las interacciones que afectan a Migrapiés más allá del origen. La investigación se centra en las diferentes especificidades que adquiere lo bangladesí en confluencia con otros procesos categorizadores actuantes en el oligóptico, unas posibilidades de lo bangladesí entre otras. Así, tenemos un acercamiento a lo colectivo que no prima el origen migratorio como elemento principal, sino como parte de los procesos de representación por los cuales las personas se identifican o son identificadas. Desplazamos el estudio de determinados niveles de identificación, sin dejar de prestarles atención, hacia oligópticos donde poder observar identificaciones significativas y cómo se relacionan estas con la creación de asociaciones, lo que aporta una predisposición a observar los rastros que darán pie a articulaciones que generarán centralidades. Estas pueden tener que ver con diferentes niveles identificativos, encontrándonos con efectos frontera difusos, contextuales, cambiantes, que permiten representar procesos de colectividad descentrados de la procedencia. Límites observados que obedecen a la posición desde la que se observa y a cómo se conforma el objeto de estudio y que se solaparán en función del contexto, dejando salir mundos comunes más allá del origen.

No pretendo aquí plantear un modelo aplicable a cualquier estudio que aborde la migración o el origen. Primero porque este texto se presenta como un esbozo inicial, tanto en el desarrollo teórico-metodológico como en sus posibilidades etnográficas. Segundo, por ser consciente de las complejidades del trabajo etnográfico, donde cada investigación es un caso único y la búsqueda de una lógica de investigación para acercarnos a lo empírico no agota el proceso. Es más bien un primer movimiento desde el cual el trabajo de campo permitirá el segundo, inverso al seguido, el que va del campo a la mesa: de la observación de lo que las personas hacen a la formulación de argumentaciones sobre lo observado dentro de un proceso que evidencia el ejercicio político que realiza el investigador al parcelar la complejidad social ( ‍Latour, Bruno. 2008. Reensamblar lo social. Buenos Aires: Manantial.Latour 2008). Ambos movimientos difícilmente pueden separarse, por lo que sería más preciso hablar de una espiral donde el ir y venir es constante.

Lo que persigo aquí es mostrar posibilidades de construcción del objeto de estudio dentro de entornos mediados por la migración para conceptualizar la especificidad de los campos relacionales y la producción de procesos identificadores múltiples en entornos que no sean pensados como contenedores, sino como formaciones espacio-temporales concretas producidas en la interacción. Para ello, considero una buena opción trabajar desde categorías tales como asociaciones, mediaciones, cajas negras, hegemonía, centralidades, posiciones de sujeto o identificaciones. Así, nos acercamos a la formación de lo colectivo más allá de una pertenencia prefijada, buscando en las vivencias de un determinado contexto cómo la red analizada se muestra en determinados nodos para de esta manera poder acceder a ella. Lo que me interesaba era partir de un ejemplo etnográfico para mostrar cómo el origen se interrelacionaba con otras formas de categorización. A partir de esto, lo expuesto muestra que dependiendo del contexto y de los niveles de identificación que adquieren importancia en un determinado momento se producen límites que excluyen a determinadas personas e incluyen a otras. Esto no resta importancia a cuestiones como la nacionalidad, el origen o la etnicidad, que siguen presentes, pero sí hace que se construya un complejo solapamiento de colectividades que, sin eliminar las identidades que cada uno siente, sí permiten dejar atrás simplificaciones sobre el origen y la nacionalidad.

NOTAS[Subir]

[*]

Muchas de las ideas presentes aquí fueron discutidas en el Seminario Abierto del Departamento de Antropología Social y Cultural de la UNED (febrero 2017). Debo agradecer a los intervinientes en este seminario las sugerencias y reflexiones que contribuyeron a la conformación final del texto.

[1]

Correo electrónico: juan_r_mendez@hotmail.com. ORCID iD: <https://orcid.org/0000-0002-1207-0423>.

[2]

En este texto utilizaré siempre la palabra migrante para significar que un migrante es a la vez inmigrante y emigrante.

[3]

Para proteger la identidad de los informantes, a lo largo del texto usaré seudónimos.

