RESUMEN
La desaparición forzada produce una incertidumbre radical. Las madres y los familiares de los desaparecidos canalizan su angustia y dolor hacia la creación de organizaciones de búsqueda, cuya justificación última es el reclamo de la verdad y la justicia. El texto consta de tres apartados. El primero expone los conceptos teóricos y los modelos etnográficos (desaparición forzada y maternidad); el segundo, diez semblanzas de madres y familiares de desaparecidos forzados; y el tercero, la voz de madres clasificada por temas.
Palabras clave: Desaparición forzada; Incertidumbre; Voz de Madres de Víctimas de Desaparición Forzada; Derechos humanos; México 2006-2017.
ABSTRACT
Forced disappearance produces radical uncertainty. The mothers and relatives of disappeared persons channel their anguish and pain towards the creation of search organizations, whose ultimate justification is a demand for truth and justice. The text is divided into three sections. The first considers theoretical concepts and ethnographic models (forced disappearance and motherhood); the second offers ten portraits of mothers and relatives of missing persons; and the third is the voice of mothers, classified by theme.
Keywords: Forced Disappearance; Uncertainty; the Voice of the Mothers of Victims of Forced Disappearance; Human rights; Mexico 2006-2017.
SUMARIO
El inicio del contexto temporal se sitúa en 2006, cuando el presidente Felipe Calderón declaró la guerra contra el crimen organizado, decisión que comportó el despliegue de la totalidad de la fuerza del Estado contra el poder de los cárteles del narcotráfico y la militarización de la seguridad pública. Rivera Garza ( Rivera Garza, Cristina. 2011. Dolerse. Textos desde un país herido. Oaxaca: Sur.2011: 55) la califica de «guerra contra la ciudadanía». Ameglio ( Ameglio Patella, Pietro. 2016. «¿Cómo construir la paz y reflexionar sobre ella en medio de la guerra en México?», en Javier Sicilia y Eduardo Vázquez Martín (eds.), El movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad: 259-278. México: Ediciones Era.2016: 259) destaca tres características de ella: «es civil (toca en forma transversal a todos los sectores de la población en los enfrentamientos armados, en lo económico y lo social), de “exterminio masivo” y de “exterminio selectivo”». La decisión gubernamental mantenida en el tiempo ha sido determinante en la dinámica y la escalada de la violencia: entre 2006 y 2015, «más de ciento cincuenta mil personas han sido asesinadas intencionalmente»[2] y la cifra de personas «no localizadas» se elevaba a 32 218 en abril de 2017, según la Secretaría de Gobernación del Gobierno Federal. La categoría oficial «persona no localizada» no discrimina la desaparición forzada de otras modalidades de desaparición no mediadas por la violencia.
Las investigaciones antropológicas de Mastrogiovanni ( Mastrogiovanni, Federico. 2014. Ni vivos ni muertos. La desaparición forzada en México como estrategia de terror. México: Grijalbo.2014) sobre desapariciones forzadas en diversos estados y de Robledo Silvestre ( Robledo Silvestre, Carolina. 2017. Drama social y política del duelo: las desapariciones de la guerra contra drogas en Tijuana. México: El Colegio de México.2017) sobre las de Tijuana, Baja California, son fundamentales tanto por el esclarecimiento de contextos y factores históricos y contemporáneos de la desaparición forzada como por la captación del punto de vista y la reacción de las víctimas.
Los conceptos riesgo e incertidumbre ( Knight, Frank. 1921. Risk, Uncertainty and Profit. Chicago: University of Chicago Press.Knight 1921) son pertinentes en el análisis de la violencia en general y, en particular, de la desaparición forzada. Boltanski ( Boltanski, Luc. 2014. De la crítica, Compendio de sociología de la emancipación. Madrid: Akal.2014: 98) escribe sobre esta diferenciación: «El riesgo, en la medida en que admite ser graduado en probabilidades, constituye uno de los instrumentos de construcción de la realidad, pero no todos los acontecimientos pueden ser dominados e insertos en la lógica del riesgo, de modo que queda una parte desconocida de incertidumbre a la que Knight llama “radical”».
La incertidumbre es un elemento estructural de la desaparición forzada, porque genera una duda radical acerca de la localización y la suerte de la persona desaparecida.
Violencia es «toda coacción física o psíquica susceptible de provocar terror, desplazamiento, desgracia, sufrimiento o la muerte de un ser viviente; todo acto de intrusión que tiene como efecto buscado o involuntario el expolio, el daño o la destrucción de objetos» ( Héritier, Françoise. 2005. «Réflexions pour nourrir la reflexión», en Françoise Héritier, De la violence I: 11-53. Séminaire de Françoise Héritier. París: Odile Jacob.Héritier 2005: 17). La definición se refiere a los efectos perturbadores o destructores de la violencia sobre cuerpos, vidas y cosas, pero obvia la referencia a los causantes o desencadenantes de la misma y al impacto en el entorno inmediato o no del objeto directo de la violencia.
Walter ( Walter, Eugene V. 1972. Terror and ResistenteResistance. A Study of Political Violence. Londres: Oxford University Press. 1972) y Riches ( Riches, David (ed.). 1986. The Anthropology of Violence. Oxford: Basil Blackwell. 1986) ofrecen modelos más complejos. El de Walter consta de una fuente de violencia, víctima y un blanco u objetivo. Lo aplica al análisis de un sistema de terror, en el que la violencia es un medio para alcanzar un blanco u objetivo, que «reacciona al espectáculo o a la noticia de la destrucción de la víctima con alguna forma de sumisión o acomodo» ( Walter, Eugene V. 1972. Terror and ResistenteResistance. A Study of Political Violence. Londres: Oxford University Press. Walter 1972: 9). El de Riches incluye también tres elementos: perpetrador de la violencia, víctima y testigo. Perspectivas diferentes condicionan la concepción de la violencia: «El perpetrador puede considerar un acto violento justificado y, por tanto, legítimo; la víctima probablemente percibirá este mismo acto como injustificado e ilegítimo. Las visiones del testigo o testigos pueden variar dependiendo de sus relaciones con el perpetrador o la víctima o con ambos» ( Stewart, Pamela J. y Andrew J. Strathern. 2002. Violence. Theory and Ethnography. Londres: Continuum.Stewart y Strathern 2002: 3). La simplicidad del modelo «esconde un gran número de complejidades. Por ejemplo, puede haber o no una relación directa entre las tres partes y esta circunstancia afecta a las narrativas. Los testigos pueden ser múltiples y tener visiones divergentes (…) y sus desacuerdos pueden generar más violencia» ( Stewart, Pamela J. y Andrew J. Strathern. 2002. Violence. Theory and Ethnography. Londres: Continuum.Stewart y Strathern 2002: 35).
La distinción entre violencia y fuerza se corresponde con la oposición entre ilegitimidad y legitimidad: «violencia es la capacidad o el acto de imponer la voluntad de un sujeto a otro, cuando la imposición se considera ilegitima. Fuerza es la capacidad o el acto de un sujeto sobre otro, cuando la imposición se considera legítima». ( Macfarlane, Leslie J. 1977. La violencia y el estado. Madrid: Felmar.Macfarlane 1977: 70). Riches afirma que la violencia justificada es fuerza, no violencia, la cual concuerda con la de Boltanski ( Boltanski, Luc. 2014. De la crítica, Compendio de sociología de la emancipación. Madrid: Akal.2014: 14) de que el poder «se halla sometido a un conjunto de exigencias de justificación».
El término levantón, frecuente en medios de comunicación y en otros medios, designa el secuestro que origina la desaparición forzada. El levantón, aún si se exige un rescate, tiene como objetivo principal el control absoluto y permanente sobre la vida y muerte de la persona levantada. La desaparición forzada la desposee de su existencia e identidad social ordinarias. Héritier ( Héritier, Françoise. 2005. «Réflexions pour nourrir la reflexión», en Françoise Héritier, De la violence I: 11-53. Séminaire de Françoise Héritier. París: Odile Jacob.2005: 16) va más allá: «Es la negación misma del individuo, como si jamás hubiera existido». La persona desaparecida, por cuanto su cuerpo no ocupa un espacio conocido, es un ser inexistente, no obstante, en su forma simbólica y afectiva ejerce un imperioso dominio sobre los seres existentes.
El contraste con otros tipos de violencia, por ejemplo, el asesinato, destaca otros rasgos de la desaparición forzada. Los perpetradores de asesinatos, en sus diversas modalidades, no suelen ocultar los cuerpos, sino que más bien los exhiben: cuerpos —decapitados o no— que pueden aparecer apilados en los márgenes de los caminos, colgados —desentrañados o no— de los puentes de las autopistas, lanzados desde el aire o dejados a la vista en los múltiples escenarios en que las muertes se llevan a cabo. A veces llevan adheridos mensajes escritos, pero el principal es el mismo cuerpo asesinado y, más aún, el mutilado. Se busca el efecto demostración, es decir, enviar un mensaje de terror a los enemigos y de horror a la sociedad.
