SUMARIO

  1. BIBLIOGRAFÍA CITADA

Los denominados casos horribles y espantosos conforman, dentro de las relaciones de sucesos, el género que más éxito de venta y difusión tuvo en pliegos sueltos desde sus inicios, allá por el siglo XVI, hasta su desaparición en el XX. En estas narraciones abundan el sensacionalismo y el tremendismo, pues se relatan todo tipo de hechos atroces: parricidios, torturas, crímenes y asesinatos de la más variada índole. Normalmente, si nos atenemos a los primeros siglos de producción de estas piezas, las historias narradas en estas obras son difícilmente comprobables. Aunque siempre resultan verídicas, es prácticamente imposible demostrar si son fruto de hechos verdaderos y especialmente complicado resulta constatarlos en los pliegos más alejados de nosotros en el tiempo.

En el presente libro, Alfonso Rubio analiza, estudia y recompone todas las piezas de unos crímenes acaecidos a finales del siglo XIX en varios municipios del valle de Ocón, en La Rioja. Dividido en tres grandes bloques —que veremos con detalle a continuación— el volumen constituye un valioso testimonio de la importancia que tiene el estudio de esta literatura popular, tantas veces denostada injustificadamente.

Tras un prólogo de José Manuel Pedrosa, la introducción comienza así: «En las habitaciones de la antigua vivienda del secretario, los legajos yacían sin orden ni concierto, como cadáveres de un naufragio que las mareas hubieran arrastrado hacia un mismo cementerio submarino» (p. 17). Quizá no sea casual un comienzo tan novelesco, pues el descubrimiento de unas «coplas», que parecen narrar un caso fabuloso —con todas las acepciones que el término sugiere—, serán el cimiento sobre el que se construya todo un volumen titulado, no en vano, Memoria de un romance.

El libro se divide en tres grandes apartados: «I. La obra y su difusión»; «II. Un romance de la literatura de cordel»; y «III. Álbum de paisajes y personas».

En el primero de ellos, Alfonso Rubio muestra al lector cómo al poco de llegar al Ayuntamiento de Ocón (La Rioja), con el fin de poner orden en su fondo documental, un paisano de la localidad le preguntó si había descubierto algo o tenía noticia de los crímenes de «un tal Ciriaco, apodado el Guindilla» (p. 17), sucedidos en 1885. El propio vecino le entregó unos papeles con las «coplas» que narraban el suceso. A partir de este momento, como si nos halláramos ante una historia propia de detectives, Rubio rescata y reconstruye todos los eslabones que se engarzan en la cadena que conforma toda esta historia.

En este primer gran apartado —que se subdivide en «1.1. Los trazos del romance. Una clave para su lectura»; «1.2. La compleja vida de la copia»; y «1.3. Una versión particular»— Rubio explica y muestra —mediante algunas fotografías— que, entre los habitantes de Ocón, se han conservado cuatro copias distintas con las «coplas» —tal y como las denominan ellos— de una obra conocida allí como La muerte a cuchillo, donde se narran los asesinatos cometidos por «El Guindilla» y su posterior suicidio. El hecho de que todas ellas presenten variantes hace suponer al estudioso que tuvo que haber, al menos, una versión anterior a todas ellas y que, lamentablemente, no conocemos. Con todo, y gracias a un cotejo entre las mismas, Rubio reconstruye lo que pudo ser, más o menos, el contenido original de la primera versión (pp. 40-‍44).

En el apartado «II. Un romance de la literatura de cordel» —subdividido en varios subepígrafes— Rubio se adentra en la intrahistoria de estas coplas. Así, tras introducirnos en el fenómeno de la literatura de cordel, nos muestra con detalle cómo esas «coplas» se adecúan a la perfección al género de los conocidos como «romances de ciego». Es especialmente útil en este apartado —para los menos conocedores de estos temas—, el análisis que Rubio realiza de la forma literaria, el título, el narrador, el público, la estructura, la narración y el diálogo, los recursos expresivos, etc.

Además, el autor del volumen no se ha ceñido únicamente a su pieza, sino que nos presenta un panorama muy útil sobre todo el fenómeno que rodea a este tipo de composiciones: la cultura y literatura popular; los romances de ciego y la función de este en la composición, venta y difusión de estas obras; el tremendismo y la simbología del cuchillo; los pliegos de cordel; etc. En este último sentido cabe destacar que, tal y como indica Rubio, no se ha conservado o no conocemos ningún pliego suelto que contenga este «horroroso y sangriento drama»; y, sin embargo, todos los elementos que lo conforman —incluso los recursos poéticos y retóricos que se observan al leer el texto— responden a los consabidos «casos horribles y espantosos» que, como decíamos al principio, invadieron los pueblos de nuestra geografía durante centurias, ya fueran leídos, cantados, salmodiados o escuchados. No obstante, a partir del XVIII, estos especímenes protoperiodísticos convivieron con las gacetas y, por lo tanto, con el nacimiento de la prensa periódica. Y aquí sí encontramos testimonios. Rubio ha rastreado y muestra en su estudio las diferentes noticias aparecidas en los periódicos de la época relatando estos crímenes acaecidos en el valle de Ocón. Como el propio autor del volumen señala,