[4]

Una de las razones de esta petición era que en Migrapiés no participaban mujeres bangladesíes y africanas. Como consecuencia de esto, el género ha tenido una importante presencia en mi investigación. Sin embargo, al estar constituido Migrapiés básicamente por hombres y ser el eje principal de este texto, las políticas de lo colectivo en torno al género y a las mujeres se dejan para otra ocasión.

[5]

Dado que la intención de este texto es mostrar diferentes categorías de análisis para estudiar la migración, remarcaré con un asterisco entre paréntesis (*) estas categorías cuando queden definidas, con la idea de facilitar la comprensión de mi argumentación

[6]

Durante estos años habrán pasado por Migrapiés alrededor de 200 personas, con un máximo de participación simultánea de 50 personas en 2013-‍2014. Actualmente participan unas 20.

[7]

Dada la extensión que requeriría tratar como se articulan todos estos significados entre los activistas en Migrapiés, y dado que esto se aleja del objeto principal del texto, me limito a dar un pequeño esbozo sobre estas cuestiones, remitiendo para una mayor profundidad a otro texto donde se desarrolla el activismo en Migrapiés, así como la irregularidad administrativa, las redadas a sin papeles y la actividad del grupo en sus primeras etapas ( ‍Méndez Méndez, Juan R. 2012. «Solidaridad y ayuda mutua: El Grupo de Migración y Convivencia de la Asamblea Popular de Lavapiés». Teknokultura 9(2): 41-60.Méndez 2012)

[8]

La ayuda mutua se formula como opuesta al asistencialismo. Se trata de producir relaciones de apoyo entre los participantes en oposición a una relación vertical entre quienes dan y quienes reciben.

[9]

Al menos, es común en los discursos de autorrepresentación de los bangladesíes de Migrapiés estas referencias como elementos nacionalistas significativos. Para más información, consultar Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación ( ‍Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación. 2013. Bangladesh. Programa de encuentros con embajadores de España. Madrid: Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación. 2013).

[10]

Habría que aclarar que algunos afectados tenían largas y diferentes trayectorias de asociacionismo antes de incorporarse a Migrapiés y que en algunos casos su incorporación no fue buscando ayuda, sino por estar de acuerdo con el proyecto que representaba el grupo.

[11]

Actualmente existen cinco mezquitas en Lavapiés definidas en torno a la nacionalidad.

[12]

En la cotidianeidad hablar de la forma de vestirse de un bangladesí no tendría demasiado sentido, dada no solo la variedad de formas de vestir, sino que estas no suelen estar referenciadas a la nacionalidad sino a gustos, trabajo o posibilidades económicas. En el rezo, sin embargo, el uso de prendas como la taquiah o el panjabi, se significaban entre las personas con quien hable como referentes que conjugaban procedencia, cultura y religiosidad en diferentes grados, aludiendo a la tradición como parte importante de la celebración.

BIBLIOGRAFÍA CITADA[Subir]

[1] 

Álvarez-Benavides, Antonio. 2013. Migraciones, subjetividad e identidad colectiva. El caso de la migración marroquí en la Comunidad Autónoma de Madrid. Trabajo de Fin de Máster. Universidad Internacional de la Rioja.

[2] 

Bdnews 24. 2015. «With Spirit of Sacrifice, Muslims in Bangladesh Celebrating Eidulazha». Bdnews24.com 25 sep. Disponible en: <https://bdnews24.com/bangladesh/2015/09/25/with-spirit-of-sacrifice-muslims-in-bangladesh-celebrating-eid-ul-azha>. Fecha de acceso: 4 jul. 2018.

[3] 

Besserer, Federico. 2013. «Micropolíticas de la diferencia en una comunidad transnacional», en Alejandro Grimson y Karina Bidaseca (eds.), Hegemonía cultural y políticas de la diferencia: 264-278. Buenos Aires: Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales.

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[5] 

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[6] 

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[7] 

Brubaker, Rogers y Frederick Cooper. 2005. «Más allá de la identidad», en Loïc Wacquant (coord.), Repensar los Estados Unidos. Por una sociología del hiperpoder: 175-208. Madrid: Anthropos.

[8] 

Cañedo Rodríguez, Montserrat. 2005. Lavapiés, área de rehabilitación preferente: Políticas culturales y construcción del lugar. Tesis doctoral. Universidad Complutense de Madrid.

[9] 

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