Desaparecer a un individuo y su cuerpo sigue otra lógica: «sin cuerpo no hay delito». Las modalidades de desaparición de los cuerpos son múltiples. Una de las más frecuentes es la inhumación del cadáver en una fosa clandestina. Otras más extremas son la disolución de los cuerpos en ácido, la calcinación y la trituración de los huesos. Ello acrecienta la dificultad de hallazgo y de «regreso» —así es como los familiares lo llaman— de los desaparecidos. La imposibilidad de regresarlos genera metáforas y rituales nuevos. Araceli Rodríguez tenía un hijo policía que desapareció. A través de un careo con detenidos, también policías, supo que habían disuelto su cuerpo en ácido y el lugar donde tiraron sus restos. «Ella fue a ese lugar en busca de un pedacito de su hijo, en busca de la memoria de su cuerpo que había habitado esta tierra. Sólo vio un campo de aguacates. “El único consuelo que me quedó fue tomar un aguacate y comerlo. Supe que mientras lo comía comulgaba con mi hijo”» ( Mergier, Anne-Marie. 2016. «Recuerdos de Saint-Antoine-l’Abbaye», en Javier Sicilia y Eduardo Vázquez Martín (eds.), El movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad: 215-220. México: Ediciones Era.Mergier 2016: 216).
Certeza e incertidumbre mediatizan las reacciones de los familiares de desaparecidos
y de otros tipos de violencia. La expresión, a primera vista chocante, de una madre
de un hijo asesinado —«Soy afortunada porque yo sí pude enterrar a mi hijo» ( Bosch, Lolita. 2014. México 45 voces contra la barbarie. México: Océano.Bosch 2014: 22)— arroja luz sobre el reclamo de madres de hijos desaparecidos: «Lo quiero de regreso,
como sea. No importa que sean los huesitos. Esa es la razón de mi vida» ( Valdez Cárdenas, Javier. 2015. Huérfanos del Narco. Los olvidados de la guerra del narcotráfico. México: Aguilar.Valdez Cárdenas 2015: 42). «Que me lo regresen, por lo menos que aparezca su cuerpo, como sea, pero que aparezca.
Yo quiero mínimo su cuerpo para tener donde llorarle» ( «En el sexenio de Duarte, 535 desaparecidos en Veracruz». 2016. Radio Sur Veracruz 7 nov. Disponible en: <
De los 67 familiares de 87 desaparecidos, cuyos datos recopilé de medios de comunicación
escrita, 53 son mujeres y, de estas, 46 madres, tales como Rosalía Castro Los nombres de familiares de desaparecidos, ordenados alfabéticamente por su nombre
propio, figuran en el anexo.
El poder nunca es externo a la significación ( Wolf, Eric R. 1990. «Distinguished Lecture: Facing Power – Old Insights, New Questions».
American Anthropologist 92: 586-596.Wolf 1990). El orden jerárquico de género y su imaginario son de naturaleza cultural. Este
orden define una relación de poder entre géneros, cuya justificación última es una
concepción de la naturaleza humana, creada por la divinidad y por ello inmutable en
su expresión, y de la procreación que vincula simbólicamente el poder de engendrar
del varón al poder de crear de la divinidad ( Delaney, Carol. 1991. The Seed and the Soil. Gender and Cosmology in Turkey Village Society. Berkeley: Berkeley University Press.Delaney 1991). Metáforas tales como la semilla y la tierra simbolizan los roles y poderes diferenciados de ambos géneros en la procreación: el
varón engendra y transmite su identidad al nuevo ser, y la mujer lo lleva, nutre y
cuida. La madre de un desaparecido establece la conexión, no siempre evidente, entre
el papel de la madre en el sistema de procreación y en la división del duelo: «Yo
lo traje al mundo, yo lo tengo que enterrar. No me puedo morir sin hacerlo» ( Martínez, Sanjuana. 2017b. «Exigen enjuiciar a los Moreira por más de 500 desapariciones
y asesinatos en Coahuila». La Jornada 9 jul.: 12. Disponible en: <
Las concepciones culturales comportan valoración y a la vez desvalorización. Esta última es un mecanismo eficaz de discriminación social. La valorización y la desvalorización asociadas al modelo jerárquico de género tienen un reflejo evidente en el lenguaje. Mientras el término padre —«¡qué padre!», «¡está padre!» y «¡padrísimo!»—, califica lo bueno, lo que está bien, lo valioso o que importa mucho; el término madre —«vale madre», «pura madre» y «me vale madre»—, califica lo que falla, se arruina, no vale, está mal o no importa nada. La inferioridad y devaluación de la mujer coexisten con la exaltación de la maternidad mediante los monumentos a las madres en las principales ciudades del país y la festividad del Día de las Madres, ambas cosas enmarcadas y marcadas por la ideología patriarcal de instituciones gubernamentales y eclesiásticas.
La dilación, inacción e incluso obstaculización que autoridades de diverso rango oponen
a la investigación de las desapariciones, acompañadas a menudo de humillaciones y
amenazas, agudizan la incertidumbre inicial y el sufrimiento de madres y familiares.
Una madre: «Si la gente supiera cuántas puertas he tocado y cuántas patadas he recibido.
Adonde llegamos nos revictimizan. Ahora no me dejo» ( Martínez, Fabiola. 2016. «Policías se llevaron a mi hijo; cuando se reclamó nos trataron
con la punta del pie». La Jornada 30 ago.: 7. Disponible en: <
La experiencia del proceso de búsqueda de personas desaparecidas es iluminada por el concepto prueba existencial, que se apoya «en un determinado tipo de experiencias, como las de la injusticia y la humillación» y apunta «a algo que suscita un sufrimiento» ( Boltanski, Luc. 2014. De la crítica, Compendio de sociología de la emancipación. Madrid: Akal.Boltanski 2014: 174). Las pruebas existenciales, a diferencia de las otras que Boltanski distingue, «no han pasado por un proceso previo de institucionalización» y por ello «conservan un carácter individual, aun en el caso de que afecten a un gran número de personas», y la puesta en común hace posible «sostener un determinado conjunto de reivindicaciones, criticar las pruebas de realidad existentes y exigir, eventualmente, que se efectúen unas nuevas pruebas de realidad» (ibid: 173). Realidad se refiere aquí a realidad construida en un determinado orden social.
Las madres de desaparecidos no pueden dejar «de convivir con lo atroz» El poeta Javier Sicilia, a quien asesinaron un hijo en 2011, escribe: «Sólo quien
ha tocado el fondo específico de lo atroz puede saber lo que es y lo que habita en
México en la realidad más real» ( Sicilia, Javier. 2016. «Lo atroz». Jornada Semanal 1111: 15. Disponible en: <http://semanal.jornada.com.mx/2016/06/18/casa-sosegada-9696.html>. Fecha de acceso: 28 feb. 2019.
Red de Madres, Red de Enlaces Nacionales y Movimiento por Nuestros Desaparecidos
en México. Organizan la Brigada Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas y la
Marcha Nacional de la Dignidad: Madres Buscando a sus Hijos e Hijas, Buscando Justicia
y Buscando Verdad.
La voz individual o colectiva de madres y familiares de desaparecidos, en el sentido de Hirschman ( Hirschman, Albert O. 2014. Más allá de la economía. Antología de ensayos. José Woldenberg (comp.). México: Fondo de Cultura Económica. 2014: 61) «una acción política por excelencia», es un mecanismo fundamental para afrontar la incertidumbre, la inquietud y el sufrimiento que genera la desaparición forzada. La voz se descompone en sujeto, acto de enunciación, contextos y enunciados. Los sujetos de la enunciación son mayoritariamente madres que se lamentan, critican y proponen medidas desde el espacio vacío creado por la desaparición forzada, cercado por la insensibilidad e impunidad institucionales y la falta de empatía de la sociedad. Las críticas de las madres evidencian su sentido moral y de la justicia. Los datos de que dispongo sobre las trayectorias de las madres y las circunstancias de la desaparición forzada no me permiten construir una tipología de los sujetos de la enunciación, pero sí esbozar las trayectorias vitales de diez madres y familiares, que complemento con una breve referencia biográfica del resto de los 67 familiares (ver Anexo). El marco del acto de enunciación son escenarios y actos públicos de formatos diversos, frente a la autoridad o en su ausencia, reflejados en los medios de comunicación, como la entrevista periodística. El sentido de los enunciados es contextual, es decir, se relaciona con el acto de enunciación y con fases específicas del proceso de búsqueda, de la guerra contra el crimen organizado, de las trayectorias vitales de los sujetos de la enunciación, etc. En términos de tiempo, los contextos remiten a un presente, pero también a un tiempo vital acumulado, y en términos de espacio a un lugar inicial, pero también a otros lugares relacionados con la búsqueda de los desaparecidos.