la noticia de los sangrientos sucesos […] es ampliamente divulgada. Siete periódicos de la época de tirada nacional […] dan testimonio de ella. Los siete se editaban en Madrid y se distribuían en provincias, por lo que es seguro que la noticia fue sonada, tuvo una rápida difusión y, como sabemos, trascendió el ámbito de los comentarios (p. 70).

El apartado «III. Álbum de paisajes y personajes» nos sitúa de lleno en el espacio geográfico y cronológico en el que tuvieron lugar los hechos narrados en La muerte a cuchillo. Rubio analiza ese entorno rural, cómo era la población y los municipios del valle de Ocón, sus costumbres y condiciones de vida. Posteriormente, y como si siguiéramos dentro de una historia novelada, el autor nos muestra y detalla a cada uno de los personajes —desgraciadamente reales— que se vieron implicados en estos crímenes. Así, Rubio nos proporciona todos los datos que ha conseguido averiguar: «Al Registro Civil solo le interesa saber cuándo nacemos, cuándo morimos y poco más; si nos casamos o enviudamos. Pero nuestras fichas, haciendo uso de testimonios documentales y orales, complementan esos fríos datos, ponen en relación sus biografías reales con su aparición en el romance, muestran sus vínculos afectivos, algunos aspectos de su vida cotidiana y describen el momento trágico y no deseado de sus muertes» (p. 87). Se agradecen, por tanto, esas fichas que ha realizado el autor para aclararnos quiénes fueron todos y cada uno de los implicados en este drama. Para finalizar este apartado, en el punto «3.3. Memoria de episodios», Rubio reconstruye, a través de diferentes testimonios escritos y orales, lo que debió ocurrir, paso por paso, en aquella fatídica noche del 29 de junio de 1885 en el valle de Ocón.

Tras el epílogo, encontramos un listado de nombres con las fuentes primarias en las que se ha basado y sobre las que ha reconstruido Rubio todos los elementos que circundan y conforman la historia de estos crímenes: los archivos y hemerotecas consultados, así como los testimonios orales recogidos durante su investigación —desde 1988 hasta 2012—. Cierran el volumen un listado de imágenes —que han aparecido a lo largo del libro para ilustrar cada uno de los apartados y que tanto se agradecen en un estudio de estas características— y la bibliografía.

Hasta aquí hemos descrito las partes que conforman este libro y lo que el lector se encontrará si tiene el volumen entre sus manos, pero debemos destacar la inmensa labor que realiza Rubio para poner en pie su libro, puesto que el estudio que realiza se hace desde diversas ópticas, por lo que el carácter interdisciplinar de la obra resulta único. Precisamente por este motivo, puede parecer que la pretensión de Rubio resulta un tanto ambiciosa, pues se adentra en la historia y la intrahistoria de un caso espantoso sucedido a finales del XIX desde la filología, la antropología, la sociología, la historia de la cultura y las mentalidades. De ahí que el autor no cite —o no pueda o no deba— todo lo que actualmente se ha escrito en cada una de esas disciplinas atinentes al caso que le ocupaba. Pero, lejos de ser un demérito, el libro Memoria de un romance constituye una pieza clave para adentrarse en un mundo que se mueve entre la alta literatura y la literatura popular, entre la oralidad y la escritura, entre lo canónico y lo extracanónico, entre lo considerado esencial y lo marginal. Como tan acertadamente señala José Manuel Pedrosa en el prólogo: «A confirmar que el altar de la literatura más legítima es la sede en la que deben quedar definitivamente instaladas estas fábulas, por atroces que sean, vienen ahora investigaciones tan singulares como las que ha realizado el autor de este libro» (p. 13). En efecto, desde finales del siglo pasado diferentes investigadores y especialistas comenzaron a fijar su atención en unas piezas desatendidas durante siglos por ser consideradas infraliteratura o «literaturas marginadas» —por utilizar el título del imprescindible estudio de M.ª Cruz García de Enterría ( ‍García de Enterría, M.ª Cruz. 1983. Literaturas marginadas. Madrid: Playor. 1983), una de las pioneras, precisamente, en poner en valor todas estas obras—. El libro Memoria de un romance de Alfonso Rubio demuestra la importancia que tiene este tipo de estudios para comprender mejor nuestra historia literaria y la mentalidad de nuestra sociedad a lo largo de varios siglos.

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[1] 

García de Enterría, M.ª Cruz. 1983. Literaturas marginadas. Madrid: Playor.