La voz de las madres constituye la sustancia del texto. Por ello, el objetivo principal es la documentación de los enunciados y la interpretación de sus significados.
Esbozo a continuación unas semblanzas que incluyen una diversidad de referencias a territorios, estados, orígenes étnicos, condiciones sociales, sexos, edades y circunstancias que rodean la desaparición forzada.
Divorciada y con tres hijos a su cargo, regentaba una pollería de su propiedad con
Oliver, el hijo mayor. Este, 31 años, casado y con hijos, fue secuestrado por un grupo
armado el 24 de mayo de 2013. Su cuerpo fue hallado en una barranca de un pueblo limítrofe.
En marzo de 2014, al parecer a causa de una avería en el sistema de refrigeración
de la morgue del Servicio Médico Forense, los cuerpos de Oliver y de otros fueron
inhumados en una fosa común en un predio no legalizado, sin aviso previo a los familiares.
Al enterarse, María reclamó a las autoridades el cuerpo del hijo. Este apareció bajo
otros 119 cuerpos. María les llama «hermanos de desgracia» de su hijo: «Mi hijo era
tan noble, que se quedó hasta el fondo para cargarlos a todos. Escuché a mi hijo decirme:
“Mamá, a ellos también los están buscando, ayúdalos a que regresen con sus familias”»
( Job, Vanessa. 2017. «Portavoz de desaparecidos en Tetelcingo y Jojutla». Milenio 20 mar. Disponible en: <
Madre de Christian, estudiante de ingeniería industrial en la Universidad del Golfo
(Veracruz), casado. Desapareció el 20 de octubre de 2010 después de ser detenido por
policías intermunicipales de Poza Rica (Veracruz). Le hicieron esperar 48 horas antes
de presentar la denuncia: «La agente del Ministerio Público no nos quería integrar
la averiguación. Nos trataron con la punta del pie. De plano nos dijeron: “Regrésense
al Distrito Federal, porque si se quedan los pueden desaparecer y matar”» ( Martínez, Fabiola. 2016. «Policías se llevaron a mi hijo; cuando se reclamó nos trataron
con la punta del pie». La Jornada 30 ago.: 7. Disponible en: <
María Eugenia consiguió que el expediente fuera trasladado a la Procuraduría General
de la República, sin que ello supusiera avance en la investigación. «Las autoridades
me han negado conocer la verdad y me dicen que tenga calma, pero a cuatro años, ¿cree
que puedo tener calma?» ( Camacho Servín, Fernando. 2014. «Sigue desaparecido joven al parecer detenido por
policías». La Jornada 1 jun.: 17. Disponible en: <
Al principio, emprendió la búsqueda con sus hermanos y su otro hijo. «Me sentía como veleta perdida en el océano. Entonces empiezo a conocer a gente que está en la misma situación que yo. Con ellos puedo hablar, llorar. Es la única forma de obtener fuerza, saber que no estamos solos» (ibid.: 2016). Lo dejó todo para dedicarse a la búsqueda de su hijo. María es miembro de la Plataforma de Víctimas de Desaparición Forzada. Ha recibido amenazas de funcionarios ministeriales.
Madre de Roberto, 22 años, casado. Maestra jubilada regentaba con el hijo un pequeño
comercio de recambios para automóviles. Desapareció el 14 de julio de 2014. «La última
vez que fue visto, lo obligaron a abordar una camioneta Ford Explorer negra, conducida
por el entonces comandante de la policía local» ( Díaz, Cristian. 2017. «Cuerpo exhumado en julio es de su hijo, confirma dirigente
de Las Rastreadoras. Pese a amenazas, Mirna Medina buscó por más de tres años a Roberto».
La Jornada 26 ago.: 25. Disponible en: <
Madre de ocho hijos, cuatro de ellos desaparecidos. Sus hijos, Jesús Salvador, 24 años, y Raúl, 19 años, junto con otros cinco jóvenes, desaparecieron el 28 de agosto de 2008, en Atoyac de Álvarez, Guerrero, donde pernoctaron, en el regreso de un viaje de trabajo por Oaxaca.
Muchos habitantes de Pajacuarán hallaron en la compra de piezas de oro rotas o desaparejadas
por todo el país una alternativa a la crisis del campo. Los hijos de María tenían
una empresa de compraventa de oro viejo y nuevo. Juan Carlos, el primogénito, narra
la desaparición de sus hermanos: «Una vez hecha la denuncia, comenzamos un proceso
de investigación paralelo. Decidimos mostrar los hallazgos a la Procuraduría del Estado
(Michoacán). No sabíamos que en realidad, le estábamos entregando información al enemigo.
Aunado a la situación de riesgo por la investigación que llevábamos, comenzó a faltar
el dinero. Decidimos que dos de nuestros hermanos siguieran trabajando. Entonces sucedió
lo peor» ( «María Herrera y Juan Carlos». [s. a.]. Campaña #HazQueSeVean. Disponible en: <
María era ama de casa y tenía un pequeño taller de confección de uniformes escolares.
«Los primeros meses que desaparecieron mis hijos prácticamente no comía y dormir,
lo que es dormir, no sé lo que es desde el 28 de agosto de 2008» ( Siscar, Majo. 2011. «Herrera Magdaleno, la aguerrida». El Universal 20 nov. Disponible en: <
María inició la búsqueda de sus hijos con la agrupación Hasta Encontrarlos. Gritaba:
«¿Dónde están mis hijos?» ( Ocampo, Samuel. 2016. «¿Quién es María Herrera Magdaleno?». El Gráfico 9 mar. Disponible en: <
Movimiento creado por el poeta Javier Sicilia al que asesinaron un hijo en 2011.
En 2011, fue elegida representante de las madres de desaparecidos para la reunión
con el presidente Felipe Calderón con familiares de víctimas. Su presentación: «Soy
María Herrera Magdaleno y he perdido a cuatro hijos en esta guerra que ustedes iniciaron
en nuestro nombre pero que nosotros no aceptamos» ( Montalvo, Tania L. 2011. «Víctimas de la lucha contra el narco transmiten su dolor
a Felipe Calderón». Expansión 24 jun. Disponible en: <
En 2015, María y su hijo Juan Carlos fundaron la organización Familiares en Búsqueda María Herrera. Posteriormente, la red Enlaces Nacionales, que coordina sesenta organizaciones, como un instrumento para fortalecer la búsqueda de los desaparecidos. La red organizó las primeras Brigadas Nacionales de Búsqueda de Personas Desaparecidas.
El proceso de búsqueda ha convertido a María en nómada.
Madre de Roy, desaparecido después de que un grupo de hombres armados asaltaran vivienda familiar la madrugada del 11 de enero de 2011. La identificación «Policía de Escobedo» que algunos asaltantes exhibían en sus chalecos no tiene un referente claro. Pudo tratarse de un recurso para acentuar el miedo y al mismo tiempo sembrar confusión.
Leticia describe a su hijo: «Roy estaba para cumplir 19 años y estudiaba lenguas extranjeras
en la facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Nuevo León. Siempre
había sido un muchacho delgado, sensible, acostumbrado a vivir en familia, a veces
un poco sobreprotegido» ( Rea, Daniela. 2014. «Caso Roy Rivera: tres años desaparecido, cero resultados». Animal Político 10 ene. Disponible en: <
Los secuestradores le exigieron a Leticia un rescate de cien mil pesos y la entrega de las facturas de dos camionetas que le robaron. Ella lo entregó, pero su hijo Roy no fue liberado y sigue desaparecido. Un año después, el gobierno de Nuevo León hizo pública la detención de un policía de San Nicolás que confesó —alegó tortura— que los policías proveían de jóvenes al jefe de Los Zetas.
Leticia aparece en una fotografía mostrando un pañuelo blanco bordado con la frase: «Los estamos esperando…». Impulsó la iniciativa Bordando por la Paz en Nuevo León.
Madre de Luís Guillermo, 29 años, que era disc-jockey. Fue secuestrado en el domicilio familiar el 28 de junio de 2013. Lucía daba clases de idiomas.
Buscó a su hijo en hospitales, morgues y cárceles; acudió a las autoridades locales
y estatales a preguntar sobre el paradero de su hijo, e innumerables veces al Ministerio
Público para conocer el estado de la investigación. «Muchas evidencias se perdieron
por la negligencia y las omisiones de los Ministerios Públicos. No me imaginaba que
las autoridades fueran así. El gobierno sigue siendo corrupto desde arriba hasta abajo»
( «Dolor profundo». 2017. Luces del Siglo 9 may. Disponible en: <
Con ocho compañeras funda el grupo de búsqueda El Solecito. «Yo estaba pasando por
un momento totalmente oscuro, no había ni el menor atisbo de luz. Para poner una imagen
de perfil en un grupo de WhatsApp, pensé: “¿Qué es lo que uno quisiera?” Claro que
lo que yo quisiera es encontrar a mi hijo, eso lo veía como una luz. No sólo a mi
hijo, sino a los demás hijos. Puse la foto de un sol que encontré. Así se empezó a
asociar» ( «Dolor profundo». 2017. Luces del Siglo 9 may. Disponible en: <
La desaparición de 43 normalistas de Ayotzinapa el 26 de septiembre de 2014 influyó
en la orientación del colectivo El Solecito. Lucía vio como las madres y padres de
los estudiantes salían a los montes a buscar a sus hijos y excavaban la tierra con
palas y con sus propias manos. «Me di cuenta de que teníamos que hacer lo mismo» ( Villegas, Paulina. 2017. «¿Dónde está mi hijo?, clama madre de desaparecido». The New York Times 20 may. Disponible en: <
El Solecito nunca se reunió con el gobernador Javier Duarte (2010-2016) Antes del término de su mandato huyó a Guatemala. Fue extraditado.
Las madres de El Solecito, que superan las cien y siguen aumentando, han hallado 127 fosas y 253 cuerpos y han recogido veinte mil restos óseos. Viajaron a Guatemala para recibir capacitación y reciben asesoría de familiares de los normalistas desaparecidos de Ayotzinapa.
41 años, madre de Benjamín, uno de los 43 estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa desaparecidos el 26 de septiembre de 2014.
Describe así el inicio de la búsqueda: «Desde el 29 de septiembre que llegué, ahí
me quedé. Dejé todo: mi trabajo, mi cosecha. Y empecé a marchar» ( «Dolor profundo». 2017. Luces del Siglo 9 may. Disponible en: <
La desaparición del hijo la empujó a tomar el micrófono en las protestas y expresarse
primero en náhuatl, su lengua materna, después en castellano: «No debemos rendirnos,
debemos seguir, exigir al gobierno mexicano que nos entregue a nuestros hijos. Así
como se los llevaron: vivos, vivos los queremos. No queremos que “ya se murió”, porque
sabemos que vivos se los llevaron. No lo decimos porque estemos encaprichados o porque
no lo queramos aceptar, lo que exigimos es con las pruebas científicas» ( «Dolor profundo». 2017. Luces del Siglo 9 may. Disponible en: <
Hermanos de Tomás, desaparecido en julio de 2012. «Mi hermano trabajaba como taxista,
es una persona muy trabajadora, honrada. Yo no pierdo la esperanza de encontrarlo»,
asevera Mario, quien desde noviembre de 2014 se dedica por completo a su búsqueda
( Martínez, París. 2015. «Buscadores de fosas en Guerrero: volverte un “perro” para
encontrar a tu hijo». Animal Político 30 nov. Disponible en: <
La movilización de padres y compañeros por los 43 normalistas de Ayotzinapa desaparecidos
contribuyó a disipar el miedo que atenazaba a familiares de otros desaparecidos. Magdalena
recuerda: «Un día vi tantos medios (de comunicación) que dije: “Esta es una oportunidad”.
Hice una manta en un papel y nos fuimos a plantar, a que nos vieran, que no nada más
eran los normalistas, había muchos más (desaparecidos). Se hicieron muchos reportajes
y ahí empezó que más gente se preocupara y se uniera» ( Sánchez, Mayela. 2015. «¿Y las otras fosas? ¿Y los otros desaparecidos de Iguala?».
Sin Embargo 14 abr. Disponible en: <
Mario junto con dos compañeros del comité de la asociación salen cada día a localizar
fosas. «Luego de cavar una fosa clandestina, Mario se mete entre los huecos de la
tierra junto a los huesos y llora, grita y se hinca para calmar un poco su dolor»
( Cuevas, Jonathan. 2016. «…párenle si no quieren otro desaparecido entre su familia»,
amenazan a “Los Otros Desaparecidos” en Iguala». Síntesis de Guerrero 1 abr. Disponible en: <
La reconocida experiencia de Mario en el rastreo de fosas y en el reconocimiento de restos hizo que Familiares en Búsqueda «María Herrera» solicitase su ayuda para explorar un cementerio clandestino y posible campo de exterminio ubicado en un rancho de un municipio del norte de Veracruz. Su activismo le ha llevado también a Sinaloa con la Brigada Nacional de Búsqueda de Desaparecidos.
Magdalena sale a rastrear fosas solo los domingos. Reconoce que la búsqueda «es emocionalmente
cansada» y no exenta de riesgos. Cada vez que «remonta el cerro, antes de salir de
casa, da la bendición a sus hijos y le dice a su esposo que si llega a morir no tenga
miedo, pues su lucha es para que a sus hijos no les pase lo mismo que le ocurrió a
su hermano» ( Sánchez, Mayela. 2015. «¿Y las otras fosas? ¿Y los otros desaparecidos de Iguala?».
Sin Embargo 14 abr. Disponible en: <
Mario critica a «los funcionarios de los tres niveles de gobierno, pero principalmente
a los de la Procuraduría General de la República, por la indolencia y falta de profesionalismo»
( Cuevas, Jonathan. 2016. «…párenle si no quieren otro desaparecido entre su familia»,
amenazan a “Los Otros Desaparecidos” en Iguala». Síntesis de Guerrero 1 abr. Disponible en: <
Madre de Fernanda Rubí, 21 años, raptada en un bar de la zona centro el 7 de septiembre de 2012 hacia las 22:45 horas. El bar contaba con circuito cerrado de videovigilancia y la zona con cámaras de seguridad pública.
Acudió a la Procuraduría Estatal a denunciar el secuestro y le hicieron esperar 72
horas con el pretexto de que su hija podría haberse ido con el novio Tranquilina Hernández recibió la misma respuesta al denunciar la desaparición de
su hija: «Es una falta de respeto decir que nuestras hijas se fueron con el novio.
Ellos no tienen ninguna autoridad para decirnos eso». Véase Brito ( Brito, Jaime Luis. 2017. «Familiares de desaparecidos demandan participar en apertura
de fosas en Jojutla». Proceso 27 feb. Disponible en: <https://www.proceso.com.mx/476005/familiares-desaparecidos-demandan-participar-en-apertura-fosas-jojutla-morelos>. Fecha de acceso: 4 mar. 2019.
Frigolé, Joan. 1999. Llevarse la novia. Estudio comparativo de matrimonios consuetudinarios en Murcia y
Andalucía. Bellaterra (Barcelona): Universitat Autònoma de Barcelona.
El dolor se transforma en indignación: «Cuando nos pasa este suceso tan lamentable,
se destruye tu familia, pierdes todo. Pierdes tu trabajo, pierdes lo poco que tienes,
pierdes amistades. Te quedas sola. Empiezas a caminar, a relacionarte con otras personas
que están padeciendo lo mismo que tú. La indignación nos invade, una indignación en
contra de este gobierno, corrupto, vendido, comprometido mas no con la sociedad civil,
sino con la delincuencia» ( Núñez Hernández, Silvia. 2016. «La guerrera Araceli Salcedo». Plumas Libres 7 mar. Disponible en: <
Araceli pertenece a los colectivos de Familiares de Desaparecidos de Orizaba y Córdoba, que trabajan con la Red de Enlaces Nacionales y el Movimiento Nuestros Desaparecidos en México y también con el colectivo El Solecito.
Sus hijos desaparecieron en el marco del operativo «Veracruz Seguro» por policías
y militares que cerraron varias calles de la colonia. «La detención fue colectiva
y programada, según los familiares, quienes aseguran que los uniformados llevaban
fotografías y descripciones detalladas de los diez jóvenes detenidos, de los cuales
seis están desaparecidos» ( Idheas. 2016. «Caso: Desapariciones Forzadas. Historia: Formando Hogar». I(dh)eas, Litigio Estratégico en Derechos Humanos A. C. Disponible en: <
Las semblanzas ofrecen datos sobre 15 desaparecidos, de los cuales 14 son varones.
Si se considera la totalidad de los 87 desaparecidos referidos en el Anexo, la proporción
es la siguiente: 82,7 % son varones y 17,2 %, mujeres. Una proporción similar refleja
un estudio del Observatorio sobre Desaparición e Impunidad sobre el estado de Nuevo
León entre 2005 y 2015: 86,7 % de los desaparecidos son varones y 13,3 %, mujeres
( Redacción de La Jornada. 2017. «Policías participaron en casi la mitad de desapariciones en NL». La Jornada 21 jun.: 11. Disponible en: <
He agrupado los enunciados temáticamente basándome en una previa interpretación de sus significados, lo cual reduce, pero no elimina totalmente la arbitrariedad de la clasificación, dado que esta separa enunciados interrelacionados por una voz.
Las madres expresan la ruptura irreparable que la desaparición forzada causa en sus
vidas con términos tales como trastocar, desubicar, suspender, mutilar, cortar, desmembrar y agonía. «Me desubicaron totalmente porque fue un cambio de vida drástico. Desde que te levantas
es una incertidumbre, una agonía» ( Ocampo, Samuel. 2016. «¿Quién es María Herrera Magdaleno?». El Gráfico 9 mar. Disponible en: <
Leticia Hidalgo se pregunta retóricamente: «¿Quién soy después de ti, Roy? Hay días
que me miro al espejo y no me reconozco. Casi todos los días, como si todo hubiera
cambiado por dentro y por fuera, me veo cansada, enojada, triste. Me cuesta encontrar
lo que era antes. A veces me siento fuerte, otras débil. A veces cuerda, otras, loca.
A veces sin vida» ( Rea, Daniela. 2014. «Caso Roy Rivera: tres años desaparecido, cero resultados». Animal Político 10 ene. Disponible en: <
El dolor de la desaparición «no te mata pero tampoco deja vivir», Leticia Hidalgo
( Bosch, Lolita. 2014. México 45 voces contra la barbarie. México: Océano.Bosch 2014: 198). Lucía Díaz lo caracteriza como «un dolor que te quema» ( Villegas, Paulina. 2017. «¿Dónde está mi hijo?, clama madre de desaparecido». The New York Times 20 may. Disponible en: <
La ausencia causada por la desaparición forzada al no poderse «inscribir o representar
en nada, está presente todo el tiempo», afirma la psicóloga Ximena Antillón ( Villegas, Paulina. 2017. «¿Dónde está mi hijo?, clama madre de desaparecido». The New York Times 20 may. Disponible en: <
Las madres acusan a las autoridades de fomentar el olvido como estrategia de impunidad:
«Nos están robando a nuestros desaparecidos, nos los esconden, nos están quitando
el derecho de que encontremos a nuestra gente, y si esto queda en el olvido, nadie
va a hacer nada por nosotros» ( Camacho Servín, Fernando. 2014. «Sigue desaparecido joven al parecer detenido por
policías». La Jornada 1 jun.: 17. Disponible en: <
Las madres resisten el olvido con rituales cotidianos. Las mujeres del colectivo El
Solecito escriben cada noche a través de WhatsApp: «Él vive, y todos viven» ( Villegas, Paulina. 2017. «¿Dónde está mi hijo?, clama madre de desaparecido». The New York Times 20 may. Disponible en: <
Marta de Alejandro escribe a su hijo: «Hoy te hablo, pero no me contestas. Cuando entre lágrimas abrazo tus fotos, todas mis oraciones son en tu nombre. Te juro que tengo miedo, pero jamás dejaré de buscarte, mi amor. Cinco largos años han transcurrido, pero yo seguiré luchando para que se haga justicia. Verdad y justicia para los responsables, gritaré por todas partes» ( Ramírez, Dairee A., Eduardo Carrillo, Angélica Orozco y Karem Nerio Benavides (coords.). 2016. La presencia de la ausencia. Historias de personas desaparecidas y reflexiones en torno a la desaparición en México. Monterrey: Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en Nuevo León, A. C. Ramírez et al. 2016: 67).
Silvia Ortiz escribe a su hija en su 29 aniversario. Ella fue secuestrada con 16 años:
«Estoy envejeciendo y no te encuentro; trato de cuidarme y me asombro de lo que aguanto
caminando en los lugares de búsqueda. He sido lo más fuerte que he podido. Trato de
no llorar, pues eso consume el alma. Cada día me levanto pensando en qué debo hacer
por ti. Me preguntan cómo le hago para soportar. Simplemente te pienso y confío en
Dios. Estoy completamente segura de que te volveré a ver. (…) Tu papá reprime una
ira que brota a cada instante. No puede controlarla, también camina sin cansarse.
Ahora somos buscadores con un grupo de personas maravillosas que sufren por encontrar
a los suyos. Hemos encontrado a muchos y algunos han regresado a casa. Tenemos tanto
miedo de encontrar a uno de los nuestros. Deseamos encontrarte en vida, pero ha sido
tanto tiempo y la duda nos corroe» ( Ramos, Leopoldo. 2017. «Recuerdan a coahuilense desaparecida hace 13 años». La Jornada 13 sep.: 34. Disponible en: <
Son mensajes de amor a los hijos desaparecidos y la difusión pretende que su voz llegue a una multitud de gente anónima, desconocida, incluidos los captores.
Los familiares de desaparecidos exhiben las imágenes de los desaparecidos en camisetas,
pancartas o sosteniendo sus fotografías a la altura del pecho en todos los actos.
Yolanda Espíritu lleva «como escapulario que cuelga en su pecho la fotografía con
la ficha de su hija Ivonne y trae puesta la playera con el rostro impreso de su hija
Iriana. “Las traigo conmigo cerca del corazón”» ( Libertad Bajo Palabra. 2017. «Hoy 10 de mayo, quiero un abrazo de mi hijo desaparecido, gritan madres de
colectivos de búsqueda». Libertad Bajo Palabra 10 may. Disponible en: <
Las madres expresan una voluntad inquebrantable de búsqueda en la que fundan la esperanza
de encontrarlos: «Caminaré mi vida entera hasta volver a escuchar tu voz», exclama
Lourdes Huerta. Martha de Alejandro: «No sentiré el cansancio aunque se desgarren
mis pies. En cada paso que avanzo mi corazón añora volver a verte» ( Ramírez, Dairee A., Eduardo Carrillo, Angélica Orozco y Karem Nerio Benavides (coords.).
2016. La presencia de la ausencia. Historias de personas desaparecidas y reflexiones en
torno a la desaparición en México. Monterrey: Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en Nuevo León, A. C. Ramírez et al. 2016: 72). Lourdes Herrera: «No puedo decirle a mi hijo “ahí te quedas, voy a hacer mi vida”.
No, mi hijo tiene una mamá y esa mamá lo tiene que encontrar» ( Cudiño, Alma. 2014. «Ausencias que lastiman: sólo una pista, era jefe de custodios».
Excelsior 10 dic. Disponible en: <
La búsqueda tiene diversos frentes y comporta tareas diversas. Una de ellas es la
localización de fosas clandestinas. Rosario Sáyago extrae la varilla de hierro embarrada
y la huele de cerca: «Ven, mira, acércate», le dice a María Jesús Basón. «Éste huele
a tierra mojada, para que te vayas acostumbrando. Cuando huele a muerto luego te das
cuenta» ( Villegas, Paulina. 2017. «¿Dónde está mi hijo?, clama madre de desaparecido». The New York Times 20 may. Disponible en: <
Las madres que presenciaron la abertura de fosas en Tetelcingo, Morelos, colgaron
en las bardas que las delimitaban cartulinas con los siguientes mensajes: «Bienvenido
a tu identidad. ¡Que tu camino sea guiado hasta el reencuentro con tu familia! ¡Que
pronto se haga justicia! Bienvenido a la luz. Tu familia no dejó nunca de buscarte»
( La Jornada. 2016. «Ya son nueve cuerpos exhumados en Tetelcingo». Vanguardia 25 de may. Disponible en: <
El impacto emocional es más fuerte cuando son testigos directos del proceso de exhumación.
Angélica Rodríguez: «Cuando sale un cuerpo y es mujer, como te están describiendo
cómo está el cuerpo, lo que dice su cuerpo que le hicieron, es imposible que no puedas
pensar que eso mismo le pueden hacer a tu hija. Eso es lo más difícil» ( «Dolor profundo». 2017. Luces del Siglo 9 may. Disponible en: <
La perpetuación de la situación liminal genera pensamientos y emociones ambivalentes:
«Yo espero abrazarla, pero en este camino hemos aprendido que puede ser esa posibilidad,
que es a la que nos aferramos, pero también podemos albergar cualquier otra» (ibid.), Angélica Rodríguez. María Hortensia Rivas: «Lo quiero vivo, pero también sé que
no se lo llevaron a pasear, sé cómo los torturan y los matan. Tengo que poner los
pies en la tierra y prepararme psicológicamente, porque la vida se me va en la búsqueda,
pero lo hacemos por el amor a ellos» ( Martínez, Sanjuana. 2017b. «Exigen enjuiciar a los Moreira por más de 500 desapariciones
y asesinatos en Coahuila». La Jornada 9 jul.: 12. Disponible en: <
La búsqueda se convierte a veces en la ocupación principal o exclusiva de madres y
familiares. Ana Enamorado «dejó su vida en San Pedro Sula (Honduras): su casa, su
tienda de abarrotes, y su matrimonio de 23 años». Entró en México el 15 de octubre
de 2012 donde permanece con una visa humanitaria: «Mientras no tenga pruebas, yo a
mi hijo lo sigo buscando» ( «Dolor profundo». 2017. Luces del Siglo 9 may. Disponible en: <
La dedicación puede comportar especialización: Leticia Hidalgo cursó un diplomado
en derechos humanos; Las Rastreadoras se han convertido en investigadoras forenses
autodidactas; Mirna Medina, en gestora de expedientes de desaparecidos ante las instituciones;
Rosalía Castro, odontóloga, en forense; Alfonso Moreno y su esposa Lucía, en geógrafos,
trazando mapas de zonas del norte con más de cien campamentos de detención forzada El proyecto Pie de Página, desarrollado por la Red de Periodistas de a Pie, recibe
el apoyo de Open Society Foundation. Véase: <
La búsqueda de desaparecidos desafía a los que decretaron su desaparición para siempre y constituye una actividad de gran riesgo como prueban los asesinatos de Miriam Rodríguez, José Jesús Jiménez y Sandra Luz Hernández, entre otros.
Mario Vergara, uno de los «perros que olfatean los cerros» —expresión de Lupe Contreras,
su compañero de búsqueda de fosas—, es bien consciente del riesgo: «En Huitzuco, Guerrero,
hay muchos políticos que en cualquier momento me desaparecen. Siempre he dicho que
estoy viviendo horas extras. Solo busco osamentas y sé que corro peligro» ( Ocampo, Sergio. 2017b. «Al menos 100 desaparecidos en Huitzuco desde 2014». La Jornada 20 jul.: 24. Disponible en: <
La violencia contra los que buscan fosas clandestinas puede ser extrema, rayando en el terror. Carmen Judith Arcadia (Tijuana, Baja California), es una de las madres que buscan a desaparecidos, unos 1 400 en este estado desde 2007. Carmen buscaba a su hijo Fernando secuestrado en la frontera norte desde hacía dos años y reclamó a las autoridades que investigaran La Playita, un viejo hotel abandonado. Al no obtener respuesta, con apoyo de indigentes y deportados de Estados Unidos, emprendió la excavación del lugar y encontró algunas pertenencias y restos de su hijo. Mientras tanto su esposo desapareció. Posteriormente su cuerpo apareció desmembrado en el Servicio Médico Forense.
La asociación Unidos por los Desaparecidos de Baja California ha señalado que el asesinato
del marido es en represalia por el señalamiento del hotel La Playita como cementerio
clandestino, utilizado tanto por el crimen organizado como, al parecer, por la policía
( La Jornada Baja California. 2017. «Asesinaron a padre de un desaparecido en BC». La Jornada 1 sep. Disponible en: <
María Hernández y su hermana Amalia, testigos de la exhumación de cadáveres de fosas
irregulares en Morelos, se horrorizaron de ver «los cuerpos aventados allí como si
fueran basura» ( Morelos, Rubicela. 2017a. «Un presentimiento llevó a dos hermanas a localizar la tercera
fosa irregular en Jojutla». La Jornada 30 abr.: 25. Disponible en: <
Angélica Rodríguez: «No buscamos basura, buscamos seres humanos que fueron arrebatados
de sus familias» ( Nación 321. 2017. Fosas clandestinas, un tema común en México. Audiovisual. Disponible en: <
María Herrera manifestó en el marco de la Segunda Brigada Nacional de Búsqueda de
Personas Desaparecidas: «Quiero entregarles a mis nietos, a mis nueras, aunque sea
restos. Solo pedimos que ya no jueguen con nuestro dolor, que sea verdad para rescatar
estos restos que para el gobierno son putrefacción, es algo que les provoca asco,
un costo político, pero para nosotros son nuestros hijos, son nuestros tesoros que
están sepultados en lugares indignos y merecen una sepultura digna» ( Muñoz, Alma E. 2016. «“Al gobierno no le interesa” encontrar a los desaparecidos».
La Jornada 16 jul.: 11. Disponible en: <
A la pérdida de un ser querido por asesinato o desaparición forzada se le añade la pérdida del buen nombre de la víctima y de su familia o en todo caso se extiende la duda sobre él.
Tras la desaparición de su alumna Alejandra, a Marisela Ortiz le costó entender qué había pasado, porque las chicas que desaparecían eran «las que andaban en los antros, en la calle, solas por ahí en la medianoche y con malas amistades». Era el discurso del gobierno, que reproducían los medios de comunicación, «y tardé un tiempo en entender que no era cierto» ( Bosch, Lolita. 2014. México 45 voces contra la barbarie. México: Océano.Bosch 2014:26).
Salvador Camarena ( Camarena, Salvador. 2017. «47 cráneos en una fosa… y muchas dudas ociosas». El Financiero 21 mar. Disponible en: <
Araceli Salcedo interpeló al gobernador de Veracruz en su visita a Orizaba, recién
nombrada Pueblo Mágico: «No nos ayudan en nada señor, aquí está su pueblo mágico donde
desaparecen a nuestros hijos (…). No se burle, quite su sonrisa, porque yo no vivo
desde este tiempo, señor» ( Ureste, Manu. 2015. «Así le reclamó la madre de una joven desaparecida al gobernador
de Veracruz». Animal Político 24 oct. Disponible en: <
Douglas ( Douglas, Mary. 1991. Pureza y peligro. Madrid: Siglo XXI.1991) afirma que la forma de atribución de la culpa condiciona la administración de justicia.
El gobernador del estado de Sinaloa, con unos 7 500 homicidios entre 2010 y 2016,
declaró públicamente: «el 90 por ciento de las personas asesinadas “andaban en malos
pasos”» ( Valdez Cárdenas, Javier. 2016. «Por andar “en malos pasos”, 90 % de los asesinatos
en Sinaloa: Malova». La Jornada 18 nov.: 5. Disponible en: <
A la versión oficial que culpa en exclusiva a las organizaciones criminales, se opone «la del abandono y corrupción de las instituciones de seguridad y justicia, del abuso sistemático del poder y la violación de los derechos humanos (…) y la sistemática impunidad de los culpables» ( Vázquez Martín, Eduardo. 2016. «Gracias a las víctimas», en Javier Sicilia y Eduardo Vázquez Martín (eds.), El movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad: 184-188. México: Ediciones Era.Vázquez 2016: 184).
María Herrera denuncia: «¿A quién están protegiendo? En su mayoría, es la policía
quien detiene a nuestros hijos y los entregan a estos grupos (criminales); ellos los
conocen, saben quiénes son, tienen pactos con ellos» ( «Dolor profundo». 2017. Luces del Siglo 9 may. Disponible en: <
Desaparición forzada y asesinato atentan gravemente contra el vínculo materno-filial
y la identidad de la madre. Ana Enamorado: «Cuando vi que no tenía a Óscar, que era
por quien luchaba, mi sueño, era todo, dije “ya no tengo nada”» ( «Dolor profundo». 2017. Luces del Siglo 9 may. Disponible en: <
Me evoca la expresión de la Madre de Bodas de Sangre de García Lorca: «¡Tan pobre! Una mujer que no tiene un hijo siquiera que poderse
llevar a los labios» ( «Dolor profundo». 2017. Luces del Siglo 9 may. Disponible en: <https://www.lucesdelsiglo.com.mx/noticias/dolor-profundo/35437>. Fecha de acceso: 26 may. 2017.
El proceso de búsqueda y lucha genera nuevos significados para maternidad. María Herrera pasó de gritar «¿dónde están mis hijos?» a «¿dónde están nuestros hijos?». Araceli Rodríguez: «No busco a uno sino a miles». ( Bosch, Lolita. 2014. México 45 voces contra la barbarie. México: Océano.Bosch 2014: 321). Diana Iris García: «De ser madre de tres, pasé a ser madre de miles» ( Villoro, Juan. 2016. «La vida por delante», en Javier Sicilia y Eduardo Vázquez Martín (eds.), El movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad: 305-311. México: Ediciones Era.Villoro 2016: 308). La extensión de los significados de maternidad a la esfera pública le confiere una connotación política.
Algo similar ocurre con el término familia. María Herrera escribió la carta, que la
actriz Julieta Egurola leyó en el Ángel de la Independencia (Ciudad de México) en
el mitin de la IV Marcha de la Dignidad Nacional, en el Día de la Madre de 2015, y
la encabezó así: «Queridas hermanas y hermanos del mismo dolor. Estamos aquí, cargando
con nuestro dolor y hermanándonos en esta lucha que nos tocó emprender sin importar
si en ello se nos va la vida. (…) A toda esta gente linda que siempre está en nuestro
lado y nos dan las manos con su corazón, sus conocimientos, su lealtad y compasión,
mis más sinceras gracias. Cuando nuestros seres queridos regresen no encontrarán la
familia que les obligaron a dejar, encontrarán una numerosa familia que nos ayuda
a buscarlos y vivirán eternamente agradecidos, igual que todos nosotros» ( Herrera Magdaleno, María. 2015. «10 de mayo: carta de una madre con cuatro hijos desaparecidos».
Nuestra Aparente Rendición 14 may. Disponible en: <
El cambio conceptual generó una nueva obligación ritual: Margarita Santizo, enferma,
pidió a María Herrera, que si moría antes de encontrar al hijo desaparecido, la velaran
enfrente de la Procuraduría de Derechos Humanos de la Ciudad de México, y «así lo
hicimos» ( Redacción de Proceso. 2014. «Velan frente a la Segob el cadáver de madre de policía desaparecido». Proceso 17 oct. Disponible en: <
Las madres de desaparecidos han convertido el Día de la Madre, que se celebra el 10
de mayo, en escenario de reivindicación. Ellas proclaman: «Nada que festejar». María
Eugenia Padilla: «La madre de un desaparecido no festeja, pelea, busca, exige» ( Martínez, Fabiola. 2016. «Policías se llevaron a mi hijo; cuando se reclamó nos trataron
con la punta del pie». La Jornada 30 ago.: 7. Disponible en: <
Recapitulando, la desaparición forzada genera incertidumbre radical e inquietud máxima
en el entorno familiar, que el proceso de búsqueda intenta disipar o reducir. Las
madres son quienes mayoritariamente se responsabilizan de la búsqueda, acompañadas
a veces por maridos o alguno de los hijos o, incluso, substituidas por hijos, si la
enfermedad u otra causa grave se lo impiden. La desaparición de los hijos y la búsqueda
de las madres transforman la relación privada entre madre-hijo en pública, lo cual
confiere un carácter político a su voz. El dolor de las madres transformado en energía
social genera solidaridad, que se traduce en la creación de numerosos colectivos y
organizaciones que reclaman la aparición de los desaparecidos, los buscan activamente,
critican la política de guerra del gobierno y la impunidad imperante. A la violencia
seminal que marca a hierro a las madres de desaparecidos, se le añaden otras violencias
y desgracias derivadas de la primera: la indiferencia, inacción e incluso malos modos
de la administración, la evitación y aislamiento social porque su desgracia las convierte
en peligrosas, la pérdida de trabajo o el quebranto económico, trastornos psíquicos,
enfermedades, la orfandad forzada de los nietos, de difícil comprensión para los niños,
amenazas e, incluso, asesinatos. Revertir la incertidumbre en certeza no solo es fatigoso
y doloroso, sino también implica asumir un riesgo que puede llegar a ser mortal, porque
los autores de la desaparición forzada aspiran a tener el control perpetuo sobre los
cuerpos vivos y muertos de los desaparecidos, de acuerdo con la lógica de que «sin
cuerpo no hay delito». Las críticas de las madres apuntan al mismo Estado: «El Estado
se encuentra igualmente desaparecido» ( Morelos, Rubicela. 2017b. «Emplazan a Graco Ramírez a dar la cara en las fosas de
Jojutla». La Jornada 11 may.: 27. Disponible en: <
Alfonso Moreno y Lucía, padres de Alejandro, 34 años, ingeniero de sistemas, desaparecido el 27 de enero de 2011 en la autopista Monterrey-Nuevo Laredo. Acción atribuida a un cártel.
Alicia Mendoza Castillo, Orizaba, Veracruz, madre de Joshua, 14 años, desaparecido el 8 de septiembre de 2014.
Alma Rojo Medina, Culiacán, Sinaloa, hermana de Miguel Ángel (1962), desaparecido en julio 2009.
4Amelia Hernández Namorado, ver 2.10.
Ana Enamorado, San Pedro Sula, Honduras, madre de Óscar nacido en 1991. Desapareció entre 2012 y 2015.
Angélica Berrospe Medina, ver 2.10.
Angélica Rodríguez Monroy, Morelos, madre de Viridiana, 21 años, desaparecida en San Pedro Tlanixco, Estado de México, el 12 de agosto de 2012.
Araceli Rodríguez Nava, madre de Luis Ángel, 24 años, policía federal, desaparecido el 16 de noviembre de 2009. Representó a las víctimas en reunión con el presidente Calderón en 2011.
Araceli Salcedo, ver 2.9.
Berta Nava Ramírez, madre de César Ramírez, uno de los tres estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa asesinados el 26 de septiembre de 2014.
Carlos Saldaña Grajales, Xalapa, Veracruz, padre de Karla y Jesús, desaparecidos con su amiga Itzel el 29 de noviembre de 2011. Atribución a organización criminal.
Celia García, Veracruz, madre de Alfredo Román Arroyo García, desaparecido en 2011.
Celia Salinas Maya, Morelos, madre de Jessica Cerón Salinas, desaparecida el 13 de agosto en 2012.
Concepción Marcial Chapo, Veracruz, abuela de Víctor Álvarez Damián, desaparecido el 13 de diciembre de 2013 durante el Operativo Veracruz Seguro.
Cristina Bautista Salvador, ver 2.8.
David Ibarra Ovalle y Virginia Buenrostro Romero, Nuevo León, padres de Jocelyn, 27 años, y David, desaparecidos con el novio de Jocelyn por el crimen organizado.
Diana Iris García, Coahuila, madre de Daniel Cantú Iris, 23 años, desaparecido en febrero de 2007.
Dolores González Cortés, ver 2.10.
Eloisa Pérez Cibrián, Culiacán, Sinaloa, madre de Juan Carlos Sánchez Pérez, 21 años, desaparecido junto con José Leones Martínez, 33 años, por hombres armados el 8 de septiembre de 2010.
Fernando Ocegueda Flores, Tijuana, padre de Fernando, desaparecido el 10 febrero de 2010.
Gabriela Domínguez Flores, 50 años, Yautepec, Morelos, esposa de Rubén, jubilado, desaparecido en 2009.
Graciela Pérez, Tamuín, San Luis Potosí, madre de Milynali, 13 años, desaparecida el 14 de agosto de 2012, con tres primos y un tío materno al regreso de un viaje a Texas. Se atribuye al crimen organizado.
Guadalupe Aguilar Jáuregui, Guadalajara, Jalisco, madre de José Luis, 34 años, desaparecido el 17 de enero de 2011.
Guadalupe Contreras, Iguala, Guerrero, padre de Antonio, 28 años, casado con hijos, desaparecido el 13 octubre de 2012.
Guadalupe Fernández y Antonio Robledo, Distrito Federal, padres del ingeniero José Antonio Robledo Fernández, desaparecido en Monclova, Coahuila, el 25 de enero de 2009.
Guillermo Gutiérrez Riestra, Tamaulipas, abogado, presidente del Colectivo Familiares y Amigos de Desaparecidos de Tamaulipas, padre de Raquel, 18 años, desaparecida en agosto de 2011 en Ciudad Victoria.
Isabel García de Rico, Nuevo Laredo, Tamaulipas, madre de Martín, desaparecido tras detención por marinos el 5 de junio de 2011.
Jorge Verástegui González, Parras, Coahuila, hermano de Antonio, 50 años, y tío de Antonio, 18 años, desaparecidos en enero 2009. Abogado. Fundador de Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en Coahuila.
José Díaz Navarro, Guerrero, maestro, dos hermanos desaparecidos el 26 de noviembre de 2014.
José Jesús Jiménez, Poza Rica, Veracruz, padre de Jenny, 23 años, estudiante, desaparecida con tres amigos el 21 de mayo de 2011. Contactó con la organización Familiares en Búsqueda «María Herrera» para crear una delegación en Poza Rica. Pidió al Secretario de Gobernación del Gobierno Federal que obligase a las autoridades locales a investigar las desapariciones. Fue asesinado y su esposa resultó herida grave.
Juan Jesús Canaan Ramírez, Iguala, Guerrero, dos sobrinos desaparecidos el 30 de agosto de 2008. Miembro del colectivo Los Otros Desaparecidos de Iguala.
Leticia Hidalgo, ver 2.5.
Lilia Martínez Barrera, Morelia, Michoacán, madre de Carlos desaparecido el 2 de septiembre de 2012. «A mi hijo se lo llevaron a bordo de la patrulla estatal con número 706. He acudido muchas veces a la Procuraduría de Justicia de Michoacán, he tocado puertas y no he recibido respuesta. Me dijeron que supuestamente se lo llevaron porque robaba carros y gasolina, pero eso no es cierto. No está en ninguna cárcel, yo lo busqué, nunca me dieron noticia de él, decían que ahí nunca llegó».
Lorenza Sánchez Morales, Orizaba, Veracruz, madre de Patricio, 21 años, vendedor ambulante, desaparecido desde el 11 de diciembre de 2011 después de su detención por la policía local.
Lourdes Herrera del Llano, Saltillo, Coahuila, esposa, madre y cuñada de desaparecidos el 29 de agosto de 2009, interceptados cuando se dirigían hacia el aeropuerto de Monterrey. Su esposo era jefe de custodios de la cárcel de Saltillo. Su hijo Brandon tenía ocho años.
Lourdes Huerta, Monterrey, Nuevo León, madre de Kristian, desaparecido el 12 de agosto de 2010.
Lucía Ángeles Díaz Henao, ver 2.6.
Luz María Dávila García, Ciudad Juárez, Chihuahua, madre de Marcos y José Luís Piña Dávila, de 19 y 17 años, estudiantes, asesinados por comando en una masacre de jóvenes el 31 de enero de 2010.
Margarita Isidoro Román, Iguala, Guerrero, 57 años, madre de Orlando, 22 años, desaparecido el 25 de abril 2010.
María Ruth González, Morelos, madre de César Vidal González, 33 años, arquitecto.
María Jesús Basón, Veracruz, madre de Francisco, 23 años, desaparecido en julio de 2015.
María Hernández, ver 2.1.
María Herrera Magdaleno, ver 2.4.
María Eugenia Padilla García, ver 2.2.
María Hortensia Rivas Rodríguez, Coahuila, madre de Víctor Manuel, casado y con hijos, desaparecido tras su detención por la policial estatal el 10 de julio de 2013. Fundó Familias Unidas en la Búsqueda de Personas Desaparecidas.
Maricela Orozco Montalvo, Veracruz, madre de Gerson Quevedo Orozco, 19 años, futbolista profesional, desaparecido el 15 de marzo de 2014. El hermano de Gerson y su cuñado mueren durante un intento de rescate.
Mario Vergara Hernández y sus hermanas Mayra y Magdalena, ver 2.8.
Marisela Escobedo Ortiz, ejecutada de un balazo en la cabeza el 16 de diciembre de 2010, frente al palacio de gobierno de Chihuahua, donde se instaló con el fin de presionar para la detención del asesino de su hija.
Marta de Alejandro, madre de Irvin Javier Mendoza de Alejandro, 21 años, padre de dos hijos, desaparecido el 17 de agosto de 2010 en Monterrey, Nuevo León.
Mayra González, Monterrey, Nuevo León, madre de Miguel Ángel, desaparecido en 2010.
Melchor Flores Landa, Estado de México, padre de desaparecido en Monterrey, 26 años, el 25 de febrero de 2009.
Mireya Villarreal Salinas, Torreón, Coahuila, madre de Luís y Jorge Cantú Villarreal, de 20 y 24 años, desaparecidos el 10 de junio de 2010 por un comando armado.
Míriam Elizabeth Rodríguez Martínez, San Fernando, Tamaulipas, madre de Hare, 20 años, secuestrada y desaparecida por un cártel de la droga en 2012. Ella por sus propios medios halló los restos de su hija en una fosa clandestina en 2014 y recopiló evidencias sobre la responsabilidad de 16 personas. Creó el Colectivo de Familiares y Amigos de Desaparecidos de Tamaulipas. El 10 de mayo de 2017, Día de las Madres, fue asesinada en su casa por hombres armados.
Mirna Medina Quiñónez, ver, 2.3.
Rosalía Castro Toss, Veracruz, madre de Roberto, 38 años, desaparecido junto con su novia el 24 diciembre 2011 cuando viajaba a Huatusco. Atribuido a la policía local. Rosalía cerró su consultorio de odontóloga para dedicarse a la búsqueda de su único hijo.
Rosario Ibarra de Piedra, 90 años. Su hijo Jesús desapareció el 18 de abril de 1975 durante la Guerra Sucia del Estado contra el movimiento sindical, político y guerrillero en las décadas de 1970 y 1980. Funda el Comité Eureka en 1977. Fue senadora.
Rosario Sáyago Montoya, Veracruz, 39 años, esposa de policía municipal de Úrsulo Galván, desaparecido junto con otros siete el 11 de enero de 2013. Atribuido a la policía estatal.
Sandra Luz Hernández, Culiacán, Sinaloa, madre de Edgar, desaparecido en 2012. Fue asesinada el 12 de mayo de 2014 cuando recorría barrios, casa por casa, vendiendo cosméticos y mostrando la foto del hijo.
Silvia Ortiz Solís, Torreón, Coahuila, madre de Fanny, 16 años, desaparecida 5 de noviembre de 2004. Coordinadora de Víctimas por sus Derechos en Acción.
Tranquilina Hernández Lagunas, Morelos, madre de Mireya, desaparecida en 2014.
Velia Aurora García Cruz, Colonia Formando Hogar, Veracruz, madre de Ricardo García Cruz, desaparecido con David Salas Sarías el 9 de diciembre de 2013 por presuntos policías.
Virginia Buenrostro Romero, ver: David Ibarra Ovalle.
Yolanda Espíritu Mota, 65 años, Xalapa, Veracruz, madre de Ivonne Amador Espíritu, 34 años, e Iriana Luna Espíritu, 30 años, desaparecidas el 11 de octubre de 2011. Ivonne deja hija e hijo. Eran custodios en empresa. Fueron secuestradas junto con dos hombres y una mujer, compañeros de trabajo. Atribuido a Los Zetas.
Yolanda Morán Isais, Torreón, Coahuila, madre de Dan Fernández Morán, 34 años, ejecutivo de aseguradora, desaparecido el 19 de diciembre de 2008. Atribuido a los militares.
[*] |
Agradezco los comentarios al primer esbozo del texto a Andrés Fábregas, María Cátedra, Carles Salazar, Susana Narotzky, Ignasi Terradas y miembros del Seminario de Antropología Jurídica. Asimismo, agradezco a los evaluadores/as, las críticas y sugerencias. Lo dedico a la memoria del periodista Javier Valdez, asesinado, cuyo lema era: «No basta con contar los muertos, hay que contar sus vidas, sueños». |
[1] |
Correo electrónico: frigole@ub.edu. ORCID iD: <https://orcid.org/0000-0001-5075-2620>. |
[2] |
Según informe de la Open Society Justice Initiative citado en López Rivas ( López Rivas, Gilberto. 2016. «Crímenes atroces en México». La Jornada 8 jul.: 18. Disponible en: <
|
[3] |
Los nombres de familiares de desaparecidos, ordenados alfabéticamente por su nombre propio, figuran en el anexo. |
[4] |
El poeta Javier Sicilia, a quien asesinaron un hijo en 2011, escribe: «Sólo quien
ha tocado el fondo específico de lo atroz puede saber lo que es y lo que habita en
México en la realidad más real» ( Sicilia, Javier. 2016. «Lo atroz». Jornada Semanal 1111: 15. Disponible en: <
|
[5] |
Red de Madres, Red de Enlaces Nacionales y Movimiento por Nuestros Desaparecidos en México. Organizan la Brigada Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas y la Marcha Nacional de la Dignidad: Madres Buscando a sus Hijos e Hijas, Buscando Justicia y Buscando Verdad. |
[6] |
Movimiento creado por el poeta Javier Sicilia al que asesinaron un hijo en 2011. |
[7] |
Antes del término de su mandato huyó a Guatemala. Fue extraditado. |
[8] |
Tranquilina Hernández recibió la misma respuesta al denunciar la desaparición de
su hija: «Es una falta de respeto decir que nuestras hijas se fueron con el novio.
Ellos no tienen ninguna autoridad para decirnos eso». Véase Brito ( Brito, Jaime Luis. 2017. «Familiares de desaparecidos demandan participar en apertura
de fosas en Jojutla». Proceso 27 feb. Disponible en: <
|
[9] |
El proyecto Pie de Página, desarrollado por la Red de Periodistas de a Pie, recibe el apoyo de Open Society Foundation. Véase: <www.piedepagina.mx/buscadores/>. Fecha de acceso: jun. 2017. |
[10] |
Informe de Open Society Justice Initiative citado en López Rivas ( López Rivas, Gilberto. 2016. «Crímenes atroces en México». La Jornada 8 jul.: 18. Disponible en: <
|
[11] |
Me evoca la expresión de la Madre de Bodas de Sangre de García Lorca: «¡Tan pobre! Una mujer que no tiene un hijo siquiera que poderse
llevar a los labios» ( «Dolor profundo». 2017. Luces del Siglo 9 may. Disponible en: <
|
[12] |
Frase de Virginia Buenrostro, madre de desaparecidos forzados ( Muñiz, Érick. 2015. «Con mural, buscan en NL no olvidar a los desaparecidos». La Jornada 31 may.: 27. Disponible en: <
|
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